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viernes, 12 de septiembre de 2014

12 DE SEPTIEMBRE EL SANTÍSIMO NOMBRE DE MARÍA

                                      
                         EL SANTO NOMBRE DE MARÍA "¿Quién es ésta que viene adelante como la aurora, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército en orden de batalla establecido?"


El Santísimo Nombre de María
El Santísimo Nombre de María


El Santo Nombre de María - El poder de Su Nombre

                                                                                                                                                                                                                          

San Alfonso María de Ligorio escribe: "Aprovechemos siempre el hermoso consejo de San Bernardo: "En los peligros, en las angustias, en las dudas, invoca a María. Que no se te caiga de los labios, que no se te quite del corazón". En todos los peligros de perder la gracia divina, pensemos en María, invoquemos a María junto con el nombre de Jesús, que siempre han de ir estos nombres inseparablemente unidos. No se aparten jamás de nuestro corazón y de nuestros labios estos nombres tan dulces y poderosos, porque estos nombres nos darán la fuerza para no ceder nunca jamás ante las tentaciones y para vencerlas todas. Son maravillosas las gracias prometidas por Jesucristo a los devotos del Nombre de María, como lo dió a entender a Santa Brígida hablando con su Madre Santísima, revelándole que "quien invoque el Nombre de María con confianza y propósito de la enmienda, recibirá estas gracias especiales: un perfecto dolor de sus pecados, expiarlos cual conviene, la fortaleza para alcanzar la perfección y al fin la gloria del paraíso". Porque, añadió el divino Salvador, "son para mí tan dulces y queridas tus palabras, oh María, que no puedo negarte lo que me pides."

En suma, llega a decir San Efrén, que el Nombre de María es la llave que abre la Puerta del Cielo a quien lo invoca con devoción. Por eso tiene razón San Buenaventura al llamar a María "salvación de todos los que la invocan", como si fuera lo mismo invocar el Nombre de María que obtener la salvación eterna. Por tanto, concluye Tomás de Kempis: "Si buscáis, hermanos míos, ser consolados en todos vuestros trabajos, recurrid a María, invocad a María, obsequiad a María, encomendaos a María. Disfrutad con María, llorad con María, caminad con María, y con María buscad a Jesús. Finalmente desead vivir y morir con Jesús y María. Haciéndolo así siempre iréis adelante en los caminos del Señor, ya que María, gustosa rezará por vosotros, y el Hijo ciertamente atenderá a la Madre."

 
 
 


12 de septiembre es el día de la Fiesta del Santísimo Nombre de María
 
Tu nombre, oh Madre de Dios –como dice san Metodio– está lleno de gracias y de bendiciones divinas. De modo que –como dice san Buenaventura– no se puede pronunciar tu nombre sin que aporte alguna gracia al que devotamente lo invoca. Búsquese un corazón empedernido lo más que se pueda imaginar y del todo desesperado; si éste te nombra, oh benignísima Virgen, es tal el poder de tu nombre –dice el Idiota– que él ablandará su dureza, porque eres la que conforta a los pecadores con la esperanza del perdón y de la gracia. Tu dulcísimo nombre –le dice san Ambrosio– es ungüento perfumado con aroma de gracia divina. Y el santo le ruega a la Madre de Dios diciéndole: “Descienda a lo íntimo de nuestras almas este ungüento de salvación”. Que es como decir: Haz Señora, que nos acordemos de nombrarte con frecuencia, llenos de amor y confianza, ya que nombrarte así es señal o de que ya se posee la gracia de Dios, o de que pronto se ha de recobrar.
Sí, porque recordar tu nombre, María, consuela al afligido, pone en camino de salvación al que de él se había apartado, y conforta a los pecadores para que no se entreguen a la desesperación; así piensa Landolfo de Sajonia. Y dice el P. Pelbarto que como Jesucristo con sus cinco llagas ha aportado al mundo el remedio de sus males, así, de modo parecido, María, con su nombre santísimo compuesto de cinco letras, confiere todos los días el perdón a los pecadores.
  


Promesas
Reconfortante de hecho están las promesas de ayuda hechas por Jesucristo a los que tienen devoción al nombre de María; por un día en la audiencia de Santa Brígida, prometió su Santísima Madre para que os dé tres gracias especiales a los que invocan ese nombre santo con confianza: en primer lugar, que Él les daría dolor perfecto para sus pecados; en segundo lugar, que sus crímenes seran  expiados; y, en tercer lugar, que les daría la fuerza para llegar a la perfección, y por fin la gloria del paraíso. Y entonces nuestro Divino Salvador agregó: "Porque tus palabras, oh Madre mía, son tan dulces y agradables para mí, que no puedo negar lo que pides."

