viernes, 24 de agosto de 2012

ESPECIALES DE RADIO CRISTIANDAD CON EL PADRE CERIANI: AGOSTO 2012 – HISTORIA DE UN TRISTE SECRETO – RESEÑA DE LOS HECHOS GRAVÍSIMOS ACONTECIDOS EN LA FSSPX



HISTORIA DE UN TRISTE SECRETO
o
SECRETOS DE UNA TRISTE HISTORIA
Presentamos a continuación el texto central del trabajo de este Especial de Radio Cristiandad con el P. Juan Carlos Ceriani, correspondiente a su visita del mes de agosto 2012, referido a la FSSPX y ROMA.
Audios del Especial sobre actualidad de la FSSPX y ROMA
Primera Parte:
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Se acompaña el mismo con 3 anexos en texto (haga click en cada uno para ser redirigido):

1 – Max Barret: La victoria de Benedicto XVI
2 – Acepto el Concilio a la luz de la Tradición
3 – La palabra del Sup. General de la FSSPX respecto de Campos. Original de 2002

Mas este es el juicio: que la luz vino al mundo,
y los hombres amaron más las tinieblas que la luz,
porque sus obras eran malas.
Porque todo hombre que obra mal, aborrece la luz,
y no viene a la luz para que sus obras no sean reprendidas.
Mas el que obra verdad, viene a la luz para que parezcan sus obras,
porque son hechas en Dios.
Nota: destacamos en amarillo las frases más importantes, que muchas veces se contradicen entre los diversos documentos. Varios anexos, que son muy importantes, acompañan este trabajo.
2011
Septiembre
14 de septiembre: Monseñor Fellay y sus dos Asistentes concurren a Roma convocados por el Cardenal Levada, quien les remite el Preámbulo Doctrinal sobre el cual la FSSPX tiene que pronunciarse.
Por la Carta del Superior de Distrito de América del Sur, Padre Bouchacourt, conocemos lo esencial de este Preámbulo:
El texto del documento entregado a Mons. Fellay y a sus Asistentes sigue siendo confidencial. Sin embargo puedo comunicarles algunos elementos relativos a su contenido. Tiene dos partes: un preámbulo doctrinal y un breve proyecto de solución canónica para la FSSPX.
El preámbulo se basa sobre el protocolo de acuerdo que en su momento se propuso a Mons. Lefebvre, pero en forma más restrictiva.
Se nos pide reconocer a la luz de Tradición católica al Vaticano II y a las enseñanzas posteriores de los Papas hasta el día de hoy. Además deberíamos aceptar, por un lado, el Catecismo de la Iglesia Católica, que constituye un compendio de la doctrina conciliar, y por otro, el Código de Derecho Canónico publicado en 1983, con una aplicación adaptada a la disciplina particular otorgada a la FSSPX.
Asimismo deberíamos reconocer la legitimidad del Novus Ordo. Según las explicaciones de los canonistas del Vaticano, la palabra “legitimo” quiere decir “legal”… Esta no es la acepción recibida comúnmente.
Después seguiría una profesión de fe y un juramento de fidelidad.
Por último, si firmásemos este preámbulo, se nos otorgaría una prelatura personal, parecida a la estructura canónica del Opus Dei.
Queda claro que este preámbulo, con el contenido que tiene, no puede ser firmado, aunque se le aporten modificaciones. La situación de la Iglesia conciliar, las declaraciones del Papa en Alemania, el próximo encuentro en Asís manifiestan que la situación no es apropiada para firmar semejante documento. Nos encontraríamos aplastados por el sistema, tal como lo fueron las congregaciones “motu propio”.
Mons. Fellay mandará su respuesta dentro de unas semanas, y tal vez publicará una declaración doctrinal que no tendrá nada que ver con la que se nos presentó y no será aceptada por Roma.
Aunque existe una apertura canónica por parte de Roma, la situación doctrinal en la Iglesia no ha cambiado.
Roma nos necesita, necesita que nos reunamos con ellos para demostrar que el Vaticano II no está en ruptura con la Tradición, y para neutralizar el ala progresista que anhela una ruptura manifiesta con la Tradición. Está claro que no podemos seguir este camino. Debemos mantenernos firmes y esperar que Roma dé nuevos pasos. Roma retrocede cada vez más, pero todavía no lo suficiente.
¡Por lo tanto el combate continúa! Les pido que mantengan la confidencialidad sobre el contenido de esta circular. Uds. Pueden informar a sus fieles que no se firmó nada y que la situación sigue siendo idéntica a la que teníamos antes del 14 de septiembre.
14 de septiembre: Comunicado de Prensa de la Santa Sede sobre la reunión entre la Congregación para la Doctrina de la Fe y la FSSPX.
El 14 de septiembre 2011, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha tenido lugar un encuentro entre Su Eminencia Reverendísima el Cardenal William Levada, Prefecto de esa Congregación y Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, Su Excelencia el Monseñor Luis Ladaria, S.J., Secretario de la misma Congregación y Monseñor Guido Pozzo, Secretario de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei con Su Excelencia Monseñor Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, y los reverendos Niklaus Pfluger y Alain-Marc Nely, Asistentes generales de la Fraternidad.
A continuación de la súplica dirigida por el Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X a Su Santidad Benedicto XVI el 15 de diciembre de 2008, el Santo Padre había tomado la decisión de levantar la excomunión de los cuatro obispos consagrados por Monseñor Marcel Lefebvre y de abrir al mismo tiempo coloquios doctrinales con la Fraternidad, con el fin de superar las dificultades y los problemas de orden doctrinal y de llegar a la reducción de la fractura existente.
Obedeciendo la voluntad del Santo Padre, una comisión mixta de estudios formada por expertos de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y por expertos de la Congregación para la Doctrina de la Fe se reunió en ocho sesiones que se celebraron en Roma entre octubre de 2009 y abril de 2011. Estas conversaciones, cuyo objetivo era exponer y profundizar las dificultades doctrinales mayores sobre temas controvertidos, alcanzaron su objeto, que era clarificar las respectivas posturas y sus motivos.
Teniendo en cuenta las preocupaciones e instancias planteadas por la Fraternidad Sacerdotal San Pío X a propósito del respeto de la integridad de la fe católica frente a la hermenéutica de la ruptura del Concilio Vaticano II respecto de la Tradición –mencionada por el Papa Benedicto XVI en su Discurso a la Curia Romana el 22 de diciembre de 2005–, la Congregación para la Doctrina de la Fe toma por base fundamental de la plena la reconciliación con la Sede Apostólica la aceptación del Preámbulo doctrinal entregado en la sesión del 14 de septiembre de 2011. Dicho preámbulo enuncia algunos principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica, necesarios para garantizar la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y el “sentire cum Ecclesia”, dejando, al mismo tiempo, abiertos a una discusión legítima el estudio y la explicación teológica de expresiones o formulaciones particulares presentes en los textos del Concilio Vaticano II y del Magisterio posterior.
Durante la misma sesión, se han propuesto algunos elementos de cara a una solución canónica para la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que seguiría a la eventual y esperada conciliación.
14 de septiembre: DICI entrevista con Monseñor Fellay, tras su reunión con el Cardenal Levada.
¿Cómo se desarrolló ese encuentro?
La entrevista fue de gran cortesía y también de una gran franqueza, puesto que por lealtad la Fraternidad San Pío X se negó a eludir los problemas que persisten. Es en este espíritu que habían tenido lugar las discusiones teológicas que se llevaron a cabo en los últimos dos años.
Cuando declaré, el 15 de agosto último, que estábamos de acuerdo sobre el hecho de que no estábamos de acuerdo sobre el Concilio Vaticano II, también estuve obligado a precisar que cuando se trata de dogmas, como el de la Trinidad, es obvio que estamos de acuerdo en que se encuentra el recuerdo en el Concilio Vaticano II. Una frase no debe ser aislada de su contexto. Nuestras discusiones teológicas han tenido el gran mérito de profundizar seriamente y aclarar todos estos problemas doctrinales.
El comunicado oficial común al Vaticano y a la Fraternidad anuncia que un documento doctrinal se le ha entregado a usted, y que una solución canónica le ha sido propuesta. ¿Puede darnos algunas precisiones?
Este documento se titula Preámbulo doctrinal, que se nos ha entregado para un estudio profundo. Por lo tanto, es confidencial, y usted comprenderá que no puedo decir más. Sin embargo, el término “preámbulo” indica que su aceptación es una condición previa a todo reconocimiento canónico de la Fraternidad San Pío X por parte de la Santa Sede.
Acerca de este preámbulo doctrinal, en la medida que no afecte a su confidencialidad, ¿puede usted confirmar que allí se encuentra, como se anunció en la prensa, una distinción entre lo que es de fe —y a lo cual la Fraternidad adhiere plenamente— y aquello que proviniendo de un concilio pastoral, como el Vaticano II ha deseado serlo, podría ser objeto de una crítica, sin comprometer la fe?
Esta distinción nueva no fue anunciada solamente por la prensa; personalmente la he escuchado de diversas fuentes. Ya en 2005, el Cardenal Castrillón Hoyos me dijo, después que yo le había expuesto durante cinco horas todas las objeciones que la Fraternidad San Pío X formulaba contra el Vaticano II: “No puedo decir que estoy de acuerdo con todo lo usted ha dicho, pero lo que usted dice no hace que usted esté fuera de la Iglesia. Escriba al Papa para que él levante la excomunión”.
Hoy debo a la objetividad reconocer que no se encuentra, en el preámbulo doctrinal, una distinción tajante entre el dominio dogmático intangible y el dominio pastoral sometido a la discusión. Lo único que puedo declarar, porque eso figura en el comunicado de prensa, es que el preámbulo contiene “principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica necesarios para garantizar la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y el “sentire cum Ecclesia”, dejando abiertas a una discusión legítima el estudio y la explicación teológica de las expresiones o de las formulaciones particulares presentes en los textos del Concilio Vaticano II y del Magisterio posterior.” He aquí, ni más ni menos.
¿A propósito del estatuto canónico que sería propuesto a la Fraternidad San Pío X, bajo condición de la adhesión al preámbulo doctrinal? Se ha hablado de una Prelatura más bien que de un Ordinariato, ¿es correcto?
Como usted lo recuerda, justamente, este estatuto canónico es condicional; y su modalidad exacta no puede verse sino ulteriormente y permanece objeto de discusión.
¿Cuándo piensa usted dar su respuesta a la propuesta del preámbulo doctrinal?
Tan pronto como haya tomado el tiempo necesario para estudiar este documento y consultar a los principales responsables de la Fraternidad San Pío X, puesto que en una cuestión tan importante me he comprometido con mis cofrades a no tomar ninguna decisión sin haberlos consultado antes.
Pero puedo asegurar que nuestra decisión será tomada para el bien de la Iglesia y de las almas. Nuestra Cruzada del Rosario, que prosigue durante varios meses, debe intensificarse para permitirnos obtener, por la intercesión de María, Madre de la Iglesia, las gracias de luz y de fortaleza que necesitamos más que nunca.
23 de septiembre: Carta de Monseñor Fellay a Monseñor Williamson sobre el Capítulo de octubre.
29 de septiembre: Entrevista del Padre Pflüger la página web alemana de la FSSPX.
¿Ve Ud. alguna posibilidad de una respuesta positiva? ¿La Fraternidad San Pío X firmará el Preámbulo?
La diplomacia juega aquí un papel importante. Roma quiere no perder crédito ante el público. Ya se ha acusado demasiado al Papa por haber levantado las “excomuniones” a nuestros obispos sin previas condiciones. Si se hubiera seguido a la mayoría de los obispos alemanes, la Fraternidad habría tenido que firmar antes un reconocimiento pleno y total del concilio. Por otra parte, lo exigen todavía. El Papa Benedicto XVI no hizo eso. De igual manera aconteció con la liberación de la misa tridentina, que era el otro pre-requisito que la Fraternidad había presentado. De este modo Roma accedió en dos oportunidades a los deseos de la Fraternidad. Se comprende que ahora se pide un texto que pueda ser presentado al público. La pregunta es si podemos firmar ese texto. En una semana los Superiores de la Fraternidad San Pío X se reunirán en Roma para discutir este tema. El Cardenal Levada y la S. C. para la Doctrina de la Fe son conscientes que no pueden exigir un texto que la Fraternidad, por su parte, no pueda justificar ante sus miembros y sus fieles.
Octubre
7 de octubre: Los Superiores de la FSSPX se encuentran en Albano para informarse sobre el Preámbulo Doctrinal.
7 de octubre: Monseñor de Galarreta presenta su trabajo sobre el Acuerdo Práctico.
Avanzar hacia un acuerdo práctico sería renegar de nuestra palabra y de nuestros compromisos con nuestros sacerdotes, nuestros fieles, Roma y frente a todo el mundo.
Tal procedimiento manifestaría una grave debilidad diplomática por parte de la Fraternidad, y a decir verdad, más que diplomática. Sería una falta de coherencia, de rectitud y de firmeza, lo que tendría como efectos la pérdida de credibilidad y de la autoridad moral que gozamos.
En consecuencia, no es el momento de cambiar la decisión del Capítulo de 2006 (no puede haber un acuerdo práctico sin resolver la cuestión doctrinal) y no es correcto ni prudente lanzarse a la preparación de los espíritus en el sentido contrario, antes de que haya en nosotros la convicción, el consenso y la decisión de cambiar. Lo contrario sólo provoca la división y, por reacción, una guerra, la anarquía.
7 de octubre: Comunicado de la Casa General de la FSSPX sobre la reunión en Albano.
El 7 de octubre de 2011 se desarrolló en Albano (Italia) una reunión de los responsables de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, durante la cual el Superior General, Mons. Bernard Fellay, expuso el contenido del Preámbulo doctrinal que le había entregado el Cardenal Levada, prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe, en la reunión del Vaticano, el 14 de septiembre pasado.
En el curso de esta jornada, los 28 responsables de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X presentes en la reunión – directores de seminario y superiores de distrito de todo el mundo – manifestaron una profunda unidad en la voluntad de conservar la fe en su integridad y totalidad, fieles a la enseñanza que, siguiendo a San Pablo, les dejó Mons. Lefebvre: tradidi quod et accepi (1 Cor. 15, 3), he entregado lo que recibí.
