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miércoles, 17 de noviembre de 2010

HOMENAJE AL P.CASTELLANI

La tortuga de Castellani



Castellani, un muchachito de diez años,
se divierte pescando tortugas de mar,
les da por cárcel un cajón de kerosén bocarriba
y observa su empecinado esfuerzo por escapar:
se levantan en dos patas, se caen de espaldas,
se levantan, se caen y, tercas, vuelven a probar.
Hoy su prisionera es una tortuga maltrecha:
manca, renga, mutilada, que no deja de sangrar.
Como todas, desesperadamente trepa para caer
y a pesar de las caídas intenta de nuevo escalar.
Pero si a las otras, para huir de la jaula,
les bastó obstinación y tenacidad,
a esta tortuga herida e impotente
no le alcanza con la sola voluntad.
Al final comprende que es del todo imposible
salir de la angustiante cárcel para volver al azul hogar;
cierra los ojos y se oculta dentro del capazón:
si ha de morir,
que sea escuchando el inalcanzable y cercano Mar.
El Mar escucha el mudo llanto de la que espera;
porque es suya, porque le pertenece, la va a buscar:
una poderosa ola, cual caricia, se llevará a la tortuga
y la guardará para siempre en lo profundo del Mar.

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