sábado, 29 de mayo de 2010

LOS PECADOS DE IMPUREZA

1. La esencia de la impureza

El pecado de impureza consiste en el abuso de la facultad sexual, esto es, en un empleo o aplicación suya contraria a su sentido y finalidad. El mal no está en el placer sexual como tal, sino en buscarlo abusivamente y fuera del orden establecido por el Creador en el matrimonio. Es bueno el placer psíquico y físico causado por el uso de la facultad sexual siempre que está dentro de ese orden querido por Dios, al paso que es un "placer malo" cuando resulta de su abuso voluntario, a causa del desorden que encierra todo el acto. El desorden implícito en el pecado deshonesto se patentiza, por lo general, en que se busca el placer por sí mismo y a toda costa. Por eso se puede decir con frase concisa, aunque teóricamente poco exacta, que el pecado de deshonestidad consiste en "la satisfacción moralmente desordenada del placer sexual". Porque también puede haber pecado de impureza cuando se abusa de la potencia sexual, no por el placer que se disfrute, sino por cualquier otro motivo, como por condescendencia entre enamorados, o por lucro, o por curiosidad.

Lo decisivo en acción pecaminosa de impureza es la disposición interior que le sirve de base. Ésta puede consistir en una simple incontinencia; y así la acción pecaminosa irrumpiría como un auténtico pecado de debilidad, que, acarreando acaso una grave culpa, viene a dejar ineficaces los mejores propósitos generales.

El pronto arrepentimiento después del pecado muestra que éste lo ha 'sido de fragilidad. La intemperancia propiamente dicha se manifiesta o en el abandono brutal al placer carnal, sin que se perciba ya la vileza que entraña, o bien en el placer pecaminoso y demoníaco del que se entrega conscientemente al pecado de la lujuria, a pesar de que siente su indignidad y envilecimiento.

Lo que caracteriza generalmente la intemperancia en todos sus grados, es la falta de respeto por cuanto cae dentro del campo sagrado de lo sexual, el reputar como una bagatela la acción grandiosa de la procreación, la irresponsabilidad ante el Creador, ante el cómplice del pecado y ante la prole que puede venir, la indignidad de quien no percibe ya el propio envilecimiento que acompaña el pecado de lujuria, y en fin, el egoísmo y desamor que no siente horror en "prostituir" al prójimo.

Los efectos de la deshonestidad son : la torpe imprudencia, la insensibilidad o indiferencia para las cosas santas y la incapacidad para el verdadero amor.

Lo que más sumerge en los placeres vedados es, junto con la incontinencia, la melancolía y el despecho interior, y el vacío religioso.

2. La gravedad del pecado impuro

a) La sagrada Escritura no permite dudar que los pecados deshonestos son, por sí, pecados graves. "No os engañéis : ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas... poseerán el reino de los cielos" (1 Cor 6, 9 s ; cf. Eph 5, 5 ; Gal 5, 19 s ; Col 3, 5). La fornicación, que es "obra de la carne", está en absoluta oposición al "espíritu" (Gal 5, 18 s) y con la nueva existencia del hombre que ha muerto y resucitado en Cristo (cf. Col 3, 1 ss). La impureza usurpa el derecho de propiedad que tiene Cristo sobre el cuerpo (1 Cor 6, 13) y constituye una falta de respeto al cuerpo de Cristo, al que pertenecemos por el bautismo (1 Cor 6, 15 s), es una profanación del templo del Espíritu Santo y una denegación de la gloria que a Dios se debe dar con el mismo cuerpo (1 Cor 6, 19 s ; Rom 6, 19).

b) El teólogo moralista debe examinar cuáles son los pecados impuros que, conforme a la sagrada Escritura, son mortales.

1) Es doctrina general de los moralistas contemporáneos que es siempre pecado grave, sin admitir parvedad de materia, no sólo la satisfacción completa, sino también toda excitación libidinosa directamente voluntaria, libremente excitada fuera del orden del matrimonio.

Quien busca, pues, directamente el placer libidinoso no puede excusarse de culpa grave, alegando parvedad de materia. Lo cual no impide que en grados ínfimos de la voluptuosidad se pueda admitir más fácilmente la imperfección del acto pecaminoso tratándose de un placer que no llegue a una satisfacción completa, aun cuando haya habido cierta búsqueda directa del placer. El principio que acabamos de enunciar, aunque tenga la apariencia de rigor, sólo quiere decir que, atendido su sentido y finalidad, son gravemente culpables las acciones que se ejecutan con la directa intención de procurarse el placer sexual, sea o no completo.

En el estado actual de la teología moral, merecería la nota de temerario quien pusiera en tela de juicio el principio, entendido en la forma que se ha dicho. ALEJANDRO VIII condenó la proposición siguiente: "Es opinión probable la que dice ser solamente pecado venial el beso que se da por el deleite carnal y sensible que del beso se origina, excluido el peligro de ulterior consentimiento y polución".

Podría objetarse que así se da al sexto mandamiento una indebida prelación aun sobre el máximo precepto del amor. Pero este reparo pierde consistencia visto a la luz de la tradición, cuya tesis es que la venialidad del pecado estriba absolutamente en la imperfección del acto, como en su último fundamento. Si para los demás preceptos, que son igualmente santos, admiten los moralistas la parvedad de materia, al paso que la niegan para los pecados de impureza directamente intentados, es porque interviene aquí una regla de prudencia, fundada en la experiencia y en el conocimiento del alma humana. Lo que quiere decir que el que busca directamente el más mínimo placer voluptuoso, ejerce un acto de voluntad tan absoluto, que normalmente puede condensar y absorber toda la capacidad de decisión de la libertad humana, decisión que puede tomarse entonces como índice de la disposición profunda del ser respecto del placer sexual. Pero con esto no se resuelve, sino que más bien se plantea el problema de saber con cuánta frecuencia la búsqueda directa del más mínimo placer voluptuoso proceda realmente de una decisión perfectamente consciente y libre.

La conmoción sexual, apetecida directa y conscientemente, forma un todo indivisible. Hay que saber que quien premeditadamente se adelanta por este terreno, con ligereza y sin temor, cae en un engranaje. Los menores placeres sexuales, conscientemente apetecidos y probados, son el camino que conduce a la satisfacción completa; no porque incluyan forzosamente la intención subjetiva directa, sino por su tendencia y su dinámica intrínseca. "Es por sí pecado grave todo cuanto concurre objetiva o subjetivamente a un acto sexual, completo y pecaminoso". Quien busca directa y conscientemente la más pequeña conmoción sexual, se esclaviza a la voluptuosidad y se expone al peligro de consentir en la satisfacción completa, si no a las primeras veces, sí a la larga; sin contar que tal proceder manifiesta una actitud francamente irreverente ante el misterio del sexo, al que considera como una simple bagatela. No negamos la posibilidad de que, en la práctica, muchas personas de moralidad embotada o poco desarrollada no adviertan que aquellos movimientos sexuales directamente provocados son pecados, o por lo menos, pecados graves, al paso que están atentos a no llegar a la satisfacción completa. Se puede muy bien establecer como regla general de prudencia que las personas que se esfuerzan seriamente por evitar toda satisfacción completa, no apetecen directamente y con absoluta advertencia y libertad aquellos menores movimientos sexuales en que acaso experimentaron alguna satisfacción. Esto ha de tenerse particularmente en cuenta tratándose de almas generalmente concienzudas o demasiado escrupulosas.

2) Cuando sólo se trata del simple gusto sensible y de la sensación de placer que causa, sin que se busque ni se quiera el placer propiamente sexual, no se ha de ver allí culpabilidad, o por lo menos no una culpabilidad grave, sobre todo no habiendo peligro de provocar movimientos propiamente libidinosos. Pero el juicio ha de ser más severo cuando se busca conscientemente un placer sensible vecino al sexual, mediante el contacto (besos, abrazos, etc.) entre personas de diferente sexo. En ello hay, por lo menos, un desorden levemente pecaminoso contra el pudor, si no es que el móvil secreto es el apetito de un placer sexual.

3) Son moralmente indiferentes los movimientos sexuales que nacen naturalmente, no provocados por acción impúdica ni aprobados por la libre voluntad; y la razón es que ni están sujetos al libre albedrío, ni son objeto de ningún abuso.

Aun durante la vigilia pueden originarse movimientos imperfectos de los órganos sexuales, muchas veces sin provocar ningún placer. En los hombres que gozan de buena salud física y psíquica, la distensión sexual (derrame, orgasmo) sólo sucede durante el sueño (polución nocturna) y en períodos que oscilan de individuo a individuo (cada semana o cada mes). Aunque el individuo se despierte al comenzar el fenómeno, es imposible reprimirlo por un acto voluntario; por lo mismo es innecesario esforzarse en ello. Con frecuencia se producen excitaciones sexuales por actos que no tienen ninguna relación con la sexualidad : tales movimientos obedecen a un desarreglo o enfermedad psíquica u orgánica; y si no pueden remediarse, han de soportarse pacientemente. Pero el placer que naturalmente causan no debe nunca ser abrazado por actos libres de la voluntad, por más que ésta no pueda suprimirlo. Lo mejor será desentenderse, en lo posible, de tal fenómeno.

Es pecado grave todo consentimiento voluntario en el placer sexual que se ha producido involuntariamente; pues ello equivale en la práctica a aspirar a él directamente.

4) Es gravemente pecaminoso "ex genere suo" el placer sexual, causado voluntariamente por actos deshonestos, aunque la voluntad no lo acepte directamente. Para comprender este principio es necesario distinguir cuidadosamente los pecados propiamente impuros y los de simple deshonestidad. La impureza consiste en el abuso voluntario de la potencia sexual. Pecados deshonestos son propiamente todas aquellas acciones y pensamientos indecentes que, por su naturaleza, tienden a derribar el pudor, que es la barrera defensiva de la pureza o castidad, y que por los movimientos que provocan ponen en peligro la misma castidad. Puede haber deshonestidad en los pensamientos, miradas, palabras, tocamientos o lecturas provocativas. También las imágenes, los escritos, las modas, etc., pueden ser deshonestas en un sentido causal, en cuanto hieren el pudor.

Cuando los pensamientos, palabras, miradas o tocamientos implican la libre aceptación de algún pecado impuro, no es suficiente tacharlos de impúdicos; son también impuros. Son igualmente impuras, y no sólo deshonestas, aquellas películas que no sólo hieren el pudor, sino que propagan o exaltan principios directamente opuestos a la castidad.

Este cuarto principio se entiende directamente de los pecados deshonestos, en cuanto implican una aceptación indirecta y causal de la excitación sexual, no del placer voluntario.

Según eso, la acción gravemente deshonesta, o sea la que normal o probablemente provocará el placer libidinoso en forma violenta, habrá de considerarse, por su objeto, como gravemente pecaminosa.

Por el contrario, aquella acción impúdica que normalmente no despierta sino ligeramente el placer sexual, ha de considerarse, también por su objeto, como levemente pecaminosa.

Lo decisivo para el enjuiciamiento moral es el conocimiento del efecto probable y de lo indecoroso de la acción, y no la producción o ausencia, siempre más o menos fortuitas, del efecto previsible.

No se hacen impúdicas aquellas acciones en sí buenas y decorosas, ejecutadas por algún motivo legítimo, por el solo hecho de que provoquen movimientos sexuales por la excesiva sensibilidad de la persona, aun cuando se hubieran previsto. Lo que se requiere es que la acción se ejecute por un motivo justo, y, evidentemente, que no se consienta en el placer sexual. A continuación examinaremos los diversos pecados de deshonestidad.

3. Pecados de pensamiento contra la castidad

Existen pensamientos deshonestos y pensamientos impuros. Son deshonestos aquellos pensamientos e imaginaciones inútiles que, aunque en sí no incluyan la aceptación de la impureza como tal, en la práctica pueden suscitar movimientos y tentaciones impuras. La gravedad de los pecados por pensamiento deshonesto se mide por el peligro que entraña para la castidad y por la falta de seriedad y de respeto con que se toman las partes secretas del cuerpo. Los pensamientos deshonestos se insinúan sutilmente hasta los límites de los pensamientos impuros y de la complacencia morosa, que consiste en el deleite que resulta de imaginarse una acción impura.

El pensar con decencia y respeto en asuntos sexuales, y el gozarse espiritualmente en la potencia que Dios depositó en el sexo, no implica, evidentemente, nada de impuro ni deshonesto. Y baste haberlo notado una vez. Pero nadie, ni siquiera la persona destinada al matrimonio, puede dar cabida a pensamientos y deseos sexuales, aun de las cosas permitidas, sino en cuanto es capaz de dominarlos por el respeto y preservarse de resbalar hasta lo pecaminoso.

Es impura la actitud y disposición que implica la aprobación voluntaria de algún acto de impureza propio o extraño. Y correlativamente, son impuros todos los pensamientos, imaginaciones y deseos que expresan allá en el interior una actitud impura.

Los pecados internos de impureza pueden reducirse a los cuatro grupos siguientes:

1) La complacencia morosa, o sea, el deleitarse voluntariamente en la imaginación de un pecado impuro, lo que no es lo mismo que apetecer la realización de un acto de impureza; pero ese deleite impuro, con la representación del mal en la mente y en la fantasía, señala una infracción positiva del respeto y la decencia, y la inexistencia de aborrecimiento por el pecado. El pecado no proviene únicamente de la tentación a que se expone de resbalar más profundamente ; la complacencia interior voluntaria refuerza la defectuosa disposición interior, y ello es ya un pecado.

2) El gozarse en los pecados de impureza ya cometidos, el dolerse de no haber aprovechado alguna ocasión de pecar, es tina prueba espantosa de intemperancia y una especie de impenitencia. La culpabilidad es aquí mucho más profunda que en la complacencia morosa.

