viernes, 21 de junio de 2013

PANCHO I DICE QUE JESÚS NO MULTIPLICO LOS PANES

Herejías de Bergoglio

Pancho dice que Jesús NO multiplico los panes

LA MULTIPLICACIÓN DE LAS HEREJÍAS DE BERGOGLIO

Una afirmación de Bergoglio de una increíble gravedad ha pasado bajo silencio: Según los Evangelios, Cristo alimentó varias veces a miles de personas con unos pocos panes y peces. Para Bergoglio no se trató de una multiplicación. ¿Se trató al menos de un milagro, naturalmente inexplicable? Bergoglio se cuida de decirlo.Queda la explicación del exégeta modernista excomulgado Loisy: “Para Loisy, lamultiplicación de los panes es una alegoría mística (aunque la relaten los tres Sinópticos) y simboliza la misma doctrina del discurso sucesivo de Jesús sobre el pan vivo, pero ni la multiplicación ni el discurso son realidades históricas”(Giuseppe Ricciotti, Vita di Gesù Cristo, n° 372).



Con motivo de recibir al Comité Ejecutivo de Caritas Internacional, el 16 de mayo, Francisco 




Respecto a los panes y los peces quisiera agregar un matiz: no se multiplicaron, no, no es verdad. Simplemente los panes no se acabaron. Como no se acabó la harina y el aceite de la viuda. No se acabaron. Cuando uno dice multiplicar puede confundirse y creer que hace magia, no. No, no, simplemente es tal la grandeza de Dios y del amor que puso en nuestros corazones, que si queremos, lo que tenemos no se acaba. Mucha confianza en esto.



Proposición nº 14 condenada por el Santo Oficio por el decreto Lamentabili del 7 de julio de 1907


 A continuación veamos que dicen las Sagradas Escrituras y los Padres de la Iglesia




San Juan, VI, 1-14: Después de esto, pasó Jesús a la otra parte del mar de Galilea, que es de Tiberíades. Y le seguía una grande multitud de gente, porque veían los milagros que hacía sobre los enfermos: Subió, pues, Jesús, a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la Pascua, día de la fiesta de los judíos. Y habiendo alzado Jesús los ojos, y viendo que venía a El una gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos? Esto decía por probarle: porque El sabía lo que había de hacer. Felipe respondió: Doscientos denarios de pan no les basta, para que cada uno tome un poco. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces: mas ¿qué es esto para tanta gente? Y dijo Jesús: Haced sentar a la gente. En aquel lugar había mucho heno. Y se sentaron a comer, como en número de cinco mil hombres. Tomó Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los que estaban sentados: y asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que han sobrado, que no se pierdan. Y así recogieron y llenaron doce canastos de pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. Aquellos hombres, cuando vieron el milagro que había hecho Jesús, decían: Este es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo.







San Hilario De Trin., 1, 3. Se le ofrecen, pues, cinco panes a la multitud y se le distribuyen. Pero se observa que se aumentan los pedazos en las manos de los que los distribuyen. No se hacían más pequeños porque los partían, sino que siempre los pedazos llenaban las manos de los que estaban distribuyendo. Ni los sentidos, ni la vista podían seguir la marcha de aquello que sucedía. Es lo que no era, se ve lo que no se comprende y sólo queda de creer que Dios puede hacer todas las cosas.



San Agustín In Ioannem tract., 24. Como multiplica las plantas por medio de unas pocas semillas, también multiplicó los cinco panes en las manos de los que los distribuían. El poder estaba en las manos de Jesucristo. Multiplicó aquellos cinco panes que eran como las semillas no arrojadas a la tierra, sino multiplicadas por Aquél que hizo la misma tierra.



Crisóstomo, ut supra. Véase en esto cuán grande es la diferencia que hay entre el siervo y el Señor. Porque los profetas, como tenían la gracia limitada, hacían milagros sujetos a estos límites. Mas Jesucristo, como obraba con poder absoluto, hacía todas las cosas con gran superabundancia. De donde sigue: "Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: recoged los pedazos que han sobrado, que no se pierdan". Esta ostentación, en verdad, no era inútil, antes servía para que no creyesen que los había hecho sufrir una ilusión. Hizo aquel milagro sobre la materia que le estaba sometida. ¿Mas por qué razón no dio a las multitudes los trozos que habían sobrado para que se los llevaran, sino a los discípulos? Porque quería enseñarles de una manera especial, puesto que habían de ser los maestros de todo el mundo. Y yo no sólo admiro la multitud que resultó de estos panes, sino también la exactitud de los trozos que sobraron, porque quiso que en lo sobrante no hubiese ni exceso ni defecto, sino únicamente cuanto quería, a saber: doce canastos, en atención al número de los doce apóstoles.



Beda. Mas las multitudes, cuando vieron el milagro que había hecho el Señor, se admiraban, porque todavía no habían comprendido que Jesús era Dios. Y por eso añade el evangelista: "Aquellos hombres, -como eran carnales, y todo lo entendían en sentido material-, decían: éste es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo".





Santo Tomás, III, q. 44, a. 4:



Los milagros de Cristo se ordenaban a dar a conocer en Él el poder de la divinidad para la salvación de los hombres.

Ahora bien, concierne al poder divino que le estén sometidas todas las criaturas.

Y, por este motivo, fue conveniente que hiciese milagros en toda clase de criaturas, y no sólo en los hombres, sino también en las criaturas irracionales.





La multiplicación de los panes no se hizo en forma de creación, sino por adición de una materia extraña convertida en pan. Por esto dice Agustín In loann. : Como multiplica las mieses a base de pocos granos, así multiplicó en sus manos los cinco panes. Porque es evidente que los granos se multiplican en las mieses por conversión.

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