martes, 17 de julio de 2012

EL "BUEN GRANO" DE MONSEÑOR FELLAY

Tomado de Radio Cristiandad

P. CERIANI: EL “BUEN GRANO” DE MONSEÑOR FELLAY

EL BUEN GRANO DE MONSEÑOR FELLAY
En su última auto-entrevista con DICI, después del Capítulo General de julio de 2012, Monseñor Bernard Fellay expresó:
Nos separamos netamente de todos los que quisieron aprovechar la situación para sembrar cizaña…
Esta clara toma de posición nos lleva a considerar la abundante siembra de buen grano de Monseñor Fellay durante los últimos meses.
Señalamos que la lista no es exhaustiva… Hay bolsas enteras…

De su respuesta a los otros tres Obispos de la FSSPX:
Al leerlos, uno se pregunta seriamente si ustedes creen todavía que esta Iglesia visible, cuya sede está en Roma, es realmente la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, una Iglesia por cierto horriblemente desfigurada a planta pedis usque ad verticem capitis, pero una Iglesia que a pesar de ello sigue teniendo por jefe a Nuestro Señor Jesucristo.
El Papa nos ha hecho saber que la preocupación por arreglar nuestro asunto en bien de la Iglesia estaba en el corazón mismo de su pontificado.
En la Fraternidad se va en camino de convertir los errores del Concilio en superherejías; es una especie de mal absoluto, peor que todo, de la misma manera en que los liberales han dogmatizado este concilio pastoral.
Esta falta de distinción lleva a algunos de ustedes a un endurecimiento “absoluto”, lo cual resulta grave porque tal caricatura ya no es real y desembocará lógicamente en el futuro en un verdadero cisma. Quizás este hecho es uno de los argumentos que me impulsa a responder sin más dilación a los requerimientos romanos.
Se endosa a las autoridades actuales todos los errores y todos los males que se encuentran en la Iglesia, olvidando que ellas intentan, al menos en parte, liberarse de los más graves (la condenación de la “hermenéutica de la ruptura” denuncia errores muy reales).
En la cuestión más crucial de todas, la posibilidad de sobrevivir en las condiciones de un reconocimiento de la Fraternidad por parte de Roma, nosotros no llegamos a la misma conclusión que ustedes.
Por el bien común de la Fraternidad, preferiríamos de lejos la solución actual de statu quo intermedio, pero evidentemente Roma ya no lo tolera.
En sí misma, la solución propuesta de una Prelatura personal no es una trampa. Esto se deduce, ante todo, de que la situación actual -abril de 2012- es muy diferente de la de 1988. Pretender que nada ha cambiado es un error histórico. Los mismos males hacen sufrir a la Iglesia, las consecuencias son todavía más graves y manifiestas que entonces, pero al mismo tiempo se puede comprobar un cambio de actitud en la Iglesia, ayudado por los actos y los gestos de Benedicto XVI hacia la Tradición.
Esta situación concreta, con la solución canónica que se propone, es muy diferente de la de 1988. Y cuando comparamos los argumentos que Monseñor Lefebvre había dado en su época, concluimos que no hubiera dudado en aceptar lo que nos han propuesto.
Esta dialéctica entre verdad/fe y autoridad es contraria al principio sacerdotal.
***
Conferencia de Monseñor Fellay, el 4 de mayo a las Religiosas Dominicas y a los fieles de Saint-Pré, Francia:
Acerca de la respuesta que envié a Roma poco después de Quasimodo, el 17 de abril, no sé todavía lo que piensa la Congregación de la Fe. Sencillamente, no lo sé. De lo que puedo saber de fuentes privadas, tengo la impresión que es apropiado.
Para los nuestros, pienso que será necesario explicarla como corresponde, porque hay (en este documento) expresiones o declaraciones que están de tal modo en la línea de la cresta que, si ustedes están mal dispuestos o si se ponen gafas oscuras o rosas, ustedes las verán de un modo o de otro.
