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lunes, 8 de abril de 2013

SOLEMNIDAD DE MARÍA MADRE DE DIOS








Solemnidad de Santa María Madre de Dios
Mons.
Fulton J. Sheen
La Virgen Madre
Una mujer puede ser virgen por una de estas tres motivaciones: primera,
porque nunca tuvo oportunidad de casarse. Esta sería virginidad involuntaria
(si se rebelaba contra su doncellez), o también voluntaria y meritoria (si la
aceptaba como Voluntad de Dios). Nadie se salva por su virginidad,
solamente; de las diez vírgenes de que habla el EvÁngelio, cinco eran
vírgenes necias. Hay vírgenes en el infierno, pero ninguna que haya sido
humilde. Una mujer puede ser virgen, segundo, porque decidió no casarse.
Esta decisión pudo deberse a razones sociales o económicas, y por lo tanto
no habría valor religioso en su actitud, pero también puede ser meritorio si lo
hizo por motivos religiosos, por ejemplo: a fin de atender y servir mejor a
una persona de la familia, enferma;
 o para dedicarse a servir al prójimo por
amor de Dios. Tercero: una mujer puede ser virgen porque hizo voto o
promesa a Dios de mantenerse íntegramente pura por Dios, aun cuando
tuviera un centenar de oportunidades para casarse.
María fue Virgen por la tercera motivación. Se enamoró en tempranísima
edad, y se enamoró de Dios, uno de esos hermosos enamoramientos en que
el primer amor es también el último, y el último es el Amor Eterno. Debía
haber sido muy prudente y sabia, tanto como puede serlo al máximo una
jovencita de quince o dieciséis años, para hacer tal elección. Esto sólo ya la
hizo muy diversa del resto de las demás mujeres, que estaban ansiosas por
tener hijos. En aquel tiempo, cuando una mujer casada no tenía hijos,
 se
consideraba a veces, aun cuando fuera desacertadamente,
 que Dios estaba disgustado de ella.
Cuando Nuestra Señora hizo el voto de virginidad, para algunas personas
pasó como "rara", porque siempre habrá gente de mentalidad materialista
incapaz de comprender por qué algunas almas aman realmente a Dios. La
Santísima Virgen tenía una mejor probabilidad que la mayoría de las demás
mujeres, de llegar a ser la Madre de Dios, porque la Biblia había consignado
que Nuestro Señor nacería en la casa de David, el gran rey que viviera mil
años antes, y María pertenecía a esa familia real. Sin duda, conocía la
profecía de Isaías olvidada por algunos: que el Mesías habría de nacer de una
virgen. Pero más verosímil es, juzgando por lo que Ella misma dijo más
adelante, que se consideraba demasiado inferior para tal dignidad, e hizo el
voto con la esperanza de lograr, mediante su sacrificio y sus plegarias, que la
venida del Mesías fuera apresurada.
¿Cómo sabemos que María hizo el voto? Por la respuesta que dio al Ángel
Gabriel. En medio de su trono de luz llegó el Ángel a la presencia de aquella
joven arrodillada en oración. La visita del Ángel a María se denomina la
Anunciación porque anuncio a la tierra la primera noticia realmente buena
que se había oído desde siglos.
El acontecimiento de antes había sido la caída
de un hombre por una mujer; la de hoy era la regeneración del hombre 
por una Mujer.*







