CARTA A LOS FIELES SOBRE MI SALIDA DE LA FSSPX
Puesto que algunas personas ya se enteraron de mi salida de la Fraternidad, querría aclarar un poco los motivos que me llevaron a tomar esta determinación.
I – Lo que me llevó a salir de la Fraternidad fue que veo fallas doctrinales en las tratativas que estamos haciendo con Roma.
II – Al principio intentaba justificar las fallas que veía, pero cuando quise aclararlas con Monseñor Fellay no recibí respuesta satisfactoria (al contrario).
III – Así, me vi obligado a constatar la gravedad de lo que está haciendo ahora oficialmente la Fraternidad: estas tratativas con Roma van en contra de lo que siempre habíamos afirmado. Es en este sentido que digo que implican una traición a la obra de Monseñor Lefebvre.
Por lo tanto, puesto que en conciencia no puedo estar de acuerdo, tomé la decisión de salir.
I – En primer lugar y principalmente: querría dejar claro que lo que me llevó a salir de la Fraternidad, es que en conciencia no puedo estar de acuerdo con las fallas doctrinales graves que veo en estas tratativas que está haciendo la Fraternidad con Roma.
La mayor parte de esas fallas ya fueron dichas por otros Padres. Aquí querría remarcar:
* Entre otros errores del Motu Proprio de julio del 2007: la subordinación de la Misa Tradicional al n.o.m., que allí ya empieza a propiciar el futuro fusionamiento de los 2 ritos, que hable de “la riqueza espiritual y la profundidad teológica de este Misal (el de la misa nueva)”, etc. Que a pesar de todo eso nos hayamos alegrado por ese Motu Proprio y hayamos minimizado sus fallas.
* Que de parte de la Fraternidad hayamos dicho que «el Motu Proprio Summorum Pontificum del 7 de julio del 2007 restableció a la Misa Tridentina en sus derechos »
* Con respecto al Decreto del 21/enero/2009: que nos hayamos alegrado por un documento que reconoce la validez de las excomuniones.
* Asimismo: que los 4 Obispos de la Fraternidad, en la carta del 29 de enero del año pasado agradecen al Papa porque “rindió inoperante la medida que nos había caído a continuación de nuestra consagración episcopal”. Aceptar la validez de la excomunión tiene consecuencias doctrinales graves: no habría causa que justificara hacer las consagraciones episcopales, ergo es falso que hay modernismo, ergo Monseñor Lefebvre se equivocó, ergo el magisterio y liturgia oficial son buenos, ergo hay que aceptarlos, ergo…
* Todas las declaraciones contradictorias de Monseñor Fellay, donde a veces niega y a veces afirma que pidió que le levanten la excomunión, con lo que eso implica.
* Hago notar que en estos dos pasos previos (“liberación” de la Misa y levantamiento de las excomuniones), aunque la Fraternidad hizo alguna salvedad de que esos documentos tenían fallas sin embargo, eso quedaba ahogado por la multitud de elogios y Tedéums y Magníficats y agradecimientos y alabanzas. Entonces, esas salvedades que se hicieron, más que la defensa clara y firme de la verdad, parecieron una excusa para acallar las conciencias y lograr hacer pasar las fallas de estos prealables.
* Con respecto a las conversaciones acerca del Concilio Vaticano II: la famosa expresión del “95% bueno del Concilio”; o decir que lo malo del Concilio es que algunas palabras son ambiguas, pero la mayor parte de los textos están de acuerdo con la Tradición; o que “hasta aquí nuestra programa ha sido esclarecer en primer lugar los problemas doctrinales, incluso si no se trata de arreglar todo, sino de obtener un esclarecimiento suficiente”. ¿Dónde queda el convertir Roma? ¿No vamos a intentar arreglar todo, vamos a dejar pasar errores doctrinales?
* Presentar a Benedicto XVI como favorable a la Tradición, aún cuando sabemos que es profundamente modernista. Por eso me parecían increíbles las declaraciones oficiales de la Fraternidad:
- “su llegada al Pontificado abre esperanzas a la Tradición”,
-“es una persona íntegra que busca el bien de la Iglesia” (¡cuando es un modernista que intentó engañar a Monseñor Lefebvre, que mintió en el Decreto del 21 de enero y en la Carta que acompaña al Motu Proprio!);
- que con Benedicto XVI “la Iglesia entró en aguas más tranquilas”.
Doctrinalmente esto es como intentar tapar el modernismo de Benedicto XVI. Eso lleva a presentar una falsa esperanza, riesgos gravísimos para todo el movimiento tradicionalista (ergo, al futuro de toda la Iglesia) y a engañar a los fieles.
* Etc.
* A todo esto se agregó:
- que, aún cuando se vio que Roma no se convirtió, continuamos con las tratativas.
- decir falsamente que Roma nos dio lo que habíamos pedido.
- decir falsamente que los prealablesXVI.
- contradicciones y ambigüedades en las declaraciones de Monseñor Fellay y de la Fraternidad.
- minimizar las fallas doctrinales de estas tratativas, ocultarlas.
- tapar textos de Monseñor Lefebvre. Insinuar que Monseñor Lefebvre, hasta el protocolo de mayo/1988 buscaba más bien un acuerdo práctico y recién después de ese momento exigió lo doctrinal
[1]. Viniendo del Superior General de la FSSPX y de otras autoridades de ella, decir esto es una canallada.
- atribuir a la intercesión de la Virgen documentos que buscan salvar al modernismo, tienen fallas doctrinales e incluso falsedades.
Cuando se ve y sopesa la cantidad de fallas y las implicancias doctrinales que tienen, uno se da cuenta que es increíble que todo esto haya sido dicho oficialmente por la Fraternidad San Pío X, por los continuadores de la obra de Monseñor Lefebvre.
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II – Sin embargo, aún cuando veía fallas doctrinales en estas tratativas con Roma, tengo que confesar que hasta principios del 2009 intentaba minimizar la gravedad, trataba de justificar lo que hacíamos en la Fraternidad y defender a Monseñor Fellay, con la idea de que:
- “no hay que ser mal pensado”,
– “hay contradicciones: a veces se tapan o niegan las fallas modernistas de estos documentos, pero a veces se dicen”,
– “quizás Monseñor Fellay se está ilusionando con que va a lograr algo”
– “quizás los Superiores tienen razones que nosotros no conocemos”,
– “es cierto que a veces se dicen cosas falsas y están dejando pasar fallas (lo cual no me gustaba), pero quizás es para poder llegar a las discusiones doctrinales y allí tirarles a los modernistas con toda la artillería”.
Es por eso que, incluso a instancias del Padre Bouchacourt, decidí poner por escrito a Monseñor Fellay mis dudas y objeciones. Lo hice en octubre y noviembre del 2009.
Resumiendo puedo decir que lo que recibí como respuesta de Monseñor Fellay fue:
1. No respondía a puntos que le ponía: ¿Cómo es posible que hayamos continuado a pesar de que Roma mostró que no se convirtió? Monseñor Fellay, ¿Usted pidió o no que le levantaran la excomunión? Y las otras objeciones doctrinales que mencioné más arriba.
2. O me ponía excusas: echarle la culpa a los periodistas por las fallas de sus declaraciones, decir que lo que yo ponía eran interpretaciones en un mal sentido (cuando en realidad le ponía las citas textuales tomadas de publicaciones oficiales de la Fraternidad), etc.
3. O agregaba frases que preocupaban más y que eran increíbles:
- “Aunque Roma no nos dio exactamente lo que habíamos pedido, sin embargo, por analogía, podemos tomar como que va en la buena dirección”.
