Ningún hombre, y por lo tanto ningún cristiano, está exento del dolor, ya sea físico o moral. Nadie es inmune al sufrimiento, a la soledad, a la enfermedad y a la muerte; todo esto viene implícito por ser humano, y eso, no es ningún defecto de fábrica, antes bien, puede suponer, en algún momento y depende de cómo se encauce, una gran ayuda para que ese hombre (que somos cada uno de nosotros) dé el salto –real- a una dimensión superior que es, para lo que estamos llamados.
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La verdadera evolución del mono desnudo ES el hombre trascendente, y llegará después de esta vida. Sin embargo, hemos de tener muy en cuenta que para alcanzar con éxito ese proceso de necesaria maduración, primero es imprescindible pasar por la escuela del dolor, que es esta vida.
Este periodo de existencia del hombre en la tierra, es un Valle de lágrimas, pero es el mismo, donde Cristo, desde su condición humana, también padeció hasta su sufriente sacrificio. Por eso, Camino, Verdad y Vida, pasan siempre por la Cruz.
El sufrimiento, la enfermedad y la contradicción son parte de nosotros…, Y es esa perspectiva de Cruz, la que nos enseña que dolor y amor, pueden ser sinónimos.
.Los cristianos, no podríamos hablar de alegría sin hablar de Cruz. El cristiano sufre, llora, tiene momentos amargos y siente dolor como todos, sin embargo, encontramos sentido a todo, emparejando nuestras dificultades, en la Cruz de Jesús.
Entonces…, nuestras cruces aunque pesen, son signo de alegría, porque Dios transforma el dolor en gozo, la pena en júbilo y sobretodo… la muerte en resurrección.
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MARÍA madre en el dolor, Causa de nuestras alegrías, ruega por nosotros.
El video es un fragmento de la película, “Los primeros amigos”
por Arcendo
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