El Santísimo Rosario
O Amor nomen mei Matris Dei-St. Anselmo
(Traducción) ."Oh nombre de la madre de Dios, tú eres mi amor."
San Efrén va tan lejos como para decir, "que el nombre de María es la llave de las puertas del cielo," en las manos de aquellos que devotamente la invocan. Y lo que no es sin razón que San Buenaventura dice "que María es la salvación de todos los que la invocan a ella.""¡Oh Dulcísimo Nombre! Oh María, quién serás Tú que tu nombre sólo es tan amable y lleno de gracia," exclama el beato Enrique Suso.
Hagamos, por lo tanto, siempre provecho de el hermoso consejo nos da  San Bernardo, con estas palabras: "En los peligros, en las perplejidades, en los casos dudosos, piensa en María, invoca a María,no la dejemos apartar de nuestros labios, ni dejar que ella se aparte de nuestro corazón ".
Nombres de Jesús y María
En todos los peligros de perder la gracia divina, debemos pensar en María, e invocar su nombre, junto con la de Jesús; porque estos dos nombres siempre van juntos. Entonces, nunca permitamos que estos dos nombres más dulces dejen nuestros corazones, o estén fuera de nuestros labios; porque ellos nos darán la fuerza no sólo para no ceder, sino para conquistar todas nuestras tentaciones. "La invocación de los nombres sagrados de Jesús y María", dice Tomás de Kempis, "es una breve oración que es tan dulce para la mente, y tan poderosa para proteger a aquellos que la utilizan contra los enemigos de su salvación, ya que es fácil de recordar. "
Hora de la Muerte
Vemos, pues, que el santísimo nombre de María es dulce hecho a sus fieles durante la vida, a causa de las muy grandes gracias que ella obtiene para ellos. Pero todavía más dulce será para ellos en la muerte, a causa del fin tranquilo y santo que les asegura.
Veamos entonces, oh lector devoto, pedir a Dios que nos conceda, que al morir el nombre de María pueda ser la última palabra en nuestros labios. Esta fue la oración de San Germán: "Que el último movimiento de mi lengua sea pronunciar el nombre de la Madre de Dios;" ¡Oh,que dulce y segura que es la muerte acompañada y protegida por decir eso, un nombre; porque Dios sólo concede la gracia de invocarlo a los que Él está a punto de salvar.
Padre Sertorio Caputo, de la Compañía de Jesús, exhortó a todos los que asisten a los moribundos con frecuencia  pronunciar el nombre de María; este nombre de vida y esperanza, cuando se repite en la hora de la muerte, es suficiente para poner en fuga a los demonios, y para consolar a estas personas en sus sufrimientos.

El Santísimo Nombre de María
El Santísimo Nombre de María, dijo devotamente es una oración
 
"Bienaventurado el hombre que ama a tu nombre, oh María," exclama san Buenaventura. "Sí, verdaderamente bendito es el que ama tu dulce nombre, oh Madre de Dios"  "tu nombre es tan glorioso y admirable, que quien se acuerda de el no tiene  temor en la hora de la muerte." Tal es su poder, que ninguno de los que lo invocan en la hora de la muerte temen los ataques de sus enemigos. San Camilo de Lellis instó a los miembros de su comunidad para recordar a los moribundos a menudo a pronunciar los santos nombres de Jesús y María. Tal era su costumbre cuando se ayude a las personas en su última hora.
Oh, que podamos al llegar al fin de nuestras vidas como lo hizo el Padre Capuchino, Fulgencio de Ascoli, que expiró cantando, "¡Oh María, oh María, la más bella de las criaturas! Partamos juntos."
Concluyamos con la tierna oración de San Buenaventura:
"Yo de ti, oh María pido, por la gloria de tu nombre, que vengas a conocer a mi alma cuando se aparta de este mundo, para llevarla en tus brazos." (Fin)

Mariae

Extractos del Breviario de la Fiesta del Santísimo Nombre de María (12 de septiembre) Se dice: Y el nombre de la virgen era María. Hablemos unas palabras sobre este nombre, que significa, siendo interpretado, Estrella del Mar,  ser semejante a una estrella. Una estrella da a luz sus rayos sin ningún riesgo para sí misma, y la Virgen dio a luz a su Hijo sin ningún daño a su virginidad. La luz de una estrella no quita nada a la virginidad de María. Ella es esa noble estrella que debía salir de Jacob, cuyo brillo aún luce derramadora sobre toda la tierra, cuyos rayos son más brillantes en el cielo, y brilla aun hasta el infierno, iluminando la tierra a medio camino, y calentando las almas y cuerpos, fomenta lo bueno y ahuyenta el mal. Ella, digo, es una clara y brillante estrella, titilando con excelencias, y resplandeciente con el ejemplo, necesariamente mirando hacia abajo a la superficie de este grande y ancho mar.

El Santísimo Nombre de María
El Santísimo Nombre de María
¡Oh tú, quienquiera que seas, que te conoces a ti mismo, que estas aquí sin andar sobre terreno firme, tan maltratado de aquí para allá por los vientos y las tormentas de mar de esta vida, si no has querido ser abrumado por la tempestad, mantén tus ojos fijos a  esta estrella de brillo claro. Si los huracanes de la tentación han subido contra ti, o tú estas corriendo sobre las rocas  con problemas, ven a la estrella, llama a María. Si las olas del orgullo o la ambición, o la calumnia, la envidia se te echan encima, mira a la estrella, llama a María. Si las olas de la ira o la avaricia, o las tentaciones de la carne golpearon contra el ladrido de tu alma, mira a María. Si la enormidad de tus pecados te turben, si la fealdad de tu conciencia te confunde, si por el temor del juicio a ti  empiezas a caer en el profundo desaliento, en el pozo de la desesperación, piensa en María.
En peligro, en crisis, o en duda, piensa en María, invoca a María. No sea ella lejana a tu boca o de tu corazón,  y no ha de faltarte el auxilio de sus oraciones. Si tú le sigues, jamás vas a ir por mal camino. Si tú le rezas a ella, jamás tendrás necesidad de desesperarte. Si tú le tienes en cuenta, jamás caerás. Si ella te guían, tú nunca estarás cansado. Si ella te ayuda, has de llegar por último a casa a salvo - y así tú lo probarás en ti mismo, cómo se dice: Y el nombre de la virgen era María.
 
Maria Ave! Regina Salve! Vivat Maria Regina ! Vivat Christus Rex !
Nuestra Señora de Fátima, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, ruega por nosotros.
San Juan Bautista, ruega por nosotros.
San Gabriel Arcángel, ruega por nosotros, ¡sobre todo hoy en su día de fiesta!
San Rafael Arcángel, ruega por nosotros.
Santos Joaquín y Ana, ruega por nosotros.
Santos Gaspar, Melchor y Baltasar, ruega por nosotros.
 

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