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miércoles, 15 de septiembre de 2010

DISTOPÍA DEL MUNDO

UNA REALIDAD... DISTÓPICA

  

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Distopía, es lo contrario de utopía, es decir, la invención de una sociedad negativa.
Y tanto una como otra, es decir tanto la utopía como su polo opuesto, la distopía, han dado mucho juego tanto en la literatura, como en el cine. Buenos ejemplos de ello, son el “1984” de Orwell, “El mundo Feliz” de Huxley y la famosa obra de Bradbury “Fahrenheit 451”.
En el cine, concretamente, son memorables la versión que hizo Truffaut sobre esa misma obra de Bradbury; "El Planeta de los simios", que adorna hoy nuestra cabecera y la celebre "Naranja mecánica” de Stanley Kubrick, por decir algunos ejemplos...
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Las distopías nos presentan sociedades indeseables, donde la libertad y los derechos no existen, así, además de mostrarnos, como es el caso del “Mundo Feliz”, los peligros de la mala aplicación de los avances de la ciencia y la tecnología; nos advierten además, de los riesgos que conlleva el asentamiento de ideologías carentes de principios y valores, doctrinas antinaturales e inhumanas, donde todo está girado 360 grados. Ese es el caso del Ministerio de la Verdad de “1984”, que tan sólo es la portavocía de la mentira oficial o como en “Fahrenheit 451”, donde el protagonista es un bombero, que curiosamente no apaga fuegos, sino que los provoca… ¡quemando libros!.... es decir, el mundo al revés.
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Las distopías son fábulas fictícias, tremendamente didácticas y cobijan grandes moralejas, posiblemente la lección fundamental, radique en enfrentarnos ante esas posibilidades, para aterrarnos y abominar de tales monstruosidades. Ahora bien, parece, que los humanos, una y otra vez caemos en la misma piedra, y aunque nos muestren el hoyo delante de las narices, siempre estamos abocados, tercamente, a caer irremediablemente en él..., con lo cual, el batacazo es seguro, y muchas veces es MAYÚSCULO.
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Esta sociedad nuestra, y no sólo hablo de la española, poco a poco empieza a tornarse en la más aberrante de las distopías. Es esta una sociedad que permite diariamente la muerte de cientos inocentes, llamándole a eso, eufemísticamente "interrupción voluntaria del embarazo"; una sociedad que aboga por cargarse a los discapacitados y a las personas mayores que lo soliciten por un altruismo mal entendido; una sociedad que permite, o no se extraña, o no se discute, la dignidad, no sólo sobre las uniones homosexuales, sino las uniones con animales (
Periodista Digital); una sociedad, en definitiva, cada vez más acostumbrada y complaciente con LO ANORMAL, con la infidelidad, el robo, la mentira, la traición y tantas otras cosas. Es ya una sociedad que supera a la más horrenda y peor de las distopías. Una sociedad perdida, que tan sólo se salvará en la vuelta radical a los principios.
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¿Qué puede hace un cristiano en estos convulsos tiempos de desorientación mundial?.
¡CRECER!, crecer es la respuesta, crecer por dentro y por fuera, crecer en oración, crecer en caridad, crecer en generosidad, crecer en AMOR, y mantenerse firme, dando ejemplo.
Todos tenemos una gran responsabilidad en esta sociedad, este es el octavo día de la creación y la estamos ¡cagando!. Hemos, por fín, de convencernos de que estamos hechos a -su imagen y semejanza-, debemos acoger e interiorizar su mandato supremo: amarnos como él nos amó.
A través de nuestras vidas, de nuestro ejemplo, hay que romper el silencio de Dios, hacerlo presente con nuestros actos, tenemos que hacer presente a Dios, en este mundo sin Dios, siendo nosotros mismos, otros Cristos, el mismo Cristo.
Que todos vean en nuestras manos, sus manos; en nuestra palabra, su palabra; en nuestro consejo, su consejo; en nuestra sonrisa, su sonrisa: en nuestro toque fraternal, su amorosa caricia. Dios se tiene que hacer presente, hoy más que nunca en el mundo, a través nuestro.
Estamos moralmente obligados, por amor, a meternos en todos los sitios como SAL que debemos ser.
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Hoy…, se hace YA necesaria una revolución de almas limpias, una rebelión contra la oscuridad, que mueva a nuestros hermanos a volver la mirada a la Luz y al Amor. No hay otro camino. Pero esa renovación empieza por uno mismo, por cada uno de nosotros, de forma individual.
Nuestra oración, preparación y acción, son el trípode, en el que esta sociedad ha de empezar a apoyarse para iniciar la metamorfosis necesaria, que nos devuelva LA ESPERANZA, que cambiará la insoportable distopía actual, en una utopía posible donde una eternidad luminosa y alegre sea nuestra única meta real y alcanzable.



UN VIDEO REBUSCADO, PARA SEGUIR EN LO MUNDANO:





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