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domingo, 19 de septiembre de 2010

LA MINISTRO CARMEN ARGIBAY, PLANTEA SACAR LOS CRUCIFIJOS DE TRIBUNALES


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La anti-inquisición masónica contra el catolicismo continúa su avance en la Argentina. Esta vez, de la mano de la ministro de la Corte, haciendo gala de espíritu masónico, Carmen Argibay, quien plantea “sacar los Crucifijos de tribunales”.
En una nota publicada por el diario oficialista kirchnerista Página 12, se informó que Argibay afirma sus intenciones como genocida al decir que “es necesaria una ley de aborto” en nuestro país, junto a su explícita posición anticatólica, lo cual la inhabilita para emitir sus fallos para dictaminar cuando haya cuestiones en que esté involucrado el pensamiento de la Iglesia, ya que dejaría de ser parcial en ese caso por pública enemistad.
¿Qué es un Crucifico y qué tiene que ver con los Tribunales? El Crucifijo es una sanción jurídica dada a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Esa sanción penal fue realizada por la autoridad judía y por la autoridad romana de su tiempo, y constituyó una injusticia humana, a la vez que un acto de Caridad de Dios mismo. La Justicia de mano de Dios, la injusticia por mano del hombre, están en el Crucifijo, que recuerda la Vida, la Muerte y la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, Rey de Reyes y Juez de Jueces, quien vendrá a Juzgar a las Naciones en el Juicio Final… ¿Quién puede preguntar qué tiene que ver un Crucifijo en los Tribunales? Aun viéndolo de modo meramente humano, se concluye que hubo un procedimiento jurídico que condenó a la persona de Jesús con su sentencia: “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”, que quedó grabada para la Historia. Molesta, por eso quiere sacarlo. Molesta porque es el llamado de la conciencia contra las injusticias que cometieron y que cometen los Jueces.
“Atea confesa, feminista, descontracturada, antítesis del arquetipo de los jueces argentinos, Argibay respondió durante dos horas preguntas de Mariana Carbajal, periodista de Página/12, y de Liliana Hendel, de Telefe”, afirma el pasquín oficialista. ¿Qué es una “antítesis del arquetipo”? Para quienes no lo saben, es un antimodelo, es un modelo que no debe imitarse bajo pena de depravarse. Su condición de “atea confesa”, de “atea militante” como ella misma lo dijo, la invalida para dictar sentencias en que la Iglesia tenga algo que ver.
Afirma en la entrevista la Juez: “la mayoría de la sociedad… cree que el aborto clandestino y sin asepsia es la causa de la muerte de muchas mujeres jóvenes, pobres e ignorantes”. ¿Esto es cuestión de “creencia”? La Dra. Argibay no cree en Dios, y su creencia es que el aborto mata. Claro: como tiene como mínimo una víctima segura, y como máximo dos: el bebé y la mamá. Por eso, el aborto debe ser penado. Que haya una mayoría que tiene una “creencia” de que “el aborto clandestino” mata… ¿la ley se debe basar en eso, aunque sea un disparate? Si hay mujeres ignorantes de cómo nacen los bebés que llegan a la Corte… ¿cómo no va a haber mujeres que apliquen en su vida la ignorancia que les transmiten, buscando asesinar a sus propios hijos o hijas?
Hablando del aborto, Argibay se dirigió en términos injustamente discriminatorios y ofensivos, al decir: “Y hay otra cosa: la “santa madre”. No quiero herir sentimientos, todo el mundo sabe que soy atea. La “santa madre” todavía tiene mucha fuerza”. La “Santa Madre” a la que se refiere la ministro de la Corte, es la Iglesia Católica, pero no es dicho en el sentido que un feligrés puede hacerlo, sino con tono burlesco, socarrón y pérfido, de lo cual un día deberá dar cuenta ante ese mismo al que quiere expulsar ahora de Tribunales, aunque haya sido condenado con una injusta sentencia hace dos mil años.
