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miércoles, 11 de abril de 2012

MANOS MANCHADAS DE SANGRE


Miércoles 11 abril 2012
Las dos manos abrazaban a las de Castro en una actitud de complacencia y de intimidad
MANOS MANCHADAS DE SANGRE
 Algunos ignorantes e impíos podrán objetar: “es sólo política”; “es la diplomacia”. El gesto es claro y evidente. Esto se llama “fornicar con los reyes de la tierra”. Wojtyla y Ratzinger en estos actos se presentaron como Vicarios de Cristo. Pero Aquel al que representan fue llevado ante Pilato (un pagano) e hizo una clara apología acerca de quien era y de su tarea encomendada. Fustigó a los que le habían entregado con tremendo anatema y predicando trato de convertir a aquel pagano reduciéndolo a la VERDAD. Pero también le llevaron ante Herodes, rey representativo del pueblo elegido. Y ante él, maniatado, no esgrimió palabra. Su silencio condenó al asesino lujurioso de Herodes. Si son Vicarios de Cristo, deberían hacer como Cristo. Pero no. Claramente han optado por intentar aparecer como “civilizados” ante la barbarie comunista que representa Fidel Castro y su régimen. Y así con muchos otros. Con todos.
Civilizados, modernos, progresistas.
Traidores, Vicarios del “Otro”, guiados por los respetos humanos y el entendimiento de la “hora del hombre”; del “dios humanidad”.
Solamente faltó (o no, al menos lo fue simbólicamente) que al tomarle las ensangrentadas manos al asesino Castro, dijeran: “Ecce homo”.
Desde 1959, la historia de Cuba refleja la naturaleza criminal del dictador Fidel Castro y los miles de crímenes políticos cometidos por su régimen totalitario contra la nación cubana, con el objetivo de mantenerse en el poder mediante la implantación de un sistema de terror y represión, encaminado a aplastar todo vestigio de oposición.
A través de más de medio siglo, el mundo ha sido testigo de imágenes y testimonios sobre los miles de cubanos fusilados, asesinados, encarcelados, desaparecidos, torturados y ahogados en el Estrecho de la Florida, lo cual evidencia el absoluto desprecio al pueblo cubano y a la vida humana de Castro y su brutal aparato represivo.
Llenos de horror y de sufrimientos indescriptibles están los anales de la represión castrista desde 1959 a través de más de cuatro décadas de dictadura y tiranía:
* La conversión de la República de Cuba en un campamento militar perpetuo, que intenta sistemáticamente negar toda dignidad individual en la sociedad cubana, y que viola los preceptos más sagrados.
* Un estado de ley marcial que representa la desaparición de todas las libertades fundamentales y los derechos civiles, políticos, económicos y sociales del ciudadano cubano.
* Persecución y hostigamiento.
* Encarcelación de miles y miles de prisioneros políticos en un sistema carcelario infrahumano que hoy incluye a cientos de prisiones a lo largo y ancho de la isla.
* Fusilamientos arbitrarios mediante procesos penales fraudulentos.
Aquí, en su "amado predecesor" puede verse el mismo desagradable gesto
Isaías, 1:15-17: Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están llenas de sangre: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien…
Isaías, 59: 2-3: Vuestras faltas os separaron a vosotros de vuestro Dios, y vuestros pecados le hicieron esconder su rostro de vosotros para no oír. Porque vuestras manos están manchadas de sangre y vuestros dedos de culpa, vuestros labios hablan falsedad y vuestra lengua habla perfidia.

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