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domingo, 30 de mayo de 2010
Venta de agua bendita prohibida por la Iglesia
En 2006, a Elicko Taieb se le ocurrió poner sobre botellas de agua que iba a producir la jaculatoria que la Ssma. Virgen de Fátima pidió se rezara después de cada misterio del Rosario:
“Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas.”
La etiqueta también incluía una imagen de Jesús con Su corona de espinas y era una de varias producidas al estilo para “Spiritual Water” ("agua espiritual") con el fin de hacer que las personas se sintieran mejor. Más aún, decidió que el agua que vendiera fuera bendecido antes de ser puesto a la venta.
El seis de junio del mismo año (06.06.06), Brian Germann, un católico practicante que solía ser policía tuvo la idea de protegerse del mal en esa fecha que consideraba desfavorable. Pensó en beber agua bendita y también fundó una compañía para vender “Holy Drinking Water” (“Agua Bendita para beber”), aunque la diócesis local se puso en contra.
Según el sitio de la compañía, el 22 de diciembre del 2006 hizo la bendición un sacerdote católico, o sea que dada la negación de la diócesis local de apoyarle, se buscó un sacerdote católico de otra diócesis para bendecir el agua embotellada en el almacén. El año siguiente consiguió que clérigos de otras confesiones (anglicano, presbiteriano) lo hicieran también, y tiene la intención de que clérigos de todas las confesiones lo hagan en el futuro.
Brian Germann decidió poner sobre la etiqueta una advertencia a los pecadores de que el producto podría causarles diversas reacciones físicas. Hoy en día dice que su etiqueta dice: “Se bueno” y que la venta es sin fin de lucro y para recaudar fondos para proyectos humanitarios.
¿Qué tiene eso de malo? ¿No es un fin bueno el que proponen Elicko Taieb y Brian Germann? Lo mismo podrían pensarse los que compran esos productos o compran y vendn otros productos ya bendecidos. Pero, la Iglesia lo deja todo muy claro en el “Catecismo de la Iglesia Católica”, en la sección sobre el Primer Mandamiento de Dios:
“La simonía (cf Hch 8, 9-24) se define como la compra o venta de cosas espirituales. A Simón el mago, que quiso comprar el poder espiritual del que vio dotado a los apóstoles, Pedro le responde: ‘Vaya tu dinero a la perdición y tú con él, pues has pensado que el don de Dios se compra con dinero’ (Hch 8, 20). Así se ajustaba a las palabras de Jesús: ‘Gratis lo recibisteis, dadlo gratis’ (Mt 10, 8; cf Is 55, 1)]. Es imposible apropiarse de los bienes espirituales y de comportarse respecto a ellos como un poseedor o un dueño, pues tienen su fuente en Dios. Sólo es posible recibirlos gratuitamente de Él.” (2121)
Simonía
La compra o venta de lo que es espiritual por bienes materiales. Incluye cargos eclesiásticos, sacramentos, sacramentales, reliquias y promesas de oración.
La palabra Simonía deriva de Simón el Mago, quién quiso comprarle a San Pedro el poder para imponer las manos (Hch 8:9-24).
Es un sacrilegio y atenta contra el Primer Mandamiento (ver Cat. Iglesia Cat. #2118). Simonía es tratar los bienes espirituales como si fuesen propiedad de los hombres. Se equipara lo espiritual a lo material y por ende se comercia con cosas santas.
El Concilio de Calcedonia (451) condena la Simonía en las ordenaciones sacerdotales y el Concilio de Trento tomó medidas severas contra la Simonía. Es también condenada por la ley canónica.
Siempre en la Iglesia han existido abusos porque los vicios de la carne siempre acechan. Pero también siempre han existido santos que luchan contra ellos. Un ejemplo es San Pedro Damián
La simonía se diferencia de los estipendios, humilde ofrenda necesaria para el sustento del clero y de la Iglesia. Cristo dijo: "Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario" (Lucas 10:7).