Por lo tanto, será necesario que os expliquen bien que esta carta no cambia absolutamente nada en nuestra posición.
Pero, si ustedes quieren leerla al revés, se llegará a comprenderla al revés.
***
Texto enviado por Monseñor Fellay a Roma el 17 de abril, según declaración del Primer Asistente, Padre Niklaus Pflüger:
Toda la Tradición de la fe católica debe ser el criterio y la guía de comprensión de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el cual, a su vez, ilumina algunos aspectos de la vida y de la doctrina de la Iglesia, presente implícitamente en ella, no formulados todavía. Las afirmaciones del Concilio Vaticano II y del Magisterio Pontificio posterior relativos a la relación entre la Iglesia Católica y las confesiones cristianas no católicas deben ser entendidas a la luz de toda la Tradición.
***
Conforme a declaraciones suyas a sacerdotes de la Fraternidad en Francia, el miércoles 13 de junio, Monseñor Fellay fue a Roma dispuesto a aceptar un estatuto canónico, cuya base doctrinaria contenía de manera ambigua la aceptación:
Del Concilio Vaticano II.
De la legitimidad de la Nueva Misa.
Del Nuevo Código de Derecho Canónico.
Del Nuevo Catecismo.
***
Conforme a declaraciones suyas a sacerdotes de la Fraternidad en Francia, el miércoles 13 de junio Monseñor Fellay fue a Roma dispuesto a aceptar un estatuto canónico que contenía, entre otras espigas:
En el caso de una Prelatura Personal, el cargo de Superior General podría recaer sobre un “romano”.
El Consejo General que asistirá al Superior General estaría compuesto por seis miembros.
Estos seis miembros podrían ser nombrados por Roma.
En este caso ya no habría más Capítulo de la FSSPX.
Estaría previsto que las cuentas financieras de la Prelatura Personal estén bajo el control de los obispos locales.
***
Entrevista concedida a Francis X. Rocca, para Catholic News Service, 11 de mayo de 2012:
El Papa dice que el Concilio debe ser puesto dentro de la gran Tradición de la Iglesia, debe ser entendido de acuerdo con ella. Estas son declaraciones con las que estamos plenamente de acuerdo, totalmente, absolutamente. El problema podría estar en la aplicación, es decir: ¿Es lo que sucede realmente en coherencia o en armonía con la Tradición?
Mucha gente tiene un entendimiento del Concilio que es un mal entendimiento. Ahora tenemos autoridades en Roma que lo dicen. Nosotros hemos visto en las discusiones que muchas cosas que hemos condenado durante cuarenta años como pertenecientes al Concilio, no son de hecho del Concilio, sino del común entendimiento de éste.
La libertad religiosa es utilizada de muchas maneras, y viendo de cerca yo realmente tengo la impresión que no muchos conocen lo que realmente el Concilio dijo al respecto. El Concilio presenta una libertad religiosa de hecho muy, muy limitada. Muy limitada. Eso significa que en nuestras pláticas con Roma ellos dijeron claramente que tener el derecho al error o escoger una religión es falso.
Pero no estamos solos en el trabajo de defender la fe. Es el mismo Papa quien lo hace, ese es su trabajo. Y si estamos llamados a ayudar al Santo Padre en ello, que así sea.
Personalmente, yo hubiera querido esperar un poco más de tiempo para ver las cosas más claras, pero una vez más, realmente parece que el Santo Padre quiere que suceda ahora. El movimiento del Santo Padre, porque realmente viene de él, es genuino. Si este reconocimiento sucede es gracias a él. Definitivamente, sólo a él.
***
De los sermones en Austria, 17 y 20 de mayo de 2012:
Roma nos ha ofrecido una solución, mejor diríamos un reconocimiento.
La estructura que se está ofreciendo a la Fraternidad es de hecho enteramente apropiada.
Esto es, si realmente esto se lleva a cabo, ustedes no sentirán ninguna diferencia entre antes y después.