- “hay personas que quieren el bien de la Iglesia, también en el Vaticano. Si alguien, como Ud pretende, como un Padre Ceriani que son todos modernistas, se equivoca. No está Ud más en la realidad y en la verdad.”. ¡Cómo es posible que el Superior General de la Fraternidad San Pío X pueda tener un error de visión tal!
-“(con Benedicto XVI) está comenzando una restauración auténtica en la Iglesia” (La misma observación).
A esto se agregaron:
1. Prohibiciones: de escribir o predicar acerca de las fallas del Motu Proprio; de decir a los fieles que Benedicto XVI no nos quiere ayudar en estas tratativas; y que si no estoy dispuesto a callar eso que me tengo que ir de la Fraternidad; prohibición de predicar acerca del Papa; prohibición de confesar. Todas estas prohibiciones, ¿por qué fueron? Porque me había atrevido a plantear objeciones doctrinales a las tratativas con Roma y no querían que fuese a decirlo a los fieles.
2. Sacarme del priorato de Bucaramanga, porque en un sermón dije: “el Papa es modernista y recemos por su conversión”. Esto lo hizo el Prior de Bucaramanga con el apoyo del Padre Bouchacourt. Cuando protesté a Monseñor Fellay, no hizo nada al respecto. Y luego apoyó una falsedad del Padre Bouchacourt para disimular que me habían sacado por ese motivo.
3. En medio del ir y venir de cartas acerca de temas doctrinales, primero el Padre Bouchacourt y luego Monseñor Fellay, intentaron desviar la atención y desacreditar lo que decía: me escribieron diciendo que los problemas eran porque soy nervioso y tengo que ir a un médico psiquiatra.
Con respecto a esto, querría aclarar: reconozco que, principalmente cuando estuve en Buenos Aires (mediados de 1999-principios de 2007), me costaba dormirme de noche; eso hizo que tuviese muchísimas fallas en los horarios, contra el reglamento, que estuviese nervioso. Les pido disculpas a los Padres y fieles que se vieron perjudicados con esto. Quiero también dejar constancia que agradezco la paciencia que me tuvieron, en particular el Prior de Buenos Aires, el Padre Rubio.
Pero una cosa es estar nervioso o tener fallas. Y otra cosa es que pretendan que uno tiene problemas esquizofrénicos. Por eso, una cosa es aceptar todas las fallas que tengo, pero otra cosa es aceptar:
- que pretendan forzarme a hacer un tratamiento psiquiátrico; o que quieran hacerme tomar pastillas para tratamiento psiquiátrico con la excusa de que son pastillas para dormir.
- Y mucho menos: que pretendan desviar la atención y desacreditar las objeciones doctrinales que venía planteando, con la excusa de que tengo que ir a un psiquiatra. A eso se llegó: con tal de callar al que vaya a plantear dudas acerca de las discusiones con Roma, se intenta forzar a que haga un tratamiento psiquiátrico. Ahora los Superiores de la Fraternidad son peores que los comunistas que mandaban a una clínica psiquiátrica a los que se les oponían, para destruirlos.
Resumiendo:
Aún cuando al principio yo mismo, al mismo tiempo que veía errores doctrinales intentaba justificar esas fallas y no quería ser mal pensado, sin embargo cuando quise aclararlas con los Superiores y en particular con Monseñor Fellay, no recibí respuesta satisfactoria (al contrario); sino que constaté la gravedad de las dudas que tenía. E incluso se agregaron abusos de autoridad para pretender callar al que dijera algo.
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III – Así, me vi obligado a confirmar la gravedad de las fallas doctrinales que veía en estas tratativas:
Nos hicieron aceptar documentos que tienen o implican errores modernistas, nos obligan a callar o a hacer declaraciones con fallas; y preveo que llevan a alinearnos con los “Ecclesia Dei”. Por todo esto, uno ve que estas tratativas con Roma están en contra de lo que siempre hicieron y dijeron Monseñor Lefebvre y la Fraternidad fundada por él. Es por este motivo que digo que implican una traición a la Fraternidad.
