viernes, 22 de octubre de 2010

UN LIBRO PARA QUEMAR ... (juntando leña para el fuego)

Del sexo de Adán a la alegría: escriben un cura y un rabino

22/10/10 En el libro “En el nombre del padre y del rabino”, los dos religiosos se cruzan en temas polémicos.( y chistes cordobeses ja ja)
Cuando un sacerdote y un rabino deciden escribir juntos un libro lo esperable es que cada uno exponga sus cosmovisiones acerca de temas que suscitan fuertes debates en la sociedad. Pues bien: En el nombre del padre y del rabino (Ed. Sudamericana), escrito por el padre Rafael Velasco y el rabino Marcelo Polakoff, que acaba de aparecer, no es la excepción. Sin embargo, su propuesta va más allá: trata de dejar en claro que las enseñanzas judías y cristianas no son una serie de códigos fríos y severos acerca de las cosas que no se deben hacer, sino una invitación a lo que se debe hacer y que lleva, a juicio de los autores, a algo tan anhelado como esquivo: la felicidad.
Radicados en Córdoba, donde comparten una experiencia de convivencia –el Comité Interreligioso para la Paz (Comipaz)–, ambos exhiben una sólida formación. Velasco, un jesuita de 43 años, es rector de la Universidad Católica de esa ciudad. Con un año más, Polakoff preside la Asamblea Rabínica Latinoamericana.
Para llevar a cabo su cometido, ambos apelan a un estilo ameno y, hasta por momentos, provocativo. De hecho, Velasco comienza citando una casi pedestre observación nada menos que de Nietzsche –el filósofo que proclamó la muerte de Dios–: “Cómo voy a creer en la resurrección de Cristo si los cristianos tienen esa cara” . Y parece darle la razón: “Los cristianos solemos asociar la fe al dolor, a lo serio, al cumplimiento de preceptos, a la renuncia, a la mortificación, pero raramente la asociamos a la alegría . Hablar de Dios es ‘cosa seria’, pero no alegre. Es más, pareciera que la religión viene a aguar la fiesta de la vida con todos sus preceptos y mandamientos”.
Polakoff, en cambio, prefiere arrancar por algo más filosófico, no menos provocador. “Son épocas complicadas: el relativismo –dice– peca paradójicamente por absolutismo, sufriendo así su más profunda condena. Es que, si todo es relativo, esa misma afirmación también lo es; pero si ese postulado es lo único que no es relativo, pues entonces es absoluto, y automáticamente la idea de que todo es relativo deja de tener sentido”.
Polakoff, echando mano de las raíces hebreas de varias palabras, procura arrojar luz sobre diversas concepciones judías. Entre ellas: la igualdad entre el hombre y la mujer . “La mayoría de las traducciones colocan en lugar de ‘ Adam ’ la palabra hombre , dándole así un género específico a la especie humana. Pero no hay duda alguna, si se entiende bien el hebreo, de que en este contexto ese término denota al ser humano , creado masculino y femenino a la vez, como cúspide de los seis días de la creación, que justamente con ‘ Adam ’ estaba concluyendo”. A su turno, Velasco considera que “en la Iglesia tenemos una deuda grande que saldar respecto del lugar de la mujer”.
Más adelante, el sacerdote jesuita se explaya en el terreno sexual. “Todo hay que decirlo: hoy en muchos sectores de la Iglesia Católica se evalúan duramente los pecados contra el sexto y el noveno mandamiento (que involucran conductas sexuales desordenadas), llegando incluso a negarse la comunión por esa causa, mientras que los pecados contra la justicia, la caridad y la fraternidad aparecen como faltas menos graves. Una distorsión respecto de los intereses de Jesús”. En tanto, Polakoff defiende el goce en la vida sexual.
El matrimonio y la separación, el aborto, la eutanasia, la pobreza y la inequidad son otros temas abordados en un libro que tiene la originalidad de que puede comenzar a leerse tanto de un lado, con las exposiciones del sacerdote, como del otro, con las del rabino. Y que, por eso, tiene su epílogo justo en el medio. Dos accesos que parecen llevar al mismo punto: el mandato divino de ayudar al prójimo y privilegiar, por sobre la ley inflexible, la misericordia.

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