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martes, 10 de julio de 2012

REPUESTA DE RADIO CRISTIANDAD AL P. BOUCHACOURT



RESPUESTA DE RADIO CRISTIANDAD AL EDITORIAL 138 DE LA REVISTA IESUS CHRISTUS REALIZADO POR EL P. BOUCHACOURT

“RADIO CRISTIANDAD HA PUBLICADO… VARIAS ESTUPIDECES.”

Tal vez tenga razón el Padre Bouchacourt, aunque lo más probable es que no le asista la verdad… pero hoy, a sabiendas, vamos a publicar una estupidez en particular: El editorial de la Revista Iesus Christus Nº 138 (“¡Recuperemos la razón!“), confeccionado recientemente por el clérigo referido.
Pero para reducir el nivel de estulticia, lo analizaremos y comentaremos empleando el sentido común, la recta conciencia y la sana doctrina, elementos que no abundan en el editorial; faltantes que trataremos de suplir para extraer del escrito algo que se pueda preciar de racional.
Nos permitimos efectuar este análisis y estos comentarios por la simple razón de que, apreciado el contenido general del escrito y su tendencia, se trata con toda evidencia de una diatriba contra Radio Cristiandad (amén de la mención expresa de esta emisora), añeja aliada de la verdadera Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
Para ordenar el trabajo y facilitar las eventuales referencias, hemos enumerado los párrafos del editorial.
1) Recordamos, según lo que nos narra el Libro del Génesis, cuál fue la estratagema utilizada por Satanás para persuadir a Adán y a Eva de que comiesen del fruto prohibido? “¡Seréis como dioses!” ¡Estas palabras tuvieron un efecto mágico! Desobedecieron al Creador y comieron del fruto prohibido del árbol de la ciencia del bien y del mal. Después de aquella caída esta misma estratagema, que tan bien funcionó con nuestros primeros padres, sigue siendo utilizada por el demonio para tentar a los pobres hijos de Eva que todos nosotros somos.
Hasta aquí vamos más o menos bien; se evidencia de esta introducción que se va a tratar del pecado de la soberbia. En razón de que hay más de una posibilidad, nos abstenemos de ubicar el signo de interrogación inicial faltante en la primera frase.
2) Dios lo ve todo, lo sabe todo, está presente en todas partes y puede comunicarse a voluntad con cualquiera de sus criaturas. El hombre quiere ser como Él. Quiere saberlo todo, conocerlo todo, estar informado de todos los acontecimientos del planeta tierra y poder comunicarse con todos sus congéneres, allí donde éstos estén. Ya no acepta limitaciones en cuanto al tiempo ni en cuanto al espacio. Aspira a ser un ciudadano del mundo, al cual quiere someter y convertirlo en su aldea. Satanás se lo ha sugerido y el hombre inventó… ¡internet! Gracias a un simple “click” viaja a China, a Papuasia o a Nueva York. ¡Qué maravilla! ¡Es el triunfo del genio humano! ¡Por fin el hombre puede participar de una de las cualidades propias de Dios: la presencia de inmensidad!
Que el hombre quiera asemejarse a Dios, participar de la Divinidad, no está mal; de eso se trata la vida de santidad. La cuestión radica en el modo en que el hombre busca ese camino, y así nuestros primeros padres pecaron por intentarlo a través de la transgresión de las leyes que el mismo Dios les había dictado.
Tampoco el ansia de conocimiento y de saber es algo intrínsecamente malo; por el contrario, saber y conocer lo máximo posible de Dios, también es camino de santidad. Asimismo, estar informado de todo lo que pasa sobre la tierra y comunicarnos con nuestros congéneres es parte de las sanas inquietudes del hombre; por lo que sabemos, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X tiene unos cuantos sitios de Internet alrededor del planeta, y conocer los acontecimientos del mundo es una de las acciones que se pueden emprender, sanamente, a través del medio electrónico, ¿o se trata de impedir que el buen fiel cristiano se entere de cuándo se ha entronizar el Anticristo… o del momento en que se acordará con la Roma modernista y apóstata? Más todavía: ¿Cómo se entera el Padre Bouchacourt del contenido de nuestros medios? ¿No se trata, en su caso, de estar informado de lo que acontece en el mundo?
Todo esto no tiene nada que ver con que el hombre no acepte limitaciones de tiempo y espacio, o pretenda ser ciudadano del mundo para convertirlo en su aldea; por lo que sabemos, en el capítulo I del Génesis, versículo 28, Dios le ordena al hombre que someta la tierra, por lo que entonces someter al mundo no se trata de una capricho humano sino de un mandato divino. El asunto, así, no es sólo lo que se hace, sino cómo se hace; si el hombre dominare la tierra, llegare a los confines del espacio y del tiempo, se hiciere ciudadano del mundo (imitando a los santos varones de la Cristiandad) y lo transformare en su aldea, todo esto para mayor gloria de Dios, no haría más que acatar los designios divinos y consumar su misión terrenal.
