Si he de decir la verdad, no puedo evitar la sensación de tristeza desoladora que me producen ciertas esquelas que a veces encuentro en los periódicos.
para un "católico" actual no le parece nada mal ver o leer a veces noticias del fallecimiento de algún ser conocido o desconocido con una simple orla oscura, el nombre del difunto, y el comentario:" Tus hijos te seguirán con el recuerdo ", o " Tus amigos no te olvidan ". Y nada más. A veces ni una cruz, ni el ruego de una súplica por su alma.
¡ Que frío! ¡ Que triste! Te recuerdan, te añoran, pero no pueden hacer nada por tí. ¡Que desolación ! ¡Todo perdido! ¡Que egoísmo! Te recuerdan, porque con eso se consuelan ellos de tu ausencia; se hacen la idea de que gozan todavía de tu presencia, de tu conversación; de tus chistes. Se consuelan ellos, se animan ellos. Tu recuerdo es una solución para ellos. Todo es un suavizante, un calmante... para ellos. Pero por tí, ¿que hacen ?. O para tí, ¿que? Para tí nada. Porque, en su mentalidad, ya no existes. Egoísmo, y nada más que egoísmo. Piensa en tí.... pero para tratar de dulcificar algo su problema de ausencia.
¡Que contraste con el sentido de las lápidas funerarias, de las esquelas, de los recordatorios cristianos! En ellos todo son frases que rezuman consolación, esperanza, gozo, posesión de felicidad. ¿quién a dicho que que el cristianismo es una religión triste?
Suelen mencionarse, al llegar a este punto, las inscripciones funerarias que todavía se conservan en las catacumbas de los primeros cristianos. La frase de la escritura " La esperanza de ellos está llena de inmortalidad" se repite como un ritornello consolador: << Vivas en Dios,>> <
El sentido de la vida rebosa continuamente entre los que se dicen << muertos >>,lo mismo que el de paz, descanso: << Descansa en paz, >> <
Para un cristiano, lo mismo de los tiempos primitivos que los actuales, el lugar de la sepultura es su << dormitorio (= cementerio), de donde espera despertar; es un <
Nada hay en las sepulturas cristianas que demuestre desesperanza y fracaso total. Se habla más bien del descanso tras la lucha y la fatiga; de la felicidad tras haber sido trasladado el difunto a la patria definitiva; de su asentamiento a la vera de Dios, de la dicha entre los justos y los Santos. Hablando de un niño fallecido en tierna edad,dícese en el cementerio de Calixto, en Roma, que << fue llamado, por los ángeles>>. ¡ Que hermoso!
Se habla del resplandor que se goza tras las tinieblas; del ser admitidas las almas cerca de Dios; de la luz - Cristo- que asiste a los bienaventurados; de gozar del premio merecido....
Eso en los tiempos primitivos. Y nuestras cristianas sepulturas actuales rezuman ideas semejantes a las ya indicadas, citadas así, un poco de memoria. Las frases más corrientes son parecidas a éstas: << aquí descansa...>>; << aquí reposa...>> ; <
Cuando se trata de familias más cultivadas espiritualmente, es frecuente que se haga alusión a su asentamiento con el Padre o con los bienaventurados; de la suerte feliz tras los sufrimientos de este mundo; de la sombra que ha dejado para entrar en la luz sempiterna; de la cabaña mísera de la tierra trocada en palacio de gozo imperecedero.
La inspiración de las almas piadosas encuentra expresiones muy variadas para manifestar lo que la religión nos dice: que la vida en este mundo es una situación de espera para abordar un día, por el cauce misterioso y arriesgado de la existencia terrena, a la Patria de la eternidad feliz.
Moderadamente se ha introducido en ocasiones entre algunas familias-prescindo de si con buen o mal gusto, sin duda con buen espíritu-la costumbre de extenderse en reflecciones al comunicar en una esquela la defunción de alguien. Y así se lee a veces; << ha emigrado a la casa del Padre, después de transcurrir setenta y seis años en esta vida, el Señor....>>; << ha escuchado la llamada de Dios, y ha respondido con fidelidad entera, doña...>>.Son expresiones que demuestran lo que vamos exponiendo en estas lineas: que el sentido cristiano tiene unas ceencias esperanzadoras sublimes, y una mirada que trasciende de las cosas de este mundo para proyectar su sentir hacia la eternidad.
Si guardáis recordatorios de vuestros seres queridos que ya partieron - familiares o amistades-, no tenéis más que contemplarlos para convenceros de lo que vamos exponiendo.