3) Se llaman "deseos ineficaces" a los deseos voluntarios de realizar un acto impuro, de no ser por algún impedimento que a ello se opone.

Existe este pecado, por ejemplo, cuando alguien se abstiene del pecado impuro sólo por temor de la deshonra o de la enfermedad, sin aborrecer la maldad interiormente. Semejante a esta disposición, y sumamente peligrosa es la de aquel que se abstiene de la impureza por temor del infierno, pero sin aborrecer su perversidad. Por aquí se echa de ver claramente que si la educación sexual sólo se preocupa de evitar los pecados externos, no será más que una ética superficial que sólo mira a los resultados, sin llegar a lo más esencial, que es la virtud.

4) Los "deseos eficaces" son las decisiones voluntarias de llevar a cabo una acción impura, aunque por cualquier motivo no llegue a realizarse.

Estas cuatro formas de impureza interior son gravemente pecaminosas, y se les ha de asignar, si no necesariamente la misma gravedad que a los pecados exteriores, cuya aprobación entrañan, sí la misma especie. Así, quien se duele de haber dejado pasar la ocasión de cometer adulterio, es adúltero en su corazón. El que se deleita con imaginaciones de incontinencia, es incontinente en su alma. Por el contrario, el soltero que se imagina una casta unión marital no incurre evidentemente en ningún pecado de impureza; pero puede haber circunstancias en que ello constituya una falta de honestidad en los pensamientos, y es cuando hay probabilidad de que dicha representación provoque otros pensamientos o acciones impuras.

Los deseos eficaces son de una gravedad especial. Pero también el detenerse con placer y advertencia en la representación de objetos impuros con complacencia morosa es gravemente pecaminoso, por incluir la aceptación voluntaria del pecado de impureza, aun suponiendo que la voluntad no se enderece a la realización de los actos contemplados. Lo que importa son los sentimientos del corazón. Por eso santo TOMÁS tiene por "peligrosa" la opinión que no tiene por gravemente culpable la complacencia morosa.

Con todo, no se ha de pasar por alto que los pecados de mero pensamiento encierran, por lo común, menor voluntad, y por lo mismo, menor malicia que los de obra. En la duda, se puede concluir más fácilmente en estos casos que se trata de simples pecados leves, a causa de la imperfección del concurso interior del alma.

A las personas ignorantes y de escasa moralidad se les puede pasar por alto la culpabilidad de la complacencia morosa y de los deseos ineficaces, pero no así la de los eficaces. Su insensibilidad delata su estado de alma.

El tener la fantasía repleta de imágenes obscenas puede ser indicio de perversidad; pero también puede ser el efecto morboso de una inquietud nerviosa o de ideas obsesivas. La conducta general lo pondrá de manifiesto. Las obsesiones impuras se han de combatir como cualquiera otra obsesión : por la paciencia, por el examen razonable de la esencia de la enfermedad, renunciando a una lucha insensata y directa y empleando el método de la desviación y, en fin, afianzándose tranquilamente en el buen propósito.

Para luchar con provecho contra las imaginaciones y pensamientos impuros, lo más recomendable es generalmente desviar el pensamiento hacia otros objetos que despierten el interés. El remedio supremo es el consagrarse positivamente a la práctica del bien en todas sus formas.

4. Los pecados impuros de obra

a) El adulterio

Puesto que la castidad y su quebrantamiento se ha de considerar por su relación al matrimonio, al condenar el AT el adulterio, condena radicalmente todo pecado impuro. Y no son únicamente los actos exteriores, que están severamente condenados ; también lo están los pecados de pensamiento : "No desearás la mujer de tu prójimo" (Ex 20, 14. 17). Cristo insiste muy particularmente sobre la fidelidad del corazón (Mt 15, 19) y precave contra las miradas lascivas, por las que se quebranta esa fidelidad (Mt 5, 28). El adulterio es un pecado gravísimo contra la castidad, la fidelidad, la justicia y la caridad, y un impío atentado contra el sacramento del matrimonio. Y es mucho más grave cuando ambos adúlteros son casados, o cuando el adulterio causa la ruina y desorganización completa de algún matrimonio, perjudicando acaso gravemente también a los hijos. La persona soltera que peca con casada es también culpable de adulterio.

b) La fornicación

Es la fornicación la relación sexual entre dos personas solteras. Además del pecado contra la castidad, incluye uno de escándalo, o por lo menos de cooperación al pecado ajeno. A veces puede haber también pecado de seducción.

El concubinato consiste en la comunidad de vida sexual extramatrimonial, llevada por cierto tiempo. La forma más degradante y escandalosa de fornicación es la prostitución: la entrega del cuerpo contra dinero. La deshonra y la culpabilidad no recae únicamente sobre las prostitutas, sino también sobre los que se aprovechan de ellas, y muy particularmente los rufianes y propietarios de casas públicas, que se lucran con la corrupción de los demás. Semejante al pecado de éstos es el de los alcahuetes o mediadores en una cohabitación extramatrimonial pasajera o duradera, induciendo a ella o facilitándola.

c) Estupro, rapto y violación

El estupro o violación encierra un crimen especial de injusticia y deshonra. La mujer violentada debe defenderse de la mejor manera posible; aun podría ir hasta dar muerte al violentador. Sin embargo, cuando la defensa activa o la petición de socorro pudieran crearle un peligro inmediato de muerte, pienso que, si no hay peligro ni apariencia de consentimiento, podría soportar pasivamente la violencia. Pero es evidente que siempre deberá rechazar cualquier cooperación activa, por mínima que parezca.

Otro pecado especialmente grave contra la justicia lo constituye el rapto por secuestro o retención violenta, con el fin de llegar a la fornicación; y hay injusticia aun cuando la violencia no se haya ejercido contra la raptada (o el raptado), sino contra quienes están encargados de su guarda y tutela.

Tan ignominioso como el estupro es la violación de personas fatuas o pobres de espíritu, o satisfacer los instintos de fornicación con inferiores, aprovechándose de la superioridad de un cargo.

Las leyes penales de casi todos los estados civilizados castigan la violación como crimen contra la moralidad; lo mismo que la seducción de una niña virgen que no ha pasado de los 16 años.

d) El incesto

El incesto, conforme al derecho eclesiástico, consiste en el acto venéreo tenido entre consanguíneos o afines, cuyo parentesco o afinidad constituya impedimento para contraer matrimonio.

Al pecado de fornicación añade el incesto un pecado grave contra la piedad, o sea contra el respeto que naturalmente se debe a la propia familia. Teológicamente hablando, se da sólo cuando hay relación con algún pariente en línea recta, o con parientes en primer grado (o acaso en el segundo) de la línea colateral.

e) Lujuria sacrílega

Es sacrílego el acto venéreo practicado con persona ligada por voto de castidad, u obligada al celibato "por amor al reino de los cielos". Y comete pecado grave contra la religión no sólo la persona consagrada a Dios, sino también su cómplice, si tiene conocimiento de aquella consagración.

También encierran sacrilegio los pecados exteriores de impureza cometidos en lugares sagrados. Asimismo es sacrílego el uso indecoroso de las cosas sagradas, o de los oficios sagrados, como del de confesor (solicitación).

f) La masturbación

La masturbación es llamada también polución, vicio solitario, y por los médicos, onanismo. Adviértase que este último término se reserva en moral para designar el acto sexual practicado imperfectamente, de manera que no se realice concepción ninguna. El vicio solitario es un pecado contra la naturaleza, por el que se invierte el instinto sexual y su satisfacción, pues la tendencia natural del instinto busca al otro sexo para satisfacerse en la unión amorosa con él. La masturbación hecha costumbre da, por lo general, seres psíquicamente replegados sobre sí mismos, especialmente incapaces de elevarse a un auténtico amor sexual. Esto muestra cuán morboso es este pecado, cuán perturbador y cuán adverso a la recta disposición para el matrimonio.

La excesiva masturbación daña la salud y perturba, sobre todo, el sistema nervioso. Pero lo más grave no son los perjuicios de la salud, que pueden no existir cuando no hay exceso; lo más funesto es el pernicioso influjo sobre el desarrollo del carácter del joven que a ella se entrega sin resistencia. "Notas características de los jóvenes polucionistas consuetudinarios son la distracción de espíritu, la inconstancia, la caprichosidad, la despreocupación y la apatía".

No es posible llegar a la curación de este hábito sino aplicando remedio a todos y cada uno de los desórdenes que le sirven de base. Los remedios principales son: orientar fundamentalmente el yo hacia el amor de Dios y del prójimo; tornarse conscientemente hacia la realidad; colocar la vida de fe bajo el signo de la verdadera alegría y de un servicio desinteresado. La veleidad y falta de voluntad se corrige por el trabajo serio y atrayente y la consciente sujeción de la voluntad. Preciso es refrenar las miradas y la fantasía; despertar el aprecio moral por la dignidad e infundir una razonable confianza en el propio esfuerzo, pues en el joven que se entrega por costumbre al vicio solitario a menudo suele haber algo de autodesprecio, consciente o inconsciente. Y aunque se repitan las caídas hay que levantar siempre el ánimo, la voluntad de lucha y la seguridad de la victoria final. Lo que sobre todo se ha de tener con el pobre esclavo de este vicio es una bondad comprensiva. Si se ha replegado y concentrado en su propio yo, es acaso porque nunca ha gustado la fuerza de un amor libertador.

La lucha decidida contra este vicio se patentiza por el pronto arrepentimiento y firme propósito después de cada falta, y aun imponiéndose alguna voluntaria penitencia, por ejemplo, un acto concreto de renuncia, de caridad, de piedad en reparación de cada caída.

En esta lucha difícil no se ha de descuidar sobre todo la acción santificadora de los santos sacramentos. Sentir que el amor de Cristo perdona en el sacramento de la penitencia y eleva al hombre miserable en el sacramento de la eucaristía, puede sacar al hombre de su ensimismamiento, de su embotamiento y del desaliento que puede causarle el pecado solitario.

Toda polución es por sí pecado grave. Pero cuando el pecador consuetudinario ha emprendido una seria lucha contra este vicio, si presenta los signos de una auténtica conversión, se le puede asegurar para su consuelo que es posible que no todas sus caídas exteriores sean necesariamente graves; pues la fuerza de la costumbre y el "mecanismo" de la pasión mal dirigida pueden haber aminorado grandemente la libertad o haberla dejado casi sin energías.

El afirmar que la polución es un pecado de mayor gravedad que la fornicación, por ser contra naturaleza, sería no sólo deprimir al polucionista, ya de suyo débil para luchar, sino también ir contra la verdad objetiva; en primer lugar, la polución no encierra un acto tan voluntario y libre como la fornicación, pues no hay una lesión tan profunda del pudor y del sentimiento del honor, y, en segundo lugar, la fornicación supone esencialmente un grave desprecio del bien y de la salvación del prójimo, cosa que no sucede en el pecado de polución.

El vicio solitario es, en unos, efecto de una seducción; otros lo contrajeron en locos juegos de niños, o acaso fortuitamente, sin caer bien en la cuenta de que se trataba de cosa mala y pecaminosa y encontrándose con la costumbre, más o menos arraigada, antes de haberlo advertido. En otros, en fin, la polución, sobre todo si principia desde la niñez y se prolonga hasta la edad adulta, puede ser signo de una disposición psicopatológica, empeorada acaso y desarrollada por el vicio.

Los formadores avisados enseñan a tiempo a los niños a considerar indiferentemente la polución nocturna, que se presenta por primera vez entre los 12 y los 14 años, y a no dejarse llevar de la angustia, agitación o desasosiego si llegan a despertarse cuando acontece, sabiendo que es un fenómeno natural. Tampoco deben inquietarse por los sueños que suelen acompañarla, con tal que no se refleje en ellos el voluntario extravío de la fantasía. Tal instrucción es de la mayor importancia para que los jóvenes sepan distinguir entre la polución voluntaria y culpable y la exoneración natural o nerviosa e involuntaria. De lo contrario llegarían a confundir las cosas y dar la lucha por perdida.

g) Perversiones sexuales

No hemos de extrañar que, estando la sexualidad entremezclada en la constitución total del ser humano, los desórdenes psíquicos tengan repercusión precisamente en lo sexual.

Consiste la paradoxia en experimentar movimientos sexuales en la primera niñez o en la vejez. Anestesia es la insensibilidad sexual. Hiperestesia es la supersensibilidad sexual. El trastorno más grave es el de la parestesia en sus diversas formas. La parestesia consiste en que la sexualidad no se despierta y excita, por lo menos completamente, sino con objetos completamente extraños al campo sexual. Así en el sadismo, por los actos de crueldad; en el masoquismo, infiriéndose a sí mismo los actos de crueldad y desprecio; en el fetichismo, mediante prendas de vestir, zapatos, cabellos, sin relación con determinada persona.

La homosexualidad es una de las depravaciones sexuales más comunes, y de la que afirma san Pablo (Rom 1, 24 ss) que es uno de los castigos que muestran la perversidad de la idolatría: "Por esto los entregó Dios a las pasiones vergonzosas, pues las mujeres mudaron el uso natural en uso contra naturaleza; e igualmente los varones, dejando el uso natural de la mujer, se abrasaron en la concupiscencia de unos por otros, los varones por los varones, cometiendo torpezas y recibiendo en sí mismos el pago debido a su extravío".

La homosexualidad es frecuentemente efecto de la seducción y de la completa degeneración sexual ; pero puede ser asimismo una mala disposición morbosa. Su práctica se llama también sodomía, si es entre varones, y safismo o lesbianismo si entre mujeres.

Hay todavía una perversión más increíble, y es la bestialidad, o sea, la pasión sexual con un animal, el apaciguamiento del instinto mediante el uso de un animal. En el AT había pena de muerte contra los culpables de este pecado (Ex 22, 19).

