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domingo, 13 de marzo de 2011

El Vaticano II utiliza el mismo verbo que el Concilio de Florencia para enseñar exactamente lo contrario



El Concilio de Florencia definió dogmáticamente que toda persona que tenga una posición contraria a la enseñanza de la Iglesia católica sobre Nuestro Señor Jesucristo o la Trinidad, o cualquiera de las verdades acerca de Nuestro Señor o de la Trinidad, es rechazada por Dios.

Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Bula Cantate Domino, 1442, ex cathedra: “La sacrosanta Iglesia Romana, fundada por la palabra del Señor y Salvador nuestro, firmemente cree, profesa y predica a un solo verdadero Dios, omnipotente, inmutable y eterno, Padre, Hijo y Espíritu Santo (…) A cuantos, por consiguiente, sienten de modo diverso y contrario, [la sacrosanta Iglesia Romana] los condena, reprueba y anatematiza, y proclama que son ajenos al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia[2].

Esta es una definición dogmática infalible de la Iglesia Católica sobre las personas que tienen una opinión sobre Nuestro Señor Jesucristo o la Santísima Trinidad que es contraria a la de la Iglesia (p. ej., judíos, musulmanes, etc.).  ¡El Concilio de Florencia define solemnemente que todo aquel que tiene una opinión contraria a la enseñanza de la Iglesia sobre Nuestro Señor y la Santísima Trinidad (p. ej., los judíos), es condenado y reprobado!  Nota: el Concilio no se limita a decir que la opinión contraria a Nuestro Señor es reprobada, sino que la persona (p. ej., el judío) es reprobada.  Este dogma se basa en la verdad que específicamente Nuestro Señor reveló en la Sagrada Escritura.

Mateo 10, 33 “Y el que me negare delante de los hombres, lo negaré yo también delante de mi Padre, que está en los cielos".

La palabra "negar" significa rechazar, reprobar o repudiar.  El que niega a Nuestro Señor es rechazado por Él.  Pero en su Decreto sobre las religiones no-cristianas, el Vaticano II enseña todo lo contrario.
las palabras de Benedicto XVI que exculpan al pueblo judío de la ejecución de Jesús. "Eso es cosa sabida y común desde hace 50 años, desde el Vaticano II y la declaración Nostra Aetate;

Declaración del Vaticano II, Nostra Aetate (#4): “Y, si bien la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, no se ha de señalar a los judíos como reprobados de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras”[3].

El Vaticano II niega la verdad divinamente revelada en Mateo 10,33, que fue solemnemente definida por el Concilio de Florencia.  La enseñanza del Vaticano II es manifiestamente herética.

Pero esto se pone aún peor cuando esto se considera en más detalle.  En caso de tener alguna duda sobre esta herejía, por favor considere lo siguiente:

El Vaticano II vs. El Concilio dogmático de Florencia

Nostra Aetate #4 del Vaticano II: “… no se ha de señalar a los judíos como reprobados de Dios ni malditos…”.

Vaticano II, Nostra Aetate #4, el latín original: “… Iudaei tamen neque ut a Deo reprobati neque ut maledicti exhibeantur …”[4].
El Concilio dogmático de Florencia: “A cuantos, consiguientemente, sienten de modo diverso y contrario, [la Iglesia] los condena, reprueba y anatematiza, y proclama que son ajenos al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia".

El latín del Concilio de Florencia:

“Quoscunque ergo adversa et contraria sentientes damnat, reprobat et anathematizat et a Christi corpore, quod est ecclesia, alienos ese denuntiat”[5].


Al hacer la declaración dogmática infalible de que todos los que tienen una opinión contraria a la fe en Nuestro Señor o la Trinidad son reprobados, el latín original del Concilio de Florencia utiliza la palabra «reprobat» que significa "rechazar" o "reprobar".  Ello es a partir del verbo latino reprobo, que significa "reprobar" o "condenar".

Pero aquí está la bomba: En Nostra Aetate, #4 (el Decreto del Vaticano II sobre las religiones no-cristianas) al declarar exactamente lo opuesto, ¡el Vaticano II usa exactamente el mismo verbo!  El Vaticano II utiliza «reprobati», que es el participio pasado de reprobo – ¡exactamente el mismo verbo que utiliza el Concilio de Florencia!  Esto significa que el Vaticano II y el Concilio de Florencia están hablando exactamente de la misma cosa – ellos utilizan exactamente el mismo verbo ¡y enseñan exactamente lo opuesto!  La Iglesia Católica enseña que todos los individuos (judíos, etc.) quienes tengan una opinión contraria a la fe en Cristo o de la Trinidad, la Iglesia "reprobat" (los reprueba).  El Vaticano II nos dice que los judíos no deben ser considerados como "reprobati" (como si hubieran sido reprobados).  ¡El Vaticano II no podría contradecir de manera más precisa el dogma católico!

No puede haber ninguna duda que el Vaticano II niega la enseñanza dogmática del Concilio de Florencia.  Si bien que en el Vaticano II hay muchas herejías evidentes, como veremos, ésta es una de la más específica.  Quien niega que el Vaticano II enseñe herejía, a la luz de estos hechos, es simplemente un mentiroso.

Esta herejía en la declaración Nostra Aetate del Vaticano II, es el fundamento teológico de la actual enseñanza  del Vaticano II sobre los judíos.  Esta es la razón de que actualmente el Vaticano publica libros que enseñan que los judíos son perfectamente libres de vivir como si Cristo no hubiera venido.  Esta es la razón por lo que el Vaticano II enseña que la Antigua Alianza es válida.  Esta es la razón, como veremos, por la cual tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI han visitado la sinagoga para intentar validar la religión judía
 fuente:
vaticanocatolico



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