*¡Un Ángel saludando y honrando a una mujer! Esto sería un desconcierto en
el orden del Cielo, peor que si los hombres tributaran reverencia a los
animales, a menos que la mujer saludada estuviera destinada por Dios a ser
superior a los ángeles, más aun, ¡su verdadera Reina! Y así sucede que el
Ángel, acostumbrado a ser honrado él por los seres humanos, saluda y honra
ahora a la Mujer.
Este embajador de Dios no imparte órdenes, sino que la saluda: "¡Salve,
llena de gracia!" "Salve" es nuestra expresión castellana de la griega
Chaire,
y probablemente ésta es el equivalente de la antigua fórmula aramaica
Shalom, que significa: "Alégrate", o "La paz sea contigo". "Llena de gracia"
expresión rara en el griego de los EvÁngelios, significa "llena de virtud" o
"agraciadísima". Equivalía casi a un nombre propio con que el Enviado de
Dios le aseguraba que era objeto de la Divina Complacencia.
Menos que la inesperada visita del Mensajero Celestial turbó a la humilde
Doncella el asombroso saludo y el inaguardado tono de la Divina alabanza.
Poco tiempo después, cuando visitara a su prima Isabel, se le preguntaría:
"¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme?" Pero ahora
corresponde a María preguntar: "¿Por qué el Ángel de mi Dios llega a mí?" El
Mensajero se apresura a darle razón de la visita: ha de cumplir en Sí Misma
lo que el profeta Isaías había anunciado siete siglos antes: "He aquí que una
Virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y su nombre será Emanuel (Dios con
nosotros)." (Isaías, VII, 14). Haciendo una clara alusión a dicha profecía,
añade el Ángel: "He aquí que concebirás y darás a luz a un hijo y le darás por
nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del Altísimo,
y le dará Dios el Señor el trono de David su padre,y
reinará en la casa de Jacob para siempre
y su reino no tendrá fin." (Luc. I, 30-33).
Dios La elegía, no solamente por ser una virgen, sino también
a causa de su humildad.
 Más adelante María misma declaró esto como razón: "Porque miró
la humildad de su sierva." (Luc. I, 48). María se sintió confusa; nada turba
tanto a un alma humilde como la alabanza, y en este caso la alabanza
procedía de un Ángelde Dios.
Ese gran honor le creó un problema, pues había hecho voto de consagrar su
cuerpo y su alma a Dios. Por lo tanto, nunca podría ser madre. Y lo
manifestó: "No conozco varón, he hecho voto de no conocer varón."
La Biblia nunca habla acerca del matrimonio usando términos de sexo, sino
como "conocimiento". Por ejemplo: "José no conoció a María" (Mat. I, 19);
"Adán conoció a Eva y ella concibió" (Gén. IV, 1). La razón de tal expresión
es para demostrar cuán unidos deben estar el esposo y la esposa; en la
intención de Dios han de estar tan próximos entre sí como la mente y la cosa
conocida. Por ejemplo: todo ser normal sabe que dos más dos son cuatro, y
nadie puede imaginar algo que se interponga entre la mente y ese
conocimiento. Mi mano derecha no está tan unida a mi cuerpo como lo está
 a mi mente cualquier cosa que yo sepa.*


