Jueves, 10 de abril 2014
Jueves en la Semana de Pasión
La estación de St Apolinar y de St María-la-Nueva
La vieja estación se encuentra en la iglesia construida hacia 780 por el papa Adriano I, sobre las ruinas de un antiguo templo, en honor del santo mártir Apolinar, el discípulo de Pedro y el arzobispo de Ravena. Una segunda estación se añadió en 1934.
Daniel recuerda la humillación del pueblo de Israel, que fueron entregados a sus enemigos "a causa de sus pecados" (Introito y Epístola).
La Iglesia también está de luto en los malos cristianos y los paganos, esclavos de Satanás y de sus pasiones.
Con Azarias, le pide al Señor "que todos los que maltratan a sus siervos pueden confundirse, y a que con un corazón contrito y humillado regresen a Dios" (Epístola). Ella espera que, fiel a su juramento antiguo y solemne, Él multiplicará su pueblo como las estrellas en el firmamento y la arena en la playa (Epístola). Ya ve con alegría la noche pascual, cuando en la pila bautismal numerosos niños van a nacer con ella. Ella excita a los penitentes a un verdadero arrepentimiento y esperanza al relacionar la conversión de la Magdalena y al pecador, que se arroja a los pies de Jesús derramando lágrimas de arrepentimiento, mientras que los Judíos, representados por Simón el fariseo, se dejan conmover.
Formando parte del pueblo de Dios a través del bautismo, debemos humildemente, como Magdalena, llorar por nuestros pecados y expiar generosamente a ellos. Acerquémonos, pues purificamos nuestros cuerpos y almas por la mortificación y la penitencia, ya que es "por la abstinencia que debemos sanar nuestras heridas hechas por la intemperancia" (Colecta).
Omnia, quae fecisti nobis, Domine, en vero judicio fecisti: quia peccavimus tibi, et mandatis tuis no obedivimus: sed da gloriam tuo nomini, et fac nobiscum secundum multitudinem misericordiae tuae. * Beati immaculati en via: qui ambulante en lege Domini.
Todo lo que nos habéis hecho, Señor, con justa razón lo habéis hecho; porque hemos pecado contra Vos, y no hemos obedecido a vuestros mandamientos; pero dad gloria a vuestro nombre y obrad con nosotros según la muchedumbre de vuestra misericordia.-( Ps) Bienaventurados los que proceden sin mancilla, los que caminan la ley del Señor.
(Daniel 03:31 y el Salmo 118:1 del Introito de la Misa)
Praesta, quaesumus, Omnipotens Deus: ut dignitas conditionis humanae por immoderantiam sauciata, reformetur estudio parcimoniae medicinalis.
Os suplicamos, Dios omnipotente, nos concedáis que la dignidad de la humana condición, llagada por la intemperancia, sea reformada con el ejercicio de una moderación saludable.
Por Nuestro Señor Jesucristo.
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