Si el golpe maestro de Satanás fue llenar de modernismo a la Iglesia por la obediencia, ahora el golpe maestrísimo de Satanás es hacer que la Fraternidad esté dejando pasar errores modernistas, también por obediencia.
Es por eso que en conciencia, no puedo estar de acuerdo con todo esto.
Por lo tanto:
- habiendo confirmado la gravedad de las fallas doctrinales de estas tratativas;
- viendo que cuando consulté a Monseñor Fellay no tuvo razones valederas para responder a las objeciones que le planteaba, antes bien agregó mayores errores;
- viendo que caían en prohibiciones y tergiversaciones con tal de disimular las fallas que tenían Monseñor Fellay, el Primer Asistente, el Superior de Distrito y un Prior;
- viendo que me enviaron 2 supuestas admoniciones canónicas de expulsión basadas en falsedades (que los problemas que había tenido eran por desequilibrio psiquiátrico, cuando en realidad fueron porque planteaba dudas doctrinales a lo que estamos haciendo con Roma);
entonces: el Lunes de Pascua pasado (5 de abril), llevado por esas razones doctrinales, libre y conscientemente decidí salir de la Fraternidad.
Con todo esto pienso que queda más claro cuáles fueron las razones por las cuales tomé la decisión de salir de la Fraternidad. Yo sé que he tenido y tengo muchísimas fallas personales. Pero llegó un momento en que me dije: “estos no son problemas personales, estos son asuntos de doctrina: en esto no puedo callar”. Así comenzó todo. Y no fue por gusto que luego decidí salir.
Soy conciente de los riesgos que implica no tener el marco de una Congregación. Pero pueden tener la seguridad que uno hace lo que hace porque, aun con todas las fallas que tiene intenta ser fiel a Nuestro Señor. Es por eso que confío, con la ayuda de Dios, poder perseverar.
Que lo que pongo aquí sirva a algún feligrés para abrir los ojos acerca de lo que está ocurriendo dentro de la Fraternidad.
Y que en la Fraternidad dejen de callar, engañar o colaborar con estas tratativas que la están destruyendo.
La Fraternidad era el faro y el principal reducto de resistencia de la Tradición. Con las fallas que aceptó en estas tratativas, su luz está empañada y se está resquebrajando. Dios quiera que Monseñor Fellay y los que están colaborando con él, detengan estas tratativas con Roma que no sirven para nada y están destruyendo la Fraternidad, con riesgo de que caiga toda la Tradición. Dios quiera que se echen para atrás y se retracten públicamente de todas las fallas que hubo. Dios quiera que algún otro sacerdote, algún Obispo, o alguna Congregación religiosa tradicionalista, tenga el coraje de reaccionar públicamente contra todas estas fallas doctrinales.
Algunos me dicen: “¡Padre, no divida a los fieles, a la Tradición, incitando a reaccionar!”
Respondo: “¡Perdón! Pero, ¿quién es el que dividió a los fieles y sacerdotes? ¿El que reacciona y se opone a errores doctrinales inauditos en la Fraternidad? ¿O es Monseñor Fellay y sus colaboradores, que incluso luego de que se había dicho que tratar con Roma sería como un ácido que nos dividiría, luego que hubo varias voces que advirtieron ese peligro, sin embargo se empecinan en continuar?”
Lo único que me queda es pedirles oraciones para que Dios nos ayude a todos a continuar como siempre había sido en la Fraternidad: esforzándonos por mantener la Tradición, queriendo trasmitir lo sacerdotal, ayudando a la santificación de las almas; pero también oponiéndonos con claridad y firmeza al modernismo del Papa y de la Iglesia oficial.
¿O por qué creen que Monseñor Lefebvre hizo todo lo que hizo?
Que Dios y la Virgen nos ayuden a todos.
Que Dios los bendiga.