Luego de esta reunión de trabajo, el estudio del Preámbulo doctrinal –cuyo contenido permanece confidencial– se continuará en el ámbito del Consejo General de la Fraternidad San Pío X, donde un examen más profundo por parte del Superior General y de sus dos Asistentes, el P. Niklaus Pfluger y el P. Alain-Marc Nély, permitirá presentar dentro de un plazo razonable una respuesta a las propuestas romanas
12 de octubre: Carta del Padre Bouchacourt a los sacerdotes del Distrito de América del Sur de la FSSPX. (Ya nos hemos referido a ella; la misma será dada a conocer por Internet el 9 de noviembre).
Noviembre
1º de noviembre: Carta del Padre Paul Morgan, Superior del Distrito de Gran Bretaña de la FSSPX.
El martes1º de noviembre, el sitio del distrito británico de la Fraternidad San Pío X ha publicado la edición de noviembre del boletín de noticias de su superior, el Padre Paul Morgan. Este texto se retiró a continuación.
Mis queridos hermanos,
La reunión de Superiores de la Fraternidad se celebró en octubre, en Albano, el 7 y 8, como se anunció en el boletín del mes pasado, y Monseñor Fellay aprovechó esta oportunidad para discutir el Preámbulo Doctrinal que el Cardenal Levada le había presentado el 14 de septiembre.
El primer día de la reunión se dedicó a tres temas: una visión general de los contactos con Roma desde 1987; un resumen de las discusiones doctrinales; y una presentación oral del Preámbulo Doctrinal en sí.
Respecto de las discusiones doctrinales, es decepcionante observar que la comisión romana no alcanzó a comprender la ruptura entre la enseñanza tradicional y la enseñanza conciliar. Ella insistió, en cambio, en la hermenéutica (interpretación) de la continuidad, declarando ¡que las nuevas enseñanzas incluyen y mejoran la antigua.
Fue interesante conocer que la reunión del 14 de septiembre no abordó para nada las discusiones doctrinales, sino que más bien se consagró a exponer las posibles soluciones prácticas para la Fraternidad.
Por lo tanto, no os sorprenderá saber que la base doctrinal propuesta para cualquier acuerdo canónico contiene, de hecho, todos los elementos que la Fraternidad ha rechazado constantemente, incluyendo la aceptación de la Nueva Misa y el Vaticano II, tal como son expresados en el Nuevo Catecismo. En efecto, el propio documento da la impresión que no hay crisis en la Iglesia.
Además, el consenso declarado por los presentes fue que el Preámbulo Doctrinal era claramente inaceptable y que el momento no había ciertamente llegado para firmar ningún acuerdo práctico, mientras las cuestiones doctrinales permanezcan excluidas. También se acordó que la Fraternidad debía continuar su labor insistiendo en las cuestiones doctrinales en todos sus contactos con las autoridades romanas.
Podemos ver de muchas maneras la mano de la Providencia en esta reunión, que cayó el día de la fiesta del Santo Rosario, dada la aclaración dada por la persistencia de Roma en sus errores modernos y por la consecuente necesidad de continuar la lucha contra el modernismo a través de la fidelidad a la Tradición católica.
2 de noviembre: Comunicado de la Casa General de la FSSPX sobre el Preámbulo Doctrinal.
Después de la reunión de Superiores de seminarios y de distritos de la Fraternidad San Pío X, en Albano (Italia), el 7 de octubre de 2011, fueron publicados diversos comentarios en la prensa acerca de la respuesta que Monseñor Fellay debe dar a las proposiciones romanas del 14 de septiembre de 2011. Se recuerda que sólo la Casa General de la Fraternidad San Pío X está habilitada para publicar un comunicado o un comentario sobre este tema. Hasta que haya más información, hay que referirse, pues, al comunicado del 7 de octubre de 2011.
28 de noviembre: Entrevista a Monseñor Fellay en La Porte Latine sobre el Preámbulo Doctrina.
¿Por qué el Preámbulo Doctrinal que le entregó el Cardenal Levada, el 14 de septiembre último, está rodeado de tal secreto tanto de parte de la Congregación de la fe como de la Fraternidad San Pío X? ¿Qué esconde este silencio a los sacerdotes y a fieles de la Tradición?
Esta discreción es normal para cualquier paso importante; ella garantiza su seriedad. El Preámbulo Doctrinal que se nos dio es un documento que, como se indica en la nota que lo acompaña, puede recibir aclaraciones y modificaciones. Este no es un texto definitivo. Enviaremos pronto una respuesta a este documento indicando francamente las posiciones doctrinales que nos parecen indispensables tomar. Nuestra preocupación constante desde el inicio de nuestras conversaciones con la Santa Sede -y nuestros interlocutores son muy conscientes de ello- ha sido la de presentar con toda honestidad la posición tradicional.
Del lado de Roma, la discreción también se impone porque el texto -incluso en el estado actual que necesita numerosas aclaraciones- corre el fuerte riesgo de suscitar la oposición de los progresistas que no admiten la simple idea de una discusión sobre el Concilio, porque consideran que este concilio pastoral es indiscutible o “no negociable”, como si se tratara de un concilio dogmático.
A pesar de estas precauciones, las conclusiones de la reunión de los superiores de la Fraternidad San Pío X en Albano el 7 de octubre, han sido divulgadas en Internet, fuentes diversas pero concordantes. ¡Las indiscreciones no faltan en el Internet!
Es cierto que este Preámbulo Doctrinal no pueden recibir nuestro apoyo, aunque un margen sea previsto para un “debate legítimo” sobre algunos puntos del Concilio. ¿Cuál es el alcance de este margen? La propuesta que voy a hacer en estos días a las autoridades romanas y su respuesta nos permitirá evaluar las posibilidades que nos dejan. Y sea cual sea el resultado de estas discusiones, el documento final que haya sido aceptado o rechazado, se hará público.
Como este documento no es claro, ¿lo más simple no sería rechazarlo?
Lo más simple, tal vez, pero no lo más honesto. Dado que la nota que lo acompaña prevé aclaraciones, me parece necesario hacerlas en lugar de rechazar a priori. Lo cual no prejuzga en nada sobre la respuesta que demos.
Como el debate entre Roma y nosotros es esencialmente doctrinal, y se centra principalmente en el Concilio, pero también porque este debate concierne no sólo a la Fraternidad San Pío X sino también a toda la Iglesia, las precisiones que obtendremos o no, tendrán el mérito importante de mostrar mejor dónde están las dificultades y dónde están las soluciones. Este es el espíritu que ha guiado siempre nuestras discusiones teológicas de los últimos dos años.
Este documento sirve como preámbulo a un estatuto canónico, ¿esto no equivale implícitamente a renunciar a la hoja de ruta que ha establecido y que preveía antes una solución doctrinal, antes de cualquier acuerdo práctico?
Se trata bien de un Preámbulo Doctrinal, cuya aceptación o rechazo condicionará la obtención o no de un estatuto canónico. La doctrina no pasa de ninguna manera después. Y antes de comprometernos sobre un eventual estatuto canónico, se estudiará de modo preciso este Preámbulo con el criterio de la Tradición a la que estamos fielmente unidos.
VER EN ANEXO EL ARTÍCULO DE MONSEÑOR FELLAY DE 2002 SOBRE CAMPOS
Puesto que no olvidamos que son las diferencias doctrinales las que están en la base del diferendo entre Roma y nosotros, desde hace 40 años; dejarlas de lado para obtener una un estatuto canónico nos expondría a ver las mismas diferencias resurgir inevitablemente, haciendo al estatuto canónico más que precario, simplemente inhabitable.
Por lo tanto, ¿nada ha cambiado después de dos años de discusiones teológicas entre Roma y la Fratrenidad San Pío X?
Estas entrevistas han permitido a nuestros teólogos exponer sin rodeos los puntos principales del Concilio que presentan dificultad a la luz de la Tradición de la Iglesia. Paralelamente y tal vez gracias a estas discusiones teológicas durante los últimos dos años, aparte de nuestras propias voces fueron escuchadas, formulando críticas que son similares a las nuestras sobre el Concilio (…) Todas estas iniciativas, todas estas intervenciones muestran claramente que la Fraternidad San Pío X no es la única a ver los problemas doctrinales planteadas por el Concilio Vaticano II. Este movimiento se está extendiendo y nunca se detendrá.
Diciembre
1º de diciembre: El Padre Schmidberger transmite la respuesta de la FSSPX a Roma. Roma considerará que esta respuesta es insuficiente y pedirá aclaraciones.
8 de diciembre: Homilía de Monseñor Fellay en la fiesta de la Inmaculada Concepción.
Si la Fraternidad quiere la santidad, debe luchar. Sus miembros están luchando. Contra sí mismos, sin duda, pero también luchar contra el mundo, y eso es sólo nuestro programa en su conjunto. Aquí descubrimos algo bastante misterioso: los tiempos en que vivimos. Por un gran misterio, que Dios permitió, el espíritu del mundo está tratando de entrar en la Iglesia. Y ustedes tienen que luchar no sólo contra los enemigos externos, sino en contra de un espíritu no católico, que ha ingresado en la Iglesia.
Claramente podemos ver, con todos los cambios recientes, que la introducción de este espíritu se hizo en el momento del Concilio Vaticano II. Esto es una tragedia indecible. Pablo VI habló del «humo de Satanás”. Es como si el diablo había puesto los pies en el santuario. Y es una realidad que el hiela.
(…) Este es un gran misterio, porque, al mismo tiempo vemos estas cosas y que debemos decir “no”, también tenemos que seguir diciendo que la Iglesia tiene las promesas de Dios: “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Por un lado, debemos creer que es la Iglesia de Cristo, la Iglesia que Dios ha establecido, y los otros elementos que vemos no son la Iglesia, son lo contrario de la Iglesia, pero están dentro de la Iglesia.
(…) Todos ustedes han oído que hubo una propuesta de Roma, una propuesta que dice: “estamos dispuestos a reconocerlos.” El problema es que siempre hay una condición. Esta condición puede haber variado ligeramente en su formulación, pero básicamente siempre es la misma. Esta condición es la siguiente: tenemos que aceptar el Concilio.
Podríamos resumir la situación actual diciendo “sí, se puede criticar el Concilio, pero con una condición, primero hay que aceptarlo”. Y preguntamos, “¿qué podremos criticar después?”
Creo que es un resumen honesto de la situación actual. Y no es difícil de describir nuestra respuesta.
Obviamente, las fórmulas son de más en más interesantes, de más en más cerca de lo que decimos. Actualmente, se llega a un punto que muestra bien la profundidad del problema. En esta famosa propuesta, nos dicen lo siguiente: “Ustedes se comprometen a reconocer que los puntos del Concilio que son difíciles, la única manera de entender esos puntos es entenderlos a la luz de la Tradición continua, perpetua, a la luz del Magisterio anterior”. La luz de la Tradición es la única manera por la cual uno puede entender los puntos dudosos.
Van todavía más lejos: “Cualquier propuesta y cualquier interpretación de estos textos dudosos que serían opuestos al Magisterio perpetuo, Magisterio constante de la Iglesia, hay que rechazarlos.”
Esto es lo que siempre hemos dicho.
VER EN ANEXO EL ARTÍCULO DE MONSEÑOR FELLAY DE 2002 SOBRE CAMPOS
Pero hay una pequeña incisión que agregan: “como lo indica el nuevo Catecismo“. Sin embargo, el nuevo Catecismo retoma el Concilio.
En otras palabras, sobre el principio sólo se puede estar de acuerdo. La aplicación, es completamente opuesta. Ellos pretenden que aplican el principio, diciendo: todo lo que hicimos en el Concilio es fiel a la Tradición, es coherente con la Tradición, sea que se trate de la libertad religiosa o del ecumenismo. Esto demuestra la gravedad del problema. Existe un problema en alguna parte. No es posible de otro modo. El problema radica en la comprensión de ciertas palabras. Y estas palabras son, por supuesto, “la tradición” y “Magisterio”. Su forma de entender estas palabras es algo subjetivo.
Ciertamente, uno puede, eventualmente, entender “tradición” en el sentido de “transmitir”: el acto de transmitir. Es una transmisión. Sin embargo, la forma habitual de entender esta palabra se refiere al contenido. ¿Qué se transmite? ¿Qué se transmite de generación en generación? La definición clásica de la Tradición es “lo que ha sido creído siempre y en todas partes” (Commonitorium de San Vicente de Lerins). “Lo que” se refiere aquí al objeto. Pero ahora es como si se pasase del objeto al sujeto, para no mirar más que a aquel que transmite.
(…)
Ahí es donde estamos. He aquí lo que estamos tratando de hacer, ya que en realidad hay un gesto de Roma para con nosotros, sin duda, una decisión sorprendente después de estas discusiones doctrinales, en las cuales nos dimos cuenta que no estábamos de acuerdo.
De hecho, es una situación similar a la de dos personas que se reúnen, discuten y concluyen que no están de acuerdo. Entonces, ¿qué hacemos? Roma dice, ustedes ¿aceptan de todos modos? Y nosotros respondemos, no podemos.
21 de diciembre: Carta de Monseñor Fellay a los Amigos y Benefactores Nº 79.
El rechazo práctico de la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo se manifiesta a menudo en la historia de los hombres por el rechazo de su Realeza, que ya fue el título y la razón de su condenación: “Jesus Nazarenus, Rex Judaeorum” (Jn 19,19).
Y muy a menudo en la historia, el rechazo de Dios se manifiesta por el rechazo de la sumisión a Nuestro Señor Jesucristo.
Hay que llegar a mitad del siglo XX para asistir a este increíble acontecimiento que permitió ver un concilio que, pretendidamente en nombre de la adaptación a la situación concreta de la sociedad humana en plena decadencia, modificó la proclamación de todas las épocas: “Es necesario que Él reine” (1 Cor 15,25). Se pretende que esta manera de obrar estaría en armonía con los Evangelios, cuando es todo lo contrario.
Los sofistas del liberalismo hicieron decir que el Estado, la sociedad humana –la cual también es una creatura de Dios– debía tratar con igualdad la única verdadera religión y todas las falsas, otorgando de igual modo a cada una el derecho de existir, de desarrollarse sin trabas y de ejercer su culto.
Se pretendió por este medio oponerse a los abusos del Estado totalitario que aplasta injustamente los seres humanos y oprime la conciencia de cada uno. Los mismos francmasones expresaron su alegría por escuchar resonar bajo la cúpula de San Pedro estas tesis que les pertenecen. (Cf. Yves Marsaudon, El ecumenismo visto por un francmasón de Tradición, 1964).
Ciertamente hay algo de verdad en el mal denunciado. Pero el remedio es el que la Iglesia siempre indicó: la tolerancia. El derecho a la libertad religiosa, tal cual fue proclamado en el Concilio Vaticano II, es algo muy distinto. Este es uno de los puntos en los cuales chocamos con la Santa Sede.
Esta libertad religiosa, que pone en pie de igualdad lo verdadero y lo falso, dispensa deliberadamente al Estado y a la sociedad humana de sus deberes de honrar y servir a Dios, su Creador. Abre el camino a todas las licencias en materia religiosa. Es como si, en la Iglesia, se hubiera renunciado a la prerrogativa de ser el único camino de salvación para los hombres. Los que todavía creen en ello ya no lo dicen. Incluso muchos hacen pensar lo contrario. Esta concesión al mundo de hoy se hace a costa de la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo.
Otra consecuencia, en la misma línea de lo que se acaba de decir, se ve en la práctica del ecumenismo. Bajo pretexto de poder estar más cerca de nuestros “hermanos separados”, no se proclaman más estas verdades, aunque sean salvíficas, porque son difíciles de entender. Incluso de manera deliberada ya no se busca convertirlos. El ecumenismo YA NO QUIERE CONVERTIR MÁS. Se ha desterrado este término, se lo tolera todavía, ¡pero en nombre de la libertad religiosa! ¿Dónde está, pues, la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Dónde quedó la dignidad de los católicos? ¡Y son sus jefes los que los convierten en pusilánimes! Como se pudo constatar recientemente en Francia, cuando era necesario censurar obras de teatro blasfemas. Si semejantes ofensas hubieran sido hechas contra los musulmanes, ¡el país habría sido devorado por las llamas! ¡Hoy los cristianos se han vuelto tan flojos que dejan hacer cualquier cosa! ¡Se atenta contra el honor no de un rey de este mundo, sino del Rey de Reyes, del Señor de señores, Nuestro Salvador, de quien hemos recibido todo!
¡Evidentemente deseamos fervientemente la salvación y el retorno al redil de todas estas almas tan caras al Corazón de Nuestro Señor puesto que las rescató al precio de su vida! Pero la manera actual de obrar no tiene nada en común con la preocupación de la unidad de la Iglesia de los siglos pasados. Se pretende que todo el mundo es bueno y, por consiguiente, la perspectiva de que algunos podrían condenarse eternamente causa escándalo. Se predica que el infierno está vacío o casi. Pero la enseñanza de la Iglesia es muy diferente…
Un tercer punto de enfrentamiento está también ligado al menoscabo de la autoridad.
Nuestro Señor es la cabeza de la Iglesia. Pero porque quiso que su Iglesia fuera visible, habiendo subido a los cielos, Él dio a su Iglesia una cabeza visible que es su Vicario sobre la tierra, Pedro y sus sucesores… A él solo Nuestro Señor dio el poder de apacentar los corderos y las ovejas, sólo él tiene un poder pleno, soberano, inmediato sobre todos y cada uno de los miembros de la Iglesia. Por eso la Iglesia siempre se proclamó una monarquía, gobernada por uno solo. Ciertamente el carácter humano del gobierno hace comprensible la búsqueda de los consejos y de las opiniones de personas sabias, pero una forma de democracia, introducida en la Iglesia por la colegialidad y por la parodia parlamentaria de las conferencias episcopales, permite toda clase de abusos y entrega a la presión de grupos las disposiciones de derecho divino que determinan que cada diócesis sólo tiene una cabeza, el obispo del lugar.
Hoy la autoridad está seriamente sacudida, no sólo desde fuera, por la contestación de los responsables laicos que reclaman participar en el gobierno, sino también en el interior de la Iglesia, por la introducción de una cantidad de consejos y comisiones que, en la atmósfera de hoy, impiden el ejercicio equitativo de la autoridad delegada por Nuestro Señor Jesucristo.
¿No es sobrecogedor constatar cómo, en cada uno de estos escollos, encontramos en definitiva el mismo problema? Para agradar al mundo, o al menos para adaptarse a él, se ha sacrificado de una o de otra manera la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo sobre los fieles cristianos, sobre todos los hombres por los que Él ha derramado su Sangre, sobre todas las naciones cuyos miembros son.
He aquí lo que desgarra la Iglesia. Para salir de esta crisis es necesario “restaurar todas las cosas en Cristo” (Efes. 1,10). En todas partes y en todo darle el primer lugar, a Él que quiere ser todo en todos. Mientras no se quiera abandonar este aire liberal que apesta la Iglesia, ésta seguirá deteriorándose.
A causa de esta dolorosa realidad nuestras relaciones con Roma son difíciles.
Por eso en la Fraternidad hablamos tan a menudo de la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo, pues ella es el resumen en la vida práctica del reconocimiento de su Divinidad. Él tiene un derecho absoluto sobre nosotros.
A Él todos los hombres, paganos o católicos, jóvenes o viejos, ricos o pobres, poderosos o débiles, todos, absolutamente todos rendirán cuenta de su vida aquí abajo, -a Él, su soberano Juez y su Dios, del cual han recibido todo. Esperemos que estas líneas muestren cuán actual es la doctrina de la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo, cómo el combate por esta Realeza de Nuestro Señor Jesucristo no es anticuado, sino todo lo contrario, muy necesario. Hoy es algo imperioso para sobrevivir.
 Enero
21 de enero:
Comentario Eleison 236 de Monseñor Williamson.
Enfermedad mental
Un corresponsal de hace mucho tiempo me escribió recientemente con una docena de argumentos para demostrar por qué la Fraternidad San Pío X debe llegar a un acuerdo con Roma, aunque las discusiones doctrinales de 2009-2011 demostraron que el desacuerdo de Roma-FSSPX doctrinal es radical. Permítanme detenerme aquí en uno de sus argumentos, porque creo que abre todas las dimensiones de lo que la Fraternidad San Pío X está en contra.
Él escribió que si la Fraternidad San Pío X no “normaliza” antes su situación con Roma, entonces se corre el riesgo de perder el sentido de lo que significa pertenecer a la Iglesia. Porque hay laicos e incluso sacerdotes de la SSPX que se sienten cómodos con su situación presente y se han adaptado a ella, porque la Fraternidad San Pío X “tiene todo lo que necesita, sobre todo los obispos”. Esta adaptación, escribió mi colega, tiende hacia una mentalidad cismática y práctica, si no teórica, al sedevacantismo. Yo le respondí que en mi opinión, hay un riesgo mucho mayor que la de la adquisición de una mentalidad cismática, que es el de la adquisición “de la enfermedad espiritual y mental de los romanos de hoy en día, por acercarse demasiado a ellos”. ¿Una respuesta escandalosa? Me explico.
“La enfermedad mental” es la frase que se aplica a los clérigos romanos con los que un segundo amigo recientemente sostuvo conversaciones largas. Dijo que se trata de hombres inteligentes y sinceros, plenamente capaces de comprender los argumentos de la tradición que tienen ante sí, pero concluyó: “Ellos son enfermos mentales. Sólo ellos tienen la autoridad.” Sin duda no se refería a ningún insulto personal a los romanos cuando los llamó “enfermos mentales”. Lo que estaba pronunciando era algo mucho más serio que un mero insulto personal. Él comentaba sobre el estado objetivo de las mentes de los romanos, como lo confirman sus largas conversaciones con ellos. Sus mentes ya no están en ejecución de la verdad.
A un tercer amigo también en contacto con los romanos le decían lo mismo con distintas palabras. Yo le pregunté: “¿No podías haber ido a la raíz del asunto y se abrió con ellos la cuestión de fondo de la mente y la verdad?” Él respondió: “No. Todo lo que hubieran dicho era que ellos eran la autoridad, que eran la Iglesia Católica, y si queremos ser católicos, era para que nos digan cómo hacerlo.” Esas mentes se están ejecutando no en la verdad sino en la autoridad. Ahora, la leche es una cosa hermosa, pero imagina a un propietario de un coche con mucha calma insistiendo en ¡llenar su tanque de gasolina con leche! El gigantesco problema es que casi todo el mundo moderno ha perdido todo el sentido y amor a la verdad. Durante mucho tiempo la Iglesia se resistió a esta pérdida de la verdad, y con el Concilio Vaticano II la última resistencia se derrumbó también.
Porque en verdad el mundo moderno es atractivo e importante, y ¡así es Roma! Así es como un amigo italiano ha sentido el glamour de las oficinas del Vaticano: “Entrar en los palacios romanos es una empresa audaz, porque el aire que usted respira dentro es irresistible. La fascinación de estos sagrados recintos no se trata no del encanto de los funcionarios (de ninguna manera todos ellos son encantadores) sino a partir del sentido de las salas que transpiran los 2000 años de duración de la historia de la Iglesia. ¿Es la fascinación del cielo? ¿Es en el infierno? En cualquier caso, la atmósfera del Vaticano seduce a los visitantes y a cualquiera “.
Y la fascinación del Vaticano es sólo una pequeña parte de la presión total del mundo moderno que se filtra en la mente para desactivarlas, y que no le permite seguir su curso. Querido amigo mío, prefiero ser un sedevacantista cismático a un apóstata romano. Con la gracia de Dios, ¡ni lo uno, ni lo otro!
27 de enero: Durante su sesión plenaria, la Congregación para la Doctrina de la Fe estudia la respuesta de la FSSPX.
Febrero
2 de febrero: Sermón de Monseñor Fellay en Winona.
No somos una entidad independiente. Incluso si luchamos con Roma, todavía estamos por así decirlo con Roma. Si lo desean, al mismo tiempo estamos en lucha en contra de Roma y con Roma. Proclamamos y seguimos diciendo que somos católicos. Queremos seguir siendo católicos. Muchas veces he dicho en Roma: “ustedes tratan de empujarnos afuera. Y nos damos cuenta de que sería mucho más fácil para nosotros estar afuera. Tendríamos muchos más beneficios. ¡Ustedes nos tratarían mucho mejor!” Consideremos a los protestantes, cómo abren sus iglesias para ellos; y para nosotros las cierran. Pero nosotros decimos: “no nos importa esto”. Actuamos bajo los ojos de Dios. Sufrimos de parte de la Iglesia, por supuesto. No nos gusta esto, por supuesto. Sin embargo, debemos permanecer allí, en la verdad. Y tenemos que seguir afirmando que pertenecemos a la Iglesia. Somos católicos. Queremos ser y permanecer católicos; es muy importante mantener esto.
También es importante que no nos imaginemos una Iglesia Católica que sea sólo el fruto de nuestra imaginación, que no sería más la Iglesia real. Es con la Iglesia real que tenemos problemas. Esto es lo que hace que las cosas sean aún más difíciles: el hecho de que tenemos problemas con ella. Esto no nos autoriza, por así decirlo, a “cerrar la puerta”. Más bien, es nuestro deber ir siempre a Roma, para llamar a la puerta y pedir, no de entrar allí (porque ya estamos dentro), pero para pedirles que se conviertan, que cambien y vuelvan a lo que hace la Iglesia. Es un gran misterio; no es simple. Debido a que al mismo tiempo, debemos reconocer esta Iglesia —que es lo que decimos en el Credo: “Creo en la Iglesia Católica”— y por lo tanto reconocemos que hay un Papa, hay una jerarquía. Somos conscientes de eso.
Pero en la práctica, en varios niveles, estamos obligados a decir “no”. No porque esto no nos guste, a nosotros, sino porque la Iglesia ya se ha pronunciado sobre estas cuestiones. E incluso, muchas de entre ellas, la Iglesia las condenó. Es por ello que, en nuestras discusiones doctrinales con Roma, estábamos, por decirlo así, bloqueados. La cuestión clave en estas discusiones con Roma era, en última instancia, la cuestión del Magisterio, de la enseñanza de la Iglesia. Ellos dicen: “Somos el Papa, somos la Santa Sede”, lo cual aceptamos. Luego continúan: “tenemos el poder supremo”, y lo admitimos. Ellos insisten: “Nosotros somos la última instancia en la enseñanza y somos necesarios” —Roma nos es necesaria para tener la fe, y estamos de acuerdo. Ellos ordenan: “entonces, obedeced” , y decimos “no”. Nos reprochan de ser protestantes, porque ponemos nuestra razón por encima del Magisterio de hoy. Entonces les decimos: “ustedes son modernistas; pretenden que la enseñanza de hoy pueda ser diferente de la de ayer”. Decimos que cuando adherimos a lo que la Iglesia enseñaba ayer, adherimos necesariamente a lo que enseña la Iglesia hoy en día. Por la verdad no está relacionada con el tiempo. La verdad está más allá del tiempo. Lo que ha sido proclamado una vez, siempre obliga. Eso es lo que es un dogma. Y Dios también está por encima del tiempo. Y la fe es la adhesión a la verdad de Dios. Ella está por encima del tiempo. Es por eso que la Iglesia de hoy está ligada con la Iglesia de ayer y debe serle similar, pero no solamente similar. Además, cuando se oye el actual Papa decir que debe haber continuidad en la Iglesia, decimos “¡por supuesto!” Eso es lo que hemos estado diciendo siempre. Cuando se habla de la Tradición, es precisamente esto lo que queremos decir. Ellos afirman que debe haber allí Tradición, que debe haber allí continuidad, y que por lo tanto hay continuidad. El Vaticano II fue hecho por la Iglesia; ahora bien, en la Iglesia debe haber continuidad, por lo tanto el Vaticano II también pertenece a la Tradición. Y nosotros respondemos: “Lo siento, ¿qué estás diciendo aquí?”
Pero esto va aún más lejos, queridos fieles. Lo que acabo de describir es lo que sucedió durante los debates, al finalizar los cuales recibimos la invitación de Roma. En esta invitación se encontraba la propuesta de una solución canónica para regularizar nuestra situación. Y puedo afirmar que lo nos es presentado hoy —y que es diferente de lo que nos presentaron el 14 de septiembre 2011— puede ser considerado bueno. Cumplen con todas nuestras condiciones, por así decirlo, a nivel práctico. No hay muchos problemas en esta área. Pero el problema sigue a otro nivel, al nivel de la doctrina. Sin embargo, incluso en el ámbito de la doctrina, se avanza muy rápido, mis queridos hermanos. La clave del problema es un principio (el de la coherencia con la Tradición). Ellos nos dicen, “ustedes deben aceptar que en los casos en los que hay dificultades en los documentos del Concilio —tales puntos ambiguos que crean debate—, esos puntos, como el ecumenismo, la libertad religiosa, debe interpretarse en coherencia con la enseñanza de siempre de la Iglesia”. Y agregan: “de este modo, cuando hay una ambigüedad en el Concilio, ustedes deben entenderla como la Iglesia siempre lo ha enseñado desde siempre”.
