Polémica en Paraguay por un decreto de necesidad de urgencia dictado por el Presidente Lugo, luego que este extendiera por tres meses más el festejo del día del padre
La Conferencia Episcopal paraguaya lanza un mensaje al presidente, que podría ser destituido en un país con grandes conflictos
LUCIANO ZANARDINI ASUNCIÓNQuerido prsidente Lugo, hágase a un lado. Así se puede resumir el mensaje que difundieron el presidente de la la Conferencia Episcopal paraguaya, mons. Claudio Giménez, y el representante de la Santa Sede en el país, mons. Antonio Ariotti. La Iglesia tuvo un encuentro con Fernando Lugo el jueves por la tarde, durante el que le pidieron su renuncia como presidente para calmar las tensiones y evitar que se desencadene la violencia en la plaza del Congreso. Los obispos también hicieron notar que el discurso que Lugo pronunció a la nación ese mismo día por la mañana no prometía la paz para el pueblo.
La postura oficial y tan fuerte de los obispos hay que verla como parte del marco de los frecuentes contactos entre el presidente de la República y las diferentes embajadas, en particular, de la Santa Sede, Ecuador y los Estados Unidos. La Iglesia no había apoyado la participación política del ex obispo (en 2008), aunque la base se hubiera movilizado en su apoyo; ahora le invita a salvar al país de un posible conflicto sangriento. Si los Obispos exhortaron oficialmente a Fernando Lugo a hacerse a un lado, los ministros del Exterior de Unasur, que llegaron a Asunción a las 21 hrs. del jueves desde Río de Janeiro para llevar a cabo una reunión de emergencia, han ofrecido su apoyo completo al presidente y, es más, han puesto en marcha una serie de negociaciones diplomáticas con los mayores partidos para detener el juicio político. En la capital paraguaya, en la residencia del presidente, se encontraban los representantes de Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Uruguay y Venezuela, que manifestaron, mediante el secretario de Unasur, Alí Rodríguez, su preocupación ante la posibilidad de que se extienda la inestabilidad política por toda la región. Los países vecinos hablan abiertamente de golpe de estado, amenazando, como hizo el presidente de Ecuador (Rafael Correa), con el cierre de la frontera. Fuentes no oficiales indican que estarían dispuestos a no reconocer un gobierno dirigido por el vicepresidente liberal Federico Franco.
Miles de campesinos (e incluso podrían infiltrarse algunos sujetos armados del movimiento del EPP) llegarán a Asunción para apoyar a Lugo ante el Parlamento, sobre todo desde el Departamento de San Pedro, diócesis en donde operaba el obispo Lugo. El centro de la ciudad está prácticamente blindado, así como las escuelas y las oficinas; se ha suspendido incluso el campeonato de fútbol y el centro de emergencias médicas definió un sistema de códigos rojos. El miedo de que se llegue a un enfrentamiento es muy grande y forma parte del pasado reciente del país, porque en marzo de 1999 fue asesinado el vicepresidente Luis María Argana. La plaza del Congreso se encuentra en estado de alerta.
Mientras tanto, Fernando Lugo está estudiando sus últimas cartas para evaluar la posibilidad de una petición de inconstitucionalidad con respecto al procedimiento de la acusación antes de su discurso en Paraguay (a las 10 de la mañana). Lugo tiene la intención de nombrar a los responsables de las faltas institucionales. De hecho, es casi un hecho que, si la diplomacia internacional no logra su cometido, el Senado podría destituir al presidente a las 16.30 (hora local) de este viernes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario