miércoles, 16 de julio de 2014

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN


                NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
                      
                               

PERLA Oración a Nuestra Señora del Monte Carmelo PERLA
                  
              
Tú que, con especial misericordia, miras los vestidos con tu amado Hábito, pon una mirada de compasión sobre mí. Fortalece mi debilidad con tu poder; ilumina las tinieblas de mi mente con tu sabiduría; aumenta mi fe, la esperanza y la caridad. Ayúdame, durante la vida, consuélame con tu presencia en mi muerte y preséntame a la Santísima Trinidad  como tu hijo devoto, para que te bendiga por toda la eternidad en el paraíso. Amén.

TARJETA DE FELICITACIÓN CON ST. SIMÓN STOCK


Esta es la oración de San Simón Stock, a quien se le dio la devoción al escapulario con su promesa. La que durante siglos nunca ha fallado en la obtención de la poderosa ayuda de la Santísima Virgen .                                                                                                                                                                  
                                     Flor del Carmelo
                             Viña floridal esplendor del cielo;
Virgen fecunda y singular; oh Madre dulce de varón no conocida; a los carmelitas, proteja tu nombre, estrella del mar.
Oh María, sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que recurrimos a ti!
 

Historia de la Devoción a
Nuestra Señora
del Monte Carmelo

Según tradición carmelita, el día de Pentecostés, ciertos piadosos varones, que habían seguido la traza de vida de los Profetas Elías y Eliseo, abrazaron la fe crisitana ; siendo ellos los primeros que levantaron un templo a la Virgen María en la cumbre del Monte Carmelo, en el lugar mismo desde donde Elías viera la nube, que figuraba la fecundidad de la Madre de Dios. Estos religiosos se llamaron Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, y pasaron a Europa en el siglo XIII , con los Cruzados, aprobando su regla Innocencio IV en 1245, bajo el generalato de San Simón Stock.

El 16 de julio de 1251, la Virgen María se apareció a ese su fervoroso servidor, y le entregó el hábito que había de ser su signo distintivo. Inocencio bendijo ese hábito y le otorgó varios privilegios, no sólo para los religiosos de la Orden, sino también para todos los Cofrades de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Llevando éstos el escapulario, que es la reducción del que llevan los Carmelitas, participan de todos los méritos y oraciones de la Orden y pueden esperar de la Santísima Virgen verse pronto libres del Purgatorio, si hubieran sido fieles en observar las condiciones impuestas para su uso.

 
 

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