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domingo, 24 de abril de 2011

LOS CABALLEROS CATÓLICOS NO TIENEN TREGUA

Bueno terminó la veda ahora a combatir por Nuestro Soberano; Viva Cristo Rey
dedicado a los hnos. de Radio Cristiandad

El Cid oteando el horizonte. Oleo de Marceliano Santamaría (Ayuntamiento de Burgos).

VESTIMENTAS DEL CABALLERO

La ropa interior constaba en primer lugar de un calzón de lino, muy amplio y fruncido alrededor de la cintura y en torno a los muslos con cuerdas, al que se ataban mediante unas pequeñas trabillas las calzas, que cubran las piernas individualmente. Las calzas van ceñidas a la altura de las rodillas por una liga de lana o de cuero, que permite desatar las calzas del calzón y enrollarlas sobre dicha liga cuando el calor es intenso. Sobre estas prendas el caballero lleva un camisón largo, de lino, o una camisa más corta y del mismo material. Estos tres elementos son la indumentaria básica.

El calzado del caballero botas de cuero crudo con suela de cuero endurecido y cordones del mismo material.
Sobre la cabeza el caballero llevaría una prenda de color blanco, también de lino, llamada crespina, que se ata bajo la barbilla y que sirve para que el almófar (la cota de malla que cubre la cabeza y los hombros) no toque directamente la piel. En principio la crespina es una prenda exclusiva de la nobleza, pero poco a poco se fue popularizando de tal manera que acabó siendo llevada por todas las clases sociales por razones prácticas (protegerse del sol) y como símbolo de prestigio (ya que en su origen era una prenda noble):
Sobre estas ropas, el caballero vestía el gambesón, un abrigo acolchado más o menos grueso que permitía reducir el impacto de las armas blancas sobre el cuerpo durante la batalla. El gambesón podía ser ligero y corto (de caballería) o pesado y largo (para combatir a pie):

Sobre éste último iba la cota de malla, una camisa metálica formada por aros de metal entrelazados que podían ir remachados. Su función, era evitar los cortes producidos por las armas de filo y también era capaz de detener las flechas. La cota de malla era una prenda muy pesada (según el diámetro o la cantidad de anillos, podía llegar a pesar entre 15 y 20 kilos) y resultaba muy cara, de modo que a menudo era llevada sólo por los nobles o bien por mercenarios y soldados que se la habían arrebatado a un caballero muerto en la batalla.

Finalmente, sobre la cota de malla el caballero solía llevar la veste (o sobrevesta) con los colores y emblemas de su escudo. El almófar (cota de malla para cubrir la cabeza, el cuello y los hombros), el yelmo (cerrado con rejilla o abierto y con nasal, a la manera normanda), los guantes de cuero (imprescindibles para evitar malos golpes y magulladuras en las manos durante el combate), la espada (de una mano o de mano y media), el cinturón (de cuero, al que se ciñe también la vaina de cuero o madera que ha de enfundar la espada), el escudo (de madera forrada de tela y cantonado de cuero, con forma de lágrima, redondo o con otros perfiles) y otras armas (daga, lanza, mangual) completaban la indumentaria guerrera del noble caballero.
Vestido con todas sus armas ofensivas y defensivas, el caballero medieval podía llevar encima en torno a 30 ó 35 kilos de peso adicional...
Hasta finales de la Edad Moderna no existieron en España y otros lugares de Europa, tropas uniformadas (a excepción de las Ordenes Militares), de modo que cada soldado llevaba una indumentaria distinta, propia de su linaje o simplemente su gusto o sus posibilidades económicas.


Cito aquí dos fuentes de referencia, dada su singular importancia: la llamada Biblia de los Cruzados o Biblia de Maciejowsky (obra de mediados del siglo XIII) y la magnífica techumbre mudéjar de la catedral de Teruel, construida en la segunda mitad del siglo XIII y llena de imágenes que representan personajes vestidos con la indumentaria de la época.

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