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viernes, 5 de febrero de 2010

NON PRAEVALEBUNT




lunes 25 de enero de 2010
El Padre Leonardo Castellani vivió y luchó con la consigna de no ser vencido…
…sabiendo que si era vencido en el combate cristiano, ése era su mayor triunfo, y que su acabamiento era prenda de resurrección.

“Una vez planteada la cuestión, basado en la Historia y en las profecías del Apocalipsis, saca sus propias conclusiones sobre el futuro de la Iglesia y de la Cristiandad.

a) La Cristiandad será pisoteada:

La Iglesia creó la Cristiandad europea, sobre la base del Orden Romano. La Fe irradió poco a poco en torno suyo y penetrando sus dentornos: la familia, las costumbres, las leyes, la política. Hoy en día todo está cuarteado y contaminado, cuando no netamente apostático, como en Rusia; un día será “pisoteado por los gentiles” del nuevo paganismo. Ése es el atrio del templo. Quedará el santuario, es decir, la Fe pura y oscura, dolorosa y oprimida; el recinto medido por el profeta con la “caña en forma de vara”, que es la esperanza doliente en el Segundo Advenimiento, la caña que dieron al ECCE HOMOy la vara de hierro que le dio su Padre para quebrantar a todas las gentes (Los papeles de Benjamín Benavides, página 294).”

b) La Iglesia cederá en su armazón externo:
“La presión enorme de las masas descriadas y de los gobiernos, o bien maquiavélicos o bien hostiles, pesará horriblemente sobre todo lo que aún se mantiene fiel; la Iglesia cederá en su armazón externo; y los fieles “tendrán que refugiarse” volando “en el desierto” de la Fe. Sólo algunos contados, “los que han comprado”, con la renuncia a todo terreno, “colirio para los ojos y oro puro afinado”, mantendrán inmaculada su Fe (…) Esos pocos “no podrán comprar ni vender”, ni circular, ni dirigirse a las masas por medio de los grandes vehículos publicitarios, caídos en manos del poder político; y, después, del Anticristo: por eso serán pocos. Las situaciones de heroísmo, sobre todo de heroísmo sobrehumano, son para pocos; y si esos días no fuesen abreviados, no quedará ni uno. Pero la Iglesia no está por hacer, ya está hecha; hoy está construida, inmensa catedral de piedra y barro, con una luz adentro. No desaparecerá como si fuese de humo: quedarán los muros, quedarán al menos los escombros, y en los altares dorados y honrados con huesos de mártires se sentará un día el Hijo de PERDICIÓN, el Injusto, cuya operación será en todo poder de Satanás, para perdición de los que no se asieron a la verdad mas consistieron con la inequidad (Los papeles de Benjamín Benavides, páginas 292-293).”.
c) Estábamos en 1947; diez años más tarde anticipará que, si el mundo debe morir pronto, el democratismo liberal será reforzado nefastamente por una religión preñada del Anticristo:

El democratismo liberal, en el cual somos nacidos, uno puede considerarlo como una herejía, pero también por suerte como un carnaval o payasada: con eso uno se libra de llorar demasiado, aunque tampoco le es lícito reír mucho. Ahora está entre nosotros en su desarrollo último, y una especie de gozo maligno e la tentación del pensador, que van cumplirse todas sus predicciones, y desenvolverse por orden casi automático todos los preanuncios de los profetas y sabios antiguos que, empezando por ARISTÓTELES, lo vieron venir y lo miraron acabar… como está entre nosotros. De suyo debería morir , si la humanidad debe seguir viviendo; pero no se excluye la posibilidad de que siga existiendo y aun se refuerce nefastamente, si es que humanidad debiera morir pronto, conforme al dogma cristiano. Mas eso no será sino respaldo por una religión, sacado a la luz el fermento religioso que encierra en sí, y que lo hace estrictamente una herejía cristiana: la última quizás, preñada del Anticristo (Una religión y una moral de repuesto. Cristo, ¿vuelve o no vuelve?, página 278)”.
















c) Mientras tanto, a los que no quieren ver, a los que ven pero no aman bastante la verdad, a los católicos de cartelito, se les suministra una religión de repuesto:

