San Alberto Magno, semblanza
Fiesta: 15 de noviembre, (memoria opcional)
Etim: Alberto: "de buena familia" (Al = familia. Bert = buena) (1200-1280). Dominico; Doctor de la Iglesia, Obispo de Regensburgo; Patrón de las ciencias naturales; llamado "Doctor Universallis"; "Doctor Expertus".
Explicó con argumentos sólidos que la tierra es redonda.

Los propios contemporáneos de San Alberto, fueron quienes le dieron el título de "Magno". Por la profundidad y amplitud de sus conocimientos, solían llamarle también "el Doctor Universal" pues sus conocimientos en todos los campos eran extraordinarios. El monje Rogelio Bacon le consideraba como "una autoridad" y calificaba sus obras de "fuentes originales".
San Alberto fue el maestro de Santo Tomás de Aquino, el mas importante de los teólogos de todos los tiempos, pero Alberto es un hombre grande por sí mismo. De origen suabo, pertenecía a la familia Bollstädt; nació en el castillo de Lauingen, a orillas del Danubio, en 1206.

Lo único que sabemos sobre su juventud, es que estudió desde los 16 años en la Universidad de Padua donde vivía su tío. Allí encontró en 1222, al Beato Jordán de Sajonia, segundo maestro general de la orden de Santo Domingo, quién lo dirigió en la vida religiosa y escribió desde Padua a la Beata Diana de Andelo, que estaba en Bolonia, anunciándole que había admitido en la orden a diez postulantes, "y dos de ellos son hijos de condes alemanes". Uno era Alberto.
Cuando el conde de Bollstädt se enteró de que su hijo vestía el hábito de los frailes mendicantes, se enfureció sobremanera y habló de sacarlo por la fuerza de la orden. Pero los superiores de Alberto le enviaron discretamente a otro convento, probablemente el de Colonia, Alemania donde estaba la escuela mas importante de la orden y la cosa paró ahí. El hecho es que Alberto enseñaba en Colonia en 1228 y en 1229 vistió el hábito de los frailes predicadores. Más tarde, fue prefecto de estudios y profesor en Hildesheim, Friburgo de Brisgovia y Estrasburgo. Cuando volvió a Colonia, era ya famoso en toda la provincia alemana.

Como París era entonces el centro intelectual de Europa occidental, Alberto pasó ahí algunos años como maestro subordinado, hasta que obtuvo el grado de profesor. La concurrencia de estudiantes a sus famosas clases fue tan grande que debió enseñar en la plaza pública, la cual, aunque pocos lo saben, lleva su nombre. Se trata de la Plaza Maubert, nombre que viene de "Magnus Albert".
Elegido superior provincial de Alemania, abandonó la cátedra de París y estuvo constantemente presente en las comunidades que gobernaba, recorriendo a pie la región, mendigando por el camino el alimento y el hospedaje para la noche.
En 1248, los dominicos determinaron abrir una nueva Universidad ("studia generalia") en Colonia y nombraron rector a San Alberto. Desde entonces hasta 1252, tuvo entre sus discípulos a un joven fraile llamado Tomás de Aquino.



Obispo de Regensburgo

Una vez terminada esa tarea, San Alberto volvió a Colonia, donde pudo dedicarse a escribir y enseñar hasta 1274, cuando se le mandó asistir al Concilio Ecuménico de Lyon. En víspera de partir, se enteró de la muerte de su querido discípulo, Santo Tomás de Aquino (según se dice, lo supo por revelación divina). A pesar de esta impresión y de su avanzada edad, San Alberto tomó parte muy activa en el Concilio, ya que, junto con el Beato Pedro de Tarantaise (Inocencio X) y Guillermo de Moerbeke, trabajó ardientemente por la reunión de los griegos, apoyando con toda su influencia la causa de la paz y de la reconciliación.

Defiende la obra de Santo Tomás
Probablemente, la última aparición que hizo en público tuvo lugar tres años más tarde, cuando el obispo de París, Esteban Tempier, y otros personajes, atacaron violentamente ciertos escritos de Santo Tomás. San Alberto partió apresuradamente a París para defender la doctrina de su difunto discípulo, que coincidía en muchos puntos con la suya, y propuso a la Universidad que le diese la oportunidad de responder personalmente a los ataques; pero ni aun así consiguió evitar que se condenasen en París ciertos puntos.
La Virgen lo había preparado
En 1278, cuando dictaba una clase, le falló súbitamente la memoria y perdió la agudeza de entendimiento.

Santa muerte
Dos años después, a los 74 años, murió apaciblemente, sin que hubiese padecido antes enfermedad alguna, cuando se hallaba sentado conversando con sus hermanos en Colonia. Era el 15 de noviembre de 1280. Se había mandado a construir su propia tumba, ante la cual todos los días iba a rezar el Oficio de Difuntos.

Bibliografía
Butler; Vida de los Santos
Sálesman, P. Eliécer, Vidas de los Santos # 4 -
Sgarbossa, Mario; Luigi Giovannini; Un Santo Para Cada Día
La Virgen del velo por Ambrogio Bergognone , alrededor del año 1505
Del Introitus.-
In médio Ecclésiae apéruit os ejus: et implévit eum Dóminus spíritu sapiéntiae et intelléctus: stolam glóriae induit eum.
En medio de la Iglesia abrió su boca, y el Señor le llenó del espíritu de sabiduría y de inteligencia, y le revistió de un manto de gloria .
Colecta del Día
D eus, qui beátum Albértum Pontificem tuum atque Doctórem, en Humana Sapientia Divinae fidei subjiciénda magnum effecísti, da nobis, quæsumus, ita ejus magistérii inhærére vestígiis, ut luce perfecta fruámur en Caelis. Per Dominum ...
Oración.- ¡ Oh Dios!, que disteis a vuestro pueblo, como ministro de la eterna salvación, al Bienaventurado Alberto Magno, os suplicamos nos concedáis que, al que tenemos por maestro de vida en la tierra, merezcamos tenerle tambien por intercesor en los cielos. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Epístola.- Carísimo: Te conjuro delante de Dios y de Jesucristo, que ha de juzgar a vivos y a muertos, por su venida y por su reino, predica la palabra de Dios,insiste con ocasión y sin ella; arguye, ruega, reprende con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo en que los hombres no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, recurrirán a una caterva de doctores para satisfacer sus deseos, y cerraran sus oídos a la verdad, y se volverán a las fábulas. Tú entretanto, vigila trabaja en todo, desempeña el oficio de evangelista, cumple tu ministerio, vive con templanza. Que yo ya estoy a punto de ser inmolado, y se acerca el tiempo de mí muerte. He combatido el buen combate, he concluido la carrera, he guardado la fe. Ahora nada me resta sino aguardar la corona de justicia, que me está reservada, y que me dará el Señor en aquel día, como justo juez; y no sólo a mí, sino tambien a los que desean su venida.
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