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miércoles, 28 de abril de 2010

M E R D E !




Es domingo, van a dar las 7 de la noche y la gente sigue llegando, primero de a pocos, luego se amontonan en la entrada. No es la puerta de un teatro ni del cine. Es la iglesia San Ignacio en París. La gente llega todavía bastante abrigada. Aunque la primavera se aproxima, el invierno parece no querer partir. Hay un joven jesuita en la entrada, vestido en alba, dando la bienvenida a cada uno. Esto no es muy usual en una iglesia. Sin embargo recoge una vieja tradición de los primeros siglos del cristianismo, en el que había siempre alguien que daba la bienvenida a los que llegaban a la celebración. Este pequeño ritual se repite cada domingo a la misma hora. Y desde hace diez años.>>>

Se trata de una misa preparada por jóvenes profesionales y universitarios y dirigida al público juvenil. Es una misa un poco más larga de lo habitual. Y aunque parezca mentira es justamente lo que convoca a los jóvenes que vienen cada semana a participar de esta celebración. A los franceses les gusta utilizar siglas para identificar todo tipo de cosas, desde instituciones, actividades hasta grupos. Y este caso no podía ser una excepción. Para todos aquellos que vienen a menudo identifican esta misa como “La MT”: “La Misa que toma su tiempo”.


Pero de qué se trata esta misa y qué significa eso de que se toma su tiempo? Hace 10 años un grupo de jesuitas decidió seguir los consejos del Cardenal Martini quien instauró un grupo de “Escucha de la Palabra” en Milán. Estos jesuitas franceses exportaron la idea y la juntaron a la celebración de la Eucaristía. Al principio era solo un pequeño grupo de personas el que participaba, pero con el tiempo la cantidad ha crecido. Cada domingo la iglesia acoge entre 280 y 300 personas.

La liturgia de la palabra tiene algunas variantes. El texto del Evangelio es leído dos veces. Una primera vez por una persona de la Asamblea, después de lo cual el sacerdote que preside la Eucaristía dice su homilía a la manera de “puntos” que ayuden a entrar en la oración. Luego viene el momento de la proclamación del Evangelio. Todo el mundo se pone de pie y se acerca al ambón para escuchar el Evangelio. La idea de esta doble lectura es ayudar a la gente a profundizar e interiorizar la palabra de Dios




La Messe qui prends son temps, Paris, St. Ignace
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Y aquí viene la originalidad de la MT. Finalizada la proclamación del Evangelio se invita a tener 20 minutos de oración personal en silencio. Cada uno puede buscar el lugar más adecuado en la iglesia para este momento de encuentro personal con Dios. El coro anuncia el fin de este momento con un aire musical. Luego se les invita a los participantes a volver a sus asientos y compartir en pequeños grupos de cuatro durante cinco minutos. Estos momentos son muy apreciados por los asistentes. Hablar con otros sobre lo vivido en la oración o sobre lo que suscita la lectura del Evangelio es la ocasión de poner en claro la reflexión personal o sentirse invitado a reflexionar a partir del compartir del otro.

En el momento del ofertorio todos vienen alrededor del altar. Después de la distribución de la comunión, el joven jesuita que da la bienvenida en la entrada de la iglesia, se acerca al micrófono para dar los avisos parroquiales, la tradición marca que debe hacerlo con un poco de humor y termina siempre este espacio con una invitación a pasar al salón parroquial para compartir algo de comer y beber en comunidad. Los asistentes, jóvenes universitarios y profesionales, participan de este espacio con entusiasmo y alegría. En una sociedad que se autoproclama radicalmente laica y poco cálida con aquellos que se identifican como creyentes, la MT es un espacio de encuentro, de hospitalidad, de relación consigo mismo, con Dios y con los demás.

Víctor Hugo Miranda, S.J.

Fotos: Mélanie Frey

Misa Jesuitas Iglesia Actualidad

CUANDO ESCUCHO A UN SACERDOTE HABLAR EN FRANCES ME SUENA A:félonn.

espolon

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