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martes, 30 de diciembre de 2014

CEÑIR LOS LOMOS, ( Lucas VII. 35,40)

31 DE DICIEMBRE SAN SILVESTRE


PAPA SILVESTRE BAUTIZA
Papa San Silvestre bautiza al emperador Constantino
Jacopo Vignali
c. 1623
31 de enero de 314 hasta el 31 de diciembre de 335


31 de diciembre, San Silvestre I, Papa y Confesor

San Silvestre I, Papa y Confesor

La Iglesia en su liturgia reproduce todas las fases de la vida de su divino Fundador. Cuando acaba de nacer sólo, el Niño Dios es perseguido por Herodes: la Iglesia todavía en su cuna envía al cielo su primer mártir en la persona del diácono Esteban, y sus primeros veinticinco papas mueren como mártires.

De regreso de Egipto, Jesús crece en edad y sabiduría en Nazaret, donde pasan los años en quietud: bajo el pontificado de Silvestre I (314-325) la Iglesia, después de tres siglos de persecución, comienza a disfrutar de la libertad, que es su mayor bendición. Ella extiende se en el Imperio Romano, y el Concilio de Nicea (325) establece triunfalmente contra Arrio la doctrina de la divinidad del Salvador, de la que la liturgia de la temporada de Navidad está llena.
Miércoles, 31 de diciembre 2014

En el cierre de otro año: La oración de San Agustín de la Misericordia

La oración de San Agustín

Tuos Ante oculos, Domine, culpas nostras ferimus; et Plagas quas Accepimus, conferimus.
Si pensamus malum quod fecimus, menos quod est patimur, majus quod est meremur.
Grávius quod est commisimus, Levius quod est toleramus.
Peccati poenam sentimus, et peccandi pertinaciam no vitamus.
En flagellis tuis infirmitas nostra teritur, et iniquitas no mutatur.
Mens aegra torquetur, et cuello uterino no flectitur.
Vita en dolore suspirat, et in opere no se emendat.
Expectas Si, no corrigimur; vindicas si, no duramus.
Confitemur en correctione quod egimus; obliviscimur puesto visitationem quod flevimus.
Si extenderis promittimus manum, facienda; si suspenderis gladium, promissa no solvimus.
Ferias de Si, clamamus parras ut; si peperceris, iterum provocamus ut ferias.
Habes, Domine, confitentes reos; novimus quod nisi dimittas, Recte nos perimus.
Praesta, omnipotens Pater, merito sine quod rogamus, qui fecisti ex nihilo qui te rogarent. Per Dominum nostrum Christum. Amén.

  CONCLUSIÓN DEL AÑO

Consideremos en primer lugar, que ya has llegado a una conclusión en este año :  justo a punto de expirar:  estos doce meses que ahora son pasado, han volado en el campo de la eternidad; ahora no son más; porque no volverán a nosotros más. todos nuestros años pasan de esta manera, todos se apresuran lejos uno tras otro y nos apuran, junto con ellos, hasta que nos traen también  una eternidad sin fin e inmutable. Nuestros años todos serán más rápidos; nos encontraremos al final de nuestras vidas mucho antes de lo que imaginamos.¿ O no?, no dejemos entonces poner nuestros corazones en cualquier cosas transitoria. Vamos a despreciar todo lo que pasará con esta corta vida, y aprendamos a adherirnos sólo a Dios, que nunca muere, porque es eterno. Tenemos que estar siempre preparados para nuestra partida de este mundo.
Considere como el año pasado  ahora ya está desaparecido, por lo tanto lo mismo todos los placeres: todas nuestras diversiones, en las que hemos pasado nuestro tiempo este año, ahora ya no son más: la memoria de ellas no es más que como la de un sueño.  Tal es la condición de todas las cosas que pasan con el tiempo! ¿Por qué entonces pusimos nuestro aprecio o afecto sobre de ellas? ¿Por qué no estamos prácticamente convencidos y con sentimiento de vacío y vanidad de todas ellas; y que nada de esas cosas merecen nuestro amor o atención?,¿ pero Dios y la eternidad? Y como los placeres del año anterior son todos los  sinsabores y malestares, dolores y mortificaciones de él: también son ya nada más que como un sueño, y así serán todos los males temporales nos parecerá  poco  tiempo, por lo tanto cuando nos veamos a nosotros mismos al borde de la eternidad. Aprendamos, pues, sólo que temer a esos males no tendrá fin, y al mal del pecado, que lleva a estos males interminables.
 ¿Podría decir con verdad como San Pablo: He combatido con valor, he concluido la carrera, he guardado la fe? Hete aquí al término del año; repasa en tu espíritu todo el bien y todo el mal que has hecho durante este año, y mira si tus buenas acciones son más numerosas que las malas. ¿Cuántos días transcurrieron sin que hicieras nada para Dios? Sin  embargo, este año te fue dado únicamente para servirlo, para hacer penitencia de tus pecados y merecer el cielo mediante la práctica de las buenas obras.
II. ¿Dónde están ahora los placeres y los honores de que gozaste durante este año? ¡Todo ha pasado, y no te queda sino el triste recuerdo de haber ofendido a Dios por bienes pasajeros y falaces! ¿No es verdad que, al contrario, experimentas una gran alegría por el bien que hiciste tratando de agradar a Dios? Ya no experimentas el esfuerzo que tus buenas obras te costaron, y tienes la esperanza de ser recompensado por ellas. Tu vida pasará como este año, tus placeres pasarán tanto como tus trabajos, y el único consuelo que te quedará será haber servido al Señor. ¿Quién me devolverá este día, este año que perdí en la vanidad? (San Euquerio).
III. Acaso pasaste parte de este año en pecado mortal. Si durante esa época hubieras muerto, ¿dónde estarías ahora? Dios te ha dado tiempo para hacer penitencia; aprovéchalo mejor en lo porvenir ¡acaso no tengas más que este año de vida! Prepárate, pues, a morir, haz una buena confesión, y si quieres pasar santamente todos los días del año que va a comenzar piensa todos los días en la muerte y en la eternidad. Dios te ha ocultado tu último día, para que te prepares a él todos los días de tu vida. (San Agustín).
 
Para terminar, dando gracias a Dios por todas sus bendiciones de este año; y sobre todo por su paciencia y tolerancia hacia nosotros con nuestros pecados. Regresemos ahora al menos a él con todo nuestro corazón; pidiendo la misericordia y el perdón de todos los pecados del año, y por todos los pecados de nuestra vida. Y resolverlos, con la gracia de Dios, si él se complace en darnos pasar un año más, de una manera que  garanticemos a nuestras almas el año interminable de una eternidad feliz.
 
 El Evangelio de ceñir los lomos, Lucas VII. 35

Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas. Y sed semejantes a hombres que aguardan a su amo a su regreso de las bodas, a fin de que, cuando el llegue y golpee, le abran enseguida.¡ Felices esos servidores, que el amo, cuando llegue hallará velando!

Este ceñir de nuestros lomos, y tener las lámparas encendidas, se deben tomar en un sentido espiritual, contiene lecciones grandes y necesarias para cada parte de nuestro vivir. Como no sabemos la hora cuando el Señor vendrá a nosotros, y llamará a nuestra puerta por la muerte, debemos mantenernos siempre despiertos, en una postura adecuada, y preparados para abrirle a él sin demora, y para darle la bienvenida. Ahora bien, esta postura y la preparación adecuada para recibir a nuestro Señor cuando  ha de venir a golpear, principalmente consiste en esas dos cosas, en tener nuestros lomos ceñidos siempre por una restricción constante de nuestras inclinaciones irregulares y deseos; y tener lámparas siempre encendidas en la mano, por el constante ejercicio de las virtudes cristianas; que pueden brillar a la gloria de Dios y la edificación de nuestros vecinos. Y aquellos siervos son felices en verdad, que siempre están a la espera de la venida de su Señor, con sus lomos ceñidos de esta manera, y la celebración de este tipo de lámparas que están siempre ardiendo en sus manos.
 Considere  lo que sigue en el mismo evangelio, en lo que respecta a la inmensa recompensa de estos siervos fieles.En verdad, os lo digo, él se ceñirá, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirles.
"Los cristianos,si Nuestro Señor está aquí como lo prometió qué honor, qué felicidad, en su venida, si los hallara velando! En verdad, os lo digo, él se ceñirá, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirles. O, ¿qué alegrías incomprensible, aquí están significados los ministerio de nuestro Señor para con nosotros, por Él  mismo, para así ser disfrutado perpetuamente ! O, lo que es una regla es lo siguiente, seremos invitados a sentarnos, estar eternamente entretenido por él con todas las delicias del cielo ,; con los dulces frutos del árbol de la vida, y las deliciosas aguas de la fuente de la vida! Y para no  desanimarnos por la aprehensión  nuestra de ser excluidos de este banquete eterno, ya hemos pasado una buena parte de nuestras vidas sin estar preparados como el Señor espera de nosotros en el momento de su venida, añade para nuestro consuelo, que: Y si llega a la segunda vela, o la tercera, y así los hallare, ¡felices de ellos  dijo Él," son aquellos siervos "Así que, si hemos sido hasta ahora descuidados 'todavía seremos felices.». si hemos dejado que la primera, o incluso el segundo tiempo pasara, sin estar en guardia, y él ha sido tan bueno como para no venir a sorprendernos; pasemos ahora al menos despiertos, vamos a ceñir nuestros lomos ahora, y tengamos nuestras lámparas, en el futuro, ardiendo en nuestras manos, y todavía podemos ser bendecidos.
 Considere, las palabras restantes de este evangelio: "Sabedlo bien;" dice nuestro Señor, porque si el dueño de casa supiese a qué hora el ladrón a de venir , no dejaría oradar su casa.Vosoros También  estad prontos, porque a la hora que no pensáis es cuando vendrá el Hijo del Hombre"Esta es la gran lección de siempre vigilando, que nuestro Salvador inculca perpetuamente como nuestra única garantía contra el terrible mal de una muerte imprevista; y todos esos males sin fin, que son la triste consecuencia de esa una muerte. O vamos a guardar a esta lección en nuestros corazones; meditemos diariamente sobre ella; vamos a conformarnos a ella en la práctica de nuestra vida. ¡O, vamos siempre a estar en veremos! Nuestro Señor, que ha soportado de nosotros todo este año, en el ínterin llamó a la puerta de miles de personas, que eran más propensos a vivir como nosotros estos doce meses. Sus cuerpos se están corrompiendo en sus tumbas; pero ¡oh! ¿dónde están sus almas? ¿Y dónde estarán nuestros cuerpos, que serán nuestras almas,  en doce meses ahí? Estemos entonces siempre listos; porque no sabemos el día ni la hora, cuando nuestro Señor venga.
 Observar así estas prescripciones evangélicas, de ceñir sus lomos, de tener sus lámparas siempre ardiente en sus manos, y de estar siempre listo para abrirle la puerta a él; y no faltará de ser del número de aquellos siervos felices que entrarán en el gozo eterno de su Señor.

fuente: varias


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