Herejías de Bergoglio
Pancho dice que Jesús NO multiplico los panes
LA MULTIPLICACIÓN DE LAS HEREJÍAS DE BERGOGLIOUna afirmación de Bergoglio de una increíble gravedad ha pasado bajo silencio: Según los Evangelios, Cristo alimentó varias veces a miles de personas con unos pocos panes y peces. Para Bergoglio no se trató de una multiplicación. ¿Se trató al menos de un milagro, naturalmente inexplicable? Bergoglio se cuida de decirlo.Queda la explicación del exégeta modernista excomulgado Loisy: “Para Loisy, lamultiplicación de los panes es una alegoría mística (aunque la relaten los tres Sinópticos) y simboliza la misma doctrina del discurso sucesivo de Jesús sobre el pan vivo, pero ni la multiplicación ni el discurso son realidades históricas”(Giuseppe Ricciotti, Vita di Gesù Cristo, n° 372).
Con motivo de recibir al Comité Ejecutivo de Caritas Internacional, el 16 de mayo, Francisco
A continuación veamos que dicen las Sagradas Escrituras y los Padres de la Iglesia
San Juan, VI, 1-14: Después de esto,
pasó Jesús a la otra parte del mar de Galilea, que es de Tiberíades. Y le
seguía una grande multitud de gente, porque veían los milagros que hacía sobre
los enfermos: Subió, pues, Jesús, a un monte, y se sentó allí con sus
discípulos. Y estaba cerca la Pascua, día de la fiesta de los judíos. Y
habiendo alzado Jesús los ojos, y viendo que venía a El una gran multitud, dijo
a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos? Esto decía por
probarle: porque El sabía lo que había de hacer. Felipe respondió: Doscientos
denarios de pan no les basta, para que cada uno tome un poco. Uno de sus discípulos,
Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí hay un muchacho que tiene cinco
panes de cebada y dos peces: mas ¿qué es esto para tanta gente? Y dijo Jesús:
Haced sentar a la gente. En aquel lugar había mucho heno. Y se sentaron a
comer, como en número de cinco mil hombres. Tomó Jesús los panes, y habiendo
dado gracias, los repartió entre los que estaban sentados: y asimismo de los
peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos:
Recoged los pedazos que han sobrado, que no se pierdan. Y así recogieron y
llenaron doce canastos de pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a
los que habían comido. Aquellos hombres, cuando vieron el milagro que había
hecho Jesús, decían: Este es verdaderamente el profeta que ha de venir al
mundo.
San Hilario De Trin., 1, 3. Se
le ofrecen, pues, cinco panes a la multitud y se le distribuyen. Pero se
observa que se aumentan los pedazos en las manos de los que los distribuyen. No
se hacían más pequeños porque los partían, sino que siempre los pedazos
llenaban las manos de los que estaban distribuyendo. Ni los sentidos, ni la
vista podían seguir la marcha de aquello que sucedía. Es lo que no era, se ve
lo que no se comprende y sólo queda de creer que Dios puede hacer todas las
cosas.
San Agustín In Ioannem tract.,
24. Como
multiplica las plantas por medio de unas pocas semillas, también multiplicó los
cinco panes en las manos de los que los distribuían. El poder estaba en las
manos de Jesucristo. Multiplicó aquellos cinco panes que eran como las semillas
no arrojadas a la tierra, sino multiplicadas por Aquél que hizo la misma
tierra.
Crisóstomo, ut supra. Véase en
esto cuán grande es la diferencia que hay entre el siervo y el Señor. Porque
los profetas, como tenían la gracia limitada, hacían milagros sujetos a estos
límites. Mas Jesucristo, como obraba con poder absoluto, hacía todas las cosas
con gran superabundancia. De donde sigue: "Y cuando se hubieron saciado,
dijo a sus discípulos: recoged los pedazos que han sobrado, que no se pierdan".
Esta ostentación, en verdad, no era inútil, antes servía para que no creyesen
que los había hecho sufrir una ilusión. Hizo aquel milagro sobre la materia que
le estaba sometida. ¿Mas por qué razón no dio a las multitudes los trozos que
habían sobrado para que se los llevaran, sino a los discípulos? Porque quería
enseñarles de una manera especial, puesto que habían de ser los maestros de
todo el mundo. Y yo no sólo admiro la multitud que resultó de estos panes, sino
también la exactitud de los trozos que sobraron, porque quiso que en lo
sobrante no hubiese ni exceso ni defecto, sino únicamente cuanto quería, a
saber: doce canastos, en atención al número de los doce apóstoles.
Beda. Mas las multitudes,
cuando vieron el milagro que había hecho el Señor, se admiraban, porque todavía
no habían comprendido que Jesús era Dios. Y por eso añade el evangelista:
"Aquellos hombres, -como eran carnales, y todo lo entendían en sentido
material-, decían: éste es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo".
Santo Tomás, III, q. 44, a. 4:
Los
milagros de Cristo se ordenaban a dar a conocer en Él el poder de la divinidad
para la salvación de los hombres.
Ahora
bien, concierne al poder divino que le estén sometidas todas las criaturas.
Y,
por este motivo, fue conveniente que hiciese milagros en toda clase de
criaturas, y no sólo en los hombres, sino también en las criaturas
irracionales.
La
multiplicación de los panes no se hizo en forma de creación, sino por adición
de una materia extraña convertida en pan. Por esto dice Agustín In loann.
: Como multiplica las mieses a base de pocos granos, así multiplicó en sus
manos los cinco panes. Porque es evidente que los granos se multiplican en
las mieses por conversión.
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