* María respondió preguntando: "¿Cómo sucederá esto,
 puesto que no conozco varón?", 
y no dijo: "Nunca me casaré, por lo tanto no 
puedo llegar a ser la Madre de Jesús", esto hubiera
implicado desobediencia para con el Ángel que
le pedía que quisiera ser la Madre del Mesías; ni tampoco
 dijo: "No quiero un marido, 
pero que se haga la Voluntad de Dios", pues, 
ello hubiera implicado inconsistencia para consigo misma
 y para con el voto hecho. Simplemente,
pidió ser iluminada respecto de su deber. 
El problema no era su virginidad,
conocía suficientemente la profecía de Isaías para saber
 que Dios nacería de una Virgen. Su única preocupación era:
 puesto que hasta ese entonces, en la historia,
la maternidad y la virginidad eran irreconciliables, 
¿cómo dispondría Dios las cosas? 
 Su objeción a la Generación Virginal se basaba en motivos
científicos. 
La solución, ciertamente, no podía ser natural, por lo tanto tenía
que ser sobrenatural. 
Dios podía hacerlo, pero ¿cómo? Mucho antes de que la
biología moderna pusiera reparos a la generación virginal, 
María preguntaba el científico "
¿Cómo?" El Ángel le explicó que en Su caso,la generación
sobrevendría sin amor humano, pero, no sin Amor Divino, por
que la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, 
el Espíritu Santo, que es el Amor de Dios,
descendería a Ella,
 y el que nacería de su voluntad de Ella sería "El Hijo de
Dios".
María comprendió en seguida que ese proceder le permitiría
 conservar su voto.
De cualquier modo, lo que deseaba era amar a Dios. En aquel
momento, cuando el Espíritu de Amor extasió su alma,
 de modo que concibiera en Sí a Cristo,
 debió cumplirse en ella el éxtasis pleno que las
creaturas buscan en la carne, pero que nunca logran plenamente.
 La carne,en sus elevaciones de amor, cuando es unida
 a otra carne vuelve con hastío
otra vez a sí, pero aquí, en la unión del amor humano
 con el Divino, no hay retorno a sí, 
sino únicamente el puro deleite del éxtasis del espíritu. En el amor
 carnal el éxtasis sucede primeramente en el cuerpo y luego
indirectamente en el alma. En ese amor espíritu, el alma de María fue
extasiada, y no por amor humano sino por Amor Divino. El amor de Dios
inflamó de tal modo su alma, cuerpo y corazón, que cuando
 nació Jesús el mundo pudo decir en verdad acerca del
 recién nacido:"Este es un Hijo Fruto de Amor."
Una de las más hermosas lecciones del mundo surge de la Anunciación, o
sea: la vocación de la mujer a los valores religiosos supremos.
 María retoma la vocación de la mujer desde un comienzo,
 es decir: a ser para la humanidad portadora de lo Divino. 
Toda madre es esto cuando da nacimiento
a un hijo, porque el alma de cada niño es infundida por Dios.
 De este modo es cooperadora con la Divinidad, lleva en su
 ser lo que solamente Dios puede dar. 
 Como en el orden de la Redención, el sacerdote, al momento de
Consagrar trae el Crucificado al Altar, así la madre,
 en el orden de la Creación, trae al espíritu que procede
 de la Mano de Dios a la cuna terrena.
Con estos pensamientos en su mente, Leo Bloy dijo
 en una oportunidad:"Cuanta más santa es una mujer, 
tanto más se hace mujer."
¿Por qué? No porque las mujeres sean naturalmente 
más religiosas que los  hombres.*
 