Contamos con la ayuda de Dios. Estamos dispuestos a asumir los costos. Hágase Su voluntad.
***
De la auto-entrevista con DICI, del 8 de junio:
Lo que ha cambiado es que Roma ya no hace de una plena aceptación del Concilio Vaticano II una condición para la solución canónica. Hoy en día, en Roma, algunos consideran que una comprensión diferente del Concilio no es determinante para el futuro de la Iglesia, porque la Iglesia no es solo el Concilio.
De hecho, la Iglesia no se limita solo al Concilio, ella es mucho más grande. Por lo tanto, hay que dedicarse a resolver problemas mayores.
Así pues, es la actitud de la Iglesia oficial la que ha cambiado, nosotros no. No somos nosotros los que hemos pedido un acuerdo, es el Papa el que quiere reconocernos. Podemos pues preguntarnos el porqué de este cambio. ¡Todavía no estamos de acuerdo doctrinalmente, y sin embargo el Papa quiere reconocernos! ¿Por qué? La respuesta es ésta: hay problemas tremendamente importantes en la Iglesia de hoy. Debemos hacer frente a estos problemas. Debemos dejar de lado los problemas secundarios y hacer frente a problemas mayores.
Sigue siendo cierto —como lo es el derecho de la Iglesia— que para abrir una nueva capilla o fundar una nueva obra, sería necesario contar con el permiso del Ordinario del lugar.
De ninguna manera nuestras relaciones serían las de una congregación religiosa con un obispo, sino más bien las de un obispo con otro obispo, así como ocurre con los Ucranianos o los Armenios de la diáspora. Y si entonces un problema no se ha podido resolver, éste iría a Roma, y habría entonces una intervención romana para resolver el problema.

Se confirma, pues, nuestra conjetura sobre el documento presentado por Monseñor de Galarreta a los Superiores Mayores el 7 de junio de 2011:
En consecuencia, no es el momento de cambiar la decisión del Capítulo de 2006 (no puede haber un acuerdo práctico sin resolver la cuestión doctrinal) y no es correcto ni prudente lanzarse a la preparación de los espíritus en el sentido contrario, antes de que haya en nosotros la convicción, el consenso y la decisión de cambiar. Lo contrario sólo provoca la división y, por reacción, una guerra, la anarquía.
Entonces dijimos: si entendemos bien, para el señor Obispo lo correcto y prudente es obtener entre ellos la convicción, el consenso y la decisión de cambiar en el sentido del acuerdo práctico, para lanzarse luego a la preparación de los espíritus para que lo acepten.
Es exactamente la misma maniobra que hicieron con el Motu proprio que relegó la Santa Misa Católica al rango de forma extraordinaria, equiparándola con la misa bastarda montiniana…
Es exactamente el mismo proceder que implementaron con el pedido del retiro del Decreto de declaración de las excomuniones, sabiendo que iban a obtener el levantamiento de las mismas…
Todo permite pensar que las autoridades de la FSSPX se inclinan hacia un consenso entre acuerdistas y antiacuerdistas: acuerdo con Roma, sí; pero no un acuerdo puramente práctico, sino uno doctrinal que Roma y la FSSPX puedan aceptar
Y como para esto hace falta preparar los espíritus…, ganemos un poco de tiempo.
Si esto se concretiza, aquellos que en la hora actual (tarde y sin sentido) se manifiestan en contra del acuerdo práctico, llegado el momento habrán hecho mucho mayor daño que los actuales acuerdistas…
En efecto, la revolución conciliar (y la mundial anticristiana) habrá retrocedido un paso, para avanzar tres o cuatro…
Todo indica que esto ha germinado durante el Capítulo General de julio de 2012…
Pero estaba sembrado desde 1998…
Padre Juan Carlos Ceriani

No hay comentarios:

Publicar un comentario