Ellos van más allá y dicen: “hay que rechazar todo lo que se opone a la enseñanza tradicional de la Iglesia”. Bueno, eso es lo que siempre dijimos.
VER EN ANEXO EL ARTÍCULO DE MONSEÑOR FELLAY DE 2002 SOBRE CAMPOS
Esto es sorprendente, ¿no es así?, ¿que Roma nos imponga este principio? Sorprendente. Entonces, ustedes podrían preguntar: “¿por qué no acepta?” Y bueno, queridos fieles, es que todavía hay un problema. En el texto del Preámbulo Doctrinal, dan dos aplicaciones de cómo debemos entender estos principios. Ellos nos dan los ejemplos del ecumenismo y de la libertad religiosa, tal como se describen en el nuevo Catecismo de la Iglesia católica, que retoma exactamente los puntos que reprochamos al Concilio.
En otras palabras, Roma nos dice, “siempre hemos hecho esto. Somos tradicionales; Vaticano II es la Tradición. La libertad religiosa, el ecumenismo es la Tradición. Está en perfecta coherencia con la Tradición”. Ustedes se preguntan: “¿dónde nos conduce esto?” ¿Qué palabras encontraremos para decir que estamos de acuerdo o no estamos de acuerdo? Incluso si aceptan los principios que siempre hemos sostenido, es porque, para ellos, estos principios significan lo que piensan, pero está en contradicción exacta con lo que afirmamos.
Creo que no se puede ir más allá en la confusión. En otras palabras, esto significa que ellos dan otro significado a la palabra “Tradición”, y tal vez incluso a la palabra “coherencia”. Es por eso que estamos obligados a decir “no”. No vamos a firmar esto. Estamos de acuerdo en el principio, pero nos damos cuenta de que la conclusión es contraria. ¡Gran misterio! Entonces, ¿qué va a pasar ahora? Hemos enviado nuestra respuesta a Roma. Ellos siguen diciendo que están pensando, y eso significa que probablemente están complicados. Al mismo tiempo, creo que ahora podemos ver lo que realmente quieren. ¿Realmente nos quieren en la Iglesia o no? Les hablamos con mucha claridad: “si ustedes nos aceptan sin ningún cambio, sin la obligación de aceptar estas cosas, entonces estamos listos. Pero si quieren que aceptemos, entonces es no”. Y no hicimos sino citar a Monseñor Lefebvre, que ya había dicho esto en 1987 —muchas veces antes, pero la última vez que lo dijo fue en 1987.
Marzo
16 de marzo: Reunión en Roma del Cardenal Levada con Monseñor Fellay: la Santa Sede considera que la posición de la FSSPX “no es suficiente para superar los problemas doctrinales que subyacen en la fractura entre la Santa Sede y la FSSPX” y puso el plazo de un mes a Monseñor Fellay para “aclarar su posición, a fin de evitar una ruptura eclesial con consecuencias dolorosas e incalculables”.
16 de marzo: Comunicado de la Santa Sede después de la reunión entre el cardenal Levada y Monseñor Fellay.
Durante la reunión del 14 de septiembre de 2011entre Su Eminencia el Cardenal William Levada, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei y Monseñor Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, un Preámbulo Doctrinal, junto con una Nota Preliminar, ha sido comunicado este último, como base fundamental para llegar a la plena reconciliación con la Sede Apostólica. En este Preámbulo estaban enunciados ciertos principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica, necesarios para garantizar la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y el sentire cum Ecclesia.
La respuesta de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X a este Preámbulo Doctrinal, recibida en enero de 2012, fue sometida al examen de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a continuación al juicio del Santo Padre. En conformidad con la decisión del Papa Benedicto XVI, la evaluación de la respuesta de Su Excelencia Monseñor Fellay le fue comunicada por carta entregada hoy. Esta evaluación señala que la posición expresada no es suficiente para superar los problemas doctrinales que subyacen en la base de la fractura entre la Santa Sede y la Fraternidad.
Después de la reunión de hoy, con la preocupación de evitar una ruptura eclesial con consecuencias dolorosas e incalculables, el Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X ha sido invitado amablemente a aclarar su posición, a fin de lograr la reducción de la fractura existente, como lo ha deseado el Papa Benedicto XVI.
Abril
7 de abril: Carta de los otros tres obispos de la FSSPX a Monseñor Fellay y sus dos Asistentes, oponiéndose a sus propuestas a Roma.
Desde hace varios meses, como muchos lo saben, el Consejo General de la FSSPX considera seriamente las propuestas romanas para un acuerdo práctico, dado que las discusiones doctrinales del 2009 al 2011 han probado que es imposible un acuerdo doctrinal con la Roma actual.
Por medio de esta carta los tres obispos de la FSSPX que no forman parte del Consejo General desean hacerle saber, con todo el respeto que conviene, la unanimidad de su oposición formal a cualquier acuerdo semejante.
(…) desde el Vaticano II las autoridades oficiales de la Iglesia se han separado de la verdad católica y hoy en día se muestran tan decididas como siempre a permanecer fieles a la doctrina y la práctica Conciliares. Las discusiones romanas, el «preámbulo doctrinal» y Asís III son ejemplos flagrantes.
(…) Siguiendo a Monseñor Lefèbvre, lo propio de la Fraternidad es, más que denunciar los errores por su nombre, oponerse eficaz y públicamente a las autoridades romanas que los difunden. ¿Cómo podría conciliarse un acuerdo y una resistencia pública a las autoridades, incluido el Papa? Y después de haber luchado durante más de cuarenta años,¿ la Fraternidad deberá ahora ponerse en manos de modernistas y liberales cuya pertinacia acabamos de comprobar?
(…) Monseñor, Padres : pongan atención; ustedes conducen a la Fraternidad a un punto sin retorno, a una profunda división sin marcha atrás y, de lograr un acuerdo semejante, a poderosas influencias destructivas que no podrá soportar.
(…) escuchen de nuevo a su Fundador. Tuvo razón hace 25 años. Hoy la sigue teniendo. En su nombre, los conjuramos: no comprometan a la Fraternidad en un acuerdo puramente práctico.
14 de abril: Respuesta del Consejo de la FSSPX a los tres obispos de la FSSPX
(…) Al leerlos, uno se pregunta seriamente si ustedes creen todavía que esta Iglesia visible, cuya sede está en Roma, es realmente la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo.
(…) Para ustedes, ¿Benedicto XVI es aún Papa legítimo? Si lo es, ¿Jesucristo puede todavía hablar por su boca?
Si el Papa expresa una voluntad legítima respecto a nosotros que es buena, que no da una orden en contra de los mandamientos de Dios ¿tenemos el derecho de no atenderlo, de abofetear esa voluntad con un revés de mano?
(…) [Vuestra carta] carece de realismo en cuanto a la intensidad de los errores y en cuanto a su amplitud.
Intensidad: En la Fraternidad se va en camino de convertir los errores del Concilio en superherejías; es una especie de mal absoluto, peor que todo, de la misma manera en que los liberales han dogmatizado este concilio pastoral.
(…) Esta falta de distinción lleva a algunos de ustedes a un endurecimiento «absoluto», lo cual resulta grave porque tal caricatura ya no es real y desembocará lógicamente en el futuro en un verdadero cisma.
Quizás este hecho es uno de los argumentos que me impulsa a responder sin más dilación a los requerimientos romanos.
Amplitud: Por un lado, se endosa a las autoridades actuales todos los errores y todos los males que se encuentra en la Iglesia, olvidando que ellas intentan al menos en parte liberarse de los más graves (la condenación de la “hermenéutica de la ruptura” denuncia errores muy reales).
Por otra parte se pretende que TODOS están arraigados en esta pertinacia (« todos modernistas », « todos podridos »). Eso es manifiestamente falso. Siempre una gran mayoría es movida por el oleaje, pero no todos.
De modo que, en la cuestión más crucial de todas, la posibilidad de sobrevivir en las condiciones de un reconocimiento de la Fraternidad por parte de Roma, nosotros no llegamos a la misma conclusión que ustedes.
(…) Por el bien común de la Fraternidad, preferiríamos de lejos la solución actual de statu quo intermedio, pero evidentemente Roma ya no lo tolera.
En sí misma, la solución propuesta de una Prelatura personal no es una trampa. Esto se deduce, ante todo, de que la situación actual – abril de 2012 – es muy diferente de la de 1988. Pretender que nada ha cambiado es un error histórico. Los mismos males hacen sufrir a la Iglesia, las consecuencias son todavía mas graves y manifiestas que entonces, pero al mismo tiempo se puede comprobar un cambio de actitud en la Iglesia, ayudado por los actos y los gestos de Benedicto XVI hacia la Tradición. Este nuevo movimiento, nacido al menos hace unos diez años, se está fortaleciendo.
(…) Esta situación concreta, con la solución canónica que se propone, es muy diferente de la de 1988. Y cuando comparamos los argumentos que Monseñor Lefebvre había dado en su época, concluimos que no hubiera dudado en aceptar lo que nos han propuesto.
No perdamos el sentido de la Iglesia que era tan fuerte en nuestro venerable fundador.
La historia de la Iglesia muestra que la curación de los males que la afligen habitualmente se hace de modo lento y gradual, y cuando un problema se termina, comienza otro…, oportet haereses esse. Pretender esperar que todo esté arreglado para llegar a lo que ustedes llaman un acuerdo práctico, no es realista. Es muy probable, viendo cómo se desarrollan las cosas, que el fin de esta crisis demore todavía decenas de años.
(…) Esta dialéctica entre verdad/fe y autoridad es contraria al principio sacerdotal.
11 de mayo: Comunicado de la FSSPX sobre el intercambio de cartas entre los Obispos.
El 9 de mayo de 2012 fue difundido por Internet un intercambio de correspondencia privada entre el Superior General de la Fraternidad San Pío X y los otros tres obispos de la misma. Semejante procedimiento es condenable. Quien no respetó la confidencialidad de ese correo interno pecó gravemente.
Dicha publicación alentará a los causantes de división. La Fraternidad San Pío X invita tanto a los sacerdotes como a los fieles que les respondan únicamente por medio de una oración redoblada, para que sólo se haga la voluntad de Dios, por el bien de la Iglesia y la salvación de las almas.
15 de abril: Declaración Doctrinal de la FSSPX. Según el testimonio del Primer Asistente.
La entera tradición de la fe católica debe ser el criterio y la guía de comprensión de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el cual a su vez ilumina algunos aspectos de la vida y de la doctrina de la Iglesia, implícitamente presentes en ella, aún no formulados. Las afirmaciones del Concilio Vaticano II y del Magisterio Pontificio posterior relativas a la relación entre la Iglesia Católica y las confesiones cristianas no católicas deben ser comprendidas a la luz de la Tradición entera e ininterrumpida de manera coherente con las verdades precedentemente enseñadas por el Magisterio de la Iglesia sin aceptar ninguna interpretación.
Por lo tanto, es legítimo promover, por una legítima discusión, el estudio, la explicación teológica de expresiones y de formulaciones del Concilio Vaticano II y del Magisterio que le siguió, en la medida en que ellas no aparecen conciliables con el Magisterio anterior de la Iglesia.
17 de abril: Monseñor Fellay envía su respuesta a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
18 de abril: Comunicado de la Comisión Ecclesia Dei sobre la respuesta de la FSSPX.
El texto de la respuesta de Su Excelencia Monseñor Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, requerida durante la reunión del 16 de marzo 2012 en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha llegado el 17 de abril de 2012. El informe será examinado por la Congregación y, posteriormente, se someterá al juicio del Santo Padre.
18 de abril: Declaración del Padre Lombardi sobre la respuesta de la FSSPX al Preámbulo Doctrinal.
La respuesta de Monseñor Fellay llegó ayer. Está sujeta al examen de la Congregación para la Doctrina de la Fe en las próximas semanas, y luego será presentada al Santo Padre.
Esta respuesta es diferente de las anteriores, que fueron considerados insuficientes. Este es un paso adelante, alentador.
El paso anterior fue la reunión de Monseñor Fellay con el Cardenal Levada. Al finalizar se dijo que las respuestas no pueden considerarse suficientes, y se reclamó una mayor reflexión.
La respuesta llegada ayer es diferente de las anteriores y es un avance alentador. Al mismo tiempo, contiene propuestas o peticiones de aclaración en el texto del Preámbulo Doctrinal propuesto para firmar. Naturalmente, esto requiere un examen, que realizará la Congregación, y luego en última instancia el Papa.
Mientras no tengamos la respuesta de la Congregación y del Papa, no podemos considerar que hemos llegado a un resultado definitivo. Pero podemos hablar, con esta respuesta diferente y más alentadora, de un paso hacia adelante. En unas pocas semanas se debería tener una respuesta definitiva.
El texto de un eventual acuerdo definitivo será publicado. El Preámbulo, en caso de ser firmado tal como está, será publicó tal cual. Si tuviera que ser objeto de modificaciones, no sería publicado según la primera forma.
18 de abril: Comunicado de la Casa General de la FSSPX sobre la respuesta dada a Roma.
La prensa anunció que Monseñor Bernard Fellay envió una “respuesta positiva” a la Congregación para la Doctrina de la Fe, y que, por lo tanto, la cuestión doctrinal se ha resuelto entre la Santa Sede y la Fraternidad de San Pío X.
La realidad es otra.
En una carta de fecha 17 de abril de 2012, el Superior General de la Fraternidad San Pío X respondió a la solicitud de aclaración que le hiciera el 16 de marzo el Cardenal William Joseph Levada, sobre el Preámbulo Doctrinal, emitido el 14 de septiembre en el 2011. Como se indica en el comunicado de prensa de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, de fecha de hoy, el texto de esa respuesta “será examinado por la Congregación (Congregación para la Doctrina de la Fe) y, posteriormente, se someterá al juicio del Santo Padre”.
Por consiguiente, se trata de un paso, no de una conclusión.


29 de abril: De la Conferencia del Padre Pflüger en Hattersheim, Hesse, Alemania.
El P. Niklaus Pfluger, FSSPX, es el Primer Asistente del Superior General de la Fraternidad San Pío X. Él fue el principal orador en Hattersheim, Hesse, Alemania, en las conferencias promovidas por la asociación Actio Spes Unica, en la que habló de Roma, la Fraternidad y el futuro.
Nada nuevo – así es como uno podría describir la primera media hora de la conferencia del Padre Niklaus Pfluger; simplemente recordó, una vez más, cómo ha progresado la rela
azara un acuerdo, aun bajo estas circunstancias, entonces nuevas excomuniones serían un posible resultado.
La libertad de continuar trabajando en libertad
Bajo estas circunstancias el Superior General, Monseñor Bernard Fellay, no considera posible rechazar la proposición del Papa. Sería equivalente a una caída en el sedevacantismo, si uno se alejara del deseo del Papa, si el mismo no implica reconocer falsa doctrina.
También es materia de prudencia o sabiduría no cortar todas las conexiones con Roma. Uno debería guardar al menos una puerta abierta, aun si en ese momento parece no haber proximidad en cuestiones doctrinales.
Es, por supuesto, una pre-condición el que un acuerdo garantizará que la Fraternidad pueda estar en desacuerdo con las posiciones de Roma en los asuntos en discusión y que tendrá libertad para continuar su labor con su entero apostolado. Parte de un status autónomo sería también el derecho de criticar el Concilio y el Modernismo.
La oferta para Monseñor Lefebvre y paralelos históricos
A modo de apoyo a la decisión de Monseñor Fellay, el Padre Pfluger hizo recordar la forma de acción de Monseñor Lefebvre en 1987 y 1988. En ese tiempo el Arzobispo propuso una propuesta a largo alcance para un acuerdo con el cual él quería llegar a una solución provisional pragmática que habría beneficiado a la Iglesia entera.
El acuerdo que el Arzobispo quería firmar en aquel tiempo demandó muchas más concesiones de la Fraternidad que las que el Papa Benedicto demanda en este momento.
Más aún, uno tiene que darse cuenta cuánto se han difundido falsas doctrinas dentro de la Iglesia. Aun si se hubiera llevado a cabo una conciliación teológica entre Roma y la Fraternidad, no se podría esperar que, por orden del Papa, desaparecieran de repente de la faz de la tierra todas las falsas doctrinas.
El Padre Pfluger apunta a los paralelos en la historia de la Iglesia:
Luego de la condena del Arrianismo, esta falsa doctrina aún fue ampliamente difundida por mucho tiempo, y en algunas regiones incluso por varias décadas.
Y aún luego de cincuenta años luego del Concilio de Trento, el Arzobispo de Milán pide consejo al Papa, porque casi todo su clero tiene esposa e hijos. ¿Qué debe hacer? La respuesta de Roma muestra cómo reacciona la Iglesia con sabiduría y sentido común en tales casos: si no puede reemplazar el clero, entonces simplemente tiene que mantenerlo.
(Nota de Radio Cristiandad: Pero esto no fue lo que hizo el Cardenal Cisneros, que expulsó a todos los clérigos de mala vida! !Mejor que se vayan!)
El incesante fortalecimiento de la Tradición
El reconocimiento de la Fraternidad sería, después de todo, una confirmación oficial de la importancia de la Tradición, algo que sería muy importante e influyente en toda la Iglesia.
Y rectificaría la injusticia de su estigmatización.
¿No hay peligro de que los obispos locales hostiles usen el acuerdo para luchar e impedir la labor de la Fraternidad? Contra este previsible argumento el Primer Asistente sostiene el progreso de los años recientes: el movimiento en dirección a la Tradición ―y principalmente el deseo de sacerdotes jóvenes de celebrar la Misa antigua― se ha hecho imparable, más allá de la intimidación y la opresión. De hecho, este movimiento es ahora tan fuerte que la Fraternidad podrá resistir tales embestidas de los obispos modernistas.
Mayo
2 de mayo: Conferencia de Monseñor Fellay en Avignon.
En el sitio francés FECIT, muy allegado a la FSSPX, se comenta una conferencia de Monseñor Fellay, del 2 de mayo, en la capilla de los Penitentes Negros de Aviñón.
Dicha conferencia versó sobre las relaciones de la FSSPX con Roma, y el comentarista dice utilizar una grabación del Padre Beauvais, bien conocido en el Distrito de América del Sur.
La apostilla dice que Monseñor Fellay pintó ante todo una perspectiva histórica desde el año 1988, con los hitos claves del diálogo entre la FSSPX y Roma, marcando su evocación con anécdotas.
Habló luego de la difícil situación del Santo Padre frente a la oposición de los modernistas, incluso dentro de la Ciudad del Vaticano de aquellos mismos que deberían servir al Papa.
Monseñor Fellay, según el anotador, ha confirmado que el período es crucial, y que la respuesta al Preámbulo estaba en manos del Vaticano para su consideración.
También ratificó el desencadenamiento de las fuerzas del infierno, nunca visto en 40 años, especialmente contra el Papa (se refería al asunto de Williamson), así como la existencia de dos tendencias opuestas dentro de la Iglesia (progresista y conservadora).
Señaló también signos claros de un cambio que tiene lugar en la Iglesia, especialmente con el clero (jóvenes, incluyendo obispos), que vuelve a la liturgia tradicional.
Monseñor Fellay señaló que se encuentra en una posición muy difícil, tratando de ver la voluntad de Dios a través de los acontecimientos. Es por eso que nos invita a la oración y a la confianza de que Dios no abandonará a su Iglesia.
En cuanto a la conclusión del diálogo: acuerdo, no acuerdo, precisó que en los dos casos, será difícil para la Fraternidad San Pío X, que gozará de un periodo de statu quo (ni cismáticos ni excomulgados, pero no en plena comunión: por lo tanto, una cierta libertad de maniobrar).
Aquí precisó que la negativa de un acuerdo abriría un período de alta tensión, y un acuerdo desencadenaría a los modernistas.
4 de mayo: Conferencia de Monseñor Fellay en Saint-Pré.
Acerca de la respuesta que envié a Roma poco después de Quasimodo, el 17 de abril, no sé todavía lo que piensa la Congregación de la Fe. Sencillamente, no lo sé.
De lo que puedo saber de fuentes privadas, tengo la impresión que es apropiado (que cela convient).
Entre nosotros, pienso que será necesario explicarla como corresponde, porque hay (en este documento) expresiones o declaraciones que están de tal modo sobre la línea de la cresta que, si ustedes están mal dispuestos o si se ponen gafas oscuras o rosas, ustedes las verán de un modo o de otro.
Por lo tanto, será necesario que os expliquen bien que esta carta no cambia absolutamente nada en nuestra posición.
Pero, si ustedes quieren leerla al revés, se llegará a comprenderla al revés.
De hecho, se la podría resumir así: en el momento en que la he escrito, había comprendido que Roma —con ocasión de las discusiones doctrinales (en 2009-2011), y también por ciertas expresiones que utilizamos y que son a veces un poco violentas o muy generales—, Roma tenía serias dudas sobre el hecho de nuestro reconocimiento de que todavía hay un Papa, todavía hay hoy un Magisterio. Y entonces, hubo una amenaza, no sé si hay que decir una amenaza, de declaración de cisma, pero no está lejos de eso, a causa de estas expresiones.
Cuando entendí esto, comprendí lo que iba a escribir y simplemente mostrar a Roma, que aunque tenemos reservas, incluso graves, esto no quiere decir que no se reconoce al Papa. Esto no quiere decir que no se reconoce que el Papa es capaz de realizar actos, actos que tienen su valor, es decir, actos del Magisterio, y tuve que dar ejemplos concretos.
9 de mayo: Son publicadas en Internet las cartas del mes de abril de los Obispos de la FSSPX.
11 de mayo: Comunicado de la FSSPX sobre el intercambio de cartas entre los obispos.
El 9 de mayo de 2012 fue difundido por Internet un intercambio de correspondencia privada entre el Superior General de la Fraternidad San Pío X y los otros tres obispos de la misma. Semejante procedimiento es condenable. Quien no respetó la confidencialidad de ese correo interno pecó gravemente.
Dicha publicación alentará a los causantes de división. La Fraternidad San Pío X invita tanto a los sacerdotes como a los fieles que les respondan únicamente por medio de una oración redoblada, para que sólo se haga la voluntad de Dios, por el bien de la Iglesia y la salvación de las almas.
11 de mayo: Entrevista a Monseñor Fellay por Catholic News Service.
Hay algunas discrepancias en la fraternidad. No puedo descartar que pudiera haber una división.
Personalmente, yo hubiera deseado esperar un poco más de tiempo para ver las cosas más claras, pero una vez más, realmente parece que el Santo Padre quiere que suceda ahora.
Creo que el paso del Santo Padre —ya que realmente viene de él— es genuino No parece ser ninguna trampa. Así que tenemos que mirarlo muy de cerca y si posible seguir delante.
Si este reconocimiento sucede es gracias a él. Definitivamente solo a él.
El Papa dice que el concilio debe ser puesto dentro de la gran Tradición de la Iglesia, que debe ser entendido de acuerdo con ella. Estas son declaraciones con las que estamos plenamente de acuerdo, totalmente, absolutamente. El problema podría estar en la aplicación, es decir: ¿Es lo que sucede realmente en coherencia o en armonía con la tradición?
No estamos solos en el trabajo de defender la fe Es el mismo Papa quien lo hace, ese es su trabajo. Y si estamos llamados a ayudar al Santo Padre en ello, que así sea.
La cuestión no es la Fraternidad vs. Roma, yo pienso que si se ve todo en su conjunto es un mal entendido. Yo definitivamente no lo veo de este modo. Desde Paulo VI hemos visto que es en el Concilio, esto no es nuevo, hemos visto que desde el Concilio tenemos esta aprensión de que algo está mal en la Iglesia, un movimiento muy fuerte que ya no está en la línea católica el cual es llevado por personas que están posicionados y por eso se da la impresión que es la Iglesia Católica.
Mucha gente tiene un entendimiento del Concilio que es un mal entendimiento. Ahora tenemos autoridades en Roma que lo dicen.
Nosotros hemos visto en las discusiones que muchas cosas que hemos condenado como pertenecientes al concilio, no son de hecho del concilio, sino del común entendimiento de éste.
La libertad religiosa es utilizada de muchas maneras, y viendo de cerca yo realmente tengo la impresión que no muchos conocen lo que realmente el Concilio dijo al respecto. El Concilio presenta una libertad religiosa de hecho muy, muy limitada. Muy limitada. Eso significa que en nuestras pláticas con Roma ellos dijeron claramente que tener el derecho al error o escoger una religión es falso.
Las situaciones conflictivas no son de hoy. La Iglesia ha tenido que tratar con ellas desde hace ya mucho tiempo. Lo que ella pide de los Estados no es nuevo, así, no tenemos problemas cuando se pide libertad para la Iglesia en el medio oriente o en los Estados Unidos, es más bien qué principio se invoca para hacerlo. Se argumentaría que debe haber otro principio que sería más adecuado para justificar la acción. Este antes era llamado tolerancia.
13 de mayo: Carta Abierta del Padre Cardozo.
16 de mayo: La Congregación para la Doctrina de la Fe formula observaciones a la respuesta de Monseñor Fellay y las transmite a Benedicto XVI. Situación de los otros tres Obispos de la FSSPX.
Según lo anunciado por las agencias de noticias, hoy, 16 de mayo de 2012, la sesión ordinaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe se reunió y discutó el tema de la Fraternidad San Pío X. En particular, se examinó el texto de la respuesta de Monseñor Bernard Fellay, llegada el 17 de abril 2012, y se hicieron algunas observaciones que se tendrán en cuenta en futuras conversaciones entre la Santa Sede y la Fraternidad San Pío X. Teniendo en cuenta las posiciones adoptadas por los otros tres obispos de la Fraternidad San Pío X, su situación será tratada por separado y personalmente.
17 y 20 de mayo: Sermones de Monseñor Fellay en Austria. Declaraciones a algunos sacerdotes, que luego se filtran. El 8 de junio Monseñor Fellay pretenderá aclarar la Entrevista y negará sus declaraciones.
Roma nos ha ofrecido una solución, mejor diríamos un reconocimiento.
La estructura que se está ofreciendo a la Fraternidad es de hecho enteramente apropiada.
Esto es, si realmente esto se lleva a cabo, ustedes no sentirán ninguna diferencia entre antes y después.
Contamos con la ayuda de Dios. Estamos dispuestos a asumir los costos. Hágase Su voluntad.
Durante una conversación mantenida durante su paso por Austria, Monseñor Fellay expresó:
1.- El Papa decidirá quienes serán los obispos de la FSSPX que reemplazarán a los que salgan o no quieran llegar al acuerdo. Estos obispos serán libres para irse y serán reemplazados.
2.- No se permiten nuevas construcciones sin la aprobación del obispo diocesano.
3.- Los edificios que tengan menos de tres años deberán ser cerrados, los que tengan más de tres años quedarán en funcionamiento.
4.- Monseñor Fellay dijo que el Capítulo General no será para discutir la aceptación del acuerdo, sino simplemente para tomar conocimiento de cuáles serán los nuevos Estatutos de la FSSPX conforme al acuerdo canónico con Roma.
Sermones de los Padres Chazal, Pfeiffer y otros en diversas partes del mundo.
Junio
3 de junio: Sermón de Monseñor Tissier en Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
Vamos a seguir luchando queridos fieles, al igual que los santos de los primeros siglos de la Iglesia contra las herejías que amenazaban la fe católica como las hay ahora.
(…)
Por lo tanto, no hay que parar la pelea que va a durar, en mi opinión, veinte años por la crisis que experimentamos hoy en día, es una grave crisis, una crisis muy larga.
La Historia de la Iglesia nos muestra que todas las grandes crisis han durado setenta años como el arrianismo o el Gran Cisma. Así que probablemente la crisis conciliar podría durar hasta setenta años, así que tenemos que esperar otros treinta años. No llevamos prisa para ganar. Lo conseguiremos, porque Jesús ha dado todo el poder a su Iglesia y lo creemos.
(…)
No creo que por el hecho de que Roma nos ofrece hoy un acuerdo, una posición oficial en la Iglesia, debemos dejar de proclamar estas verdades, evidentemente, más fuerte, y que contradicen al Concilio. No debemos renunciar a la lucha contra el Concilio y sus errores.
(…)
San Basilio no utilizó palabras ambiguas sobre los herejes, para que volvieran a Iglesia. Exigió que la fe católica fuera profesada, pero con una fórmula más ligera. Hizo uso de la prudencia, cosa muy buena, pero para que profesaran la verdadera fe.