Quienes llevan el peso de una perversa predisposición encuentran muchas veces reducida su responsabilidad por una vida delictuosa y desenfrenada o por defectos psíquicos. Pero esa predisposición, como tal, no los excusa, así como tampoco la pasión natural justifica la fornicación. Esos actos de perversión son responsables según el grado de libertad de que disfrutan sus autores.

Por eso hay que oponerse enérgicamente a los esfuerzos de los homosexuales por eximirse del castigo, sobre todo cuando pretenden probar que su vicio es una apetencia natural. Aunque su torcida predisposición disminuya en algunos casos su responsabilidad, en la mayoría de sus faltas sexuales entra esencialmente toda ella.

5. Pecados de deshonestidad

Todos los actos de impudicia, realizados con la declarada intención de provocar el placer voluptuoso, se hacen impuros y constituyen pecado grave. Cuando falta esa intención impura, para juzgar moralmente los actos deshonestos es decir, los que hieren el pudor, hay que tener en consideración tres cosas: el peligro del movimiento sexual, el peligro de consentir en él, y el escándalo que pueda producirse.

Estos peligros difieren de individuo a individuo según la excitabilidad personal, según la proximidad con que el acto despierta la voluptuosidad, y según la mentalidad general de la época. Por este motivo, lo que autores de otra época y de otro ambiente señalan con justicia como gravemente deshonesto, pudiera merecer ahora un juicio más benigno, y viceversa. Lo cual ha de tenerse particularmente en cuenta para los casos que señala san ALFONSO precisamente en esta cuestión. Lo que él señalaba eran reglas de verdadera prudencia, valederas para su tiempo y para su pueblo.

Es, por lo general, pecado grave el ejecutar, sin motivo y a pesar del peligro grave de provocar movimientos libidinosos y de consentir en ellos, lo que por sí o conforme a la mentalidad general del ambiente es indecente e indecoroso. En tal caso puede fácilmente presumirse que la acción indecorosa se ejecuta en realidad de verdad para experimentar el placer pecaminoso. Lo mismo ha de afirmarse de las acciones escandalosas.

Por el contrario, no sería pecado grave, y ni siquiera pecado, el ejecutar, por un motivo razonable, lo que de por sí y conforme a la mentalidad general, es honesto; aun cuando fortuitamente causara algún movimiento libidinoso y hasta la polución involuntaria, y aunque la experiencia así lo hubiese comprobado. Si, empero, subsiste el peligro de consentir en el placer libidinoso, habría que interrumpir la acción, aunque en sí fuese honesta y razonable, si no hubiese necesidad de continuarla. Y si la acción es necesaria, hay que alejar dicho peligro mediante la oración y la voluntad de no pecar. Estos principios se han de aplicar no sólo a los pensamientos sino también a las miradas, palabras y tocamientos : abrazos, besos, caricias, apretones de manos, bailes, lo mismo que a las lecturas.

Lo que diremos en seguida acerca de honestidad o deshonestidad de las miradas, tocamientos, lecturas, ha de entenderse siempre dentro de los límites que acabamos cíe señalar. Nuestro cometido será señalar las reglas generales de prudencia que pueden aplicarse a los pueblos de la civilización occidental en el siglo xx.

Un ejemplo típico dará a entender lo que vamos diciendo: los etnólogos conocen numerosas tribus de alta moralidad, cuyas mujeres viven o vivían completamente desnudas. Pero con esta particularidad, que su pudor no se incomodaba por las miradas de los varones de su misma tribu, pero sí se escondían o se cubrían tan luego como tropezaban con las miradas lascivas de los extranjeros, que mostraban una moralidad inferior. No era, pues, contra la honestidad que esas mujeres vivieran desnudas y estuvieran expuestas a las miradas de todos, allá, dentro de su tribu y protegidas por esas sanas costumbres. Y precisamente el delicado pudor de esas gentes hacía comprender a las mujeres que, en circunstancias diferentes, diferente había de ser también su comportamiento.

Las reglas de prudencia — de presunción — que a continuación señalamos, no dispensan absolutamente de hacer un examen de los motivos, de los posibles peligros para sí y para los demás, ni del cuidado que se ha de prestar a la alarma de la propia delicadeza.

a) Las miradas

El mirar serenamente y sin malicia nunca es impuro, aunque fuera sobre objetos que fortuitamente pudieran ofender. Pero sí es una deshonestidad el dejar absoluta libertad a los ojos cuando se siente la amenaza de las tentaciones. Es impúdica toda mirada innecesaria y libremente querida, cuando consta por experiencia que causa escándalo, o trae consigo el peligro de tentaciones y movimientos sexuales.

Es gravemente deshonesto el considerar curiosa y sobre todo prolongadamente el cuerpo desnudo o muy inmodestamente vestido de persona del otro sexo. Pero si la mirada no lleva mala intención y consta por experiencia que no es ocasión de escándalo, ni de movimientos ni tentaciones, no será pecado grave, aunque habrá cierta falta en no dominar la curiosidad. Ni habrá ningún pecado, si para ello hay un motivo justo. Así, el examen médico no tiene en sí nada de común con la curiosidad ni la lascivia.

La consideración del rostro o del cuerpo de una persona del otro sexo, aunque por sí misma inofensiva, puede ser deshonesta y peligrosa, a causa de la actitud, del motivo — curiosidad, suposición, contraria a la caridad, de correspondencia sexual a las miradas provocativas —, o de la manera como se realiza. Para una persona predispuesta a la homosexualidad, el mirar detenidamente a una persona del mismo sexo es deshonesto y peligroso.

b) Los tocamientos

Una persona normal ha de permanecer indiferente respecto de su propio cuerpo al bañarse, vestirse, etc. Todo manipuleo innecesario en las regiones sexuales es deshonesto; y es leve o gravemente pecaminoso según sea el peligro de provocar el placer sexual.

El respeto y la honestidad exigen que se guarde la distancia conveniente con el cuerpo de las demás personas, sobre todo de diferente sexo.

Pero la experiencia enseña que una persona normal no tiene por qué temer algún peligro en los tocamientos que exige y ocasiona el verdadero amor cristiano y la caridad, el servicio de los enfermos, etc. Por supuesto que son lícitas aquellas muestras de cariño y veneración establecidas en los diversos lugares por la costumbre. Nada malo puede sospechar una persona normal en las caricias acostumbradas entre miembros de familia.

Lo que no deja de ser peligroso son esas ligerezas amorosas entre personas frívolas, aun cuando no lleven intenciones libidinosas. Además, hay que tener presente que los medios de transporte de las ciudades, excesivamente repletos, ofrecen muchos peligros para familiaridades de mala ley. Si el encontrarse así estrechado sin mala intención es por sí moralmenté indiferente, conviene saber que son muchos los que buscan cómo saciar disimuladamente su sensualidad con personas desconocidas en tales apelotonamientos. Es, pues, muy del caso andar con cuidado, aunque sin caer en la suspicacia universal ni en la inquietud.

Son deshonestos, y por lo mismo ilícitos para todos, aquellos bailes que por la manera de abrazarse y tocarse y por la música que los acompaña, despiertan generalmente la sensualidad. Además, la persona que sabe por experiencia que ciertos bailes, admisibles en sí, le causan a ella tentaciones y movimientos malos, tiene que evitarlos. Conforme al principio enunciado ya antes, es evidente que peca mortalmente contra la castidad quien, en el baile, no busca solamente el placer sensible, sino propiamente el placer sexual, aun cuando evite llegar a la polución. Quien, por el baile, ha recaído en graves faltas y continúa entregándose a él sin eficaces garantías, muestra que no aborrece verdaderamente el pecado.

c) Las palabras

Constituyen pecado grave las palabras impuras pronunciadas conscientemente para seducir, o las que públicamente expresan por lo menos la aprobación de pecados impuros. Son deshonestas las palabras que, sin contener una aprobación de la impureza como tal, encierran, sin embargo, un peligro y un escándalo, porque destruyen el respeto y tientan al pecado. El pecado será entonces leve o grave conforme a la gravedad del peligro y del escándalo. "Cuanto a la fornicación y cualquier género de impurezas, que ni siquiera se nombre entre vosotros. Así conviene a santos" (Eph 5, 3 s).

El cristiano no debe soportar entre sus amistades conversaciones inconvenientes. Quien tiene por cosa santa el don de la vida y el misterio amoroso del matrimonio y de la virginidad, no puede aguantar con indiferencia que se los arrastre por el fango. Incluso el hablar despectivamente de la sexualidad desdice del respeto que a la castidad se debe. Quien no sabe hablar con delicadeza y respeto de los asuntos sexuales, debe por lo menos aprender a callar respetuosamente y a imponer silencio a los deslenguados. Los asuntos relacionados con la sexualidad no son para tratarlos en cualquier corrillo; de ellos también puede decirse: "No arrojéis vuestras perlas a los puercos" (Mt 7, 6).

d) Las lecturas

Es pecado grave leer escritos impuros y deshonestos con el fin de despertar la sensualidad. La persona casta y pudorosa interrumpe toda lectura emprendida de buena fe tan luego como advierte que ofende el pudor y despierta tentaciones; a no ser que, por razones bien fundadas, le parezca necesaria o muy útil. En este último caso, sin embargo, lo que más convendrá será fortificar su voluntad contra el peligro que se vislumbra.

Los libros que hablan de las intimidades de los casados y exponen en forma respetuosa lo que a ellos les está permitido, son libros que pueden leer los casados sin peligro y sin menoscabo del pudor. Tales libros, empero, son inadecuados y hasta peligrosos para los solteros, sobre todo para quienes, por vocación, se consagran a la castidad virginal. En cuanto a los libros que describen, sin ningún recato, las intimidades matrimoniales, están prohibidos no sólo a los solteros, sino aun a los casados.

El cuidado maternal de la Iglesia en prohibir los libros perniciosos muestra cuánta delicadeza se ha de tener en este terreno.

e) Cine, radio y televisión

Uno de los mayores peligros actuales para la honestidad es el asistir indistintamente a toda clase de películas y el ponerse a escuchar o a presenciar toda clase de programas de radio y televisión. Es claro que peca contra la honestidad quien, sin haberse informado previamente acerca de la honestidad de la película que va a exhibirse, va a teatros en donde comúnmente se proyectan cintas indecentes. Dígase lo propio del uso de la radio y la televisión.

Uno de los puntos más importantes de la actual educación cristiana es el instruir a los fieles sobre la manera de servirse de esos instrumentos en forma discreta y responsable. Pero nuestra ambición no ha de limitarse a preservar a la gente de pecados deshonestos de poderosa influencia en la sociedad. No le basta, pues, al verdadero cristiano abstenerse de conversaciones deshonestas e impuras en el lugar de su trabajo, en el café o en el bar y dondequiera; su preocupación ha de ser el colaborar eficazmente en recristianizar todos esos sitios y en imponer el ideal cristiano del matrimonio, de la castidad y de la honestidad, no sólo en las conversaciones y tertulias, sino en el cine, en la radio, en la prensa y en la política.

6. Reglas para el examen de conciencia y la confesión
en lo tocante a la castidad

Al examinar la conciencia sobre esta virtud, ha de evitarse cuidadosamente el colocar ante la imaginación los pecados concretos, so pretexto de llegar a conocer las culpas con toda claridad; pues con ello se provocarían inquietudes y tentaciones. Lo que importa mucho más que el conocimiento preciso de si hubo pecado grave o leve, es el arrepentirse inmediatamente, el levantarse valerosamente, el abandonar por completo el pecado.

Y en la duda de si puede uno acercarse a la sagrada comunión antes de confesarse, temiendo haber pecado, ha de aplicarse la regla siguiente: El alma concienzuda, aplicada al cumplimiento de sus deberes religiosos, y que, por lo general, se guarda de acciones pecaminosas, puede suponer que no ha pecado gravemente cuando se le ofrezca la duda de si pecó en las tentaciones interiores, o de si las causó culpablemente, o de si consintió, por ejemplo, en alguna polución, de la que no fue causa directa. Aplíquese a despertar la contrición perfecta y acérquese sin temor a la sagrada mesa. .

Distinto es el caso con las almas indiferentes, a quienes poco importa el pecado. Si dudan seriamente de su culpa, lo más prudente es creer que han pecado gravemente, y abstenerse de la sagrada comunión hasta confesarse.

Los escrupulosos deben abstenerse de entrar en los pormenores de los pecados impuros dudosos. Si acostumbran confesarse regularmente con el mismo confesor, les bastará indicar que, en lo referente al sexto mandamiento, no tienen que decir sino lo que más o menos dijeron en la precedente confesión, o que les fue ahora peor o mejor.

El confesor, por su parte, debe abstenerse de exigir, en esta materia, la integridad material de la confesión, con aquellas distinciones que sólo la ciencia puede establecer. Aquí, sobre todo, es donde debe aplicarse aquel principio general de que basta que el penitente señale la diferencia específica tal como una persona de ordinaria instrucción conoce y entiende el pecado especial que encierra una acción mala.

En el tribunal de la penitencia, más que en ninguna otra parte, es donde hay que guardar el recato al hablar sobre esta materia. No debe, pues, el confesor obligar a una integridad material, falsamente entendida, al penitente que allí pudiera encontrar un peligro especial para nuevas tentaciones de pecar, o para alguna ansiosa inquietud que arriesgara su vida religiosa y moral. Aún puede imponerle que se abstenga de señalar ciertas circunstancias innecesarias, o de descender a infinitas distinciones.

BERNHARD HÄRING
LA LEY DE CRISTO II
Herder - Barcelona 1961
Págs. 362-381

jueves, 27 de mayo de 2010

San Agustín de Canterbury


San Agustín de Canterbury - 27 de mayo

San Agustín de Canterbury es considerado uno de los más grandes evangelizadores, al lado de San Patricio de Irlanda y San Bonifacio en Alemania. Tiene el gran mérito de haber dirigido la evangelización de Inglaterra.