¿Qué es un “aborto razonable”? O en otros términos: ¿un “homicidio razonable” es bueno? Porque si Argibay lo habilita, podríamos tener varias CANDIDATAS al cadalso. Veamos qué dice la Ministro: “la sociedad ha tomado conciencia de lo que significa no tener una ley de aborto razonable y también de que es posible dictar leyes que signifiquen no una obligación sino un permiso, como con el matrimonio igualitario”. Entonces, podemos tener una ley que permita el “homicidio razonable”, y que no sea obligatorio: el que quiera, podrá hacer uso de esa facultad. ¿La Ministro y la Presidente de la Nación se animarían a avalar su propia eutanasia directa (es decir, sin aguardar un estado de agonía), porque está en juego la vida de numerosísimos niños por nacer por culpa de personas que aniquilan en un silencioso genocidio a quienes ni quejarse pueden aun?
Ante la pregunta de si es constitucional que el gobernador de Salta haya establecido la educación religiosa obligatoria en las escuelas públicas, respondió:  No, el Estado es laico. Quien quiera dar educación religiosa a sus hijos, de cualquier religión, puede mandarlo a una escuela confesional o enseñarle en su casa, pero la escuela pública no puede ser confesional. Hoy analizábamos ese tema con el presidente del Consejo de la Magistratura y con mi colega Elena Highton diciendo “tenemos que sacar los crucifijos de la sala de audiencias”. Esto no es más que una provocación y una explícita manifestación de la inhabilidad para el cargo de ambas Magistradas.
La Fe Católica y su educación en escuelas públicas, es propio de la identidad nacional, se encuentra en la Constitución Nacional, y es abarcado en la Ley Federal de Educación bajo el concepto de “educación integral”, es decir, para la trascendencia (en el sentido Católico del término)
Luego se le preguntó a Argibay: “¿No hay una ley que obliga a mantener un crucifijo o virgen instalada?”. A ello respondió: “No, ya sacamos una. Soy funcionaria de un Estado laico y recibo gente que puede tener todas las religiones o ninguna, eso es libertad de culto. Tener un símbolo religioso condiciona. En un tribunal oral los testigos juran por sus creencias, no le preguntamos cuáles, pero atrás hay un crucifijo que puede influir mal, el testigo puede considerarlo una discriminación. Además, no tiene sentido porque el Estado es laico”.
Queda la duda acerca de qué texto constitucional ha leído la Magistrada, en que se afirme que el Estado Argentino es “laico”, en el sentido de divorciado de la Fe católica. El artículo 2 de la Constitución es claro, así como la intención de los legisladores, basado en todos los antecedentes constitucionales referidos a la influencia de la Fe Católica en el Estado. Argibay accedió a un cargo pensando que vivimos en un país ateo, y se equivoca.
Los argumentos más fuertes que tiene para afirmar es aborto son: “La muerte: es la segunda causa de muerte de personas jóvenes. Usaría otro, pero no van a dar bolilla: las mujeres no tenemos derecho a decidir. El principal es tratar de evitar la muerte de jóvenes que por no haber tenido educación sexual enfrentan un problema que no pueden solucionar de otra manera. Los números son muy fuertes”. Esto no es más que una ridiculez, y muestra que lo que pretende es un genocidio de hijos de mujeres que son mantenidas sin acceso a educación y que son fáciles de engañar en una educación hedonista para luego ocasionar la muerte de sus propios hijos por ser una “molestia”. El modelo de mujer de la Ministro es una mujer pública, que toda adolescente lo sea, que se regalen a los varones para que las usen, y que luego maten a sus propios hijos. Nada hay que sea más inhumano: ese es el modelo “humano” de la Ministro.
Dios y la Patria, en quien Argibay no cree, se lo demandarán, porque hasta los ateos comparecerán ante el Juicio de Jesucristo al fin de los tiempos.

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