Hola Jorge Calderón:
ResponderEliminarGracias por visitar mi Blog y opinar.
Los detractores de José Smith siempre dirán que él hizo tal o cual cosa, porque simplemente no entendieron su mensaje, pero ese no es el tema .
El tema son las revelaciones, según Ud. Las revelaciones terminaron con el apóstol Juan. ¿porqué afirma tal cosa?. ¿Esto quiere decir que el Señor dejó de revelarse a sus hijos?; pues yo no opino igual que Ud. Pues yo creo que todos podemos tener revelaciones, si somos dignos de ellas. ¿Acaso las personas no podemos recibir profecía o revelación personal relacionada con nuestra propia vida?.
Estimado amigo, un profeta es aquella persona llamada por Dios para que hable en Su nombre. En calidad de mensajero de Dios, el profeta recibe mandamientos, profecías y revelaciones de Él. La responsabilidad del profeta consiste en hacer conocer a la humanidad la voluntad y la verdadera naturaleza de Dios, y demostrar el significado que tienen sus tratos con ellos.
Para nosotros José Smith fue un profeta de Dios y gracias a él se restauró la verdadera Iglesia de Jesucristo, gracias a él tenemos hoy día profetas videntes y reveladores, nuestro actual profeta vidente y revelador es el presidente Thomas S. Monson.
Lo que sí me parece muy mal es que se comercialicen las “bendiciones” ya sea de “agua bendita” o de “terrenitos en el cielo” tal como lo hicieron y lo siguen haciendo algunos hermanos con sotana y sin sotana dependientes de Roma.
Para entender por qué la Revelación se termina con los escritos del último apóstol es muy oportuna la reflexión con que comienza la Epístola a los Hebreos: «De una manera fragmentaria y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo» (Hb 1, 1-2). Como ves, se hace una diferencia radical en cómo Dios se ha comunicado con la humanidad en el Antiguo y en el Nuevo testamento: fragmentaria y de muchos modos por los profetas, en el primero; últimamente lo ha hecho por medio de su Hijo, lo que supone la máxima y definitiva comunicación. Así lo entiende el Catecismo de la Iglesia Católica cuando dice en el n. 65, tras esta cita de la Biblia: “Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En El lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta.” Y el Compendio de dicho Catecismo retoma este y los demás números del Catecismo, en su número 9, respondiendo a la pregunta: “¿Cuál es la plena y definitiva etapa de la Revelación de Dios? “La plena y definitiva etapa de la Revelación de Dios es la que Él mismo llevó a cabo en su Verbo encarnado, Jesucristo, mediador y plenitud de la Revelación ya se ha cumplido plenamente, aunque la fe de la Iglesia deberá comprender gradualmente todo su alcance a lo largo de los siglos.”
ResponderEliminarPor eso la Iglesia enseña que la Revelación terminó con la muerte del último de los Apóstoles. Y tú me dirás, los textos del Catecismo hablan de Cristo y Vd. pretende responder ahora a mi pregunta que efectivamente se refería a la muerte del ultimo de los Apóstoles, hablando de éstos ¿en qué quedamos, la Revelación se acabó con Cristo o con los Apóstoles?
Pues bien, con Cristo y los Apóstoles, en cuanto que éstos trasmitieron y explicitaron las enseñanzas de Cristo, bajo la iluminación y guía del Espíritu Santo, tal como él mismo se lo prometió: Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio (Jn 15, 26-27).
Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os explicará lo que ha de venir. El me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo explicará a vosotros (Jn 16, 12-14).
De manera que la Revelación se cierra con la muerte del último de los Apóstoles, sí, pero no porque ellos sean agentes de la Revelación y revelen por su cuenta algo, sino porque ellos han sido encargados de trasmitir todo lo que Jesús les enseñó, tanto lo que de momento no entendieron, como lo que el Espíritu Santo les hizo comprender después. La Revelación en los Apóstoles es la Revelación hecha por Jesucristo.