Era superior del convento benedictino de Roma, cuando el Sumo Pontífice San Gregorio Magno se le ocurrió en el año 596 tratar de evangelizar a la isla de Inglaterra que era pagana. Conociendo el espíritu generoso y emprendedor de Agustín, que no se acobardaba ante ninguna dificultad, y además sus grandes virtudes, el Papa lo envió con 39 monjes más a tratar de convertir a esos paganos sajones.

Y sucedió que al llegar Agustín y sus 39 compañeros a la costa, donde se tomaba la embarcación para llegar a Inglaterra, allí les contaron terribles barbaridades acerca de los habitantes de esa isla, y los otros misioneros sintieron mucho miedo y enviaron al santo a que fuera a Roma a contarle al Pontífice lo peligroso que era esto que iban a emprender. Agustín fue a hablar con el Papa, pero san Gregorio lo animó de tal manera, recordándole que Dios les concedería la buena voluntad de aquellas gentes, que ya desde entonces Agustín no se dejó desanimar por los temores.

En Inglaterra mandaba el rey Etelberto que tenía una esposa muy santa (que después se llamó Santa Berta) y el primer regalo que Dios les concedió a los nuevos misioneros fue darles la buena voluntad del rey. Este los recibió muy cariñosamente y les pidió que le enseñaran la religión, y tanto le agradó que pronto se hizo bautizar y les regaló su palacio real para que les sirviera de convento a los misioneros y les dio un templo en Canterbury para que allí enseñaran. Y en ese sitio está ahora la más famosa catedral de Inglaterra: la Catedral de Canterbury.

El rey dejó en libertad a los súbditos para que escogieran la religión que quisieran, pero les recomendó que se instruyeran en la religión de Jesucristo y tanto les agradaron a aquellas gentes las enseñanzas de Agustín y sus monjes, que en la Navidad del año 597 se hicieron bautizar 10,000 ingleses y entre los nuevos bautizados estaban los que ocupaban los cargos más importantes de la nación.

San Agustín de CanterburyAgustín envió a dos de sus mejores monjes a Roma a contarle al Sumo Pontífice tan hermosas noticias, y el Papa en cambió le envió el nombramiento de arzobispo, y otro buen grupo de misioneros, y cálices y libros para las celebraciones y muchas imágenes religiosas que a esas gentes recién convertidas les agradaban en extremo. San Gregorio se alegró muchísimo ante noticias tan consoladoras, y le recomendó a San Agustín un simpático plan de trabajo.

San Gregorio, sabiendo que la principal virtud del obispo Agustín era la docilidad a sus superiores, le envió las siguientes recomendaciones 1º. No destruir los templos de los paganos, sino convertirlos en templos cristianos. 2º. No acabar con todas las fiestas de los paganos, sino convertirlas en fiestas cristianas. Por ejemplo ellos celebraban las fiestas de sus ídolos con grandes banquetes en los cuales participaban todos. Pues hacer esos banquetes, pero en honor de los mártires y santos. 3º. Dividir el país en tres diócesis: Canterbury, Londres y York.

Nuestro santo cumplió exactamente estas recomendaciones, que le produjeron muy buenos resultados. Y fue nombrado por el Papa, jefe de toda la Iglesia Católica de Inglaterra (Arzobispo Primado). En las reuniones sobresalía entre todos por su gran estatura y por su presencia muy venerable que infundía respeto y admiración.

San Agustín escribía frecuentemente desde Inglaterra al Papa San Gregorio a Roma pidiéndole consejos en muchos casos importantes, y el Sumo Pontífice le escribía ciertas advertencias muy prácticas como estas: "Dios le ha concedido el don de hacer milagros, y le ha dejado el inmenso honor de convertir a muchísimos paganos al cristianismo, y de que las gentes lo quieran y lo estimen mucho. Pero cuidado, mi amigo, que esto no le vaya a producir orgullo. Alégrese de haber recibido estos regalos del buen Dios, pero tenga temor de no aprovecharlos debidamente. Consuélese al ver que con los milagros y la predicación logra que tantos paganos se vuelvan cristianos católicos, pero no vaya a creerse mejor que los demás, porque entonces le estaría robando a Dios el honor y la gloria que sólo El se merece. Hay muchos que son muy santos y no hacen milagros ni hablan hermosamente. Así que no hay que llenarse de orgullo por haber recibido estas cualidades, sino alegrarse mucho al ver que Dios es más amado y más glorificado por las gentes". Mucho le sirvieron a Agustín estos consejos para mantenerse humilde.

Después de haber trabajado por varios años con todas las fuerzas de su alma por convertir al cristianismo el mayor número posible de ingleses, y por organizar de la mejor manera que pudo, la Iglesia Católica en Inglaterra, San Agustín de Canterbury murió santamente el 26 de mayo del año 605. Y un día como hoy fue su entierro y funeral. Desde entonces ha gozado de gran fama de santidad en esa nación y en muchas partes más.
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miércoles, 26 de mayo de 2010

EL MISAL DE SAN PIO V 1° PARTE

EL MISAL DE SAN PIO V (1ra parte) ESPECIAL DE RADIO CRISTIANDAD CON EL P. CERIANI
Miércoles 26 Mayo 2010
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por María Angel

LA BULA Quo primum tempore DE SAN PIO V

El sentido profundo de la Bula Quo primum tempore no puede ser comprendido si no se la sitúa en las circunstancias históricas que la originaron. Dichas circunstancias deben ser esclarecidas repasando la historia del Misal Romano desde su origen hasta los tiempos del Concilio de Trento.

BREVE HISTORIA DEL MISAL ROMANO

Los Apóstoles habían recibido el mandato y el poder de celebrar el Sacrificio de la Nueva Alianza. Los documentos más antiguos nos muestran que los Apóstoles y sus sucesores observaron fielmente esta orden.

Por la naturaleza misma de las cosas y con la autoridad inspirada recibida de Nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo, los Apóstoles y sus sucesores debían completar la simple renovación de lo ocurrido el Jueves Santo.

Por un conjunto de ritos y ceremonias iban a solemnizar esa renovación y hacer de ella un acto religioso en el estricto sentido de la palabra.

De este modo, al dispersarse los Apóstoles, hubo en todas las iglesias locales de Oriente y Occidente un rito más o menos uniforme.

Este rito iba a cristalizarse en el curso de los tres primeros siglos en “grandes tipos” que debían tomar una forma fija conforme al género particular de cada pueblo.

Así, a partir del siglo cuarto se pueden reconocer cuatro tipos generales de la liturgia del Santo Sacrificio: Antioqueno, Alejandrino, Romano y Galicano.

El rito Romano se extendió por todo Occidente suplantando los otros ritos occidentales derivados, pero tomando de ellos algunos elementos.

Los ritos occidentales sobrevivientes son el Mozárabe y el Ambrosiano.

En lo referente a la formación del Canon Romano, es arduo seguir su historia y desarrollo. Con todo, se puede afirmar que ya estaba acabado en tiempos de San León Magno (400-461).

San Gregorio Magno (590-604) lo completó agregándole al Hanc igitur estas palabras: Diesque nostros in tua pace disponas.

Las modificaciones del Rito Romano después de San Gregorio Magno fueron:

El Asperges, el Salmo Judica me, el Confiteor, las oraciones acompañando las ceremonias del Ofertorio y las tres oraciones antes de la Comunión.

Por otra parte, el estudio de los misales de la Edad Media nos enseña que casi cada catedral tenía su propio misal, con sus particularidades litúrgicas. Ellas consistían en adiciones de pura ornamentación y devoción: fiestas locales, procesiones, oraciones y cantos, secuencias, prefacios, etc.

Pero ninguna de estas particularidades constituía un rito verdaderamente distinto. Todas pertenecían al tronco común original del rito Romano tal como se fijó en tiempos de San Gregorio Magno. Los “ancestros” de nuestro Misal, escritos entre los siglos quinto y octavo, nos dan una constitución de la misa idéntica a aquella que San Pío V habría de canonizar en su Bula.

Podemos aseverar, pues, que desde San Gregorio Magno se considera el texto, el orden y la disposición de la Misa como una tradición sagrada que nadie se atreve a tocar, salvo en detalles secundarios.

A partir del siglo XII, el rito Romano sufrió nuevamente influencias locales que constituyeron variantes, muy secundarias, de la fuente común romana: Lyon, Treves, Salisbury, etc.

A fines del siglo XII, el Papa Inocencio III (1198-1216) promulga un Ordo Missæ que corresponde al Misal utilizado en la capilla papal. Ahora bien, este Ordo es casi idéntico al que San Pío V restaurará en 1570.

Entretanto, llegamos a la rebelión de Lutero. La Revolución Protestante ha sido ante todo una revolución laicista… antisacerdotal.

La lógica de este laicismo tendría que haberlo llevado a suprimir todo culto exterior organizado. La preocupación por llegar segura y exitosamente a su fin, procediendo por etapas, le hizo contentar con una reducción, una transformación del culto católico. Creó así, sin chocar violentamente con las costumbres seculares, un culto nuevo que ya no es sacrificial y, por lo tanto, no es sacerdotal.

La proliferación de “cenas”, “servicios”, “cultos” sin regla ni control, proporcionaba un vehículo excepcional al cisma y a la herejía.

Era necesario detener el proceso de degradación protestante de los ritos de la Misa.

Dicho proceso estaba favorecido por las variantes en los misales católicos.

¡Era urgente unificar y purificar!

Esta fue la obra del Concilio de Trento.

Los Padres Conciliares establecen el orden de importancia: primero la obra doctrinal, luego la reforma disciplinaria. Así enseñan primero la teología de la Misa y del Sacerdocio seguida de las condenas.

Por eso el Concilio se expresó en los siguientes términos:

“Que el Sacrificio sea realizado según el mismo rito en todas partes y por todos, a fin de que la Iglesia de Dios no tenga más que un solo lenguaje y que entre nosotros no pueda levantarse la más ligera diferencia respecto a esto. Para que pueda ser alcanzado todo esto seria necesario tomar las siguientes medidas:

— que todos los misales, después de haber sido purificados de las oraciones supersticiosas y apócrifas, sean propuestos a todos perfectamente puros, claros, sin defectos.

— que sean idénticos, al menos entre los sacerdotes seculares, dejando a salvo las costumbres legítimas y no abusivas de cada país.

— que sean prescriptas ciertas rúbricas bien fijas; los celebrantes tendrán que observarlas de una manera uniforme, a fin de que el pueblo no sea escandalizado por ritos nuevos o distintos.

— Resumiendo: que los misales sean restaurados según el uso y la costumbre antigua de la Santa Iglesia Romana”.

El Concilio confió esta misión al Papa. San Pío V confirmó la comisión creada por Pío IV y realizó la voluntad del Concilio en los mismos términos que éste la había expresado:

— unificar los misales.

— purificarlos de todos sus defectos.

— llevar el rito romano al tipo ejemplar de su origen.

— hacerlo obligatorio para todos, respetando las costumbres.

TEXTO DE LA BULA QUO PRIMUM TEMPORE

La lectura de esta Bula en el texto original es difícil:

— Por la forma: ciertos términos tiene dificultad para ser traducidos en razón de su empleo jurídico que les da un sentido rigurosamente preciso. Las frases, además, tienen una rara complicación, producto de las largas enumeraciones con detalles minuciosos y por incisos que se entremezclan introduciendo proposiciones subordinadas en el interior de otras subordinadas.

— Por el fondo: las decisiones que el documento promulga son de varias especies y es necesario conocer la tradición canónica en materia legislativa para no confundirse.

Pío Obispo Siervo de los siervos de Dios

para perpetua memoria

I. Desde el primer instante en que fuimos elevados a la cima del Apostolado, aplicamos con gusto nuestro ánimo y nuestras fuerzas y dirigimos todos nuestros pensamientos hacia aquellas cosas que tendieran a conservar puro el culto de la Iglesia y nos esforzamos por organizarlas y, con la ayuda de Dios mismo, por realizarlas con toda la dedicación debida.

II. Y como, entre otras decisiones del Santo Concilio de Trento, nos incumbiera estatuir sobre la edición y reforma de los libros sagrados –el Catecismo, el Misal y el Breviario– después de haber ya, gracias a Dios, editado el Catecismo para instrucción del pueblo y corregido completamente el Breviario para que se rindan a Dios las debidas alabanzas, Nos parecía necesario entonces pensar cuanto antes sobre lo que faltaba en este campo: editar un Misal que correspondiera al Breviario, como es congruente y adecuado (pues resulta de suma conveniencia que en la Iglesia de Dios haya un solo modo de salmodiar, un solo rito para celebrar la Misa).

III. En consecuencia, hemos estimado que tal carga debía ser confiada a sabios escogidos: son ellos, ciertamente, quienes han restaurado tal Misal a la prístina norma y rito de los Santos Padres (1). Dicha tarea la llevaron a cabo después de coleccionar cuidadosamente todos los textos –los antiguos de nuestra Biblioteca Vaticana junto con otros buscados por todas partes, corregidos y sin alteraciones– y luego de consultar asimismo los escritos de los antiguos y de autores reconocidos que nos dejaron testimonios sobre la venerable institución de los ritos.

(1) Tal era el principio y el fin propuesto por los eruditos encargados por San Pío V de hacer cumplir la voluntad del Concilio de Trento: hacer lo que se llamaría hoy una “edición crítica”. Llevaron las variedades de los misales en uso, a la unidad y a la pureza del original. No se trata de ninguna manera de una reforma, sino de una restauración. No es una reconstitución arqueológica, es una restitución a su forma original. El título de nuestros misales en uso lo dice claramente: MISSALE RES TITUTUM, RECOGNITUM, es decir, restituido a su forma original y, con ese fin, simplemente revisado.

