El Vaticano defiende a los elefantes
El padre Lombardi responde a un artículo del “National Geographic”: «La Santa Sede no apoya el tráfico ilegal de marfil para la creación de objetos sacros»
Redacción roma El Vaticano en contra del “National Geographic”. ¿Por qué? Para defender a los elefantes, la doctrina social y la reputación de la Iglesia. El padre Federico Lombardi escribió a la famosa revista respondiendo a un artículo de Oliver Payne (“Ivory Worship”) en el que se acusa a la Iglesia católica, e incluso a la Santa Sede, de apoyar el tráfico ilegal de marfil para la fabricación de objetos de culto.«Yo tengo 70 años –escribió el padre Lombardi– y conozco bastante bien a la Iglesia católica y a las autoridades que, desde Roma, sirven a la Iglesia en el mundo. Nunca he escuchado o leído ni siquiera una palabra que apoyara el uso del marfil para los objetos devocionales». También indicó que «nunca ha habido ningún motivo para pensar que el valor de una devoción religiosa esté relacionado con el valor del material de las imágenes que utiliza. No hay, mucho menos, ninguna organización promovida o animada por las autoridades de la Iglesia católica para comenciar o importar marfil. En la Ciudad del Vaticano no hay ninguna tienda que venda objetos de marfil a los fieles o a los peregrinos».
«Estamos absolutamente convencidos de que la masacre de elefantes es un hecho gravísimo –continuó Lombardi–, en contra de las que es justo que se comprometan todos los que puedan hacer algo». Después, el director de la Sala de Prensa vaticana recordó el papel diplomático de la Santa Sede y las dinámicas del tráfico internacional de marfil, observando que «no es posible pensar que el “Vaticano” disponga de instrumentos potentes y eficaces para contrarrestar la masacre de los elefantes para reducir el florecimiento del comerico ilegal de marfil». Además, la carta al “National Geographic” recuerda que «el Compendio de la doctrina social de la Iglesia trata ampliamente, con todo el capítulo X (titulado “Salvaguardar el ambiente”), la defensa de las especies vivas y de la biodiversidad».
Pero, de cualquier manera, aclaró Lombardi, las condena morales y las invitaciones para proteger «a las especies animales en riesgo de extinción por la violencia y la agresividad humana, ejercida según diferentes motivos (sobre todo por interés económico, pero también por comportamientos irracionales), son muchas» en todo el planeta. «Las autoridades eclesiásticas que sirven a la Iglesia a nivel universal –concluyó Lombardi– no pueden multiplicar declaraciones de carácter particular para todos los casos específicos, relacionados con diferentes regiones del mundo [...] En algunos países, sobre todo en África, se trata de elefantes, en otros de ballenas o de tiburones blancos...».
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