jueves, 4 de marzo de 2010

VIRGINIDAD Y CASTIDAD


Virginidad y castidad

Por: Nancy Escalante Ruíz

Virginidad y castidad

La virginidad necesita de la presencia del Dios vivo en el corazón consagrado.

Solemos escuchar e incluso hablar del valor de la virginidad, pero en algunas ocasiones algunos tenemos un concepto limitado acerca de lo que significa e implica en su totalidad el concepto de virginidad.

Es por está razón que considero preciso mencionar que la VIRGINIDAD significa pleno consentimiento al pleno dominio de Dios, a la plena y exclusiva presencia del señor. Es por eso que es solo Dios mismo el misterio final y la explicación total de la virginidad (1).

Es así como a pesar de la naturaleza complementaria de hombre y mujer, cuando Dios verdadero vive completamente en un corazón virgen, la necesidad de complementariedad hombre y mujer deja de existir ya que el corazón está ocupado y realizado plenamente.

En este sentido cuando Dios no ocupa plenamente un corazón consagrado, es entonces cuando nace la necesidad de complementariedad en la persona consagrada. Esto es ya que la virginidad sin Dios se convierte en un absurdo para la persona humana, pierde su connotación espiritual y sobrenatural, convirtiéndose en una vida de represión, en donde la virginidad y la castidad al perder su sentido de ser se convierten en una fuente de inestabilidad emocional más que en una fuente de paz y de encuentro con Dios vivo. Solo Dios es capaz de despertar la más grande llama de amor y de armonía en el corazón de un corazón solitario y silencioso, y es aquí donde Dios realiza el don de la libertad en la vida consagrada. Es ésta la razón por la cual un corazón consagrado en el cual habita la presencia verdadera de Dios nos es dependiente de ningún ser humano y es solo así como el corazón virgen y casto puede amar profundamente, entregarse por completo y permanecer en Dios mismo (2).

Por lo tanto Si Dios es el misterio y la explicación de la virginidad, podemos decir que cuanto más virginidad y castidad, más capacidad de experimentar la presencia viva de Dios y por lo tanto mayor la capacidad de amar universalmente. De tal manera que la virginidad y la castidad son además plenitud y libertad.

“María es una profunda soledad- virginidad- poblada completamente por su Señor Dios. Dios habita su corazón completamente. Esa figura humana que aparece en los evangelios tan plena de madurez y paz, atenta y servicial para con los demás, es el fruto de la virginidad y la castidad vivida a la perfección.”


Bibliografía

(1) Cfr. Larrañaga, Ignacio. El silencio de María, ediciones Paulinas, Bogotá, 1990, pp.99-101, pp.214

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