IV. Revisado ya y corregido el Misal, hemos ordenado tras madura reflexión que fuera impreso cuanto antes en Roma, y, una vez impreso, editado, para que todos recojan el fruto de esta institución y de la tarea emprendida. Y especialmente para que los sacerdotes sepan qué oraciones deben emplear en adelante, qué ritos o qué ceremonias han de mantener en la celebración de las Misas.

V. Pues bien: a fin de que todos abracen y observen en todas partes lo que les ha sido transmitido por la sacrosanta Iglesia Romana, madre y maestra de las demás Iglesias, en adelante y por la perpetuidad de los tiempos futuros prohibimos (2) que se cante o se recite otras fórmulas que aquellas conformes al Misal editado por Nos, y esto en todas las Iglesias Patriarcales, Catedrales, Colegiadas y Parroquiales de las Provincias del orbe cristiano, seculares y regulares de cualquier Orden o Monasterio –tanto de varones como de mujeres e incluso de milicias– y en las Iglesias o Capillas sin cargo de almas, donde se acostumbra o se debe celebrar la Misa Conventual, en voz alta con coro o en voz Baja, según el rito de la Iglesia Romana.

(2) Se refiere al rito de la Iglesia Romana. Excluye, por lo tanto, a todas las Iglesias orientales y también a las occidentales que siguen un rito diferente al romano (Milán, Toledo).

Aún si esas mismas Iglesias, por una dispensa cualquiera, hayan estado amparadas en un indulto de la Sede Apostólica, en una costumbre, en un privilegio (incluso juramentado), en una confirmación Apostólica o en cualquier tipo de permiso.

Salvo que (3) en tales Iglesias, a partir precisamente de una institución inicial aprobada por la Sede Apostólica o a raíz de una costumbre, esta última o la propia institución hayan sido observadas ininterrumpidamente en la celebración de Misas por más de doscientos años. A esas Iglesias, de ninguna manera les suprimimos la celebración instituida o acostumbrada. De todos modos, si les agradara más este Misal que ahora sale a la luz por Nuestro cuidado, les permitimos que puedan celebrar Misas según el mismo sin que obste ningún impedimento, si lo consintiera el Obispo, el Prelado o la totalidad del Capítulo.

(3) Exceptúa dos casos: a) institución aprobada desde el principio. b) en virtud de una costumbre de mas de 200 años.

VI. En cambio (4), al quitar a todas las demás Iglesias enumeradas antes (5) el uso de sus Misales propios, al desecharlos total y radicalmente, y al decretar que jamás se agregue, suprima o cambie nada a este Misal Nuestro recién editado, lo estatuimos y ordenamos mediante Nuestra Constitución presente, valedera a perpetuidad, y bajo pena de Nuestra indignación (6).

(4) Después de haber dado sus órdenes de modo positivo, el Pontífice las retoma en forma negativa agregando, cuando es necesario, reprobaciones expresas; esto posee un sentido preciso en Derecho Canónico: el precepto positivo obliga siempre pero no en todos y cada uno de los casos, el negativo si.

(5) Aquellas enumeradas en el párrafo V y que no entran en las exceptuadas.

(6) Se trata ciertamente de una pena, pero inferior a la excomunión.

Así, en conjunto e individualmente a todos los Patriarcas de tales Iglesias, a sus Administradores y a las demás personas que se destacan por alguna dignidad eclesiástica –aún cuando sean Cardenales de la Santa Iglesia Romana o estén revestidos de cualquier grado o preeminencia– les mandamos y preceptuamos estrictamente, en virtud de la Santa obediencia:

- que canten y lean la Misa según el rito, el modo y la norma que ahora transmitimos mediante este Misal, abandonando por entero en adelante y desechando de plano todos los demás procedimientos y ritos observados hasta hoy por costumbre y con origen en otros Misales de diversa antigüedad;

- y que no se atrevan a agregar o recitar en la celebración de la Misa ceremonias distintas a las contenidas en el Misal presente.

VII- Además (7), por autoridad Apostólica (8) y a tenor de la presente, damos concesión e indulto (9), también a perpetuidad, de que en el futuro sigan por completo este Misal (10) y de que puedan, con validez (11), usarlo libre y lícitamente en todas las Iglesias sin ningún escrúpulo de conciencia y sin incurrir en castigos, condenas, ni censuras de ninguna especie (12).

(7) Aquí comienza un acto nuevo del Legislador: después del mandato, el permiso, la prohibición; ahora San Pío V va a conceder un favor, un indulto.

(8) La intervención manifiesta del más alto grado del ejercicio de su autoridad quiere evidenciar al mismo tiempo la firmeza de su voluntad sobre este punto y la importancia de lo que va a decidir.

(9) En latín: concedimus et indulgemus. Es más que un permiso, es un indulto, con todas las consecuencias del derecho que se siguen.

San Pío V admite, como hemos visto, excepciones al uso preceptuado de su Misal. Aquí, a la obligación que impone, otorga, para todos los casos y todos los tiempos, un indulto que la favorece.

(10) En latín: omnino. El adverbio no se refiere a las partes del Misal sino a su uso, el cual es declarado sin límite.

(11) Los dos verbos latinos: possint et valeant, distinguen claramente una simple facultad, de un poder estable adquirido definitivamente… un derecho.

(12) Enumeración exhaustiva que toca sucesivamente el fuero interno (la conciencia) y el externo (los Superiores).

VIII. Del mismo modo, estatuimos y declaramos (13):

(13) Este párrafo contiene claramente los sellos de firmeza, solemnidad y estabilidad que distinguen una verdadera ley (estableciendo una obligación jurídica), de una simple voluntad del Superior.

- que no han de estar obligados a celebrar la Misa en forma distinta a la establecida por Nos ni Prelados, ni Administradores, ni Capellanes ni los demás Sacerdotes seculares de cualquier denominación o regulares de cualquier Orden;

- que no pueden ser forzados ni compelidos por nadie a reemplazar este Misal;

- y que la presente Carta jamás puede ser revocada ni modificada en ningún tiempo, sino que se yergue siempre firme y válida en su vigor.

No obstan (14) los estatutos o costumbres contrarias precedentes de cualquier clase que fueran: constituciones y ordenanzas Apostólicas, constituciones y ordenanzas generales o especiales emanadas de Concilios Provinciales y Sinodales, ni tampoco el uso de las Iglesias enumeradas antes, cuando, a pesar de estar fortalecido por una prescripción muy antigua e inmemorial, no supera los doscientos años.

(14) Hasta aquí se hace referencia al futuro. A partir de aquí es el pasado el que está en juego. Todos los derechos anteriores, sean escritos, sean costumbres, quedan abrogados. Como la costumbre posee una fuerza particular, la Bula la menciona explícitamente y según la forma requerida, a saber: incluyendo la costumbre llamada inmemorial.

IX. En cambio, es voluntad Nuestra y decretamos por idéntica autoridad que, luego de editarse esta constitución y el Misal, los sacerdotes presentes en la Curia Romana están obligados a cantar o recitar la Misa según el mismo al cabo de mes; por su parte los que viven de este lado de los Alpes, al cabo de tres meses; y los que habitan más allá de esos montes, al cabo de seis meses o desde que lo hallen a la venta.

X. Y para que en todos los lugares de la tierra se conserve sin corrupción y purificado de defectos y errores, también por autoridad Apostólica y a tenor de la presente prohibimos que se tenga la audacia o el atrevimiento de imprimir, ofrecer o recibir en ninguna forma este Misal sin Nuestra licencia o la licencia especial de un Comisario Apostólico que Nos constituiremos al efecto en cada región: él deberá previamente, dar plena fe a cada impresor de que el ejemplar del Misal que servirá como modelo para los otros, ha sido cotejado con el impreso en Roma según la edición original, y concuerda con este y no discrepa absolutamente en nada.

(Nuestra prohibición se dirige) a todos los impresores que habitan en el dominio sometido directa o indirectamente a Nos y a la Santa Iglesia Romana, bajo pena de confiscación de los libros y de una multa de doscientos ducados de oro pagaderos ipso facto a la Cámara Apostólica; y a los demás establecidos en cualquier parte del orbe, bajo pena de excomunión latæ sententiæ (automática) y de otros castigos a juicio Nuestro.

XI. Por cierto, como sería difícil transmitir la presente Carta a todos los lugares del orbe Cristiano y ponerla desde un principio en conocimiento de todos, damos precepto: de que sean publicadas y fijadas, según la costumbre, en las puertas de la Basílica del Príncipe de los Apóstoles y de la Cancillería Apostólica y en el extremo del Campo de Flora; y de que a los ejemplares de esta Carta que se muestren o exhiban –incluso a los impresos, suscriptos de propia mano por algún tabelión público y asegurados además con el sello de una persona constituida en dignidad eclesiástica– se les otorgue en toda nación y lugar la misma fe perfectamente indubitable que se otorgaría a la presente.

XII. Así pues, que absolutamente a ninguno de los hombres le sea licito quebrantar ni ir, por temeraria audacia, contra esta página de Nuestro permiso, estatuto, orden, mandato, precepto, concesión, indulto, declaración, voluntad, decreto y prohibición (15).

(15) Ni redundancia ni énfasis en esta enumeración; cada palabra tiene y debe guardar su valor. La voluntad del Legislador reviste en su Bula modalidades diversas que son detalladas en la larga recapitulación final. ¡San Pío V sabe lo que quiere y dice eso que sabe y desea!

Más si alguien se atreviere a atacar esto, sabrá que ha incurrido en la indignación de Dios omnipotente y de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo.

Dado en Roma, en San Pedro en el año mil quinientos setenta de la Encarnación del Señor, la víspera de los Idus de Julio, en el quinto año de Nuestro Pontificado.

PERPETUIDAD DE LA BULA QUO PRIMUM TEMPORE

No es sorprendente que en la mente de muchos católicos haya total confusión sobre el estado legal de los ritos de la Santa Misa.

Hay quienes creen que la Bula de San Pío V Quo primum tempore hace que cualquiera alteración del Misal sea ilegal y/o inválida.

Es cierto que dicha Bula tiene muy estrecha conexión con los decretos dogmáticos del Concilio de Trento y que dio reavivada fuerza legal al Rito Romano de la Santa Misa, sustancialmente intacto durante muchos siglos.

Porque ese Rito sacrosanto representa una barrera infranqueable contra la herejía, es correcto y normal acentuar el riesgo de la imprudencia en el manipuleo del Misal, tal como sobrevino después y como lo describen los Cardenales Ottaviani y Bacci.

Pero la Bula de San Pío V sigue siendo disciplinaria. En seguida veremos que ningún Papa puede atar a sus sucesores en materias disciplinarias.

Concedemos, y afirmamos, que un cambio de la disciplina puede entrañar un cambio de doctrina, pero, si bien el Culto no es mera disciplina (como quieren los progresistas), sin embargo, el Derecho Canónico legisla sobre los ritos y ceremonias que se deben observar en la celebración de la Misa, la administración de los Sacramentos y de los Sacramentales y otros actos sagrados.

El Misal, el Breviario, el Pontifical, el Ceremonial de Obispos, el Ritual y la colección de decretos de la Sagrada Congregación de Ritos contienen las leyes litúrgicas (la disciplina) que expresan la doctrina y la protegen.

Se trata, pues, de saber si la Bula Quo primum tempore de San Pío V puede ser abrogada.

Algunas nociones fundamentales

Hay fieles que sostienen que la Bula Quo primum tempore prohibió a todo Papa posterior a San Pío V hacer cambios en el Misal o introducir nuevo ritos o ceremonias en la Misa.

Este error no es difícil de comprender, si parte de quien lee el texto de la Bula sin estar versado en la Teología Moral y el Derecho Canónico.

Consideremos, pues, las nociones de ley eterna, ley natural, ley divina positiva, ley humana, ley eclesiástica, a la luz de la doctrina de Santo Tomás (I-II, cuestiones 91-97).

Se entiende por ley eterna el plan de la divina sabiduría por el que dirige todas las acciones y movimientos de las criaturas en orden al bien común de todo el universo.

La ley eterna es en sí misma absolutamente inmutable, porque se identifica con el entendimiento y la voluntad de Dios, en los que no cabe error o la mutabilidad del propósito.

La ley natural no es otra cosa que la participación de la ley eterna en la criatura racional.

Una de sus principales propiedades es la inmutabilidad intrínseca, por la cual nada absolutamente puede cambiarse en ella; de ningún modo se le puede substraer algún precepto, ya que se funda en la misma naturaleza humana y en el orden moral, que no admiten variaciones en sí mismos a través del tiempo y del espacio.

Se llama ley divina positiva la que procede de la libre e inmediata determinación de Dios, comunicada y promulgada al hombre por la divina revelación en orden al fin sobrenatural.

Pueden distinguirse dos etapas principales en esta ley positiva divina: la Antigua (con sus dos períodos, época primitiva y ley mosaica) y la Nueva y Eterna Alianza, promulgada por Cristo y los Apóstoles.

La Antigua Alianza fue abrogada; la Nueva goza de inmutabilidad substancial hasta el fin de los siglos, pero puede sufrir modificaciones accidentales.

Entre las leyes humanas encontramos las leyes eclesiásticas, que provienen de la legítima autoridad de la Iglesia en orden a la santificación y gobierno de los fieles.

La ley humana no es perpetua puesto que legisla y preceptúa sobre aquello que por su misma naturaleza no es necesario, sino contingente, y en las cosas mudables no puede haber algo de suyo inmutable.

La razón humana es cambiante e imperfecta y, por lo mismo, sus leyes son mutables, es decir, contiene preceptos particulares, no universales, conforme los diversos casos que se presentan.

Doctrina de Santo Tomás

Santo Tomás trata todo esto en la Suma Teológica, I-II, cuestión 97, De la mutabilidad de las leyes, artículos 1 y 2. Resumimos:

San Agustín, en I De libero arbitrio, dice: La ley temporal, aunque sea justa, puede ser legítimamente cambiada en el curso del tiempo.

La ley humana es un dictamen de la razón de acuerdo con el cual se dirigen los actos humanos. De aquí que para cambiarla legítimamente pueden darse dos motivos:

Por parte de la razón humana, porque parece connatural a ésta avanzar gradualmente de lo imperfecto a lo perfecto.

Por parte de los hombres, cuyos actos regula, la ley puede ser legítimamente modificada por el cambio de las condiciones humanas, que en sus diferencias requieren tratamientos diversos.

La ley natural es una participación de la ley eterna, y es por eso inmutable, debido a la misma inmutabilidad y perfección de la razón divina, autora de la naturaleza.

La razón humana, en cambio, es mudable e imperfecta, y por eso también es mudable su ley.

La ley natural está integrada por preceptos universales, que se mantienen siempre idénticos; mientras que la ley humana consta de preceptos particulares aplicables a los casos que ocurren de improviso.

La ley debe ser estable en lo posible. Pero en las cosas mudables no se encuentra nada absolutamente inmutable. Por eso la ley humana no puede ser inmutable por completo.

Es legítimo cambiar una ley en cuanto con su cambio se contribuye al bien común.

Ahora bien, por sí mismo, el cambio de las leyes comporta ciertos riesgos para el bien común, porque la costumbre ayuda mucho a la observancia de la ley. Las leyes reciben su mayor fuerza de la costumbre, y por eso no deben cambiarse fácilmente.

Por eso, cuando se cambia una ley se merma su poder de coacción al quitarle el soporte de la costumbre.

De aquí que la ley humana no debe cambiarse nunca a no ser que, por otro lado, se le devuelva al bien común lo que se le sustrae por este cambio.

Lo cual puede suceder, ya porque del nuevo estatuto deriva una grande y manifiesta utilidad, ya porque el cambio se hace sumamente necesario debido a que la ley vigente entraña una clara iniquidad o su observancia resulta muy perjudicial.

Por eso dice el Jurisconsulto que la institución de nuevas leyes debe reportar una evidente utilidad que justifique el abandono de aquellas otras que durante mucho tiempo fueron consideradas equitativas.


Establezcamos dos principios

1) Hablar de una ley estrictamente humana y a la vez absolutamente inmutable, es decir perpetua, es una contradicción.

2) “Par in parem potestatem non habet”, es decir, un par no tiene poder sobre su par; nadie puede propiamente obligar a sus iguales.

1) En cuanto al primer principio es necesario aclarar algunas expresiones estrictamente canónicas, tales como “para perpetua memoria”, “a perpetuidad”; las cuales tienen un sentido preciso y riguroso en derecho canónico y sin embargo son utilizadas como ariete, en manifiesta contradicción, por aquellos mismos que, separando la doctrina de la disciplina, menosprecian las medidas disciplinarias.

En este caso, se apartan de la doctrina evidente, conforme a la cual una ley humana no puede ser perpetua de por sí, para asirse a fórmulas canónicas.

La cláusula “ad perpetuam rei memoriam” es solamente un testimonio de la voluntad decidida que el Sumo Pontífice tiene de dar a su documento una duración constante e invariable.

En cualquier tratado de Derecho Canónico encontramos esta doctrina. Nos remitimos a cuatro autores de nota, de los cuales dos tienen una autoridad reconocida por todos los otros.

Wernz dice: “como toda ley humana puede cesar válida y justamente desde fuera (ab extrínseco), es decir, por el legislador, de la misma manera también las leyes eclesiásticas a su tiempo están expuestas a la ablación por el competente legislador eclesiástico, con tal que exista justa causa y verdadera utilidad para la comunidad” (T.l, N2118).

Allí mismo agrega: “Los legisladores eclesiásticos pueden abrogar sus propias leyes y las de sus predecesores y súbditos”.

Naz, por su parte se expresa así: “La ley está confeccionada para un espacio de tiempo indefinido. En realidad, ningún texto legislativo requiere que este carácter sea dado a las disposiciones legales. Es el análisis del concepto de ley el que conduce a concluir que la ley debe ser perpetua, al menos con una perpetuidad relativa.

En efecto, decir que las leyes son perpetuas en un sentido absoluto equivaldría a negar al aparato legislativo de una sociedad dada toda posibilidad de adaptación a las exigencias sucesivas de circunstancias históricas. Equivaldría a consagrar el concepto de ley intangible. La palabra abrogación perdería todo significado y las recopilaciones legislativas acogidas en cada siglo llegarían a ser rápidamente inutilizables.

En realidad las leyes no poseen más que una perpetuidad relativa, en el sentido en que son promulgadas para una duración indeterminada y permaneciendo obligatorias hasta que, positiva o tácitamente, el poder legislativo decida lo contrario” (T 1. No 95)

Y más adelante: “El autor de la ley, su sucesor o su superior puede abrogar las leyes. El Papa y el Concilio General tienen poder sobre todas las leyes eclesiásticas, cualquiera sea su autor”. (No 182)

En el Diccionario de Derecho Canónico dirigido por Naz, en la voz “abrogación de la ley” se lee: “El sucesor del legislador puede abrogar sus leyes, por muy antiguas que sean, siempre y cuando se trate de leyes positivas eclesiásticas. En efecto, un adagio antiguo recordado por Inocencio III en los Decretales dice que el sucesor tiene un poder no sólo igual sino idéntico al de su predecesor”.

En el mismo sentido se expresan Vermeersch-Creusen (T I, No 69) y Capello (Vol l, No 66).

2) El segundo principio, “un par no tiene poder sobre su par”, es particularmente cierto cuando se trata de aquellos que poseen el poder supremo, el cual es uno y el mismo en todos y cada uno de los poseedores.

Pero si bien todo esto es correcto, es necesario, sin embargo, reflexionar profundamente sobre el alcance de dicho principio.

Si un Papa tiene el poder de desligarse por el mismo poder que había permitido a su predecesor ligarlo, no debe utilizar esta facultad más que por razones gravísimas.

¿Cuáles? Las mismas que hubiesen llevado al predecesor a modificar él mismo sus propias órdenes.

De otro modo, la esencia misma de la autoridad suprema es atacada por estas órdenes contradictorias sucesivas.

Así como en filosofía y en teología una cosa es la potencia absoluta y otra la potencia ordenada, así también en derecho canónico una cosa es el poder absoluto y otra el poder ordenado.

Dicho de otro modo: todo no está decidido ni resuelto cuando se dice: “Tal Papa podía válidamente (tenía el poder absoluto de) abrogar la Bula de tal otro Papa”.

Queda aún por comprobar:

— que lo hizo.

— que lo hizo lícitamente, es decir, que debía, que tenia el poder de hacerlo y lo utilizó ordenadamente, dadas las circunstancias y guiado por la prudencia gubernativa.

Esta legitimidad se refiere al mismo tiempo:

— al cambio de la ley como tal,

— al fondo de la nueva ley

— a la forma en que es mutada.

Lo dicho nos lleva a afirmar que:

En cuanto a sus exigencias de Forma, la Bula Quo primum tempore reviste todas las condiciones de perpetuidad.

Lo hemos señalado al referirnos a los términos empleados por el Pontífice: cfr. párrafos V, VI, VII, VIII y XII: “en adelante y por la perpetuidad de los tiempos futuros”, “valedera a perpetuidad”, “también a perpetuidad”; “se yergue siempre firme y valida en su vigor”.

En cuanto al Fondo, tres circunstancias características confirman esta perpetuidad:

a.- el fin perseguido: que exista un solo Misal, idéntico en todas partes, a fin de que, por la unidad de la oración pública, resalte y sea protegida la unidad de la fe.

b.- el método seguido: ni una fabricación artificial, ni una reforma radical, sino la restauración del Misal Romano a la prístina norma y regla del original y al rito de los Santos Padres.

Es la restitución de un pasado aprobado, lo cual constituye la garantía de un futuro apacible.

c.- los autores: un Papa obrando con toda la fuerza de su Autoridad Apostólica, en conformidad exacta al deseo de un Concilio Ecuménico y a la Tradición ininterrumpida de la Iglesia Romana. En conformidad, además, para las partes esenciales del Misal, con la Iglesia Universal.

Cada una de estas características tomadas individualmente y, más aún, en su conjunto, nos aseguran que ningún Papa podrá jamás abrogar lícitamente la Bula de San Pío V, aún admitiendo que pudiera hacerlo válidamente sin traicionar el depósito de la fe o una ley fundamental de la Iglesia.

El Diccionario de Derecho Canónico, hablando de las cualidades de la abrogación, dice: “La abrogación debe ser justa, es decir, realizada por un motivo legitimo. Sin embargo, si ella no está justificada, permanece válida, puesto que la abrogación de la ley depende de la voluntad del legislador; pero ella es ilícita, puesto que en este caso el superior abusa de una jurisdicción que posee para el bien común y que le ha sido dada para gobernar por medio de leyes justas y adaptadas a la sociedad que rige”.

Es decir, un Papa puede abrogar válidamente la Bula Quo primum tempore, (tiene el poder absoluto), pero, dadas las condiciones de Forma y Fondo en que dicha Bula fue promulgada, ningún Papa debe abrogarla, (poder ordenado).

En otras palabras: ningún Papa tiene el poder de abrogar lícitamente la Bula Quo primum tempore de San Pío V.

Eso equivaldría a oponerse a la unidad de la oración y de la fe; a romper con la norma y regla del Misal original y el rito de los Santos Padres; a contradecir la misma autoridad Apostólica, la del Concilio de Trento y la de la Iglesia Universal.

Si estudiamos con detenimiento la Bula Quo primum tempore comprobaremos que San Pío V tanto habla de “norma”, “ritos”, “ceremonias”, “oraciones”, etc., como de “el Misal editado por Nos”, “que jamás se agregue, suprima o cambie nada a este Misal Nuestro recién editado”, “que no se atrevan a agregar o recitar en la celebración de la Misa ceremonias distintas a las contenidas en el Misal presente”, y “que no pueden ser forzados ni compelidos por nadie a reemplazar este Misal”, etc.

Por lo tanto, muy diferente es hablar de perpetuidad del “rito romano” (distinto no sólo de los ritos orientales, sino incluso de los otros ritos latinos como el de Milán, Toledo o Lyon) que hablar de perpetuidad de “oraciones”, “ceremonias” y “Misal”.

Es evidente que es el rito, según “la prístina norma de los Santos Padres” y “la venerable institución”, el que ha de ser perpetuamente conservado, porque un cambio sustancial en él implicaría un cambio en la doctrina.

Pero el Misal, sus oraciones y ciertas ceremonias pueden cambiar y de hecho han cambiado.

Piénsese en las Misas, con sus oraciones, prefacios, etc., de las fiestas del Sagrado Corazón, de Cristo Rey, de la Inmaculada, de la Asunción; repárese en las ceremonias de Semana Santa, etc.

Pueden citarse ejemplos de bulas que contenían cláusulas idénticas a las que se encuentran en la Bula Quo primum tempore que fueron abrogadas o incluso revertidas por papas posteriores.

Para aclarar este punto presentaremos más abajo una comparación entre dos Bulas de dos Santos Pontífices referentes al Breviario Romano.

Podremos comprobar, pues, que el valor real de las “bulas a perpetuidad” y el sentido verdadero de la “perpetuidad de las bulas” es muy distinto del que les otorgan algunos inexpertos canonistas.

Todo eso nos muestra que las leyes humanas son abrogables y modificables.

Veremos que la Bula de San Pío V fue modificada en parte por los Decretos, Bulas o Constituciones que establecieron oraciones, ceremonias y fiestas distintas a las que se contenían en el Misal editado en 1570, sin por eso modificar el Rito Romano ni afectar la doctrina.

¿Qué significa, entonces, Ad perpetuam rei memoriam? Esta expresión se traduce: Para perpetua memoria del asunto.

Perpetua, etimológicamente significa “continua”, “ininterrumpida”.

Esta fórmula advierte que por su gravedad el asunto tratado deberá ser tenido en cuenta permanentemente y, por supuesto, prescribe la continua obligatoriedad de sus normas mientras tenga vigencia el documento.

Al enfatizar las expresiones referidas a la perpetuidad de la Bula y al negar la posibilidad de que se abrogue un documento con ese carácter, se demuestra desconocer lo que sabe cualquier estudiante de Derecho Canónico: se llaman “perpetuas” las leyes promulgadas sin término fijo de vigencia y que mantienen su obligatoriedad “hasta ser explícita o implícitamente abrogadas. En este sentido son válidas a perpetuidad”. (Cf. Vermeersch – Creusen I, § 69; Naz, D. D. C., v, col. 637; etc.).

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MUNDIAL DE FUTBOL, CLERICUS CUP.



LA BARRA BRAVA MODERNISTA

5-Club atletico MODERNISTA:
ooooo vamo los villeros vamo a ganar
oooooh yo te sigo siempre a cualquier lugar
porque yo siempre te sigo de la cabezaaa
ganes o pierdas a mi no me interesaaa
la vuelta queremos daar
este bajo siempre esta
y a los RETROGADOS TRADICIONALISTAS vamo a mataaar


Y AHORAA...

EL RECIEN ASCENDIDO A LA PRIMERA DEL VATI 2: CULÉ,CULÉ. SPONSOR OFICIAL : PASTILLAS PARA LA MEMORIA "Bouchacourtina mentolada"

Alé,alé alé,
en tus colores pongo toda mi fe
alé,ale alé
hay que ponerle huevos muchos mas huevos
Monse. Fellé

Prefiero tener un perro que tener un culé
Prefiero tener un perro que tener un culé
el perro te cuida la casa y el culé, culé es
vamos, vamos monse. Fellé


QUE SE PUEDE ESPERAR DEL MUNDO, FALTAN VERDADEROS PASTORES QUE LLEVEN EL REBAÑO A BUEN PASTAR



Fútbol como religión y la religión en el fútbol:

Como punto de partida se puede afirmar que hay dos expresiones en la relación del fútbol con la religión: por un lado, que el fútbol en si mismo se ha constituido en una religión y por otro, que la religión ha penetrado con fuerza en el fútbol, al extremo de conducir a un conflicto entre el Vaticano y la FIFA.

