jueves, 13 de enero de 2011

ESTE ES EL VATICANO II : EL PURGATORIO ES UN PROCESO, NO UN LUGAR, LO DIJO EL PAPA EN LA AUDIENCIA GENERAL

PAPA-AUDIENCIA Jan-12-2011 (290 palabras) Con fotos. xxxi xxxi
  El purgatorio es un proceso, no un lugar, el Papa ha dicho en la audiencia general
  Por Cindy Wooden
  Servicio Católico de Noticias
  CIUDAD DEL VATICANO (CNS) - El purgatorio es como un fuego que arde dentro de purificación de una persona, una experiencia dolorosa de arrepentimiento por los pecados, el Papa Benedicto XVI dijo.
  "Un alma manchada por el pecado no puede presentarse a Dios", dijo el Papa el 12 de enero en su audiencia general semanal.



 




  El Papa habló sobre el purgatorio en una charla público dedicado a la vida y los escritos místicos de Santa Catalina de Génova, un siglo se casó con la mujer y 15 que dirigía el hospital más grande de Génova.
  Casada a los 16 años con un hombre mayor con un problema de juego, que inicialmente se vivió una vida mundana muy, dijo el Papa, pero después de unos 10 años, fue golpeado por el vacío de su vida, especialmente en comparación con la grandeza del amor de Dios .
  Ella comenzó una "vida de la purificación, la cual, durante mucho tiempo, hizo su constante dolor de la experiencia de los pecados que cometió y la empujó para imponer penitencias y sacrificios a sí misma para demostrar su amor a Dios", dijo el Papa.
." A pesar de que es el autor de un "Tratado sobre el Purgatorio", el Papa Benedicto XVI dijo, "ella nunca recibió revelaciones específicas sobre el purgatorio, o las almas que se purifican allí."
  Más bien, su profunda oración y se centran en el conflicto entre el pecado humano y el amor de Dios la llevó a comprender cómo lógicamente una persona que ha pecado no sería digno de estar en la presencia de un todo amor, todo perfecto, Dios, el Papa dijo que .
  A diferencia de la mayoría de los católicos de su tiempo, él dijo, ella estaba convencida de purgatorio no era un lugar, sino un proceso.
"El alma que es consciente del inmenso amor y la justicia perfecta de Dios, por consiguiente, sufre por no haber respondido correctamente y perfectamente a ese amor," dijo el Papa, añadiendo que el sufrimiento es el purgatorio.


No es la primera vez que el Papa se pronuncia sobre alguno de los grandes misterios del catolicismo. Y es que, recordemos, que ya en el año 2007 Benedicto XVI, apodado desde entonces en Papa teólogo, se refirió también a la existencia del infierno. Según transmitió a sus fieles, éste existe y en él perduran para la eternidad todos aquellos que 'cierran su corazón a Dios'.
Ya su antecesor, Juan Pablo II, habló sobre la existencia del purgatorio definiéndolo como una prolongación de la situación terrenal. Respecto al paraíso y el infierno, Juan Pablo II aseguró que no se trata de lugares físicos en el Universo sino de 'estados del espíritu'.

PARA LA SECTA DEL MODERNISMO TODO ES IGUAL
Cada vez que abre la boca un modernista es para destruir lo poco que ha quedado en pié de la doctrina católica.
Estemos preparados para lo peor, en cualquier momento estos menesterosos mentales saldrán con la teoría mas alocada e imposible de imaginar sobre Dios mismo.7
NO CREEN NI EN EL CIELO

Conclusión: por divina ordenación existen determinados lugares o mansiones para las almas separadas. (Sentencia común en teología.)
No hay sobre este punto ninguna declaración dogmática de la Iglesia.
Fundamentalmente, los datos de la fe pueden salvarse diciendo que lo que afecta a las almas separadas es un nuevo estado (de salvación, condenación, purificación...), pero no un lugar determinado.
Sin embargo, la opinión que asigna un determinado lugar a las almas separadas, aun antes de volverse a reunir con sus cuerpos resucitados, es la más probable y, desde luego, la más común entre los teólogos.
La razón principal que les mueve a ello son las continuas alusiones a los lugares donde habitan las almas separadas, que se encuentran en la Sagrada Escritura, en los Santos Padres y en los Concilios de la Iglesia. Les parece que no podrían interpretarse todas ellas metafóricamente sin manifiesta imprudencia y temeridad.
He aquí, por vía de ejemplo, algunas de esas alusiones:
En la Sagrada Escritura. —El alma del rico epulón es sepultada en el infierno, y la del mendigo Lázaro es llevada por los Ángeles al seno de Abrahán (Le. 16,22-23).
En los Santos Padres. —Casi todos hablan como si las almas separadas ocuparan, en efecto, algún determinado lugar.
En los Concilios. —En el mismo Símbolo de la fe (Denz. 6) repetimos todos los días que Cristo Nuestro Señor «descendió a los infiernos», o sea, al limbo o seno de Abrahán, donde estaban aguardando al Redentor los justos del Antiguo Testamento.
La dificultad está en explicar cómo puede ocupar un lugar determinado el alma separada del cuerpo, siendo como es una forma puramente espiritual. Veamos cómo lo explica el Doctor Angélico: 

«Aunque es verdad que las substancias espirituales no dependen en su mismo ser de un determinado cuerpo, no lo es menos que Dios gobierna las cosas corporales mediante las espirituales. Existe, pues, entre ambas una cierta conveniencia, en el sentido de que las más dignas entre las espirituales deben adaptarse a cuerpos más dignos también. Por eso, los mismos filósofos establecieron la jerarquía de las substancias incorpóreas según la de los cuerpos sometidos a su movimiento.
Por lo tanto, aunque a las almas separadas no se les asigne un determinado cuerpo para unirse con él o para moverle, se les asignan, sin embargo, ciertos lugares corporales correspondientes a su diferente dignidad o valor. Estas almas permanecen allí según el modo y manera con que los seres espirituales pueden estar en un lugar» (Suplemento 69, l).
Estas últimas palabras del Angélico nos dan la clave de la solución. Toda la dificultad consiste en precisar de qué manera puede estar un espíritu en un determinado lugar.
Ahora bien: examinando los diferentes modos de presencia local que pueden distinguirse, nos encontramos con los siguientes (Cf. I, q 52, a 2):
a) Presencia corporal o circunscriptiva. Es la que corresponde a los cuerpos, que están contenidos o encerrados en el lugar que ocupan llenándolo cuantitativamente. En el orden sobrenatural cabe milagrosamente una presencia corporal no circunscriptiva (es el caso de la Eucaristía, en la que el cuerpo de Cristo está contenido con una ubicación especialísima—per modum substantiae, dice Santo Tomás—, que prescinde en absoluto de la extensión y del espacio, cf. III, 76, 5).
b) Presencia espiritual definitiva. Es la que corresponde a los espíritus creados, que se dice están en un determinado lugar cuando ejercen en él alguna actividad especial, ya sea por una operación transitoria (los Ángeles), ya por información permanente (el alma en el cuerpo vivo).
Se llama definitiva porque está limitada y definida por aquel determinado lugar donde se encuentran ejercitando su actividad, sin que puedan ejercitarlo a la vez en otro lugar distinto (Cf. I, 62, 2).
c) Presencia espiritual no definitiva. Es la que corresponde a Dios en virtud de su inmensidad. La virtud infinita de Dios no puede encerrarse en determinados límites, como la de los Ángeles o almas separadas. Dios está presente en todas partes y lugares, por esencia, presencia y potencia. Es la ubicuidad, que corresponde a la inmensidad divina (Cf. I, 8, 1-4).
Ahora bien: ¿cuál de estas presencias locales corresponde a las almas separadas? Es evidente que no la primera, que es propia exclusivamente de las cosas corporales o cuantitativas. Ni la tercera, que corresponde exclusivamente a Dios. Luego tiene que ser la segunda, pero hay que precisar en qué forma.
No puede ser por información substancial de un cuerpo situado en algún determinado lugar, porque el alma no puede ser forma substancial de ningún cuerpo fuera del suyo, del que quedó separada precisamente por la muerte del mismo.
Luego tiene que ser a la manera de los Ángeles, y esto de uno de estos dos modos: activamente, o sea, por el contacto virtual con el lugar, ejerciendo en él la virtud que reciba de Dios; o pasivamente, por una especie de encadenamiento o sujeción penal a tal lugar, determinado por la justicia vindicativa de Dios (infierno o purgatorio).
Por eso dice Santo Tomás que «el conocimiento que las almas tienen del lugar donde han sido asignadas les produce gozo o tristeza; y así tal lugar es para ellas un premio o una pena (Suplemento, 69, 1 ad 3. Cf. ibid., 70, 3; I, 64, 4 ad 1).


PURGATORIO
La tradición cristiana ha concebido el purgatorio como un lugar determinado, como una especie de prisión donde las almas quedarían en cierto modo encadenadas por la justicia vindicativa de Dios.
Según el cardenal Billot, la existencia de ese lugar—lo mismo que los del cielo y el infierno—«responde a un sentimiento de los Padres y de los teólogos, del que nadie puede apartarse sin gran temeridad».
Santo Tomás de Aquino expone el pensamiento tradicional con mucha reserva y modestia, advirtiendo expresamente que no se trata de una verdad de fe ni plenamente demostrada por la razón teológica.
He aquí sus propias palabras:
«La Sagrada Escritura nada nos dice sobre el lugar donde está situado el purgatorio, y sobre este punto la razón está desprovista de argumentos decisivos. Sin embargo, es probable, y está más conforme a las declaraciones de los Padres y a muchas revelaciones particulares, que el lugar del purgatorio es doble. Según la ley común, es un lugar inferior, contiguo al infierno, de tal suerte que un mismo fuego atormenta a los condenados y purifica a los justos; pero los condenados están situados en la parte inferior, como corresponde a su situación moral. Por disposición particular de la divina Providencia, algunos difuntos pasan su purgatorio en diversos y determinados lugares, ya sea para instrucción de los vivos, ya para obtener de ellos los sufragios de la Iglesia que alivien sus tormentos.
Algunos creen que la ley común y general es que el lugar donde el hombre pecó sea el de su propio purgatorio. Pero esto no parece probable, ya que entonces tendría que recorrer sucesivamente todos los lugares donde pecó y no podría ser purificado de todos sus pecados a la vez.
Otros pretenden que, según la ley común, el purgatorio está colocado por encima de nosotros, o sea, entre el cielo y la tierra, como corresponde al estado de esas almas colocadas a medio camino entre la tierra y el cielo. Pero este argumento no prueba nada, porque los habitantes del purgatorio no son castigados por lo que tienen de superior a nosotros, sino por lo que hay en ellos de inferior, o sea, por el pecado». (De purgatorio (Suplemento) a.2.)

Benedicto XVI, que sigue el Vaticano II y el enfermo Nueva Misa (el Novus Ordo), y que pretende ser la Iglesia Católica Romana, es en realidad una secta falsa de los últimos días que se hace pasar por la Iglesia católica, pero no lo es.

1 comentario:

  1. Porque estan tan seguros de que esto es real? si nadie a venido de la muerte parta hablarles de este tema?
    por favor responame alguien que me diga que es verdadero porque para mi son suposiciones.Ah?

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