 *Esta afirmación es simplemente una racionalización hecha
por hombres que han defeccionado de sus ideales. 
 Tanto el hombre como la mujer tienen una misión 
específica,dispuesta por Dios, para complementarse
mutuamente. Cada uno, también, tiene su símbolo en el 
orden inferior: el hombre puede ser parangonado
 al animal en su iniciativa, movilidad
 y facultad adquisitiva; la mujer puede serlo con la flor,
 ubicada entre el cielo y la tierra,
 es como la tierra en su gestación y portación de vida,
 es como el cielo en sus aspiraciones por florecer hacia
 arriba,hacia lo Divino. La señal
distintiva del hombre es la iniciativa, pero la de la mujer
es la cooperación. El
hombre habla sobre libertad,la mujer sobre simpatía,
 amor, sacrificio; el hombre coopera con la naturaleza, 
la mujer coopera con Dios; el hombre ha sido
amado a arar la tierra, a "gobernar sobre la tierra", 
 la mujer a ser gestadora y portadora de una vida
 que procede de Dios. El deseo oculto de
toda mujer en la historia, el anhelo secreto de todo
 corazón femenino, es satisfecho en el instante en 
que María dice:"Fiat","Hágase en Mí, según tu palabra."
He ahí la cooperación en su máximo. 
 He ahí la esencia del ser mujer:
aceptación, resignación, sumisión.
"Hágase en Mí". Ya sea la mujer soltera que cuida a su
 madre con su Fiat
de entrega al servicio, o la esposa que
acepta al marido en la unidad de la carne, 
la santa que acepta pequeñas cruces brindadas
 por su Salvador,o sea esta Mujer Unica cuya alma se
somete al Divino Misterio de ser Madre de Dios
hecho Hombre, siempre está presente, en diversos
grados,el hermoso cuadro de la Mujer en su vocación
más sublime: hacer la Donación Total,
aceptar una asignación Divina
sometiéndose a las santas finalidades determinadas
por el Cielo. María se denomina a Sí misma ancilla Domini,
sierva del Señor. El ser esto no disminuye 
en mujer ninguna su dignidad. 
Los momentos más desventurados
de toda mujer son aquellos en que es incapaz de dar;
sus momentos más infernales son aquellos en que 
se rehusa a dar. Las tragedias se presentan
cuando la mujer, por circunstancias sociales o económicas,
se ocupa en cosas materiales que obstaculizan o impiden
el desarrollo y fluencia de la específica
cualidad de entrega para los Fines Divinos que hacen
 de ella una mujer.
Negada la salida a la intensa y creciente
 necesidad de dar, experimenta una
profunda sensación de vacío, más profunda que
el hombre, precisamente por ser más hondos los
abismos donde surge su fuente de amor.
Para una mujer, el ser Colaboradora con la Divinidad,
ya sea ayudando a las
misiones, visitando a los enfermos
 después de sus horas de oficina,
brindando gratuitamente su ayuda en los hospitales
o atendiendomaternalmente a sus propios hijos,
todo ello implica gozar del equilibrio de
espíritu que es la esencia de su sanidad, de su bienestar.
La Liturgia habla dela mujer cumpliendo un
mysterium caritatis,
el misterio del amor. Y amor no
significa tener, poseer, ser dueño;
 significa ser poseído, ser tenido, estar a servicio.
Es darse a sí misma a otro. Una mujer puede amar a Dios,
mediatamente, a través de las creaturas, y también 
puede amarlo inmedia-tamente, como lo hizo María,
 pero para ser feliz debe llevar lo Divino a lo
humano. La intensa sublevación de la mujer contra
sus pretendidas desigualdades con el hombre,
es en lo profundo una protesta contra las restricciones
de una civilización burguesa sin fe, que ha encadenado los*





* talentos que Dios le dio.
Lo que toda mujer desea en el "misterio del amor" no es el estallido bestial,
sino el alma. El hombre es guiado por el amor del placer, la mujer lo es por
el placer del amor, por su significado y por el enriquecimiento del alma que
proporciona. En ese hermoso momento de la Anunciación la Mujer alcanza su
más sublime saturación por causa de Dios. Así como la tierra se somete a la
exigencia de la simiente por causa de la cosecha, como la enfermera se
somete a las exigencias de los heridos por causa de la curación, como la
esposa se somete a las exigencias de la carne por causa del hijo, así María se
somete a las demandas de la Voluntad Divina por causa de la Redención
del Mundo.
Y estrechamente aliado a esa sumisión está el sacrificio. Porque la sumisión
no es pasividad, sino acción, la acción del desasimiento y olvido de sí. La
mujer es capaz de sacrificios mayores de los que es capaz el hombre, en
parte porque el amor de ella es menos intermitente, y también porque no se
siente feliz sin una total y completa dedicación y entrega. La mujer está
hecha para la consagración, la dedicación. Es un instrumento del cielo en la
tierra. María es el prototipo, la Mujer modelo que cumple cabalmente en Sí
las más profundas aspiraciones del corazón de toda hija de Eva.
La virginidad y la maternidad no son tan irreconciliables como podría parecer.
Toda virgen aspira en su interior a ser madre, ya sea física o espiritualmente,
pues amenos que cree la vida, la fomente, la cuide como madre o como
solícita enfermera, su corazón se sentirá intranquilo y a disgusto, como un
navío gigante en aguas poco profundas que le impiden navegar. Tiene la
vocación de engendrar la vida, ya sea en la
carne o en el espíritu por medio
de la conversión. Nada hay en la vida profesional que endurezca
necesariamente a una mujer. Si una mujer profesional se endurece, ello se
debe a que carece de aquellas funciones específicamente creadoras, a
semejanza de Dios, sin las cuales no puede ser feliz.
Por otra parte, toda esposa y madre anhela la virginidad espiritual en cuanto
que le agradaría recuperar lo que ha dado a fin de poder ofrecerlo todo
nuevamente, pero esta vez más profundamente, más devotamente, más
divinamente. Hay algo incompleto en la virginidad, algo sin dar, sin entregar,
retenido; hay algo perdido en toda maternidad; algo dado y algo quitado... y
algo irrecuperable.
Pero en la mujer fue realizado física y espiritualmente lo que toda mujer
desea físicamente. En María nada hubo sin entrega, nada perdido; hubo
cosecha sin la pérdida del capullo; un otoño en primavera otoñal; sumisión
sin expoliación. ¡Virgen y Madre! La única melodía brotada de la concertación
de la Creación Divina sin que se rompiera cuerda ninguna en los
instrumentos.
La mujer tiene una misión: dar vida. La vida que ha de proceder de María
surge sin la chispa del amor de un esposo humano, pero con la Llama del *

