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sábado, 9 de febrero de 2013

LA SABIDURIA DE LOS SANTOS



LA SABIDURÍA DE LOS SANTOS







San Alfonso María de Ligorio, doctor de la Iglesia


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Tomado de:
La Iglesia Católica, la Maestra de la Humanidad    La enseñanza [la Sabiduría] de los Santos
por un párroco
Imprimatur, 1905
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2. EL AMOR DE DIOS, LA CARIDAD FRATERNA

 




 
EL AMOR DE DIOS
Dios nos ha amado desde toda la eternidad. Hijos de los hombres, dice el Señor, acuérdate de que cuando por primera vez te amé. No habías nacido todavía, el mundo mismo no existía, y aún así te amaba. Mientras yo soy Dios, yo os he amado, yo te he amado todo el tiempo que te he querido ----- St.. Liguori.
¿No merece Jesús el más caluroso afecto de tu corazón? Si tú no tienes un amor muy ardiente,y aún lo deseas  ora a tu Bendito Salvador que el fuego sagrado se encendió dentro de tu pecho. Piensa a menudo que las labores de tu Redentor y los dolores que soportó por ti, un pecador ingrato. Por tu causa Jesús derramó su preciosísima sangre y murió sobre una cruz, sometiéndose a la muerte temporal, para que puedas alcanzar la vida eterna. Él tomó sobre Sí tus morosidad, y canceló la deuda pendiente por tu fijación en la cruz. En fin, se deshizo de todos sus méritos valiosos para enriquecer tu pobre alma. ----- Ven. Blosius.
El amor de Dios nunca está ocioso. Cuando realmente llena el alma, nunca deja de operar grandes cosas en ella. Siempre que no funciona, pero está inactiva, podemos estar seguros de que no hay amor verdadero, sino sólo la apariencia de la misma ----- St.. Gregory.
La mayor seguridad que podemos tener en este mundo que estamos en la gracia de Dios, no consiste en los sentimientos que tenemos de amor a Él, sino en el abandono irrevocable de todo nuestro ser en sus manos, y en una firme resolución de nunca  dar consentimiento a cualquier pecado grande o pequeño. ----- St. Francisco de Sales.
ST. Pedro Claver
Dos amores han hecho dos ciudades: el amor propio  ha hecho una ciudad terrestre, que se levanta en el desprecio de Dios y el Amor Divino ha hecho una celeste, que se levanta en el desprecio de sí mismo. Las antiguas glorias en sí ----- el último en Dios. ----- St. Agustín.
Amar a Dios como Él debe ser amado, hay que desprenderse de todo amor terrenal, debemos amar nada más que a Él o si amamos cualquier otra cosa, hay que amar sólo por amor a Él ----- B.. Pedro Claver.
¡Qué debilidad que es amar a Jesucristo cuando Él nos acaricia, y de ser frío inmediatamente nos aflige. Esto no es amor verdadero. Los que aman así, el amor a sí mismos es amar a Dios con todo tu corazón. ----- St. Margarita Alacoque.