Satanás se lo ha sugerido y el hombre inventó… ¡internet! Ahora ya lo sabemos: Internet no es una herramienta indiferente y neutral en manos de los hombres, sino una creación diabólica… ¿y que hace, pues, la FSSPX presente en un medio demoníaco? ¡Ah, ya sé! Viaja a China, Papuasia y Nueva York.
Volviendo un poco más atrás en el tiempo, resultaría evidente, según ese singular criterio, que los aeroplanos también son una invención (o sugerencia) infernal, porque nos permitieron viajar a la Baja Sajonia, al Impenetrable y a Groenlandia… Muy extraño todo esto, sobre todo porque Pío XII, en la encíclica “Miranda Prorsus” citada por el Padre Bouchacourt, dice lo siguiente sobre los medios de difusión existentes en su época:
“Los maravillosos progresos técnicos, de que se glorían nuestros tiempos, frutos sí del ingenio y del trabajo humano, son primariamente dones de Dios, Creador del hombre e inspirador de toda buena obra;… “
Esta es la primera frase del preámbulo de la encíclica, cuyo nombre, precisamente, significa “Maravillosos progresos“. No podemos menos que recordar, ante estos textos, que uno de los pecados contra el Espíritu Santo es el de atribuirle a Lucifer las obras de Dios o viceversa; pecar contra el Espíritu Santo es confundirlo con el espíritu demoníaco; atribuirle falsariamente a Satanás un progreso técnico ―fruto, sí, del ingenio y del trabajo humano― que es, en realidad, primariamente un don de Dios, entra en esta categoría de pecados.
Agrega Pío XII, hablando de los medios de flamante invención en aquella época:
“Algunos de estos nuevos medios técnicos sirven para multiplicar las fuerzas y las posibilidades físicas del hombre, otros para mejorar sus condiciones de vida; pero hay aún otros que miran más de cerca a la vida del espíritu y sirven, directamente o mediante una expresión artística, a la difusión de ideas, y ofrecen a millones de personas, en manera fácilmente asimilable, imágenes, noticias, enseñanzas, como alimento diario de la mente, aun en las horas de distracción y de descanso.
Entre las técnicas que se refieren a esta última categoría, han tomado un extraordinario desarrollo, durante nuestro siglo, como todos bien saben, el cine, la radio y la televisión.”
Hemos destacado especialmente la locución “que miran más de cerca a la vida del espíritu“, para que se advierta la gran utilidad de los medios de difusión en lo que respecta a la vida de la fe; y en particular resaltamos el vocablo “noticias“, para que se vea que la Iglesia no tiene reparos en que el hombre aspire a estar informado de todos los acontecimientos del planeta tierra; ¿se entiende, Padre?
Aclarado lo anterior, debemos agregar que, por supuesto, la FSSPX en particular, y la Iglesia Católica en general, también participan, en la medida de cada una de esas instituciones, de una de las cualidades propias de Dios: La presencia de inmensidad… ¿qué tendrá de malo pretender abarcar el mundo (someterlo íntegramente, henchirlo; Gén. 1, 28), si se trata de hacer el bien según la Voluntad de Dios? A ese fin Pío XII redactó la encíclica que hemos visto, y que seguiremos en la medida de lo oportuno y necesario; un poco más íntegramente que el somero vuelo de pájaro (en el sentido cabal de la expresión) del Padre Bouchacourt.
3) Esta revolución, que comenzó en los albores del siglo pasado con la invención de la radio y prosiguió con la de la televisión, hoy vive su apogeo con internet. La Iglesia saluda las ventajas que traen estas nuevas técnicas y no deja de ponernos en guardia contra los temibles peligros que de allí pueden resultar: “Estos medios técnicos —que están, puede decirse, al alcance de cualquiera— ejercen un extraordinario poder sobre el hombre, conduciendo así al reino de la luz, de lo noble, de lo bello, como a los dominios de las tinieblas y de la depravación, gracias a ultrapotentes y desenfrenados instintos (…) Si el desarrollo de los medios técnicos de difusión no se somete «al yugo suave» de la ley de Cristo, corre el peligro de ser causa de infinitos males, tanto más graves, cuanto que no se trata de someter las fuerzas materiales sino también las espirituales, privando a los descubrimientos del hombre de las elevadas utilidades que tenían como fin providencial”.
Acá recula un poco el editorialista, y ―de paso― se contradice: después de atribuirle a Satanás la especialidad electrónica de sugerir la invención de Internet… dice que La Iglesia saluda las ventajas que traen estas nuevas técnicas ¿será la Iglesia Conciliar, que reverencia los hallazgos de Luzbel?