Existen algunos autores que señalan que el fútbol se ha convertido en una nueva religión, en tanto los tradicionales lugares de culto son reemplazados por los estadios hoy convertidos en catedrales; los santos son sustituidos por los ídolos deportivos; los clubes de fútbol suplantan a las congregaciones religiosas; los fieles se transforman en hinchas o devotos (fanáticos) y, por último, Diego Maradona se alza como un D10S que –incluso- sus seguidores conforman la llamada iglesia maradoniana. Que el fútbol tiene una ritualidad, símbolos y fé que hacen pensar que se trata de una religión laica.

La otra perspectiva es la presencia cada vez más fuerte de la religión en el fútbol. El clásico escocés entre el Celtic, de origen católico, y el Rangers, de manifiesta fe protestante, no solo que expresa las rivalidades sino que también muestra la mayor violencia del fútbol británico. Muchos jugadores hacen gala de su fe religiosa al salir y/o empezar el partido; al festejar un gol, ya sea apuntando al cielo o bien al mostrar una frase o símbolo bajo su camiseta como lo hacia Kaka entre muchos otros. Ni se diga la enorme practica de rituales, tributos, cabalas y tradiciones que se realizan en los camerinos.

Pero la religión en sí misma también está presente dentro del fútbol. Una gran cantidad de jugadores muestran su religiosidad en una variedad de formas. Por ejemplo algunos jugadores al marcar un gol, muestran una frase religiosa en su camiseta interior y otros señalan al cielo. Antes de empezar un encuentro, son pocos los que no se santiguan o hacen algún gesto religioso acorde a su tradición. Fuera de la cancha hay jugadores que incluso regalan Biblias a sus compañeros, convirtiéndose en una clase de promotores religiosos. En África, se usan rituales tradicionales para ayudar a que sus respectivos equipos consigan resultados positivos. En España, bendijeron al Athletic para que gane la final de Copa del Rey y en Soria pusieron velas al santo para que el Numancia no descienda. La sacralización de las estrellas llega al extremo en el caso de Duncan Edwards, promesa del fútbol inglés que murió junto a toda la plantilla del Manchester en un choque aéreo en 1958, y que aparece representado en las vidrieras de la iglesia de su pueblo natal.

La hinchada encuentra en el fútbol y en las barras organizadas seguridad y un sentimiento de pertenencia. Al igual que los creyentes reencuentran en sus respectivas religiones paraísos perdidos, sentimiento de seguridad y unidad, así celebran los hinchas la fe en su equipo. La mayoría de los seguidores del fútbol vienen del sector popular y de recursos muy escasos. Las grandes injusticias sociales y problemas familiares entre otras, hacen que los hinchas encuentren en el fútbol las sensaciones que la sociedad no puede formar, como una forma de consuelo. Los aficionaos practican enormes peregrinajes por seguir a sus respectivos conjuntos, en el caso de liga que incluso varios seguidores se desplazaron miles de kilómetros por ver a su equipo en el mundial de clubes en Japón. La devoción de los hinchas llega a ser tal, que incluso construyen un baúl de los recuerdos de los éxitos deportivos de su equipo. En el cual aparecen revistas, entradas históricas, camisetas, fotos y muchas mas. Por esto y todo lo mencionado, el fútbol es considerado para muchos una religión. Y en el fútbol, la religion y tambien las falsas religiones viven en toda su expresión

espolon

ADORADORES DE SATAN ACUCHILLAN LA IMAGEN SE LA SANTISIMA VIRGEN




SAN DIEGO (Notimex).— Al menos dos hombres dañaron la imagen de la Virgen de Guadalupe en la Iglesia de Santa Rosa de Lima en Maywood, California, y causaron destrozos en el recinto, un acto que es investigado como delito basado en diferencias raciales o religiosas.

El sacerdote David Velásquez dijo que los agresores “entraron por la noche (del domingo al templo católico) y rompieron las imágenes de Jesús y la Virgen de Guadalupe”.“A la (imagen de la) Virgen de Guadalupe le dejaron clavado un cuchillo en pleno rostro. Es inaudito”, señaló.

“Nos sentimos muy entristecidos por lo que pasó, pero más que el daño que causaron nos preocupa el daño que esas gentes (sic) tengan en su corazón. Lo que hicieron es un reflejo de lo que tienen en su corazón”, consideró el religioso.

Los desconocidos pintaron el número 666, cifra que identificaría al anticristo, sobre una pared de la cocina de la iglesia. Los hombres también causaron daños a una cruz y defecaron en el auditorio de las instalaciones. En las oficinas administrativas de la iglesia rompieron y tiraron cuanto encontraron a su paso.

La policía de Maywood informó que investiga el caso como un delito basado en diferencias raciales o religiosas, un llamado “crimen de odio”, dijo el capitán Herb Aguirre. Dos sospechosos fueron captados en una cámara de video de seguridad y la policía trata de determinar sus identidades, pero busca el apoyo del público y para el caso puso a disposición un teléfono de la oficina de detectives donde la gente puede hacer un reporte.

La iglesia tiene una feligresía de más de 10 mil personas en su mayoría latina. Santa Rosa de Lima es una de las iglesias católicas más grandes en el sudeste de Los Ángeles. Oficia algunas misas en inglés para una minoría anglosajona y de feligreses filipinos, porque Santa Rosa de Lima es su santa patrona.

“Estamos horrorizados por este crimen atroz y estamos unidos con nuestra comunidad en el apoyo a nuestra señora de Santa Rosa de Lima”, dijo la alcalde Ana Rosa Riso. “Esta iglesia es una piedra angular de la comunidad y no toleraremos el odio en Maywood”, agregó.

El párroco auxiliar de la Iglesia de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles, Richard Estrada, llamó a la comunidad hispana a “mantenerse vigilantes” contra quienes han profanado un templo y a “rezar por la paz y tranquilidad de quienes nos odian” y han decidido descargar ese odio en “una de las imágenes más sagradas” para nosotros. El padre Estrada, uno de los más respetados líderes religiosos en la ciudad de Los Ángeles y en el sur de California, atribuyó este “ataque de odio” contra la Virgen de Guadalupe al papel que ha mantenido la Iglesia de Santa Rosa de Lima en defensa de los inmigrantes indocumentados. “La única explicación que encuentro es que la Iglesia de Santa Rosa de Lima ha sido de las más activas en la defensa de los inmigrantes”, dijo el sacerdote preocupado por un brote de violencia y de odio que ha hecho sonar la señal de alarma entre las autoridades políticas, policiales y religiosas de California.

“Nunca habíamos tenido un ataque de odio de este tipo. Habíamos visto ataques contra las imágenes religiosas de los murales que tenemos en algunos puntos de Los Ángeles, pero nunca un ataque perpetrado dentro de una iglesia y contra una imagen tan venerada”, señaló el padre Estrada. (Con información de J. Jaime Hernández, corresponsal)

martes, 25 de mayo de 2010

HETEROSEXUAL

UN REGALO


Una ruta religiosa y social
per il futuro del Portogallo para el futuro de Portugal

di Nicola Gori Nicola Gori

Un "dono" non soltanto per la Chiesa ma per l'intero Paese, alle prese con le trasformazioni culturali provocate dalla secolarizzazione e con le difficoltà economiche e sociali legate alla crisi. Un "regalo" no sólo la Iglesia, sino para todo el país, luchando con los cambios culturales causados por la secularización y las dificultades económicas y sociales relacionadas con la crisis. Così il cardinale portoghese José Saraiva Martins, prefetto emerito della Congregazione delle Cause dei Santi, definisce la visita che il Papa ha compiuto due settimane fa nella sua terra di origine. Así que los portugueses el cardenal José Saraiva Martins, prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos, define la visita que el Papa ha hecho hace dos semanas en su tierra natal. In questa intervista al nostro giornale il porporato ripercorre i momenti salienti del viaggio, riproponendo in particolare l'attualità del messaggio di Fátima. En esta entrevista a nuestro periódico, el cardenal cuenta los aspectos más destacados del viaje, proponiendo en particular, la actualidad del mensaje de Fátima.

Facendo parte del seguito papale, lei ha avuto modo di partecipare direttamente a tutti gli incontri. Como parte de la comitiva papal, fue capaz de participar directamente en todas las reuniones. Come ha vissuto questa esperienza? ¿Cómo ha esta experiencia?

Ho vissuto questo viaggio con un sentimento di profonda gratitudine al Papa. La sua visita è stata importante non solo per la Chiesa, ma per tutto il Portogallo e, si può dire, per l'umanità intera. Viví este viaje con un sentimiento de profunda gratitud al Papa su visita fue importante no sólo para la Iglesia, sino en todo el país y, por así decirlo, para toda la humanidad. I suoi discorsi sono stati uno stimolo non esclusivamente dal punto di vista ecclesiale, ma anche sociale: infatti hanno toccato molti problemi di attualità particolarmente sentiti dai portoghesi. Sus discursos eran un incentivo no sólo desde el punto de vista de la Iglesia, sino también social, ya que han tocado muchos tópicos particularmente sentido por los portugueses. Sono sicuro che gli orientamenti dati dal Papa saranno un grande aiuto anche per i politici ei governanti. Estoy seguro de que las orientaciones dadas por el Papa será una gran ayuda para los políticos y gobernantes. Faranno riflettere sull'importanza di certi valori che non sono negoziabili, ma che sono profondamente umani e di conseguenza cristiani. Reflexionará sobre la importancia de ciertos valores que no son negociables, pero son profundamente humanas y por lo tanto los cristianos. Ciò può essere utile per rafforzare la collaborazione tra le autorità civili e la Chiesa. Esto puede ser útil para mejorar la colaboración entre las autoridades civiles y la Iglesia.

Quali momenti le sono rimasti più impressi? ¿Cuáles fueron los momentos más impresionado?

Ricordo che mi ha commosso molto la presenza di un coro di bambini che cantavano quando il Papa è giunto all'aeroporto di Lisbona. Recuerdo que me conmovió mucho la presencia de un coro de niños que cantaban cuando el Papa llegó al aeropuerto de Lisboa. I loro canti hanno preceduto anche gli incontri ufficiali con le autorità. Sus canciones también han precedido las reuniones oficiales con las autoridades. Mi veniva in mente la frase del Vangelo: "Lasciate che i piccoli vengano a me". Me acordé de las palabras del Evangelio: "Dejad que los niños vengan a mí". In quel momento ho avuto la sensazione di trovarmi accanto a un Papa vicino al popolo, a un pastore vicino alla sue pecorelle, in questo caso ai portoghesi. En ese momento tuve la sensación de estar cerca de personas cercanas a un Papa, un pastor cercano a su rebaño, en este caso a los portugueses.

Lei era prefetto della Congregazione delle Cause dei Santi quando sono stati beatificati i due pastorelli di Fátima. Ella era prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos cuando fueron beatificados dos pastorcillos de Fátima. Come si è giunti a quella decisione? Al llegar a esa decisión?

La beatificazione di Giacinta e Francesco Marto è un evento storico, perché sono stati i primi bambini non martiri a essere elevati agli onori degli altari. La beatificación de Jacinta y Francisco Marto es un acontecimiento histórico ya que los niños fueron los primeros mártires de ser elevado a los altares. Prima di loro, infatti, non rientrava nella prassi della Chiesa la canonizzazione di bambini: si pensava, in considerazione della loro età, che essi non avessero la capacità di praticare in grado eroico le virtù cristiane, prima condizione per la beatificazione. Antes de ellos, de hecho, fue más allá de la práctica de la canonización de la Iglesia de los niños: se pensaba, debido a su edad, no tenían la capacidad de practicar las virtudes cristianas en grado heroico, la primera condición para la beatificación. Ricordo che, nel loro caso, si verificò una cosa molto interessante: arrivarono a Roma migliaia di lettere da tutto il mondo - non solo da parte di semplici fedeli ma anche da vescovi e cardinali - che chiedevano la beatificazione dei pastorelli. Recuerdo que, en su caso, no era una cosa muy interesante: miles de cartas llegaron a Roma desde todo el mundo - no sólo por los simples fieles, sino también de los obispos y cardenales - pidiendo la beatificación de los pastores. Questa mole di richieste ha dato vita a una riflessione all'interno della Congregazione delle Cause dei Santi. Este volumen de peticiones ha creado un debate dentro de la Congregación para las Causas de los Santos. Giovanni Paolo ii ha nominato una commissione di esperti - teologi, psicologi, pedagoghi - per esaminare il problema. Juan Pablo II ha nombrado una comisión de expertos - teólogos, psicólogos, educadores - para investigar. Dopo uno studio approfondito, si è giunti a una conclusione: i bambini sono in grado di praticare le virtù cristiane, naturalmente nel modo a loro possibile. Después de un estudio a fondo, se ha llegado a una conclusión: los niños son capaces de practicar las virtudes cristianas, por supuesto que pueden. Grazie a questa conclusione abbiamo potuto procedere alla beatificazione. Con esta conclusión se puede proceder a la beatificación.

Quali sono i tratti caratteristici della loro santità? ¿Cuáles son las características de su santidad?