Negarse a firmar las cosas ambiguas. Esto es lo que hacemos hoy. Rechazar las fórmulas ambiguas sin dejar de condenar el error y adecuadamente profesar la fe católica. Cuando haya un Concilio dentro de veinticinco años se arrepentirán del Concilio pasado, porque verán que seguir así veremos el desastre en los seminarios, estarán completamente vacíos, las iglesias en ruinas, la apostasía y la inmoralidad en todas partes, entonces querrán hacer penitencia, y reconocer los errores.
Cuando en la Iglesia comiencen a mostrar arrepentimiento, podremos utilizar fórmulas más moderadas para ayudarles a regresar, pero no ahora, ya que la crisis actualmente hace estragos en su totalidad. Ahora tenemos que proclamar y condenar los errores del Concilio, especialmente la negación de la realeza de Cristo, el rechazo de Cristo Rey.
Así que, queridos fieles, es nuestro plan de batalla. No nos hagamos ilusiones, la crisis está lejos de terminar. Debemos organizarnos y luchar por un largo tiempo para perseverar y continuar profesando la fe católica plenamente, con plena confianza en el poder de nuestro Señor Jesucristo.
¿Va a aceptar, Monseñor Tissier, el acuerdo doctrinal? ¡No queda claro!
En cuanto a su profecía, de que dentro de 20 o 30 años Roma volverá a la fe, parecería que esta crisis no es la última.
Una sana exégesis de las profecías en general y del Apocalipsis en particular nos lleva a considerar esta crisis sin igual de la Iglesia como la última crisis, como la consumación del misterio de iniquidad.
Por este medio se está inoculando a los fieles tradicionales una falsa esperanza. Y esta falsa esperanza lleva irremediablemente al desánimo y a la pérdida del espíritu de combate contra el error de la Roma anticristo.
5 de junio: Conferencia del Padre Pflüger en la Escuela Saint-Joseph-des-Carmes.
En este Preámbulo Doctrinal, hay tres puntos:
el Romano Pontífice
el Magisterio de la Iglesia
el Concilio Vaticano II.
Nos damos cuenta en esta carta del 16 de marzo que quieren excomulgarnos porque rechazamos al Romano Pontífice, porque rechazamos el Magisterio tal como existe.
Y es injusto, no es nuestra posición.
Es por eso que Monseñor Fellay respondió… nosotros hemos respondido… Hemos dado una Declaración Doctrinal el 15 de abril realmente fue el último día que disponíamos para explicar lo que teníamos que explicar.
Y aquí realmente es necesario entender primero varias cosas:
Al mismo tiempo que Monseñor Fellay él mismo lo dice incluso en sus conferencias al mismo tiempo que recibió esta carta del Cardenal Levada el 16 de marzo, al mismo tiempo ya el día anterior le dijeron: “No dé demasiada importancia a esta carta; lo mejor que usted puede hacer con esta carta, es ponerla en los archivos”.
Y nos damos cuenta de que realmente hay dos movimientos:
Existe este movimiento oficial (la Congregación, los Cardenales, susodichamente aprobados por el Papa), que no quiere la Tradición y que exige que hay que confesar el Concilio.
Y al mismo tiempo, nos damos cuenta y nos lo señalan y esto es evidente por personas, secretarios, obispos, prelados: el Papa quiere un reconocimiento. Dice, por ejemplo: la Fraternidad tuvo tantas injusticias… Dijo: sé muy bien que, para Monseñor Fellay y para mí, sería más fácil mantener la situación tal como es, pero quiero esto (el reintegro de la FSSPX) por el bien de la Iglesia.
Y al mismo tiempo, se debe entender: Si somos…, si este Papa no es Papa, si no hay más Magisterio, como dicen, por ejemplo, los sedevacantistas. Dicen: después de nosotros, el diluvio
Pero si el Papa es el Papa. Si se reconoce el Papa, que es Benedicto XVI, ¿se puede rechazar un acto legítimo del Papa, como dicen?; ¿se tiene el derecho, si el Papa dice: erijo esta Prelatura, os doy esta etiqueta, ustedes son católicos, podemos negamos si él es Papa? ¡Esa es la cuestión!
Entonces este argumento, lo digo así ya desde ahora para permanecer en el contexto: se nos reprocha, incluso sacerdotes, incluso un poco en Francia: es necesario hacer una Profesión de Fe, es necesario ahora enumerar todos los errores del Concilio.
Por supuesto, se trataría de una declaración de guerra. Pero es necesario ahora mostrar, y se lo hace ya mucho…
61’20:
Pero no es esto lo que Roma quiere saber. Roma quiere saber: Para ustedes, ¿el Papa es Papa? Para ustedes, ¿hay todavía un magisterio, por lo tanto, una autoridad en la Iglesia, o es que desde 1962, o no sé desde cuándo, no hay más Iglesia visible?
Si Monseñor Williamson dice en un blog, en su blog es un poco desobediente, nuestro querido obispo, si dijo: la Iglesia de Benedicto XVI no es la Iglesia Católica; si se dice que no hay más Magisterio, que ese Concilio Vaticano II no es un Concilio porque él quiso ser sólo un Concilio pastoral; o si se dice: todas estas personas son modernistas; o si se dice: han perdido la fe…, se entiende bien que para Roma esto da la impresión: pero son sedevacantistas, para ellos no hay Papa…
Y es esto lo que preguntaban en esta carta del 16 de marzo.
Es como si vuestro Director, el Padre Noach, tiene un control de servicios del Departamento. Ellos quieren saber: ¿Qué enseña aquí? ¿Hace tal cosa? ¿La higiene en la cocina es correcta? Y el Padre responde: sí, en nuestra escuela en los Estados Unidos, todo va muy bien… Estaría fuera de lugar.
Si se hace una Confesión de Fe, es muy bonito, pero no es esto lo que Roma quiere saber.
No quieren saber lo que criticamos del Concilio; quieren saber: ¿aceptan ustedes aún al Papa, o no? ¿Este Papa es Papa, sí o no? ¿Existe todavía un Magisterio, es decir, una enseñanza? ¿Existe una autoridad del Papa, de los Obispos?
Por lo tanto, está completamente fuera del problema, si se dice: este obispo ha hecho tal escándalo, este Papa hizo todavía Asís, hay que
Conocemos ya esto, pero no es esto lo que Roma quiere saber. Y era esta la situación para nosotros en las semanas recientes…
Se ha simplificado un poco en los últimos años lo siento, pero es claro, se ha simplificado en nuestros Boletines, en nuestra predicación, al menos ciertamente algunos de nosotros…
Se ha simplificado diciendo: se reniega, se rechaza todo el Concilio. ¿Qué significa esto? Este Papa, perdió la fe. ¿Qué significa esto?
Ellos hicieron en los últimos diez años un poco un superdogma del Concilio; y nosotros, ahora hacemos de él un poco una superherejía.
64′ 50:
La semana pasada hubo una intervención del Cardenal Brandmüller, un alemán, que dice: pero este texto, la Declaración sobre la libertad religiosa, Nostra Aetate, esto no es un texto dogmático.
Imaginad: hace diez años, era impensable que un Cardenal de la Iglesia Católica dijese: un texto conciliar, se puede criticar, no es dogmático, por lo que se lo puede rechazar.
E inmediatamente, el Cardenal Koch, un Suizo, dijo: ah no, es vinculante, esto obliga. Es dogmático.
Ustedes saben, entre ellos es una discusión que sigue…
Pero entonces, incluso entre nosotros, en los últimos años, se ha hecho del Concilio una superherejía: todo está en contra de la fe, hay que rechazar todo.
Y esto daba la impresión: para la Fraternidad, ¿aún existe una Iglesia?
Esta era, pues, la situación concreta para nosotros; y por eso se hizo esta Declaración Doctrinal del 15 de abril, al mismo tiempo, se… fue después… ya estaba publicada esta carta de los Obispos, la respuesta de Monseñor Fellay.
Muy doloroso… En primer lugar, es muy grave; estas son cartas personales.
Pero por supuesto, esto da la impresión de que estamos divididos: ¿quién es el jefe en esta tienda? ¿Qué es lo que pasa? Hay sacerdotes que comienzan a atacar la autoridad, y nos reprochan que abandonemos la fe.
Esta Declaración Doctrinal quizás el título fue mal elegido, pero se lo eligió porque Monseñor Marcel Lefebvre había escogido este título. Esta Declaración dice: prometemos ser siempre fieles a la Iglesia Católica y el Romano Pontífice. Declaramos aceptar las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia en materia de fe y de moral.
Si un día hay que confesar la libertad religiosa, no lo vamos a hacer. Pero justamente ahora… Si decimos el Credo durante la Misa, decimos el Credo de siempre, ¿por qué, pues, exigir de nosotros algo que no es fe?
Y lo que es realmente nuevo, y es verdaderamente… Hay algo que está quebrado… Si se compara… Lo diré después… Se dice que nada ha cambiado; sí hay algo que ha cambiado…
68′:
Se establece en esta Declaración del 15 de abril, Monseñor Fellay define como principio general, cómo se debe juzgar este Concilio Vaticano II, y parece que el Papa… esperamos ahora la respuesta… él acepta este texto… él dice…
Monseñor Fellay dijo: la entera tradición de la fe católica debe ser el criterio… por lo tanto la Tradición, como decía Monseñor Lefebvre, es necesario ver el Concilio Vaticano II a la luz de la Tradición.
VER EN ANEXO EL ARTÍCULO DE MONSEÑOR FELLAY DE 2002 SOBRE CAMPOS
Aquí se dice: la entera tradición de la fe católica debe ser el criterio y la guía de comprensión de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el cual a su vez ilumina algunos aspectos de la vida y de la doctrina de la Iglesia, implícitamente presentes en ella, aún no formulados. Las afirmaciones del Concilio Vaticano II y del Magisterio Pontificio posterior relativas a la relación entre la Iglesia Católica y las confesiones cristianas no católicas deben ser comprendidas por lo tanto textos difíciles: se enumeran varios problemas
a la luz de la Tradición entera e ininterrumpida de manera coherente con las verdades precedentemente enseñadas por el Magisterio de la Iglesia sin aceptar ninguna interpretación, etc.
Por lo que es claro. Esto significa: el principio es que se debe juzgar, es necesario comprender estos textos, que son difíciles, en la luz, en el espíritu, en la comprensión de la Tradición.
Por lo tanto, es legítimo promover, por una legítima discusión, el estudio, la explicación teológica de expresiones y de formulaciones del Concilio Vaticano II y del Magisterio que le siguió, en la medida en que ellas no aparecen conciliables con el Magisterio anterior de la Iglesia.
No se cambia nada, no se abandona nada, pero parece, al menos, que el Papa, en todo caso el Papa… dice que ya no es necesario tragar el Concilio; también para la Misa, y para las otras cosas, no es necesario ya hacer una Profesión de Fe en el Concilio Vaticano II.
Una vez más, ellos conocen nuestra posición. Es suficiente con que se sea católico.
7 de junio: El Padre Nély manifiesta su descontento durante una cena en París y revela importantes datos sobre la próxima reunión del 13 de junio.
8 de junio: Entrevista a Monseñor Fellay de DICI sobre la relaciones con Roma.
Lo que ha cambiado es que Roma ya no hace de una plena aceptación del Concilio Vaticano II una condición para la solución canónica. Hoy en día, en Roma, algunos consideran que una comprensión diferente del Concilio no es determinante para el futuro de la Iglesia, porque la Iglesia no es solo el Concilio.
De hecho, la Iglesia no se limita solo al Concilio, ella es mucho más grande. Por lo tanto, hay que dedicarse a resolver problemas mayores.
Así pues, es la actitud de la Iglesia oficial la que ha cambiado, nosotros no. No somos nosotros los que hemos pedido un acuerdo, es el Papa el que quiere reconocernos. Podemos pues preguntarnos el porqué de este cambio. ¡Todavía no estamos de acuerdo doctrinalmente, y sin embargo el Papa quiere reconocernos! ¿Por qué? La respuesta es ésta: hay problemas tremendamente importantes en la Iglesia de hoy. Debemos hacer frente a estos problemas. Debemos dejar de lado los problemas secundarios y hacer frente a problemas mayores.
Sigue siendo cierto —como lo es el derecho de la Iglesia— que para abrir una nueva capilla o fundar una nueva obra, sería necesario contar con el permiso del Ordinario del lugar.
De ninguna manera nuestras relaciones serían las de una congregación religiosa con un obispo, sino más bien las de un obispo con otro obispo, así como ocurre con los Ucranianos o los Armenios de la diáspora. Y si entonces un problema no se ha podido resolver, éste iría a Roma, y habría entonces una intervención romana para resolver el problema.
10 de junio: Sermón del Padre Michael Koller.
13 de junio: El cardenal Levada transmite a Monseñor Fellay la respuesta de Benedicto XVI pidiendo “aclaraciones”.
Debe quedar bien claro que Monseñor Fellay fue a Roma el 13 de junio de 2012 para firmar un acuerdo.
Monseñor de Galarreta ha dicho, entre otros lugares en Perpignan, que sólo fue por un milagro de Dios que dicho acuerdo no se haya firmado.
5 de agosto: Del Sermón de Monseñor Tissier, en Thouars
Por un estrecho margen (justo, justo), las autoridades de la Fraternidad no han firmado un acuerdo gracias a la introducción providencial de una frase en la parte inferior del documento, frase escrita por el Papa, y que dice claramente que la Fraternidad debe aceptar el Concilio, independientemente de la interpretación.
14 de junio: Comunicado de la Santa Sede sobre el encuentro con Monseñor Fellay.
Durante la tarde del miércoles de 13 de junio de 2012, Su Eminencia el cardenal William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, se reunió con Su Excelencia Monseñor Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, acompañado por un asistente. También estuvieron presentes Su Excelencia Monseñor Luis Ladaria, Secretario de la misma Congregación, y Monseñor Guido Pozzo, Secretario de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei.
El propósito de la reunión era presentar la evaluación de la Santa Sede sobre el texto entregado por la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en el mes de abril, en respuesta al Preámbulo Doctrinal, presentado el 14 de septiembre de 2011 por la Congregación para la Doctrina de la Fe a dicha Fraternidad. La discusión que siguió dio también la oportunidad de ofrecer explicaciones y las precisiones oportunas. S.E. Monseñor Fellay, por su parte, expuso la situación actual de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, y prometió dar a conocer su respuesta en un plazo razonable.
