Dimite el obispo argentino que fue fotografiado bañándose con una amiga
Un diario reveló que la pareja estuvo de vacaciones durante dos semanas
Día 23/06/2012 - 11.47h
Al cabo de tres días de aferrarse al cargo tras la publicación de fotografías en que aparecía bañándose con una amiga de la infancia, el obispo bonaerense de Merlo-Moreno reunió a sus sacerdotes para admitir la realidad de la aventura sentimental y
anunciarles que renunciaba inmediatamente a su cargo, según informó en
la madrugada del sábado el diario “Clarín”. A continuación el obispo se
traslado a la nunciatura en Buenos Aires para entregar la carta al Papa en la que presenta su renuncia.
Aunque
la primera reacción de disculpa ante la publicación de las fotos en
actitud afectuosa consistió en explicar que la mujer era una amiga de la
infancia y que se trataba sólo de una “imprudencia” que podía “dar
lugar a malas interpretaciones”, el obispo Fernando María Bargalló,
presidente de Cáritas para América Latina, se encontró al día siguiente
con la versión plena de los hechos en el diario “Crónica” y tuvo que
hacer frente al escándalo.
Era cierto que la mujer es una amiga de la infancia y que las respectivas familias se conocen desde siempre, pero no se trataba de un encuentro por causalidad
en Puerto Vallarta (México) sino de una aventura turística iniciada en
Miami y continuada por localidades turísticas de lujo en México durante
dos semanas en el mes de enero del 2011.
De familia adinerada
Fernando
María Bargalló, de 57 años, procede de una familia muy rica, por lo que
pudo pagarse la excursión de su bolsillo y no con fondos de la diócesis
ni de Cáritas como se temía al principio. La “amiga de la infancia”, a
su vez, es una empresaria divorciada, de 55 años, también rica, que ha estado o quizá todavía está enamorada del obispo.
De
momento no se sabe quien envió la media docena de fotografías a un
canal televisivo el pasado martes ni quien proporcionó al diario
“Crónica” los detalles del romántico itinerario por cuatro o cinco
localidades turísticas de lujo publicados el miércoles.
En
estos casos el Vaticano suele nombrar inmediatamente un administrador
para la diócesis y acepta rápido la renuncia del obispo interesado. A
diferencia del abuso de menores, los hechos no constituyen, a primera
vista, ningún delito, pero son absolutamente incompatibles con la responsabilidad episcopal y con el ejemplo que se debe dar a los sacerdotes y a los fieles.
En
los casos en que el comportamiento incorrecto es grave o incluso
delictivo, el Papa aplica sanciones complementarias que pueden llegar a
la expulsión del estado clerical en los casos peores: el culpable no
sólo deja de ser obispo sino que deja también de ser sacerdote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario