domingo, 17 de marzo de 2013

UNA ORACIÓN EN EL INICIO DE LA ENFERMEDAD



HEAT SAGRADO CON FADE FOTO 2

BANDERA

Tomado de
PIENSA BIEN EN ELLA
Obispo Richard Challoner
1681-1781
Publicado en la World Wide Web gracias al permiso de
LIBROS TAN [9,00]

FERN
UNA  ORACIÓN EN EL INICIO DE LA ENFERMEDAD
FERN
Una oración en el principio de cualquier enfermedad

Señor Jesucristo, he aquí que recibo esta enfermedad que Tú  places de darme de tu mano paternal. Es tu voluntad para mí, y por lo tanto, la acepto. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Que ella haga honor de tu nombre santo y el bien para mi alma. Por esto he aquí me ofrezco con una completa sumisión a todas tus cosas, a las que Tú me des siempre por favor haciendomé sufrir, de la manera que Tú lo haces por. Porque yo soy tu criatura, oh Señor, quien más tan ingratamente te ofendió. Y ya que mis pecados durante mucho tiempo han llamado en voz alta al cielo por justicia, ¿por qué voy a quejarme ahora si  siento tu mano sobre mí? No, Dios mío, Tú eres justo en todos tus caminos, y yo realmente he merecido tus castigos, y por lo tanto no tengo ninguna razón para quejarse de ti, sino de mi propia maldad.

Pero no me dejes, oh Señor, te ruego en tu ira, tened en cuenta mi debilidad. Tú sabes cuán frágil soy, que yo no soy más que polvo y ceniza. quédate conmigo no, por lo tanto, de acuerdo con mis pecados, ni me castigues según mis iniquidades, pero según la multitud de tus misericordias más tiernas, ten misericordia de mí. Que tu misericordia venga mezclada con tu justicia, y deja que tu gracia sea mi apoyo en mi enfermedad. Confirma mi alma con la fuerza de lo alto, para que pueda soportar con paciencia todo el malestar, el dolor, la inquietud y las dificultades de mi enfermedad, y que alegremente pueda aceptarlas como el justo castigo de mis ofensas. Guárdame de todas las tentaciones, y sé mi defensa contra todos los asaltos del enemigo, que en esta enfermedad no pueda de de ninguna manera ofenderte. Y si esta va a ser mi última enfermedad, Os suplico, por los que me dieron a conocer  tu gracia para que yo no la abandone en ninguna forma, ni ser privado de los medios que Tú hiciste en tu misericordia ordenados por el bien de mi alma, para prepararme  en el paso a la eternidad, siendo esto perfectamente limpiadora de todos mis pecados, puedo creer en ti, te amo, pongo toda mi confianza en Ti, y por los méritos de tu pasión y muerte, pueda ser  admitido en tu compañía , donde te alabe eternamente. Amen.

Estas, oraciones o similares, deben decirse, por lo menos en el corazón, no sólo una vez, sino todos los días durante todo el tiempo de la enfermedad.
SIGUIENTEVOLVER

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