“Es para llorar el espectáculo que presenta el país, mirado espiritualmente. El liberalismo ha suministrado a la pobre gente – no a toda, sino a la que no habla bastante la verdad –una religión y una moral de repuesto, sustitutivas de las verdaderas; un simulacro vano de las cosas, envuelto a veces en palabras sacras. ¡Qué es ver tanto pobre diablo haciendo de un partido un Absoluto y poniendo
Su salvación en un nombre que no es el de Cristo – aun cuando a veces el nombre de Cristo está allí también, de adorno o de señuelo -¡ Se pagan de palabras vacías, vomitan fórmulas bombásticas, se enardecen por ideales utópicos, arreglan la nación o el mundo con cuatro arbitrios pueriles, engullen como dogmas la mentiras de los DIARIOS; y discuten, pelean, se denigran o e aborrecen de balde, por cosas más vanas que el humo…Una vida artificial, discorde con la realidad, les devora la vida (Una religión y una moral de repuesto. CRISTO, ¿vuelve o no vuelve?, páginas 278-279).

d) La religión y la moral de repuesto que en 1957 podían malinterpretarse solamente como un afán puesto en lo temporal, irrumpieron luego con la avasalladora fuerza de lo estrictamente religioso; a punto tal que la clásica opción entre los dos señores del Evangelio, los dos amores y las dos ciudades de SAN AGUSTÍN, las dos banderas de SAN IGNACIO, se presenta claramente en la alternativa de REVOLUCIÓN o TRADICIÓN:
“No hay que engañarse: en el mundo actual no hay más que dos partidos. El uno, que se puede llamar la Revolución, tiende con fuerza gigantesca a la destrucción de todo el orden antiguo y heredado, para alzar sobre sus ruinas un nuevo mundo paradisíaco y una torre que llegue al cielo; y por cierto que no carece para esa construcción futura de fórmulas, arbitrios y esquemas mágicos; tiene todos los planos, que son de lo más delicioso del mundo. El otro, que se puede llamar la Tradición, tendiendo a seguir el consejo del Apokalipsis: “conserva todas las cosas que has recibido, aunque sean cosas humanas y perecederas” (Una religión y una moral de repuesto. CRISTO ¿vuelve o no vuelve? (SAN AGUSTÍN, ¡vuelve o no vuelve? Página 228).

¿CUÁL ES LA CARACTERÍSTICA DE NUESTRA ÉPOCA SINO UN INMENSO MOVIMIENTO POR DESTRUIR HASTA LA RAÍZ DE LA TRADICIÓN OCCIDENTAL Y UNA HEROICA DECISIÓN DE CONSERVARLA Y REVIVIFICARLA? (SAN AGUSTÍN y nosotros, página 10).


LA ESTRATEGIA DEL PADRE CASTELLANI

No podemos seguir la utopía de la construcción de la “Civilización del Amor”. No podemos ilusionarnos con un supuesto restablecimiento temporario de la “Cristiandad Medieval”…¿Qué tenemos que hacer? Ahora completamos la estrategia delineada por el profeta de los últimos tiempos.
Estamos en marzo de 1954, y lo primero que hace es presentar la realidad de los hechos:
Es desagradable ser profeta de desgracias, y paga mucho más ser profeta de venturas; y yo pido a Dios me haga mal profeta de desgracias. Pero la destrucción de la tradición en Occidente es una cosa que está allí delante, y cerrar los ojos ante ella es como cerrar los ojos andando por la calle. Abrir los ojos puede ser un remedio en todo caso, por aquello de que “La primera medicina es saber la enfermedad” (…). La Humanidad camina hacia la resolución del gran drama de la Historia, drama que tiene un protagonismo y muchos antagonistas (…). La situación actual del mundo, eso que llaman la “crisis contemporánea” , es l de una destrucción progresiva de la tradición occidental y de una defensa de ella (San Agustín y nosotros, pp. 91, 93 y 94).
Seguidamente, muestra las estrategias de los contendientes.
La Iglesia Católica, que es tradicionalista por excelencia, no hace nada nuevo desde el Concilio de Trento: se limita a defender lo que hay: “confirma cetera, quae moritura erant”; y las sucesivas rupturas, de la tradición religiosa (LUTERO), de la tradición filosófica (DESCARTES), de la tradición política (ROUSSEAU), y consiguientemente de la tradición social, e incluso de la tradición artística, se producen desde diferentes sectores y con diferentes motivos. Una casa es una casa: los que asaltan una casa pueden venir de diferentes partes, pero los que la defienden responden el centro. (San Agustín y nosotros, pp. 94).

