sábado, 24 de agosto de 2013

LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS 1° PARTE


El Futuro de un hombre se puede confiar en

Lo que recibió como niño

 

San Alfonso María de Ligorio
 
 
En agosto de 2013, el Apostolado de la Oración de la Vaticueva II  publicó( ver enlace) un comentario sobre la responsabilidad de los padres católico para educar a sus hijos. En ella había muchos mensajes progresistas y poco sana enseñanza, como es habitual en esta falsa religión Bergogliana.

Por ejemplo,a los padres se les dijo que la misión principal era ser "testigos de la solidaridad responsable" y que debe ser el "testimonio vivo de la calidez humana y humanizadora que todo niño tiene derecho a recibir." Nada se dijo sobre el deber a enseñar a los niños a practicar los Diez Mandamientos, la fe y la moral católica. Porque ellos abandonaron la fe católica

Ante este vacío, pensamos que es conveniente reproducir aquí el consejo para los padres de San Alfonso María de Ligorio (Doctor de la Iglesia, 1696-1787), que fue comentando en el versículo evangélico "Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo dar frutos buenos ". (Mt 07:18)

En la primera parte de su sermón, que se reproduce a continuación, enseña lo importante que es educar a los niños en los hábitos de la virtud.


  ADVERTENCIA A LOS PADRES (Y A QUIENES VAN A SERLO)

El Evangelio nos dice que un buen árbol no produce mal fruto, y que un árbol malo no puede producir fruto bueno. Lo que aprendemos de esto, es que un buen padre cría hijos buenos. Pero que si los padres son débiles, ¿cómo pueden ser sus hijos virtuosos?
 
 
 Higuera
 La buena fruta sólo puede venir de un árbol bueno y saludable
 
 ¿Acaso, dice Nuestro Señor, en el mismo Evangelio, se recogen uvas de los espinos, e higos de los abrojos? (San Mateo 7:16). Así es imposible, o de hecho muy difícil, encontrar hijos virtuosos, quienes hayan sido criados por padres inmorales. Padres, estad atentos a este sermón, de gran importancia para la salvación eterna de vosotros y de vuestros hijos. Estad atentos, jóvenes, hombres y mujeres que no habéis elegido aún vuestro estado de vida. Si deseáis casaros, aprended las obligaciones que se adquieren en la observancia de la formación de vuestros hijos, y aprended también, que si vosotros no las llenáis, traeréis sobre vosotros y sobre vuestros hijos la condenación. Dividiremos esto en dos puntos. En el primero, mostraremos lo importante que es formar en los hijos hábitos de virtud; y en el segundo mostraremos con qué cuidado y diligencia un padre debe trabajar para que crezcan bien.

EDUCAD EN LA VIRTUD

Un padre tiene dos obligaciones para con sus hijos; está obligado a proveerlos de sus necesidades corporales y de educarles en la virtud. No es necesario extendernos sobre la primera obligación, más que existen algunos padres que son más crueles que las más feroces bestias salvajes; aquellos que malgastan toda su fortuna o bienes en comer, beber y placeres y permiten que sus hijos mueran de hambre. Pero, discutamos sobre la formación que es la materia de nuestro artículo.

Ciertamente que la futuraUn buena o mala conducta de un hijo depende si se ha criado bien o pobremente. La naturaleza por sí misma enseña a cada padre atender la educación de su descendencia. Dios le da hijos a los padres, no para que pueden asistir a la familia, sino para que crezcan en el temor de Dios, y sean conducidos en el camino de la salvación eterna. “Tenemos, dice San Juan Crisóstomo, un gran depósito en los niños, atendámosles con gran cuidado”. Los hijos no han sido otorgados a los padres como un regalo, del que se pueda disponer a placer. Los hijos han sido confiados, por esta confianza, si se pierden por negligencia, los padres deberán rendir cuentas a Dios.
 
     
familia
Un niño se le da a los padres como un fideicomiso para lo cual deberán rendir cuentas a Dios
 
