El diario Público está muy contento porque "la libertad sexual llega a la prehistoria". Dedica casi dos páginas enteras a una exposición en Atapuerca, pero la importancia para el rotativo de Roures se centra en que "los gays paleolíticos salen de la caverna".
Esta alegría se produce porque la muestra "romperá el tabú y mostrará los indicios de prácticas homosexuales en época prehistórica", algo que ya dan por hecho como algo totalmente habitual. Pese a ello, se cuidan de decir que "las pruebas parecen consistentes".
La exposición muestra grabados y placas de lo que podrían ser prácticas homosexuales en la antigüedad. Por ejemplo, el periódico de Mediapro se refiere a un grabado de hace 27 años "en la postura conocida como la tijera" o una de hace 12.000 años que "muestra a dos mujeres frotando sus pechos en actitud cariñosa".
Sin embargo, gran parte del artículo deja de lado la exposición, se centra los dogmas que han impedido la normalización de estas prácticas. "El lesbianismo y la homosexualidad masculina son tabú". El padrino de la muestra, Eudald Carbonell, encuentra un culpable en todo esto: "me sorprende el silencio que rodea a la homosexualidad en el Paleolítico. Imagino que hay que atribuirlo a la cultura dominante, que es la judeocristiana".
De este modo, la muestra, titulada Sexo en piedra "aireará el kamasutra paleolítico", dice el diario. Esta variedad se centrará en el sexo con animales, tríos, consoladores, voyeurismo, masturbación o sexo oral.
Por último, Público alaba el "riguroso" trabajo de los dos principales investigadores a los que llama "los pichapiedra". Éstos se lamentan de que los investigadores consideran sus trabajos demasiado atrevidos y se empeñan en recordar en que en el Paleolítico no había relación entre sexo y peca
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