Durante la misma reunión también se entregó un proyecto de documento que propone una prelatura personal, como el instrumento más adecuado para un eventual reconocimiento canónico de la Fraternidad.
Como se ha dicho en el comunicado de prensa de fecha 16 de mayo de 2012, se confirmó que la situación de los otros tres obispos de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X será tratada por separado e individualmente.
Al término de la reunión, se ha deseado que, gracias a este momento suplementario de reflexión, se pueda alcanzar la plena comunión de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X con la Sede Apostólica.
14 de junio: Comunicado de la FSSPX sobre la reunión con el Cardenal Levada.
El Miércoles, 13 de junio de 2012, Monseñor Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad San Pío X, acompañado del Primer Asistente, el Padre Niklaus Pfluger, fue recibido por el Cardenal William Levada, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de La fe, quien le entregó la evaluación de su Dicasterio sobre la Declaración Doctrinal enviado por la Fraternidad, el 15 de abril de 2012, en respuesta al Preámbulo Doctrinal presentado el 14 de septiembre 2011 por la Congregación de la Fe.
Durante esta reunión, Monseñor Fellay ha escuchado las explicaciones y las precisiones del Cardenal Levada, al cual presentó la situación de la Fraternidad San Pío X y expuso las dificultades doctrinales que plantea el Concilio Vaticano II y el Novus Ordo Missæ.
La voluntad de aclaraciones suplementarias podría conducir a una nueva fase de discusiones.
Al final de esta larga entrevista de más de dos horas, Monseñor Fellay ha recibido un proyecto de documento que propone una prelatura personal, en el caso de un eventual reconocimiento canónico de la Fraternidad San Pío X.
Durante la reunión, no se trató la situación de los otros tres obispos de la Sociedad.
Al término de esta reunión, se ha deseado que se continúe el diálogo que permitirá llegar a una solución para el bien de la Iglesia y de las almas.
18 de julio: De la Carta Circular del Secretario General de la FSSPX.
Finalmente, el examen del texto presentado por Monseñor Fellay realizado por una asamblea de cardenales ha desembocado en la solicitud de sustanciales modificaciones (además de la cuestión litúrgica, reconocimiento “del Concilio Vaticano II y del magisterio posterior para comprender la continuidad con el magisterio anterior”, supresión de nuestra referencia al juramento antimodernista, la introducción de referencias al nuevo catecismo, etc.) Esta solicitud fue presentada al Superior General el 13 de junio. Monseñor Fellay inmediatamente respondió que no podía firmar tal declaración. Por lo tanto, hemos regresado al punto de partida, es decir, a un punto muerto, como lo declaró Monseñor Fellay en Ecône el 29 de junio.
14 de junio: Entrevista a Monseñor Tissier por Rivarol.
“Reintegración”: la palabra es falsa. La FSSPX jamás ha dejado la Iglesia. Ella está en el corazón de la Iglesia. Ahí donde está la predicación auténtica de la fe, ahí está la Iglesia. Este proyecto de “oficialización” de la FSSPX me deja indiferente. Nosotros no lo necesitamos y la Iglesia no lo necesita. Nosotros estamos ya sobre el pináculo, como un signo de contradicción que atrae las almas bien nacidas, que atrae mucho a jóvenes sacerdotes a pesar de nuestra situación de paria. Se quisiera poner nuestra luz bajo el celemín por nuestra integración en el orbe conciliar. Este estatus que se nos propone de prelatura personal, análoga a la del Opus Dei, es un estatus para un estado de paz. Pero actualmente estamos en un estado de guerra en la Iglesia. Sería una contradicción querer “regularizar la guerra”.
La irregularidad no es nuestra. Es de Roma. Una Roma modernista. Una Roma liberal que ha renunciado a Cristo Rey. Una Roma que ha sido condenada por anticipado por todos los papas hasta la víspera del concilio. Por otra parte, la experiencia de las sociedades sacerdotales que se han unido a la Roma actual es que una tras otra, incluidos Campos y el Buen Pastor, han sido puestos en situación de aceptar el Concilio Vaticano II. Y se sabe a lo que ha llegado Mons. Rifan, de Campos, que ahora no ve más objeción para celebrar la nueva misa y que prohíbe a sus sacerdotes criticar el Concilio!
Es exacto que Benedicto XVI ha hecho algunos gestos a favor de la tradición. Principalmente al declarar que la misa tradicional no ha sido jamás suprimida y en segundo término al suprimir en 2009 la llamada excomunión que había sido declarada en nuestra contra luego de nuestra consagración episcopal por Mons. Lefebvre. Estos dos gestos positivos han atraído a Benedicto XVI amargas recriminaciones de parte del episcopado. Pero el papa Benedicto XVI, todo lo papa que él sea, permanece modernista. Su discurso programático del 22 de diciembre de 2005 es una profesión de la evolución de verdades de fe según las ideas dominantes de cada época. A pesar de sus gestos favorables su intención real es integrarnos en el orbe conciliar, a volver al Vaticano II. El mismo se lo había dicho a Mons. Fellay en agosto de 2005 y una nota confidencial suya publicada de manera fraudulenta lo ha confirmado recientemente.
Es cierto que este Papa es muy simpático. Es un hombre amable, educado, reflexivo, un hombre discreto pero de una autoridad natural, un hombre de decisión que ha resuelto diversos problemas en la Iglesia por su energía personal. Por ejemplo, cuestiones de moral en tal o cual instituto sacerdotal. Pero él está imbuido del concilio. Cuando él dice que la solución del problema de la FSSPX es una de las tareas principales de su pontificado, él no ve dónde está el verdadero problema. Lo sitúa mal. Él ve en nuestro llamado cisma. Ahora bien, el problema no es la FSSPX, el problema es de Roma, de la Roma neo-modernista que ya no es más la Roma eterna, que ya no es más maestra de sabiduría y verdad, sino que se convirtió en fuente de error desde el Concilio Vaticano II y lo sigue siendo hoy en día. Sin embargo, la solución de la crisis sólo puede venir de Roma. Después de Benedicto XVI.
Es cierto que la Fraternidad San Pío X es una “piedra de escándalo” para aquellos que se resisten a la verdad (cf. 1 Petr 2, 8) y esto es bueno para la Iglesia. Si nosotros fuéramos “reintegrados”, dejaríamos por este hecho mismo de ser esta espina clavada en el costado de la iglesia conciliar, de ser un reproche viviente por la pérdida de la fe en Jesucristo, en su divinidad, en su realeza.
Rechazamos un acuerdo puramente práctico porque la cuestión doctrinal es primordial. La fe está antes que la legalidad. No podemos aceptar una legalización sin que el problema de la fe sea resuelto. Someternos ahora sin condición a la autoridad superior impregnada de modernismo sería exponernos a tener que desobedecer. Entonces, para qué? Monseñor Lefebvre decía en 1984: “No hay que ponerse bajo una autoridad, cuando esta autoridad tiene todos los poderes para destruirnos”. Y creo que eso es sabiduría. Quisiera que produjéramos un texto que, renunciando a las sutilezas diplomáticas, afirme claramente nuestra fe y, por lo tanto, nuestro rechazo a los errores conciliares. Esta proclamación tendría primeramente la ventaja de decir la verdad abiertamente al Papa Benedicto XVI que es el primero en tener el derecho a la verdad y, en segundo lugar, para restaurar la unidad de la tradición católica en torno a una profesión de fe combativa e inequívoca.
Esto es inexacto. Según el proyecto de prelatura, no seríamos libres de establecer nuevos prioratos sin el permiso de los obispos locales y asímismo nuestras recientes fundaciones deberían ser confirmadas por estos mismos obispos. Sería entonces esclavizarnos innecesariamente a un episcopado globalmente modernista.
Respecto del problema de Fe, se trata, como decía Mons. Lefebvre, del intento del Vaticano II de reconciliar a la Iglesia con la Revolución, de conciliar la doctrina de la fe con los errores liberales. Es Benedicto XVI, el mismo que en su entrevista con Vittorio Messori en noviembre de 1984 decía: “el problema de los años 60 (es decir, los del concilio) era la adquisición de los mejores valores madurados en dos siglos de cultura liberal. Estos son valores que, aunque nacidos fuera de la Iglesia, pueden encontrar su lugar, una vez purificados y corregidos en su visión del mundo. Y esto es lo que se hizo.
He aquí la obra del Concilio: una conciliación imposible. Qué conciliación puede haber entre La luz y las tinieblas? Dice el Apóstol : Qué acuerdo entre Cristo y Belial? “(2 Cor 6, 15). La manifestación emblemática de esta conciliación es la Declaración sobre la Libertad Religiosa. En lugar de la verdad de Cristo y de su reino social sobre las Naciones, el Concilio pone a la persona humana, su conciencia y su libertad. Es el famoso “cambio de paradigma”, que confesaba el cardenal Colombo, en la década de 1980. El culto al hombre que se hace Dios en el lugar del culto a Dios hecho hombre (cf. Pablo VI, Discurso de clausura del concilio, 7 de diciembre de 1965).
Se trata de una nueva religión que no es la religión católica. Con esta religión no queremos ningún compromiso, ningún peligro de corrupción, ninguna apariencia de conciliación, y es esta apariencia la que nos daría la llamada “regularización”. Que El Inmaculado Corazón de María, inmaculada en su fe, nos guarde en la fe católica.
25 de junio: En Carta Circular del Padre Thouvenot, Secretario General de la FSSPX, a los Superiores, se juzga “claramente inaceptable” el texto entregado por el cardenal Levada. Incluye notificación sobre la exclusión del Capítulo de Monseñor Wiliamson y la negación de la ordenación a los miembros de las comunidades dominicas y franciscanas.
29 de junio: Sermón de Monseñor Fellay en Ecône: Las cosas están en punto muerto… Estamos en el punto de partida…
Julio
Del 1º al 14 de julio: Capítulo General de la Fraternidad San Pío X.
11 de julio: Comunicado sobre exclusión de Monseñor Williamson.
14 de julio: Comunicado del Capítulo.
El Capítulo General de la Fraternidad San Pío X concluyó este sábado, 14 de julio de 2012, en Ecône.
Reunidos en torno a la tumba de Mons. Marcel Lefebvre, los capitulantes dieron gracias a Dios por la profunda unidad que reinó entre ellos durante el transcurso de estas jornadas de trabajo.
El Capítulo General enviará próximamente a Roma una declaración común, que seguidamente será publicada.
El Superior General, Mons. Bernard Fellay, agradece vivamente a todos los sacerdotes ya los fieles por sus fervientes oraciones por este capítulo.
14 de julio: Declaración del Capítulo (Publicada el 18).
El Capítulo considera que el primer deber de la Fraternidad en el servicio que tiene la intención de prestar a la Iglesia es continuar profesando, con la ayuda de Dios, la fe católica en toda su pureza e integridad, con una determinación proporcionada a los ataques que esta misma fe no deja de sufrir hoy.
Por lo tanto, nos parece oportuno reafirmar nuestra fe en la Iglesia Católica Romana, única Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo, fuera de la cual no hay salvación, ni posibilidad de encontrar los medios que conducen a ésta; en su constitución monárquica, querida por Nuestro Señor, que hace que el poder supremo de gobierno sobre toda la Iglesia recae solo sobre el Papa, Vicario de Cristo en la tierra; en la realeza universal de Nuestro Señor Jesucristo, creador del orden natural y sobrenatural, al cual todo hombre y toda sociedad debe someterse.
Sobre todas las innovaciones del Concilio Vaticano II que permanecen manchadas de errores y sobre las reformas que de él han salido, la Fraternidad sólo puede continuar adhiriendo a las afirmaciones y enseñanzas del Magisterio constante de la Iglesia; ella encuentra su guía en este Magisterio ininterrumpido que, por su acto de enseñanza, transmite el depósito revelado en perfecta armonía con todo lo que la Iglesia toda ha creído siempre y en todo lugar.
Asimismo, la Fraternidad encuentra su guía en la Tradición constante de la Iglesia que transmite y transmitirá hasta el final de los tiempos el conjunto de las enseñanzas necesarias para mantener la fe y para la salvación, esperando que un debate franco y serio sea posible, teniendo como finalidad el retorno de las autoridades eclesiásticas a la Tradición.
A simple vista se ve que se trata de un subterfugio para calmar los ánimos de oposición de las bases.
Los capitulantes capitularon, con Mons. Tissier y Mons. de Gallarreta a la cabeza.
Ya vemos en qué queda la bravuconada de Mons. Fellay: El mutismo doctrinal no es la respuesta a la “apostasía silenciosa”
No hay una sola palabra de condena de los errores del Concilio y de las reformas que impuso: Nueva Misa, Nuevo Código, Nuevo Catecismo
Una adhesión a la Fe de siempre y a la Tradición no es suficiente.
Por lo tanto, es evidente que se trata de una tregua, como pedía en octubre Mons. de Galarreta, para reunir el consenso entre ellos, y luego recomenzar el trabajo de preparar la bases para la aceptación del acuerdo práctico, mediante las negociaciones con los nuevos patrones de la Congregación para la Destrucción de la Fe.
16 de julio:
DICI Entrevista a Monseñor Fellay.
DICI: ¿Cómo se desarrolló el Capítulo General? ¿Cuál fue la atmósfera?
Mons. Fellay: ¡Una atmósfera bastante calurosa ya que el mes de julio es particularmente tórrido en el Valais! Pero al mismo tiempo una atmósfera de mucha aplicación, sobre el fondo, ya que los miembros del Capítulo pudieron intercambiar pareceres libremente, como conviene a una reunión de trabajo de este género.
DICI: ¿Se trató acerca de las relaciones con Roma? ¿Hubo cuestiones que no se podían tocar? ¿Se pudieron apaciguar las disensiones que se manifestaron en estos últimos tiempos en el seno de la FSSPX?
Mons. Fellay: ¡Son muchas preguntas a la vez! Con respecto a Roma, fuimos realmente al fondo de las cosas y todos los capitulantes pudieron acceder a todos los documentos. Nada se ocultó, no hay tabús entre nosotros. Yo debía exponer precisamente el conjunto de los documentos intercambiados con el Vaticano, lo cual se había transformado en algo difícil por el clima deletéreo de estos últimos meses. Esta exposición permitió una discusión franca que esclareció las dudas y disipó las incomprensiones. Eso favoreció la paz y la unidad de los corazones, y es muy reconfortante.
DICI: ¿Cómo ve Ud. las relaciones con Roma después de este Capítulo?
Mons. Fellay:
Entre nosotros todas las ambigüedades han quedado disipadas. Próximamente haremos llegar a Roma la posición del Capítulo, que nos ha dado la ocasión de precisar nuestra hoja de ruta, insistiendo sobre la conservación de nuestra identidad, que es el único medio eficaz para ayudar a la Iglesia a restaurar la Cristiandad. Porque, como manifesté recientemente, “si queremos hacer fructificar el tesoro de la Tradición para el bien de las almas, debemos hablar y actuar” (cf. entrevista del 8 de junio de 2012, DICI nº 256). No podemos quedarnos en silencio ante la pérdida generalizada de la fe, ni ante la caída vertiginosa de las vocaciones y de la práctica religiosa. No podemos callarnos ante la “apostasía silenciosa” y sus causas. Porque el mutismo doctrinal no es la respuesta a esta “apostasía silenciosa”, de la cual Juan Pablo II ya hablaba en 2003.
En este sentido entendemos que nos inspiramos no sólo en la firmeza doctrinal de Mons. Lefebvre sino también en su caridad pastoral. La Iglesia siempre consideró que el mejor testimonio a favor de la verdad provenía de la unión de los primeros cristianos en la oración y en la caridad. No eran más que “un corazón y una alma”, como dicen los Hechos de los Apóstoles (cap. 4, 32). El boletín interno de la Fraternidad San Pío X lleva por título Cor unum, es un ideal común, una consigna para todos. Por tanto, nos separamos netamente de todos los que quisieron aprovechar la situación para sembrar cizaña, oponiendo unos miembros de la Fraternidad con otros. Este espíritu no es de Dios.
DICI: ¿Qué consideración le merece el nombramiento de Mons. Ludwig Müller al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe?
Mons. Fellay: El antiguo obispo de Ratisbona, donde se encuentra nuestro seminario de Zeitzkofen, no nos aprecia, y esto no es un secreto para nadie. Después del acto valiente de Benedicto XVI a nuestro favor en 2009 ¡parecía que tenía poco interés en actuar en el mismo sentido y nos trataba como parias! Fue él quien entonces declaró que nuestro seminario debía ser cerrado y que nuestros seminaristas debían reinsertarse en los seminarios de sus regiones de origen, afirmando sin rodeos que ¡”los cuatro obispos de la Fraternidad San Pío X deben renunciar”! (Cf. entrevista en Zeit online, 8 de mayo de 2009).
Sin embargo, más importante y más inquietante para nosotros es el papel que deberá asumir al frente de la Congregación de la Fe, que debe defender la fe, cuya misión propia consiste en combatir los errores doctrinales y las herejías. Porque muchos textos de Mons. Müller acerca de la verdadera transustanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sobre el dogma de la virginidad de María, sobre la necesidad de que los no-católicos se conviertan a la Iglesia católica… ¡son más que discutibles! No cabe duda que en otra época hubiesen sido objeto de una intervención de parte del Santo Oficio, del cual salió la Congregación de la Fe que encabeza actualmente.
DICI: ¿Cómo se presenta el futuro de la Fraternidad San Pío X? ¿En el combate por la Tradición de la Iglesia, sigue transitando la Fraternidad por una delgada cresta?
Mons. Fellay: Más que nunca debemos conservar efectivamente esta línea fijada por nuestro venerable fundador. Es un norte difícil de mantener pero es absolutamente vital para la Iglesia y para el tesoro de su Tradición. Somos católicos, reconocemos al Papa y a los obispos, pero debemos ante todo conservar inalterada la fe, fuente de la gracia de Dios. En consecuencia, debe evitarse todo lo que podría ponerla en peligro, sin que por eso pasemos a ocupar el lugar de la Iglesia católica, apostólica y romana. ¡Lejos de nosotros la idea de constituir una Iglesia paralela, ejerciendo un magisterio paralelo!
Mons. Lefebvre explicó esto muy bien hace ya más de 30 años: lo único que quiso hacer fue transmitir lo que había recibido de la Iglesia bimilenaria. Eso es todo lo que nosotros queremos siguiéndolo a él, porque sólo así podremos ayudar eficazmente a “restaurar todas las cosas en Cristo”. No somos nosotros los que romperemos con Roma, la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad. Con todo, sería irrealista negar la influencia modernista y liberal que se difunde en la Iglesia desde el Concilio Vaticano II y las reformas que le siguieron. En una palabra, guardamos la fe en el primado del Pontífice Romano y en la Iglesia fundada sobre Pedro, pero rehusamos todo lo que contribuye a la “autodemolición de la Iglesia”, reconocida por el propio Pablo VI en 1968. ¡Quiera nuestra Señora, Madre de la Iglesia, apresurar el día de su auténtica restauración!
18 de julio: Carta Circular del Secretario General de la FSSPX sobre las condiciones que se pondrían en caso de un acuerdo.
Igualmente han estado mejor definidas las condiciones previas a una eventual normalización de nuestras relaciones con la Iglesia Oficial.
Condiciones sine qua non que impone la Fraternidad y que declara de las autoridades romanas antes de considerar un reconocimiento canónico:
1.- Libertad de guardar, transmitir y enseñar la sana doctrina del magisterio constante de la Iglesia y de la verdad inmutable de la Tradición divina; libertad de vetar, corregir, reprender incluso públicamente los fautores de errores o novedades del modernismo, del liberalismo, del Concilio Vaticano II y sus consecuencias;
2.- El uso exclusivo de la liturgia de 1962. Conservar la práctica sacramental que tenemos actualmente (incluyendo las órdenes, confirmación y matrimonio)
3.- Garantía de al menos un Obispo.
Condiciones deseables:
1.- Tribunales eclesiásticos propios en primera instancia.
2.- Exención de las casas de la FSSPX en relación a los Obispos diocesanos.
3.- Comisión Pontifical en Roma para la Tradición en dependencia del Papa, con una mayoría de miembros y presidencia de la Tradición.
Monseñor Fellay me pide adjuntar las siguientes consideraciones:
La casa general está muy consciente de los problemas y las inquietudes —frecuentemente exageradas— que pudieron haber sido causadas por ciertas ambigüedades, ambigüedades que Roma no ha aclarado sino recientemente, en particular por la respuesta de la Congragación para la Doctrina de la Fe el pasado 13 de junio.
Monseñor Fellay está, por otra parte, agradecido con Roma de por fin haber aclarado netamente su posición, lo que permitirá en adelante tratar los problemas más fácilmente.
19 de julio: Comunicado de Prensa del Vaticano.
El capítulo general de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que ha concluido hace pocos días, ha dado a conocer una declaración acerca de la posible normalización canónica de la relación entre dicha Fraternidad y la Santa Sede.
No obstante esa declaración se haya hecho pública, sigue siendo, ante todo, un documento interno, para el estudio y la discusión entre los miembros de la Fraternidad.
La Santa Sede ha tomado nota de esta declaración pero sigue esperando la anunciada comunicación oficial por parte de la Fraternidad Sacerdotal para la continuación del diálogo entre la Fraternidad y la Comisión Ecclesia Dei.
Comentario de Radio Cristiandad:
La FSSPX anunció, pues, que va a continuar el diálogo con la Pontificia Comisión Ecclesia Dei. Cosa que en la Declaración no figura.
Sigue el doble discurso:
* uno para Roma: “la comunicación oficial que ha anunciado en vista de continuar el diálogo con la Pontificia Comisión Ecclesia Dei”.
* y otro para la gilada: “esperando que un debate franco y serio sea posible, teniendo como finalidad el retorno de las autoridades eclesiásticas a la Tradición”.
Padre Chazal:
Yo acuso al Capítulo.
Agosto
4 de agosto:
Comentario Eleison de Monseñor Williamson sobre el Capítulo.
Pero el Capítulo fue un asunto serio. ¿Qué fue lo que produjo? Sobre todo, una Declaración, hecha pública un par de días después, y seis condiciones para cualquier acuerdo entre Roma y la FSSPX…
(…) Si la Declaración y las condiciones nos dan la actual mentalidad de los líderes de la Fraternidad en conjunto, entonces tiene que ser causa de preocupación.
En cuanto a la Declaración del 2012, es suficiente compararla por unos momentos con la Declaración de 1974 de Monseñor Lefebvre para preguntarse ¿qué ha pasado con su Fraternidad?
Mientras que el Arzobispo explícita y repetidamente denuncia la reforma realizada por el Vaticano II (“nacido del Liberalismo y Modernismo, envenenado hasta la médula, proveniente de la herejía y terminado en herejía”), con palabras que desataron sobre él la ira de los Papas Conciliares, por el contrario, la Declaración del 2012 se refiere solamente una vez al Concilio con sus “novedades” solamente “teñido de errores”, en términos que uno puede imaginar a Benedicto XVI suscribiéndolos de principio o fin.
¿La FSSPX ahora piensa que los Papas conciliares no representan serios problemas?
Y en cuanto a las seis condiciones para cualquier acuerdo futuro entre Roma y la FSSPX, ellas merecen un examen detallado, pero es suficiente decir aquí y ahora que lo solicitado por el Capítulo General de la FSSPX en el 2006 en cuanto a que hubiera un acuerdo doctrinal previo al acuerdo práctico parece haber sido desaparecido completamente por el consejo.
¿Ahora el pensamiento de la FSSPX es que la doctrina de los romanos a quienes ellos se someterían ya no es tan importante?
¿O la FSSPX está sucumbiendo al encanto del Liberalismo?
5 de agosto: Sermón de Monseñor Tissier, en Thouars. En su sermón, habló de los tres grados de humildad, aplicándolos a la Fraternidad:
Primer grado: huir el pecado mortal = Cuando Monseñor Marcel Lefebvre se negó reconocer el último Concilio, la Libertad Religiosa, la Nueva Misa.
Segundo grado: huir el pecado venial = Cuando in extremis la Fraternidad ha rechazado considerar el Concilio a la luz de la Tradición, lo cual hubiese sido “poner la lámpara bajo el celemín” y evitar la irradiación de la Fraternidad.
Tercer grado: aceptar los oprobios y las difamaciones = Esto es lo que ahora se pide a la Fraternidad.
Por un estrecho margen (justo, justo), las autoridades de la Fraternidad no han firmado un acuerdo gracias a la introducción providencial de una frase en la parte inferior del documento, frase escrita por el Papa, y que dice claramente que la Fraternidad debe aceptar el Concilio, independientemente de la interpretación.
Semana del 6 de agosto: Reunión de Sacerdotes en EEUU. Publican una Declaración.
12 de agosto: Sermones de los Padres Chazal y Pfeiffer.
CONCLUSIÓN
¡Pobre Monseñor Fellay!
¡Pobres los capitulantes que capitularon!
¡Qué lejos están de aquella declaración de quienes gozaban de la misma autoridad que hoy detentan ellos!… ¡Aunque ya no tienen la misma autoridad moral!…
Carta Abierta de todos los Superiores de la FSSPX al Cardenal Gantin, del 6 de julio de 1988:
Eminencia, reunidos en torno a su Superior general, los Superiores de los distritos, seminarios y casas autónomas de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, piensan conveniente expresarle respetuosamente las reflexiones siguientes. Usted creyó deber suyo, por su carta del 1º de julio último, hacer saber su excomunión latae sententiae a Su Excelencia Monseñor Marcel Lefebvre, a Su Excelencia Monseñor Antonio de Castro Mayer y a los cuatro obispos que ellos consagraron el 30 de junio último en Ecône. Quiera usted mismo juzgar sobre el valor de tal declaración que viene de una autoridad que, en su ejercicio, rompe con la de todos sus antecesores hasta el papa Pío XII, en el culto, enseñanzas y el Gobierno de la Iglesia.
En cuanto a nosotros, estamos en plena comunión con todos los Papas y todos los Obispos que han precedido el Concilio Vaticano II, celebrando exactamente la Misa que ellos codificaron y celebraron, enseñando al Catecismo que ellos compusieron, oponiéndonos contra los errores que ellos condenaron muchas veces en sus encíclicas y cartas pastorales. Quiera usted entonces juzgar de qué lado se encuentra la ruptura. Estamos extremadamente apenados por la ceguera de espíritu y el endurecimiento de corazón de las autoridades romanas.
En cambio, nosotros jamás quisimos pertenecer a ese sistema que se califica a sí mismo de Iglesia Conciliar y se define por el Novus Ordo Missæ, el ecumenismo indiferentista y la laicización de toda la sociedad. Sí, nosotros no tenemos ninguna parte, nullam partem habemus, con el panteón de las religiones de Asís; nuestra propia excomunión por un decreto de Vuestra Eminencia o de otro dicasterio no sería más que la prueba irrefutable. No pedimos nada mejor que el ser declaradosex communione del espíritu adúltero que sopla en la Iglesia desde hace veinticinco años; excluidos de la comunión impía con los infieles.
Creemos en un solo Dios, Nuestro Señor Jesucristo, con el Padre y el Espíritu Santo, y seremos siempre fieles a su única Esposa, la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana. El ser asociados públicamente a la sanción que fulmina a los seis obispos católicos, defensores de la fe en su integridad y en su totalidad, sería para nosotros una distinción de honor y un signo de ortodoxia delante de los fieles. Estos, en efecto, tienen absoluto derecho de saber que los sacerdotes a los cuales se dirigen no están en comunión con una iglesia falsificada, evolutiva, pentecostal y sincretista (…).
¡Pobre Monseñor Fellay!
¡Pobres los capitulantes que capitularon!
Que declaren lo que la Roma anticristo les exige, es decir, en cuanto a nosotros:
* Estamos en plena comunión con todos los Papas y todos los Obispos del Concilio Vaticano II
* Queremos pertenecer a ese sistema que se califica a sí mismo de Iglesia Conciliar
* Pedimos el no ser declarados ex communione del espíritu adúltero que sopla en la Iglesia
* El no ser asociados públicamente a la sanción que fulminara a los seis obispos católicos de otrora sería para nosotros una distinción de honor y un signo de ortodoxia delante de los fieles
* Los fieles, en efecto, tienen absoluto derecho de saber que los Obispos y los Superiores a los cuales se dirigen están en comunión con una iglesia falsificada, evolutiva, pentecostal y sincretista
Mas este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Porque todo hombre que obra mal, aborrece la luz, y no viene a la luz para que sus obras no sean reprendidas.
Mas el que obra verdad, viene a la luz para que parezcan sus obras, porque son hechas en Dios.
Esta es la historia de un triste secreto, aún no develado; o los secretos de una triste historia… que todavía no ha terminado…




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