Amar a Dios! oh, qué bonito es! Debemos estar en el Cielo para comprender el amor. La oración nos ayuda un poco, porque la oración es la elevación del alma a los Cielos. Cuanto más conozco a los hombres, menos los amamos. Es lo contrario a Dios, cuanto más sabemos de él, más lo amamos. Este conocimiento inflama el alma con un amor que ya no puede nada más que desear el amor de Dios. . . El hombre fue creado por el amor, por lo que está dispuesto a amar. Por otro lado, es tan grande que nada en la tierra puede satisfacerlo. Él sólo puede ser satisfecho cuando se vuelve a Dios. Tome un pez fuera del agua, y no va a vivir. . . Pues bien, tal es el hombre sin Dios. ----- St. Cura de Ars.
Un día, mientras conversa con san Buenaventura, el Beato Giles le dijo: "Padre mío, Dios te ha mostrado gran misericordia, y carga con las gracias que muchos  le da ese conocimiento que le ayuda a alabarlo Pero nosotros, pobres ignorantes. criaturas, ¿cómo podemos corresponder a su bondad y alcanzar la salvación? " El santo respondió: "Si Dios hubiera dado al hombre su amor solo, eso sería suficiente". "¿Qué?" preguntó el Beato Gil, ¿"un hombre ignorante puede amar a Dios tanto como el médico más sabio?" "Por supuesto", respondió san Buenaventura ", una anciana que no sabe nada puede amar a Dios tanto y más que un maestro en teología." Al oír estas palabras, Giles, transportado de alegría, corrió hacia el jardín, y clamó a los transeúntes: "Venid, hombres sencillos y sin letras, Vengan pobres, las mujeres miserables, ignorantes, vamos, escúchame. ¿Desea amar a Nuestro Señor? Puedes amarlo tanto o más que el hermano Buenaventura y los teólogos más sabios. "----- B. Giles de Asís.
¡Oh, mi dulce amor, ¿quién me impide amarte a ti? ¿Será mi cuerpo? Más bien voy a reducirlo a polvo. ¿Serán mis pecados pasados? Voy a sumergirme en el mar de Tu Sangre, y después de eso, he aquí que mi cuerpo y mi alma, me hacen sufrir todo lo que te plazca con el fin de aniquilar de tal manera lo que puedan ser  obstáculos para ti mi amor. - ---- St. Juan Eudes.
Beato Benito José Labre, dijo que,para  amar a Dios como conviene, sería necesario contar con tres corazones en uno. El primero, todo el fuego de Dios, nos puede llevar a pensar continuamente de Dios, hablar habitualmente de Él, actuar constantemente para Él, y el apoyo con paciencia, durante el término de nuestra vida, los sufrimientos y las pruebas que le sean agradables  enviar a nosotros. El segundo corazón, todo el amor al prójimo, debe llevarnos a ayudarle en su necesidades temporales de nuestras limosnas, y aún más en sus necesidades espirituales por la instrucción, el a bogado, el ejemplo y la oración. Este segundo corazón debe ser, ante todo, lleno de ternura hacia los pecadores, pidiendo continuamente a Dios que los ilumine y llevarlos ante la tristeza por el pecado, sino que también debería ser más compasivo hacia las Santas Almas del Purgatorio. Sin embargo, el tercer corazón debe ser duro como el bronce hacia sí mismo, evitando todo tipo de sensualidad, resistiendo constantemente todo amor propio, renunciando a la propia voluntad, castigando el cuerpo por el ayuno y la abstinencia, ----- en fin, dando muerte a todas las inclinaciones de la naturaleza corrompida. ----- St. Benito José Labre.
CARIDAD FRATERNA

