Las monjas descarriadas
La hermana Simone Campbell posa frente al autobús de la campaña 'Nuns on the bus' (AFP, Brigitte Dusseau) |
'Nuns on the bus', la gira rebelde de las monjas estadounidenses
HARRISBURG, EEUU — Son alegres, apasionadas y poco les importa lo que
diga de ellas el Vaticano: un puñado de monjas católicas recorre desde
mediados de junio Estados Unidos en autobús para defender a los pobres y
denunciar la reducción de la ayuda social votada en el Congreso.Las religiosas del grupo "Network", una entidad católica nacional que aboga por la justicia social, partieron de Des Moines (Iowa, centro) el 17 de junio y desde entonces han viajado por el norte del país, atravesando los estados de Wisconsin, Illinois, Indiana, Michigan y Ohio.
El jueves se hicieron oír en las escalinatas del Capitolio en Harrisburg, Pensilvania (este), exultantes tras la decisión de la Corte Suprema, que avaló la reforma sanitaria del presidente Barack Obama. Por la noche, en Hershey, una ciudad famosa por su chocolate, las hermanas llenaron salas relatando su viaje y explicando su filosofía.
El viernes ya habían partido hacia Filadelfia, y tenían previsto llegar el lunes a Washington.
Su autobús se parece al de las estrellas de rock o los políticos en campaña: es grande y exhibe su nombre distintivo, 'Nuns on the bus' ('Monjas en autobús'), además de tener imágenes de los temas que ellas defienden: "la fe, la familia y la equidad".
Las religiosas, que visten de civil, viajan en grupos de cuatro a siete personas y rotan en cada etapa, excepto la hermana Simone Campbell, de 67 años, directora de "Network", y la hermana Diane Donoghue, de 81 años, que siempre están.
Desde su partida, las monjas visitaron comedores populares y organizaciones de beneficencia, pero también oficinas de los miembros del Congreso.
La hermana Simone, una abogada de buen carácter que defiende a los pobres desde hace 40 años, manda tweets desde el autobús. En Harrisburg, donde fue aplaudida calurosamente, firmó autógrafos biblia en mano.
Sobre el grupo "Network", con sede en Washington y que ella dirige desde 2004, dice claramente que es "político". "Soy una lobbista declarada y trabajo duro para que las políticas federales reflejen nuestros principios morales", dijo a la AFP en una entrevista en el interior del autobús.
La idea de este autobús nació en mayo, después de que el Vaticano ordenara, en una evaluación doctrinal a mediados de abril, la reforma de la asociación de líderes de congregaciones de mujeres religiosas católicas en Estados Unidos, conocida como LCWR (Leadership Conference of Women religious), que representa a la mayoría de las hermanas estadounidenses, denunciando su "feminismo radical".
El Vaticano también cuestionó al LCWR por su excesivo involucramiento en temas de justicia social y su falta de convicción en contra del matrimonio gay o el aborto.
"Network", que se oponía a los obispos al defender la ley sobre el seguro de salud del gobierno de Obama, fue señalado en Roma por sus vínculos con el LCWR.
"Fue como un golpe en el estómago", dijo la hermana Simone, sorprendida incluso de que el Vaticano conociera la existencia de "Network", que cuenta con sólo nueve miembros a tiempo completo.
Sin embargo, con una carcajada, la monja negó ser una feminista radical. "Yo soy una mujer fuerte, soy abogada, hago preguntas. Esto no me parece radical, sólo soy una mujer que defiende con pasión a los pobres", dijo.
Por ellos decidió capitalizar el interés de los medios de comunicación después de la queja del Vaticano. Así surgió la idea del autobús. El apoyo fue inmediato. En 10 días, las hermanas recaudaron 150.000 dólares.
En reuniones públicas, la hermana Simone denuncia el presupuesto aprobado por la Cámara de Representantes, señala que con esa iniciativa millones de personas perderán sus estampillas para comida o se quedarán sin Medicaid, el seguro de salud para los pobres.
"Nuestro autobús inició un debate político para decir "Nosotros, el pueblo estadounidense, podemos hacerlo mejor", dijo.
La jerarquía católica no se ha pronunciado sobre esta gira.
"Históricamente, las hermanas siempre han molestado a los obispos", bromeó, al tiempo que destacaba que los obispos también cuestionaron el presupuesto de la Cámara de Representantes.
El jueves por la noche en Hershey, Mary McAndrews, una profesora de francés jubilada se mostró entusiasmada. "Ellas van a restaurar la fe en este país", dijo.
Pero Bill Eakin, un sindicalista que asistió a la reunión por curiosidad, se mostró más escéptico, temeroso de la respuesta de una Iglesia Católica a la que, según dijo, "no le gusta la espontaneidad".
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