Y llegamos al punto culminante de la cuestión planteada:

¿Qué podemos hacer nosotros, si todo esto depende de una serie de destrucciones sucesivas y forma parte de una destrucción que avanza? “CONSERVA LAS COSAS QUE HAN QUEDADO, LAS CUALES SON PERECEDERAS”, le manda JESUCRISTO al Ángel de la Iglesia de Sardes, la quinta Iglesia del Apokalipsis; lo cual quiere decir “atente a la tradición”, que es lo que ha hecho la Iglesia desde el Concilio de Trento. Pero el texto griego dice un poco diferente y más enérgico: “robustece lo que ha quedado, que de todas maneras ha de perecer” (SAN Agustín y nosotros, p. 106).

Y anticipa a la objeción que plantea la humana debilidad y la temerosa postura demasiado terrenal:

Pero esto es inhumano, se nos manda a luchar por una cosa que va a perecer, lo cual es imposible al hombre. Es imposible al hombre que está en el plano ético, cuyo signo es la lucha y la victoria; pero no al hombre que está en el plano religioso, el cual lucha por Dios, y sabe que la victoria de Dios es segura, y que él ha nacido para ser usado, quizá para ser usado, quizá para ser derrotado, ¿qué importa? ¡Hemos nacido para ser usados! ¿Por quién? ¡No por el Estado, sino por el Padre que está en los cielos! “Porque sabes que no llegarás, por eso eres grande”, dijo un poeta, que por cierto no se puso nunca en este plano, nunca fue grande (San Agustín y nosotros, pp. 106).

Termina por señalar la estrategia querida por Dios:
Tenemos que luchar por todas las cosas buenas que han quedado hasta el último reducto, prescindiendo de si esas cosas serán todas “integradas de nuevo en Cristo”, como decía SAN PÍO X, por nuestras propias fuerzas o por la fuerza incontrolable de la Segunda Venida de Cristo. “La Verdad es eterna, y ha de prevalecer, sea que yo la haga prevalecer o no”. Por eso debemos oponernos a la ley del divorcio, debemos oponernos a nueva esclavitud y a la guerra social, y debemos oponernos a la filosofía idealista, y eso sin saber si vamos vencer o no. “Dios no nos dice que venzamos, Dios nos pide que no seamos vencidos”. ¡La Iglesia es eterna!, dicen los democristianos. La Iglesia es eterna en el sentido que Jesucristo habló; pero la organización externa de la Iglesia, digamos el Vaticano, no es eterna: esa organización ha sido quebrada y reformada muchas veces. Y la Iglesia será quebrada al fin del mundo. Lo que es eterno es el alma del hombre unidas a Dios… unida a Dios para ser usada (San Agustín y nosotros, pp. 106-107).

Destaquemos en el texto citado que, según el PADRE CASTELLANI, el “OMNIA INSTAURARE IN CHRISTO” no necesariamente debe ser realizado por nuestras propias fuerzas y antes de la Parusía, sino que todas las cosas puedan ser integradas de nuevo en Cristo POR LA FUERZA INCONTROLABLE DE SU SEGUNDA VENIDA.
A lo ya citado, agregamos estas preciosas indicaciones:

1ª) Atenerse al mensaje esencial del cristianismo:

Mis amigos, mientras quede algo para salvar, con calma, con paz, con prudencia, con reflexión, con firmeza, con imploración de la luz divina, hay que hacer lo que se pueda ser salvado. Cuando ya no quede nada por salvar, siempre y todavía hay que salvar el alma (…). Es muy posible que bajo la presión de las plagas que están cayendo sobre wel mundo, y de esa nueva falsificación del catolicismo que aludí más arriba, la contextura de la cristiandad occidental se siga deshaciendo en tal forma que, para un verdadero cristiano, dentro de poco no haya nada que hacer en el orden de la cosa pública. Ahora, la voz de orden es atenerse al mensaje esencial del cristianismo: huir del mundo, creer en CRISTO, hacer todo el bien que se pueda, desapegarse de las cosas, guardarse de las cosas criadas, guardarse de los falsos profetas, recordar la muerte. En una palabra, dar con la vida testimonio de la Verdad y desear la vuelta de Cristo. En medio de este batifondo tenemos que hacer nuestra salvación cuidadosamente (…) Los primeros cristianos no soñaban con reformar el sistema judicial del Impero Romano, sino con todas sus fuerzas en ser capaces de enfrentarse a las fieras; y en contemplarse con horror en el emperador NERÓN el monstruoso poder del diablo sobre el hombre. (A MODO DE PRÓLOGO. “Decíamos ayer”, pp. 31-32).

2ª) UN PESIMISMO CONSTRUCTIVO

“Hay que trabajar como si el mundo hubiera de durar siempre; pero hay que saber que el mundo no va a durar siempre”. Esta actitud, aparentemente contradictoria o imposible, ha sido siempre la consigna de los espíritus religiosos en todas las grandes crisis de la historia. Los dos términos parecen inconciliables; y lo serían si no fuera por el misterioso catalítico que es la fe. Mas, el valor pragmático de la actitud apocalíptica puede apreciarse aún fuera de la fe, por un positivista de talento, por ejemplo. Por eso no hemos vacilado en publicar, y eso con no pocos esfuerzos y riesgos, en medio de la incertidumbre y el dolor de esta hora, un ensayo sobre el Apokalipsis, que la superficialidad de alguno calificará, sin duda, de “pesimista”. Es pesimismo constructivo (Visión religiosa de la crisis actual. CRISTO, ¡VUELVE O NO VUELVE? Pp. 284).

Hay mucha miga para el filósofo en esta frase del Ángel: “EL TIEMPO SE ACABÓ”. El fin de la creación de Dios es intemporal, aunque hacia ese fin se mueva el Tiempo. El término y el fin del mundo no coinciden omnímodamente; pues sabido es que un movimiento puede llegar a su término sin alcanzar su fin; simplemente sin alcanzar su fin; simplemente pude fracasar como han fracasado tantas grandes empresas humanas; comenzando por la torre de Babel y acabando por la Sociedad de las Naciones (ONU).
El término DE LA Historia será una catástrofe, pero el objetivo divino de la Historia será alcanzado en una meta-historia, que no será una nueva creación sino una transposición; pues “nuevos cielos y nueva tierra” SIGNIFICA renovadas todas las cosas de acuerdo a su prístino patrón divinal.
Así como la Providencia t la acción – incluso milagrosa – del Albedrío de Dios acompaña a la historia del Albedrío del Hombre, así en su resolución y fin intervendrán ambos agentes; y por eso el Fin del Mundo será Doble. La Humanidad se suicidará; y Dios la resucitará; no haciéndola de nuevo, más transponiéndola al plano de lo Eterno. (…)
El talante del Cristianismo no es el Optimismo beato de la filosofía iluminística, el famoso “Progreso Indefinido”. La Profecía cristiana nos da nos da una posición que esta por encima desos extremos simplistas, en donde caen hoy todos “los que no tienen el sello de Dios en sus frentes”. El mundo va a una catástrofe intrahistoria que condiciona un triunfo extrahistórica; o sea una transposición de la vida del mundo en un trasmundo; y del Tiempo en un Supertiempo; en el cual nuestras vidas no van a ser aniquiladas y luego creadas de nuevo, sino – como es digno de Dios – transfiguradas ellas todas por entero, sin perder uno sólo de sus elementos (El Apocalipsis de San Juan, páginas 124-126).

3ª CRISTO VUELVE:

Los espíritus religiosos, como buenos médicos, huelen la muerte, pero siempre medicando. Es la actitud paradojal de la fe. La fe asegura al cristiano que este aión, este ciclo de la Creación tiene su fin; que el fin será precedido de una espléndida reconstrucción; o en palabras religiosas que “CRISTO VUELVE un día a poner a sus enemigos de escabel de sus pies y a tomar posesión efectiva del Reino de lo Cielos trasladado a la tierra…” Así lo dice el Texto, yo no soy solo responsable de esta enormidad (…). Por una paradoja de psicología profunda, esta literatura pesimista ha sostenido el optimismo constructivo del Cristianismo (Visión religiosa de la crisis actual. Cristo, ¡vuelve o no vuelve?, pág. 285).