Un gran Padre de la Iglesia dijo, que en el día del juicio, los padres tendrán que rendir cuentas por todos los pecados de sus hijos (Nota de la Redacción: se entiende que de los derivados de una mala o incompleta formación, pues hay casos excepcionales de hijos muy bien educados que a pesar de ello viven como si no hubiesen tenido buena formación religiosa). Así que aquel que enseña a su hijo a vivir en el bien, tendrá una feliz y tranquila muerte. El que instruye a su hijo... cuando llegue la muerte no sentirá pena, porque deja a los suyos un defensor frente a sus enemigos. (Eclesiástico 30, 3, 5) Y podrá salvar su alma por medio de sus hijos, es decir, por la formación virtuosa que les dio. (La mujer)«Se salvará mediante su maternidad» (1Tim. 2:15)

Por otro lado, una difícil y triste muerte tendrán aquellos quienes solamente trabajaron para incrementar sus posesiones o multiplicar los honores familiares, o aquellos quienes vieron solo por dejar a sus hijos comodidad y placeres y no les procuraron valores morales. San Pablo dice que aquellos padres son peores que infieles. Quien no se preocupa de lo suyo, principalmente de los de su casa, ha renegado de la Fe, y es peor que un infiel. (1Tim.5: 8).

Aunque los padres lleven una vida de piedad y continua oración, y comunión diaria, se condenan si por negligencia descuidan la educación de sus hijos. (Nota de la Redacción: San Alfonso hace hincapié en la educación moral de los hijos como un deber esencial. Un descuido en esto es de una gravedad extrema que puede comprometer nuestra salvación. Una omisión en este sentido deberá ser confesada y reparada en la mayor medida posible, buscando resarcir el daño causado por medio de los consejos, el ejemplo y la oración por los hijos, para que alcancemos el perdón de Dios por tan grave daño).

Si todos los padres cumplieran con su deber de vigilar la formación de sus hijos, tendríamos muy pocos crímenes. Por la mala educación que los padres dan a su descendencia, causan que sus hijos, dice San Juan Crisóstomo, caigan en graves vicios; y los entregan así al verdugo. Así sucedió en un pueblo: un padre quien fuera la causa de todas las irregularidades de su hijo, fue justamente castigado por sus crímenes con gran severidad, más aún que sus hijos. Gran infortunio es para los hijos tener padres viciosos, incapaces de inculcar en sus hijos el temor a Dios. Aquellos que ven a sus hijos con malas compañías y en riñas, y en lugar de corregirles y castigarles, les toman compasión y dicen: “¿Qué puedo hacer? Son jóvenes, esperemos que cuando maduren se alejen de ello”. ¡Qué palabras tan débiles, qué educación tan cruel! ¿En verdad, esperan que cuando los hijos maduren lleguen a ser santos? Escuchad lo que Salomón dice: Mostrad al niño el camino que debe seguir, y se mantendrá en él aun en la vejez. (Prov. 22:6) Sus huesos, dice el santo Job, se llenarán con los vicios de su juventud, y dormirán con él en el polvo. (Job.20:11) Cuando una persona joven ha vivido con malos hábitos, los llevará a la tumba. Las impurezas, blasfemias y odios, a los que se acostumbró en su juventud, lo acompañarán hasta la tumba, y dormirán con él hasta que sus huesos sean reducidos a cenizas. Corrige a tu hijo mientras haya esperanza; sino, tu serás el responsable de su muerte (Prov. 19:18) Es muy sencillo, cuando son pequeños, entrenar a los hijos en la virtud, pero cuando llegan a la madurez, es igual de difícil corregirles, si han aprendido los hábitos del vicio.
Padres y madres, deben estar atentos a este sermón, que es de gran importancia para la salvación eterna de ustedes mismos y de sus hijos. Sean, jóvenes atentos y mujeres jóvenes, que aún no han elegido un estado de vida. Si quieres casarte, aprende este día las obligaciones que puedas contraer con respecto a la educación de sus hijos, y aprende también que, si no las cumples, ustedes y todos sus hijos pueden entrar a la condenación.

Chld delante de la TV Permitir la televisión a un niño es lo entregaremos a todos los vicios

Continuara
Desde San Alfonso María de Ligorio: "En la educación de los niños"
Sermones de San Alfonso María de Ligorio, Sermón 36,
Séptimo Domingo después de Pentecostés, Radio Vaticano Informe
Publicado 17 de agosto 2013
 
 
 

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