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viernes, 13 de julio de 2012

Prevée Régis de Cacqueray relanzamiento de “excomuniones” de 1988


JULIO 13, 2012
Prevé superior francés de la FSSPX nuevas “excomuniones”…

Como se ha dicho en diversas ocasiones, los lefebvrianos estarían trabajando en una obra teatral con un simulacro similar al de 1988, donde al final se desalmará a los “católicos perplejos” que no aciertan a entender dónde quedó la canica.

Regis de Cacqueray ya prepara a sus fieles para aceptar un escenario de distanciamiento con la Logia Vaticana, para así no perder la posibilidad de continuar controlando la reacción.

A continuación transcribimos su editorial de la revista oficial del distrito francés de la FSSPX:

¿Rumbo a nuevas sanciones?

Editorial fideliter 208, julio-agosto de 2012,

por Regis de Cacqueray

(Transcrito de la Revista Fideliter/SPES)

¿Cuál credibilidad tendría una eventual nueva sentencia de la Roma conciliar contra la Fraternidad? La declaración de cisma o una nueva excomunión o la exoneración ¿qué significan estos calificativos? Ante cualquier posible conclusión, no se debería dar una importancia excesiva… 

Paulatinamente, al pasar los años, muchas cosas han sucedido respecto a la Fraternidad; a veces se ve amenazada por penas impuestas desde el Vaticano, en ocasiones, grandes halagos, promesas diferentes y las manos extendidas, pero sin éxito. Las sanciones eclesiásticas, las más graves, fueron para castigar la firmeza de la Fraternidad en rechazar los errores del Concilio, la Nueva Misa, el nuevo Código de Derecho Canónico, la nueva religión. En cuanto a las promesas y consideraciones que se le hicieron, fueron con el objetivo de detener a los críticos y para acallar la oposición de la Fraternidad sobre los dichos temas.

¿Quién merece ser excomulgado?

Es comprensible, por tanto, que esta interminable contradicción con el tiempo nos deje impávidos y nos desacredite por la acción de aquellos que con tanta facilidad manejan: la táctica de la zanahoria y el garrote… 

Primero excomulgados, luego, “des-excomulgados” y nuevamente en peligro de ser excomulgados, al final ya no nos impresionan tanto estos giros y todos estos flip-flops. 

¡Tenemos tantas razones para considerar esas sentencias injustas, nulas y sin valor! 

A nuestros ojos se debe tomar en cuenta y recordar, en primer lugar, lo sucedido en 1988. La excomunión fue como un premio por el servicio brindado por el arzobispo Marcel Lefebvre a la Santa Iglesia, poniendo a su disposición cuatro obispos, excelentes católicos, a través de los cuales se fortaleció la transmisión del sacerdocio católico. 

Nosotros, hemos constatado cómo, por un misterio de iniquidad, los mejores servidores de la Iglesia son maltratados. No estamos resentidos, pero podemos concluir con todo esto que la pena de excomunión no nos hace temblar más.

En este año, sexto centenario del nacimiento de Santa Juana de Arco, recordamos además a numerosos santos en la historia de la Iglesia que fueron relativamente maltratados por los tribunales eclesiásticos. ¿No es también, la historia del mismo Verbo encarnado? 

Y no estamos ciegos. 

¿Cómo es posible que gran cantidad de sacerdotes, obispos y cardenales puedan enseñar verdaderas herejías, abogando por una moral no católica, y todo sin ser molestados?.

¿Quién merece ser excomulgado?, aquellos que tratan de transmitir lo que la Iglesia ha enseñado siempre o los que tergiversan el depósito revelado?

En cuanto al Papa, se debe tomar en cuenta que tenemos pocas razones para reconocer los méritos de las posibles sanciones que se darían contra nosotros. Ciertamente, él adoptó una forma de aplicar el Concilio más mesurado y prudente que su predecesor, sin embargo se mantuvo firmemente en los mismos pasos; encuentros interreligiosos, visitas a mezquitas y sinagogas, participación activa en una ceremonia litúrgica luterana en Roma, con alabanzas a Martín Lutero, la repetición del escándalo de Asís, la beatificación de Juan Pablo II, las vísperas en unión con el pseudo-arzobispo de Canterbury …

Condenado a la fidelidad eterna a la Iglesia!

Si él decide que los obispos o nosotros mismos debemos ser “reexcomulgados”, entonces debemos preguntarnos: ¿”reexcomulgados”… por cuál iglesia?, ¿por la Iglesia Católica o por la Iglesia conciliar, que es una metástasis? 

Sin embargo, está claro: es la Iglesia conciliar quien llevaría a cabo esta “reexcomunión”:

El cardenal Ratzinger está en contra de la infalibilidad, el Papa está en contra de la infalibilidad debido a su formación filosófica.

Que se nos comprenda bien, no estamos en contra del Papa como representante de todos los valores de la Sede Apostólica, que son inmutables, de la Sede de Pedro; pero estamos contra el Papa que es un modernista, que no cree en su infalibilidad, que hace ecumenismo.

Obviamente estamos en contra de la Iglesia conciliar, que es prácticamente cismática, incluso si no lo aceptan. En la práctica es una Iglesia virtualmente excomulgada, porque es una Iglesia modernista.

Son ellos quienes nos excomulgan, mientras que nosotros queremos seguir siendo católicos. Queremos permanecer con el Papa católico y con la Iglesia Católica. He aquí la diferencia.”(Lefebvre, fideliter n.70 p. 8)

Esa es la razón por la cual no nos inquieta la excomunión o la declaración de cisma que vendría de la iglesia conciliar, secta que ha penetrado en el corazón de la parte humana de la Santa Iglesia. ¡Estaremos encantados si nos condenan por el delito de fidelidad eterna a la Iglesia!

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