 

              Que cada uno ame a su hermano en la caridad. Contamos con cada uno de nuestros defectos. El que tiene que soportar la culpa de su hermano hoy  y la tendrá que tener con él mañana. ----- St. Alfonso María de Ligorio.
Cómo pacientemente Cristo, el Rey de los Cielos y de la Tierra, dio a los Apóstoles, que permanecen en sus manos incivilidades y muchas incredulidades, siendo ellos  los pescadores pobres y ásperos. ¿Cuánto más debemos nosotros tener con nuestro prójimo, si nos trata con crueldad. ----- St. Felipe Neri.
Con el fin de evitar la contención, nadie nunca se contradice, salvo en caso de pecado o  de peligro de un vecino, y cuando sea necesario  contradecir los demás, y oponerse a su opinión a la de ellos, hazlo con suavidad y mucho tacto, para no aparecer que hace violencia a su mente, porque nada se gana tomando las cosas con excesivo calor y precipitación. ----- St. Luis Rey.
Nuestro enemigo el diablo, que lucha con nosotros, con el fin de vencernos, trata de dividir a nosotros en nuestras casas, y las querellas de raza, concursos y rivalidades, porque, si bien estamos luchando unos con otros, él viene y nos conquista, y nos hace más segura su cuenta. ----- St. Felipe Neri.
Descartar todo enojo, y mira un poco en ti mismo. Recuerde que él de quien estás hablando es tu hermano, y, como él está en el camino de la salvación, Dios puede hacer de él un santo, a pesar de sus debilidades actuales. Usted puede caer en las mismas faltas o tal vez en una falla peor. Pero suponiendo que usted se mantenga en posición vertical, a los que están en deuda por ello, si no a la pura misericordia de Dios? ----- St. Tomás de Villanueva.
Oh! pero ¿podría ver la belleza de un alma en gracia de Dios,  sería mucho más enamorado de lo que lo haría otra cosa que pedir almas de Dios, y, por el contrario, es posible que un alma en pecado mortal se colocase antes sus ojos, usted podría hacer otra cosa que llorar, y le hubiera gustado más el pecado que el diablo mismo, y siempre orar por la conversión de los pecadores. ----- St. María Magdalena de Pazzi.
El más alto entre todas las obras divinas es cooperar en la salvación de las almas. ----- St. Dionisio.
Los que asisten a la regulación de sus propias conciencias no son muy dados a formar juicios temerarios, lejos de perder su reflejo en la disección de las acciones e intenciones de sus vecinos, cuya conducta puede aparecer turbia y oscura, entran en ellos mismos, y utilizan su esfuerzos posibles para reformar y perfeccionar sus propias vidas, como las abejas que, en tiempo brumoso y nublado, vuelven a su colmena para realizar sus labores en casa. Juicio temerario produce la maledicencia, que es la perdición de la conversión. Se  desterrado del mundo, innumerables  pecados serían desterrados junto con él. ----- St. Francisco de Sales.
Si a un hombre le resulta muy difícil de perdonar las injurias, le permitió ver un crucifijo, y pensar que Cristo derramó toda su sangre por él, y no sólo perdonó a sus enemigos, sino que incluso oró a su Padre Celestial que les perdone también. Que recuerde que cuando él dice  el Pater Noster, cada día, en vez de pedir perdón por sus pecados, está llamando a la venganza contra sí mismo. ----- St. Philip.
Para salir de nuestra oración cuando estamos llamados a hacer algún acto de caridad hacia el prójimo, no es realmente un abandono del hábito de la oración,  dejando a Cristo por Cristo. Incluso en medio de una multitud  se puede pasar a la perfección. ----- St. Philip.

Todo el mundo debería ceder fácilmente a la opinión de otro, y para argumentar a favor de otro, y contra sí mismo, y tome las cosas en buena parte. ----- St. Philip.
Sea amable siempre en lo posible, y recuerde que cazan más moscas con una cucharada de miel que con cien barriles de vinagre. Tal es la naturaleza de la mente humana, que se rebela contra la gravedad, pero la dulzura lo hace susceptible a todo. Una palabra suave apacigua la ira, como el agua extingue el fuego. Ningún alma  ingrata,  la bondad puede hacer fructificar.  Hablar dulcemente verdades es lanzar carbones encendidos, o más bien las rosas, en la cara de una persona. ¿Cómo se puede estar enojado con otro que le pelea con perlas y diamantes? ----- St. Francisco de Sales.

Hay tantos tipos de problemas en este mundo, y tantas personas que padecen de diferentes maneras, que debemos estar muy contentos cuando podemos ayudar a alguien a llevar su cruz. ----- St. Chantal.
Me encantan los peores hombres, el amor en ellos los restos de fe que aún conservan, o, si lo han perdido todo, me encantan las virtudes de los que son despojados, el amor a la sagrada imagen que soportan, me encanta la Sangre de Cristo, con el que se creen que han sido redimidos. ----- St. Ignatius.



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