A continuación expresa el Padre Bouchacourt que esa misma Iglesia no deja de ponernos en guardia contra los temibles peligros que de allí pueden resultar: y nuevamente invoca la encíclica de Pío XII; pero…
¡TRAMPA, TRAMPA! El Padre Bouchacourt omite, remplazándolas por puntos suspensivos, frases sustanciales en cuanto al sentido de la encíclica; veamos el texto completo del pasaje, reproducido en el editorial en forma trunca:
“Estos medios técnicos ―que están, puede decirse, al alcance de cualquiera― ejercitan un extraordinario poder sobre el hombre, conduciendo “así al reino de la luz, de lo noble, de lo bello, como a los dominios de las tinieblas y de la depravación, gracias a ultrapotentes y desenfrenados instintos, según que el espectáculo ponga en evidencia y estimule los elementos de uno o de otro campo“.
Como en el desarrollo de las técnicas industriales del siglo pasado no se ha sabido evitar la esclavitud del hombre a la máquina, destinada a servirlo, y generaciones enteras hasta nuestros días deben dolorosamente expiar tales errores; así también hoy, si el desarrollo de los medios técnicos de difusión no se somete “al yugo suave” de la ley de Cristo, corre el peligro de ser causa de infinitos males, tanto más graves, cuanto que no se trata de someter las fuerzas materiales, sino también las espirituales, privando “a los descubrimientos del hombre de las elevadas utilidades que tenían como fin providencial”.”
Lo subrayado es lo omitido, y pone de manifiesto las enseñanzas del pontificado con respecto a las herramientas humanas y específicamente en lo atinente a los medios de difusión: Los inventos del hombre siempre son primariamente dones de Dios, no sugerencias de Satanás. La moral de los actos humanos con respecto a estas herramientas no se encuentra en los útiles en sí mismos, sino en el uso que de ellos hace el hombre, y el Santo Padre da dos ejemplos: la máquina destinada a servir al hombre, que se utiliza para esclavizarlo, y los medios de difusión empleados para la luz, lo noble y lo bello (obviamente, Dios Nuestro Señor), o en servicio de las tinieblas y la depravación; léase Satanás.
Así es como se debe apreciar Internet, y no como un medio intrínsecamente satánico; especialmente si a través de esta calificación se intenta apartar a los seguidores de la FSSPX de los sitios o emisoras que muestran lo que sus autoridades intentan ocultar.
4) Hay que reconocer de hecho que hoy en día internet es una herramienta inevitable de comunicación. Es un medio de evasión y también de expresión y de información, gracias al cual cada uno puede dar rienda suelta a su independencia o a su propio “genio”. Esta ventana abierta al mundo, con frecuencia sin discernimiento, atiborra las inteligencias con múltiples informaciones e incita al que las recibe a reaccionar de inmediato, sin la necesaria distancia respecto a los acontecimientos y cuando las pasiones están habitualmente exacerbadas.
Ninguna herramienta del hombre es de uso inevitable; en todo caso serán recomendables, convenientes, provechosas, pero no imprescindibles; hay que hablar con propiedad, aunque no estemos acostumbrados y nos cueste. Todo lo demás que expresa en este párrafo el editorial: medio de evasión y también de expresión y de información… dar rienda suelta a su independencia o a su propio “genio”… ventana abierta al mundo… discernimiento…
atiborrar las inteligencias con múltiples informaciones… incitar al que las recibe a reaccionar de inmediato, sin la necesaria distancia respecto a los acontecimientos y cuando las pasiones están habitualmente exacerbadas; todas estas cosas son aspectos (a vigilar, por supuesto) de aquella diversidad y oposición de fines que vimos en los comentarios al párrafo anterior, que tan bien expresara Su Santidad Pío XII y que tan sutilmente eludiera el editorialista.
Por supuesto que un buen usuario de Internet debe contemplar muy bien estas cuestiones, buscando sana evasión, expresión e información, pulsando la rienda del propio genio y de la independencia personal, manipulando cuidadosamente y con discernimiento la apertura al mundo, atiborrando las inteligencias únicamente con todas las informaciones sanamente útiles de que se disponga, incitando al que las recibe a reaccionar según la distancia y magnitud de los acontecimientos (especialmente los proyectos de acuerdos), y exacerbar el amor a Dios a través de las santas pasiones de las almas que reciben el caudal doctrinario correcto aportado por medio de Internet.

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