Todos ellos estarán presididos por una cruz, que es la esperanza de los cristianos, sabedores de que con esa llave divina nos abrió Cristo las puertas de la gloria. Acompañarán a esa cruz, quizás, una lámpara encendida o un anagrama del Alfa y la Omega. Ambos emblemas nos recuerdan que Cristo es la luz perenne que acompañará a las almas tambien más alla de la muerte, o que es el orígen de nuestro ser cristiano y el remate indeficiente de nuestra dicha sin fin.
<< Yo soy la resurrección y la vida. Quiencrea en mi, aunque haya mueerto vivirá; y todo el que vive y cree en mi no morirá para siempre>> Lo dijo Cristo, y no puede equivocarse.
Basados en esas frases esperanzadoras del Señor, los fieles cristianos acostumbran a poner en los recordatorios de sus seres queridos frases del paciente Job, o de San Gregorio, ode Tomás de Kempis. Os animo a que las releáis.
Qizas encontréis también consejos que desde la tunba sagrada os dirijan los mismos difuntos:<< Queridos mios, no lloréis.Yo muero, pero i amor por vosotros no muere. Yo os amaré desde el cielo, como os he amado en la tierra << Esto es una forma de consolar a los que quedan. Lo que sigue es un consejo para los mismos: << Vivid como buenos, para que en la gloria nos veamos. >> O es una súplica; << No os pido otra cosa sino que oréis por mi al Señor. Así premiará Dios el amor que me habéis tenido.>>
Esta última recomendación viene a recordar la sentencia tan bien expresada por un sensato pensador: << Una lágrima por los difuntos se evapora; una flor sobre su tumba se marchita; una oración por su alma, la recoge Dios.
En resumen, que ni las lágrimas ni las coronas solucionan nada- y conste qu no es ir en contra de esas piadosas costumbres-; y que lo único que sirve de provecho para el difunto es la oración y las buenas obras que ofrecemos por su alma.
Con estas palabras expresaba este mismo sentir el que en la tumb de un cementerio del levante español esculpió:
Un Padrenuestro por mí
te pido reces, hermano,
puesto que, tarde o temprano
tienes que venir aquí.
Yo lo que tu eres fuí,
tú lo que yo soy serás,
y entonces te alegrarás
de lo que recen por tí
La oración por las almas que posiblemente se encuentren aún en la <
Frente a las inscripciones paganas con alcance nihilista, de quienes no saben hablar más que de la desaparición absoluta de quienes se fueron, o de las tinieblas del sepulcro, o de la amargura de la desaparición,o de la oscuridad tenebrosa de la muerte, ¡ qué bien suenan esos acordes de luz, de esperanza, de resurrección. Dioses amor, es luz, es esperanza, es gozo que nunca se acabará, y que hará felices a quienes de Él se dejen guiar.
Los Dies Irae
Dies Irae, dies illa, sæclum Solvet en Favilla: Teste David cum Sybyla.
Quantus temblor Futurus Este, Quando Judex est Venturus, discussúrus cuncta stricte!
Tuba, Mirum spargens Sonum, Per Regionum Sepulcra, Coget erga ante thronum.
Mors et Natura stupébit, Cum Resurget Creatura, Judicánti responsúra.
Proferétur Liber scriptus, En quo totum continentur, judicétur mundus Unde.
Judex ergo cum sedébit, Quidquid latet, apparébit: Nulo inúltum remanébit.
Quid sum miser tunc dictúrus? Rogatúrus patronum Quem, Cum VIX justus sientan SECURUS?
Rex treméndæ majestatis Qui salvándos Salvas gratis, Salva me, fons pietatis.
Recordare, Pie Jesu, Quod sum causa tuae viae: Ne me Perdas illa morir.
Me quaerens, Lassus sedísti: Redemísti Crucem passus: Tantus trabajo Cassus no sentarse.
Juste Judex ultiónis, Donum fac remissiónis Ante diem rationis.
Ingemisco, tamquam reus: Culpa rubet vultus meus: Supplicánti parce, Deus.
Qui Mariam absolvísti, et Latrónem exaudísti, Mihi quoque spem dedisti.
Preces meae non sunt dignæ: Sed tu bono fac Benigno, ne perenni cremer igne.
Oves Inter Locum præsta, et ab me hædis seqústra, státuens en dextra a instancia de parte.
Confutatis Maledictis, flammis ácribus addíctis: Voca me cum Benedictis.
Oro supplex et acclínis, cor contritum Cinis cuasi: Gere Curam finis mei.
Lacrimosa dies illa, qua Resurget ex Favilli Judicándus homo reus.
Huic parce ergo, Deus: Pie Jesu Domine, Dona eis réquiem. Amén.
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