Domingo, 12 de enero 2014
La Sagrada Familia de Jesús, María y José
Concedida a ciertas diócesis por el papa
León XIII, en 1893, y extendida a la Iglesia universal por Benedicto XV
en 1921, la fiesta de la Sagrada Familia ha suplantado al 1er domingo
después de Epifanía, cuya misa se celebra el primer día libre de la
semana que sigue, como misa de feria.
Jesús, María y José, en la humilde casa
de Nazaret, son ejemplos de la santidad más grande en las condiciones de
vida más sencillas. Entre los acontecimientos que han marcado el
nacimiento del Salvador y el comienzo de su vida pública quiere la
Iglesia recordar todos los años este gran modelo, en el que nunca han
cesado de inspirarse las familias cristianas. Él santifica para siempre
la práctica de las virtudes familiares.
En esta vivienda humilde de Nazaret, mediante la práctica de las virtudes domésticas de la caridad, la obediencia, la ayuda mutua y sentido, Jesús, María y José santificaron la vida familiar (Recopilar, Epístola y el Evangelio). Allí también se encuentran en constante alegría y paz en el recogimiento y la oración en común. Que la gran práctica de la familia cristiana en la tierra de las virtudes de la Sagrada Familia, por lo que merecen una vida en su bendita compañía en el cielo
"
maitines).
Exsultat Gaudio pater Justi, gaudeat Pater tuus et Mater tua, et Exsultet quae genuit te. * Quam dilecta tabernacula tua, Domine virtutum: concupiscit et déficit anima mea en aurículas Domini.
El padre del justo se goza grandemente, deja tu padre y a tu madre se gocen, y regocíjese la que dio a luz a Ti. * ¡Qué hermoso es tu tabernáculos, Señor de los ejércitos! mi alma anhela los atrios del Señor. (Proverbios 23: 24-25 y Salmo 83:2-3 desde el introito de la Misa)
Domine Jesu Christe, et qui Mariae Joseph subditus domesticam vitam ineffabilibus virtutibus consecrasti: fac nep, Utriusque auxilio, Familiae sanctae tuae Exemplis instrui; et consorcio consequi sempiternum.
Oh Señor Jesucristo, que cuando estabas sujeto a María y José santificar hiciste la vida en el hogar con virtudes inefables: concédenos que por su ayuda, podemos ser instruidos por el ejemplo de Tu Sagrada Familia y se conviertan en partícipes de su felicidad eterna.
Vota, quaesumus, Domine, supplicantis populi Coelesti pietate prosequere: ut et quae sunt agenda, videant, et ad implenda quae viderint, convalescant.
Te rogamos, Señor, oye nuestra súplicas con tu bondad Celestial las oraciones de tu pueblo suplicante: que podamos percibir las cosas que debemos hacer, y también poder cumplir con las mismas.
(Conmemoración del domingo dentro de la octava de la Epifanía del Señor)
Deus, qui Hodierna morir Unigenitum tuum gentibus stella producir revelasti: conceder propitius; ut, qui jam te ex fide cognovimus, usque ad contemplandam speciem tuae celsitudinis perducamur.
Oh Dios, que en este día, hiciste manifestar Tu Hijo Unigénito a los gentiles por la guía de una estrella: concedenos la gracia, que nosotros, te conocemos ahora por la fe, y ser llevados incluso a contemplar la belleza de Tu Majestad .
(Conmemoración de la Epifanía)
La continuación del santo Evangelio según San Lucas.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta, y después de haber cumplido los días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, y sus padres no lo sabían. Y pensando que estaba en la compañía, llegaron a un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos. Y al no encontrarlo, volvieron a Jerusalén buscándole. Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían estaban asombrados de su sabiduría y de sus respuestas. Y cuando le vieron, se preguntaban. Y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has hecho así con nosotros? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Y Él les dijo: ¿Cómo es que me Habéis buscabado?. ¿No sabíais que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? Y ellos no entendieron las palabras que les habló. Y descendió con ellos, y vino a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres.
(San Lucas 2:42-52)
No hay comentarios:
Publicar un comentario