4ª) Todo está previsto y mucho más:

Cuando las inmensas vicisitudes del drama de la Historia, que están por encima del hombre y su mezquino racionalismo, llegan a un punto que excede a su poder de medicación e incluso a su poder de comprensión – como es el caso en nuestros días - , sólo el creyente posee el talismán de ponerse tranquilo para seguir trabajando (…) Cuando parece que los cimientos del mundo ceden y se descompagina totalmente la estructura íntegra – como pasó, por ejemplo, en el siglo XIV – entonces el sabio lee el Apokalipsis y dice: “Todo esto está previsto y mucho más. ¡Atentos! Pero después de esto viene la victoria definitiva. El mundo debe morir. Aunque de muchas enfermedades ha curado ya, una enfermedad será la última. Mas, el alma del mundo, como la del hombre, no es una cosa mortal” (…). La consideración de la visión religiosa de la crisis actual es uno de los motores más poderosos (el primer motor incluso) del movimiento político y económico. Si el hombre no tiene una idea de adónde va, no se mueve; o, si se sigue moviendo, llega un momento en que su movimiento deja de ser humano y se vuelve una convulsión (Visión religiosa de la crisis actual. Cristo, vuelve o no vuelve?, pág. 286).

5ª) LA VERDADERA CONSIGNA:

La unión de las naciones en grandes grupos, primero, y después en uno sólo Impero Mundial (sueño potente y gran movimiento del mundo de hoy) no puede hacerse sino por CRISTO o contra CRISTO. Lo que sólo puede hacer Dios (y que hará al final, según creemos, conforme está prometiendo), el mundo moderno intenta febrilmente construirlo sin Dios sin Dios; apostatando de Cristo, abominando del antiguo boceto que se llamó la Cristiandad y oprimiendo férreamente incluso la naturaleza humana, con la supresión pretendida de la familia y de las patrias. Más nosotros, defenderemos hasta el final esos parcelamientos naturales de la humanidad, esos núcleos primigenios; con la CONSIGNA no de vencer sino de no ser vencidos. Es decir, sabiendo que si somos vencidos en esta lucha, ése es el mayor triunfo; porque si se el mundo se acaba, entonces CRISTO dijo verdad. Y entonces el acabamiento es prenda de resurrección (Visión religiosa de la crisis actual. Cristo, ¿vuelve o no vuelve?, pág. 289-290).

ESTE TEXTO implica toda una espiritualidad. Nada mejor que expresarla poéticamente, tal como lo hiciera el mismo PADRE LEONARDO CASTELLANI en su poesía “No haga nada”, publicada en Los Papeles de Benjamín Benavides, página 399:
Corazón, tente en pie sin doblegarte
De la injusta opresión a la insolencia;
Aunque estoy loco, tengo yo mi arte:
“Nam furor saepe fit laesa patientia.
(“En efecto, muchas veces la ira lesiona la paciencia” (HIPÓCRATES).

Luchando sin más armas que mi triste
Corazón contra el mal peor que existe
¿No haga yo nada? Lucho,
Sangro y no caigo al suelo.
No hago mucho,
Pero hago mucho,
Pero hago más de lo que puedo…
Centinela aterido,
No dejo sospechar que estoy herido,
Ni dejo conocer que tengo miedo…
Herido, helado, aguanto la bandera;
No deserto la inhóspita trinchera.
Y aunque sé que la muerte me ha podido,
Estoy de pie y estoy ante ella erguido,
Marcando el SOS de la brega
A un auxilio que no llegará
Sino un momento tarde, si es que llega,
Y que muerto de pie me encontrará…
La otra mitad la hará sobre mi tumba
Otro infeliz, después que yo sucumba…
¡Corazón! ¡Tu mitad se ha hecho ya!





Córdoba de la Nueva Andalucía, 23e enero del Año del Señor de 2010
San Raimundo de Peñafort, confesor y Santa Emerenciana, Virgen y Mártir

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