Una pietà profonda, una devozione fervente alla santissima Trinità, alla Madonna e all'Eucaristia. Una profunda piedad, una ferviente devoción a la Santísima Trinidad, la Virgen María y la Eucaristía. Parlando di eroicità, risalta come ognuno di loro era disposto a dare la vita piuttosto che mentire. Hablando de heroico, se destaca como cada uno de ellos estaba dispuesto a dar su vida en vez de mentir. Furono minacciati, infatti, per costringerli a dire che le visioni erano false, ma non cedettero alle pressioni. Fueron amenazados, de hecho, para obligarlos a decir que las visiones eran falsas, pero no ceder a la presión.

Si possono fare delle previsioni per la beatificazione di suor Lucia? Usted puede hacer predicciones para la beatificación de sor Lucía?

Il processo attualmente è nella fase diocesana. El proceso se encuentra actualmente en la fase diocesana. Come sappiamo i processi di canonizzazione hanno due fasi: una diocesana e una romana. Como sabemos el proceso de canonización tiene dos fases: una diocesano y romano. Per quanto riguarda la prima, il Papa ha dispensato dall'attesa dei cinque anni per cominciare il processo. En cuanto al primero, el Papa absolvió por la perspectiva de cinco años para iniciar el proceso. Sono andato personalmente al carmelo di Coimbra, dove ha vissuto suor Lucia, per annunciare il dono fatto dal Papa di anticipare di due anni l'apertura del procedimento. Fui personalmente al Carmelo de Coimbra, donde vivía la hermana Lucía a proclamar el don del Papa a adelantar dos años la apertura del procedimiento. Durante la fase diocesana si procede alla ricerca e allo studio scrupoloso della personalità, della spiritualità e dell'eroicità nella pratica delle virtù, anche attraverso l'ascolto di testimoni. Durante los ingresos diocesanos a la investigación y el estudio detenido de la personalidad, la espiritualidad y el heroísmo en la práctica de la virtud, ni siquiera por escuchar a los testigos. Lo studio poi passa agli storici, ai teologi e alla commissione dei cardinali membri del dicastero vaticano. El estudio se desplaza a los historiadores, teólogos y miembros de la comisión de cardenales departamento del Vaticano. I porporati devono approvare o meno le conclusioni dei teologi e degli storici. Los cardenales deben aprobar o rechazar las conclusiones de los teólogos e historiadores. Se lo fanno, la pratica viene trasmessa al Papa che deve pronunciarsi sull'eroicità delle virtù. Si lo hacen, el caso será enviado al Papa, que debe actuar sobre las virtudes heroicas.

E a questo punto? Y en este punto?

Dopo il riconoscimento delle virtù eroiche, occorre un miracolo per la beatificazione. Tras el reconocimiento de virtudes heroicas, necesitamos un milagro para la beatificación. Si deve istruire un altro processo in loco, cioè dove è avvenuto il presunto miracolo. Debemos educar a otro proceso, es decir, cuando el supuesto milagro ocurrió. Poi i documenti vengono passati al vaglio dei medici, i quali devono certificare che la guarigione sia veramente inspiegabile alla luce della scienza medica attuale. A continuación, los documentos son examinados por médicos, que deberá certificar que la curación es verdaderamente inexplicable a la luz de la ciencia médica moderna. È importante notare questa sottolineatura - cioè allo stato attuale delle conoscenze mediche - perché magari tra cinquant'anni, con il progresso scientifico, alcune malattie potranno essere curate. Es importante tener en cuenta este énfasis - que el estado actual del conocimiento médico - porque tal vez en cincuenta años, con el progreso científico, algunas enfermedades se pueden curar. Per essere considerata un miracolo la guarigione deve essere istantanea, completa e duratura. Para ser considerado un remedio milagroso debe ser repentina, completa y duradera. Se i medici accertano che essa non è spiegabile scientificamente, i documenti passano ai teologi. Si los médicos encuentran que no pueden ser explicados científicamente, los documentos se dirigen a los teólogos. A loro spetta il compito di accertare se c'è un nesso tra la guarigione e la preghiera di intercessione fatta a Dio tramite il candidato alla beatificazione. Ellos tienen la tarea de determinar si existe una relación entre la curación y la oración de intercesión hecha a Dios por el candidato a la beatificación. Solo i teologi, e non i medici, possono dunque parlare di miracolo. Sólo teólogos, y no médicos, por lo tanto se puede hablar de un milagro. Le loro conclusioni passano poi all'esame e all'eventuale approvazione dei cardinali. Sus conclusiones y luego pase el examen y posible aprobación de los cardenales. È il Papa, infine, che ha l'ultima parola: se approva il miracolo, è tutto pronto per la beatificazione. Es el Papa finalmente tiene la última palabra: si se aprueba el milagro, todo está listo para la beatificación.

Durante il volo verso il Portogallo, Benedetto XVI ha parlato della visione dei pastorelli di Fátima, spiegando che in essa "sono indicate realtà del futuro della Chiesa che man mano si sviluppano e si mostrano". Durante el vuelo a Portugal, Benedicto XVI habló de la visión de los pastorcillos de Fátima, diciendo que "se les da la realidad del futuro de la Iglesia que poco a poco creciendo y el espectáculo." In che senso? ¿En qué sentido?

L'affermazione del Papa è sacrosanta. La declaración del Papa es sacrosanta. Citando la visione del vescovo vestito di bianco, Benedetto XVI le ha dato una dimensione ecclesiale. Citando la visión del obispo vestido de blanco, Benedicto XVI dio una dimensión eclesial. Sappiamo bene che Giovanni Paolo ii ha visto questa profezia adempiersi in lui. Sabemos que Juan Pablo II vio esta profecía cumplida en él. Ciò è verissimo. Esto es cierto. Oltre a questo, però, si deve dare a quella visione una dimensione ecclesiale. Más allá de esto, sin embargo, usted debe dar esa visión una dimensión eclesial. Deve essere cioè applicata a tutta la Chiesa e alla sua sofferenza. Eso se debe aplicar a toda la Iglesia ya su sufrimiento. La Chiesa per sua natura non può trovarsi in una condizione priva di sofferenza, perché deve identificarsi con Cristo. La Iglesia es por su naturaleza no puede estar en un estado sin sufrimiento, porque tienen que identificarse con Cristo. Infatti, essa non è altro che Gesù stesso incarnato in una comunità di fede, di speranza, di amore, che continua la sua missione attraverso i secoli. De hecho, no es más que el mismo Jesús encarnado en una comunidad de fe, esperanza, amor, que continúa su misión a través de los siglos. La Chiesa è Cristo e Cristo è la Chiesa. La Iglesia es Cristo y Cristo es la Iglesia. Quindi non può non soffrire e deve rivivere in sé quello che è capitato al corpo fisico di Cristo. Por tanto, no puede y no debe sufrir para revivir lo que pasó con el cuerpo físico de Cristo. La sofferenza entra nella vita normale della Chiesa. El sufrimiento viene en la vida normal de la Iglesia. Gesù ha detto: se hanno perseguitato me perseguiteranno anche voi. Jesús dijo: Si me han perseguido, a vosotros os perseguirán. Certe campagne che si stanno facendo contro la Chiesa sono delle persecuzioni vere e proprie. Algunas campañas están haciendo contra la Iglesia de la persecución son genuinos. La Chiesa però sa bene che i nemici non prevarranno, perché anche per lei come per Cristo verrà la risurrezione. Pero la Iglesia sabe que los enemigos no prevalecerá, porque para ella, así como Cristo es la resurrección. Direi che il Papa ha inteso la visione in questo senso. Yo diría que el Papa entiende la visión en este sentido. Qui si inserisce anche il tema della speranza di cui ha parlato Benedetto XVI nel suo viaggio. Aquí también se ajustan al tema de la esperanza se ha referido Benedicto XVI durante su viaje. Guardando alla Pasqua la nostra fede diventa fede nella risurrezione. Mirando a la Pascua, nuestra fe se convierte en la fe en la resurrección.

Come commenta l'affermazione fatta dal Pontefice sulle sofferenze che vengono proprio dall'interno della Chiesa? ¿Cómo hacer un comentario sobre la declaración realizada por el Papa sobre los sufrimientos que vienen de dentro de sí misma la Iglesia?

Nella Chiesa ci sono anche i peccatori. En la Iglesia somos pecadores. Essi sono una sofferenza nella Chiesa, che è chiamata a essere santa. Se trata de un dolor en la Iglesia, que está llamado a ser santo. I padri parlavano della casta meretrix. È una realtà incontestabile, tangibile. Padres habló de casta Meretrix. Es una realidad incontestable, tangibles. Ma Cristo l'aveva previsto e per questo ha istituito il sacramento della riconciliazione. Pero Cristo había previsto esto y ha instituido el sacramento de la reconciliación. Benedetto XVI nella sua spiegazione ha sottolineato questi aspetti della speranza e della realtà in cui esiste anche il peccato. Benedicto XVI dijo en su explicación de estos aspectos de la esperanza y la realidad en la que también hay un pecado.

Il Portogallo e il Papa: una storia di amicizia che continua. Portugal y el Papa: una historia de amistad que continúa. Come si spiega questo legame? ¿Cómo se explica este vínculo?

Il Portogallo storicamente è sempre stato legato al successore di Pietro. Portugal ha sido históricamente vinculados al sucesor de Pedro. All'inizio della nazione portoghese vi è un intervento diretto del Papa. L'arcivescovo di Braga si recò più di una volta a Roma da Innocenzo ii, perché approvasse con la sua autorità la separazione dei territori del Portogallo dalla Castilla. Al principio de la nación portuguesa, hay una intervención directa del Papa, el arzobispo de Braga fueron más de una vez a Roma por el Papa Inocencio II, porque su autoridad para aprobar la separación de los territorios de Portugal de Castilla. L'indipendenza dal regno di Castilla e Léon avvenne il 5 ottobre 1143, però si dovette attendere fino al 1179 perché Alessandro iii con una bolla riconoscesse ufficialmente re Alfonso i. Independencia del Reino de Castilla y León fue 05 de octubre 1143, pero no fue hasta 1179 con una burbuja, porque Alejandro III reconozcan oficialmente el rey Alfonso I. Da allora, il Portogallo è stato chiamato la nazione "fedelissima" al Papa. Guardare al Pontefice come punto di riferimento fa parte, appunto, della cultura portoghese, come ha sottolineato Benedetto XVI. Desde entonces, Portugal ha sido llamado a la nación "leales" para ver al Papa Papa como una pieza de referencia, por supuesto, de la cultura portuguesa, como ha señalado Benedicto XVI. Infatti, le radici del popolo portoghese sono essenzialmente cristiane e nessuno potrà mai cancellarle. De hecho, las raíces de los portugueses son principalmente cristianos y nadie puede borrar. Possiamo dire addirittura che il cristianesimo è iscritto nel dna della gente. Incluso podemos decir que el cristianismo se introduce en el ADN de personas. Il legame con i successori di Pietro poi si è rinnovato nei secoli. El vínculo con los sucesores de Pedro, y después se renovó para siempre. Nei tempi moderni ci sono state cinque visite dei Papi in Portogallo. En los tiempos modernos ha habido cinco visitas de los Papas en Portugal. La prima fu quella di Paolo vi, che si rivelò un grande avvenimento, sebbene sia durata un solo giorno. La primera fue la de Pablo VI, que fue un gran acontecimiento, aunque sólo duró un día. Poi le tre visite di Giovanni Paolo ii, in particolare quella del 2000 quando beatificò i due pastorelli, e l'ultima di Benedetto XVI. Entonces las tres visitas de Juan Pablo II, en particular la de 2000, cuando beatificó a los dos pastores, y el último de Benedicto XVI.

Cosa si aspetta il popolo dalla visita del Pontefice dal punto di vista sociale? ¿Qué espera la gente de la visita del Papa desde una perspectiva social?

La visita del Papa è stata un grande dono al Portogallo. La visita del Papa fue un gran regalo a Portugal. Le parole del Pontefice porteranno a riflettere su alcuni temi di attualità. Las palabras del Pontífice a reflexionar sobre algunos problemas actuales. Per esempio, l'accenno che ha fatto ai diritti umani e alla promozione integrale dell'uomo contro i meccanismi socio-economici e culturali che portano alla morte. Por ejemplo, la sugerencia que ha hecho de los derechos humanos y la promoción del hombre en contra de los mecanismos socio-económicos y culturales que llevan a la muerte. Oppure la sua insistenza sul valore della famiglia fondata sul matrimonio indissolubile tra un uomo e una donna. O su insistencia en el valor de la familia fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer. Il Papa ha poi fatto riferimento alla libertà e al problema della collaborazione tra mondo della cultura e mondo della fede. El Papa se refirió a la libertad y la cuestión de la colaboración entre el mundo de la cultura y la fe. La fede non è contraria alla scienza e alla cultura: al contrario, si completano. La fe no es contraria a la ciencia y la cultura: por el contrario, se complementan entre sí. Infatti, la cultura in molti Paesi europei ha avuto come protagonista la Chiesa. De hecho, la cultura en muchos países europeos tenían el carácter de la Iglesia. L'uomo è aperto al trascendente, lo si voglia o no. El hombre está abierto a la trascendencia, nos guste o no. C'è una grande superficialità nel voler dimostrare a tutti i costi una contrapposizione tra scienza e fede. Hay una gran superficialidad en el deseo de demostrar a toda costa una oposición entre la ciencia y la fe. La visita del Papa porterà a riflettere sul serio su questi problemi e aiuterà a trovare una soluzione umana e cristiana. La visita del Papa a reflexionar seriamente sobre estas cuestiones y ayudar a resolver humana y cristiana. Anche per questo, il viaggio di Benedetto XVI è stato un dono per il Portogallo. Incluso para esto, el viaje de Benedicto XVI fue un regalo para Portugal.


Y EL REGALO QUE LE HACE EL GOBIERNO DE PORTUGAL AL PAPA,ES, LA APROBACION DEL PUTIMONIO

(©L'Osservatore Romano - 26 maggio 2010) (© L'Osservatore Romano - 26 de mayo de 2010)