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jueves, 22 de enero de 2015

BERGOGLIO EN CONTRA DE LOS CONEJOS


"Algunos piensan, discúlpeme por usar la palabra, que para ser buenos católicos, tenemos que ser como conejos - pero no es así " Francisco en el avión a Roma





 Nos preguntamos entonces: ¿Vamos a tener muchos hijos, o simplemente dos o tres?

Respuesta  - El Creador de la vida, es decir, Dios, determinará el número; la pareja no deben pretender saber más que Dios por limitarse a una cantidad determinada. En el caso de la pobreza extrema en el hogar o alguna otra dificultad grave, consulte a su pastor; pero los anticonceptivos permanecen fuera de los límites como una opción.

Tenga en cuenta que muchos grandes santos canonizados han venido de las familias numerosas. Por ejemplo:

a. De una familia de 13 hijos llegó  San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas;

b. De una familia de 9 hijos vinieron Santa Teresa de Lisieux, una de los santos patronos de los Misioneros;

c. De una familia de 10 hijos llegó el Papa San Pío X.


Esto es lo que dijo el falso papa : «Yo creo que el número de tres hijos por familia, según lo que dicen los técnicos, es el número importante para mantener a la población. La palabra clave para responder es la paternidad responsable, y cada persona, en el diálogo con su pastor, busca cómo llevar a cabo esa paternidad… Perdonen, pero hay algunos que creen que para ser buenos católicos debemos ser como conejos, ¿no? Paternidad responsable: por esto en la Iglesia hay grupos matrimoniales; los expertos en estas cuestiones, y hay pastores. Yo conozco muchas vías lícitas, que han ayudado en esto. Y otra cosa: para la gente más pobre, el hijo es un tesoro; es cierto que hay que ser prudentes, pero el hijo es un tesoro. Paternidad responsable, pero también considerar la generosidad de ese papá o de esa mamá que ve en el hijo o en la hija un tesoro.»

Luego tuvieron que salir a tratar de arreglar el lio sus secuaces, ¿como lo hacen? , de esta forma: se le atribuyó erróneamente. Al responder a una pregunta que mencionaba el número de hijos por cada mujer filipina, Francisco se limitó a recordar que, según las estadísticas, tres hijos por pareja es el número mínimo para garantizar la estabilidad de la población. Por debajo de este número se habla de bajos índices de natalidad. Y algunos países occidentales, en particular Italia, están muy por debajo de este límite, por lo que esta situación (como bien se sabe) puede poner en crisis el estado social.
  Este mensaje de Francisco no es original, no es suyo ni es nuevo. Se puede encontrar varias veces, por ejemplo, en el magisterio de Juan Pablo II, que en el Ángelus del 17 de julio de 1994, en el Año de la Familia, dijo: «El pensamiento católico a menudo es equivocado, como si la Iglesia sostuviera una ideología de la fecundidad a ultranza, impulsando a los cónyuges a procrear sin ningún discernimiento y ningún proyecto. Pero basta una atenta lectura de las indicaciones del Magisterio para constatar que no es así». No había conejos, pero el concepto es idéntico.


[¿ Qué pasó entonces? ¿será pues que se tomo el vino de todo el mundo? lo dijo él, no lo digo yo,] «No soy abstemio, pero bebo poco. Vino italiano y de todo el mundo. Pero poco, poco, ¿eh?».
  Y justamente sobre el vínculo entre el vino y la alegría se había detenido cuando comentó una parábola evangélica: «¿Recuerdan el milagro de las bodas de Canaán? En cierto momento falta el vino y la fiesta parece arruinada. Imagínense acabar la fiesta tomando tè... ¡Sin vino no hay fiesta!». 
¡ Que enredo!....Conejos , vinos,.... será mejor comer un conejo con un buen vino
Buenas noches queridos conejos 

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