 *
Amor del Espíritu Santo. No puede haber nacimiento sin amor, pero la
esencia del Nacimiento Virginal es el Amor Divino actuando
sin el beneficio de la carne. Como resultado, Ella contiene
en Sí a Aquél a Quien los Cielos son incapaces de contener. Ese fue
 el comienzo de la Propagación de la Fe en
Jesucristo Nuestro Señor, porque en el Cuerpo Virginal de Ella, 
como en un nuevo Edén, se celebraron las nupcias de Dios
y el ser humano.
Porque en esa Mujer Única se unieron la Virginidad y la Maternidad,
necesariamente ha de ser que Dios quiso demostrar que ambas son
necesarias al mundo. Estando separadas en otras creaturas, en Ella están
unidas. La Madre es la protectora de la Virgen, y la Virgen
es la inspiradora de la maternidad. Sin madres, no habría vírgenes
en la generación subsiguiente; sin las vírgenes, las madres
 olvidarían el sublime ideal que se
sitúa más allá de la carne. Ambas se complementan mutuamente, como el
sol y la lluvia. Sin el sol no habría nubes y sin éstas no habría lluvia. Las
nubes, como las madres, entregan algo al fecundar la tierra, pero el sol,
como las vírgenes, recoge y recobra lo perdido haciendo que las livianas
gotas suban nuevamente hacia el cielo. ¡Cuán grandioso es pensar que el
Engendrado sin Madre en los Cielos nace ahora sin padre en la tierra!
¿Podemos imaginar a una avecilla haciendo el
nido en el que ha de serempollada?
 Evidentemente, es imposible, porque habría de existir antes de
hacer ese nido. Pero eso es lo que sucedió, en cierto sentido, con Dios,
cuando eligió a María como Madre Suya: pensó acerca de Ella
desde toda la eternidad,
formó a Su Madre como el nido en el que habría de nacer.
Frecuentemente oímos a amigos y parientes decir acerca de
un infante: "Es la imagen de su padre", "Es muy, muy
 parecido a su madre", o también:
"Tiene los ojos azules de su madre", "Ha heredado las actitudes
del padre".Bien, Nuestro Señor no tuvo rama paterna; 
¿de dónde le provinieron su hermoso rostro, su fuerte cuerpo,
su limpia sangre, su sensible expresión,
sus delicados dedos?; de su línea materna. ¿De dónde recibió
su Divinidad,su Mente Divina que conoce todas las cosas, hasta
nuestros más secretos pensamientos, 
su Divina Potestad sobre la vida y la muerte?; de su Línea
Paterna Celestial. Para los hombres es cosa terrible no conocer 
a su padre,pero aun es más terrible no conocer a su
 Madre del Cielo. Y el máximo
halago que se puede hacer a un verdadero 
cristiano,es: "En la gracia tiene usted la herencia de su Línea Paterna
pero en su humanidad se parece a su Madre." 
(Fulton J. Sheen,
El primer amor del mundo,
Ed. Difusión, 1º Ed., Bs.s., 1954, Pág. 75-83)
 
                                               





 

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