martes, 27 de abril de 2010

El transhumanismo



El transhumanismo Declaración (2002)

(1) La humanidad van a cambiar radicalmente por la tecnología en el futuro. Prevemos la viabilidad de rediseñar la condición humana, incluyendo parámetros tales como la inevitabilidad del envejecimiento, las limitaciones de los intelectos humanos y artificiales, la psicología no elegidos, el sufrimiento, y nuestro confinamiento al planeta Tierra.

(2) La investigación sistemática debe ser puesto en la comprensión de estos desarrollos venideros y sus consecuencias a largo plazo.

(3) Los transhumanistas creen que por ser, en general abierto y abrazar la nueva tecnología que tenemos una mejor oportunidad de darle vuelta a nuestro favor que si tratamos de prohibición o prohibirla.

(4) Los transhumanistas defienden el derecho moral para aquellos que lo deseen puedan utilizar la tecnología para ampliar su salud mental y física (incluyendo la reproducción) y las capacidades para mejorar su control sobre sus propias vidas. Buscamos crecimiento personal más allá de nuestras limitaciones biológicas actuales.

(5) En la planificación para el futuro, es preciso tomar en cuenta la perspectiva de un progreso dramático en las capacidades tecnológicas. Sería trágico si los beneficios potenciales no se materializó debido a la tecnofobia y prohibiciones innecesarias. Por otra parte, también sería trágico que la vida inteligente se extinguieron a causa de algún desastre o la guerra de las tecnologías punta.

(6) Necesitamos crear foros donde la gente pueda debatir racionalmente qué debe hacerse, y un orden social donde las decisiones responsables pueden ponerse en prá(7) El transhumanismo defiende el bienestar de todos los seres sintientes (ya sea en inteligencia artificial, los humanos, los animales no humanos, o posibles especies extraterrestres) y abarca muchos principios del humanismo moderno. El transhumanismo no apoya ningún partido en particular, político o plataforma política.

(Modificado y re-aprobada por votación de los miembros WTA 4 de marzo de 2002)

trd.ESPOLON

Una introducción al Transhumanismo
Intentando fabricar un nuevo tipo de persona

Por E. Christian Brugger

WASHINGTON DC, lunes 26 de abril de 2010 (ZENIT.org).- Las ideas del joven movimiento internacional conocido como "transhumanismo" está empezando a caracterizar el pensamiento de un número cada vez mayor de médicos y bioéticos. Creo que nuestros lectores podrían sacar provecho de una breve introducción a ellas.

El transhumanismo es en realidad un conjunto de ideas que se ha desarrollado en respuesta al rápido avance de la biotecnología en los últimos veinte años (es decir, que la tecnología es capaz y aspira a la manipulación de las condiciones físicas, mentales y emocionales de los seres humanos). La medicina convencional tradicionalmente ha tenido el propósito de superar los trastornos que afligen a la condición humana; recetaba sangrías, cauterizaciones, amputaciones, suministro de medicamentos, operaciones y traslados a climas más secos, todo con el fin de facilitar la salud y luchar contra la enfermedad y la degeneración, es decir, el propósito erar curar (es decir, era básicamente terapéutica).

La tecnología está haciendo ahora posibles intervenciones que, además de una finalidad terapéutica están destinadas al refuerzo de las capacidades humanas saludables. Hay una gradual pero constante ampliación en los ideales médicos, desde la simple curación médica a la curación y mejora. Todos estamos muy familiarizados con las "drogas que mejoran el rendimiento" en el deporte profesional. Sin embargo, la biotecnología promete crear formas posibles de mejora que van mucho más allá del aumento del músculo.

La terapia génica de línea germinal, por ejemplo, desde sus inicios, tiene como objetivo modificar genéticamente las "células germinales" humanas (es decir, el esperma y los óvulos) con el fin de introducir características deseables a nivel intelectual, físico y emocional, y excluir las indeseables. Dado que las modificaciones se hacen a las células en la línea "germinal", los rasgos se heredan y se transmiten a las generaciones posteriores. Medicamentos para mejorar la función mental, como Ritalin y Adderall, son cada vez más utilizados por personas sanas a fin de mejorar las capacidades cognitivas. Un estudio ha demostrado que cerca del 7% de los estudiantes universitarios de EE.UU. ha usado los estimulantes de prescripción con fines de mejora. [1] Ese número parece sólo ir en aumento.

La investigación está progresando rápidamente en tecnologías avanzadas tales como la interfaz directa cerebro-ordenador (BCI), los implantes de micromecánica, las nanotecnologías, las prótesis retinales, neuromusculares y corticales, y los llamados "chips de la telepatía." Si bien es cierto que cada una de estas tecnologías pueden desempeñar un papel en la transformación de las vidas de los pacientes con discapacidad para que puedan comunicarse mejor, manipular equipos, ver, caminar, mover sus extremidades y recuperarse de enfermedades degenerativas, el transhumanismo los ve como posibles instrumentos para la transformación de la naturaleza humana. La versión 2002 de la Declaración Transhumanista establece: "La humanidad va a cambiar radicalmente en el futuro a través de la tecnología. Prevemos la viabilidad de rediseñar la condición humana, incluyendo parámetros tales como la inevitabilidad del envejecimiento, las limitaciones de los intelectos humanos y artificiales, la psicología no elegida, el sufrimiento, y nuestro confinamiento en el planeta Tierra”. [2]

Su propuesta más radical es la superación de la muerte. Aunque el objetivo suene a fantasía, hay científicos y filósofos influyentes comprometidos con él. El destacado científico e inventor transhumanista, el Dr. Ray Kurzweil, sostiene que durante la mayor parte de la historia humana la muerte se toleraba porque no había nada que se pudiera hacer al respecto. Pero se acerca rápidamente el momento en el que vamos a ser capaces de aislar los genes y las proteínas que causan la degeneración de nuestras células y reprogramarlos. La asunción de la inevitabilidad de la muerte ya no es creíble y debe ser retirada [3]. Michael West, presidente de una de las mayores empresas de biotecnología en los EE.UU., Advanced Cell Technology, está de acuerdo. Argumenta que "el amor y la compasión por nuestro prójimo en última instancia nos llevará a la conclusión de que tenemos que hacer todo lo posible para eliminar el envejecimiento y la muerte". [4]

Aunque creo que la mayoría de las personas en el mundo occidental no comparten aún las ideas más radicales del transhumanismo, la adopción de la preocupación por la autonomía humana que subyace en la filosofía transhumanista es prácticamente universal en la medicina secular y en la bioética hoy. Los testamentos vitales que consagran el derecho de la gente a rechazar el tratamiento para prolongar la vida por prácticamente cualquier motivo, incluso si no se están muriendo, se están convirtiendo en algo tan rutinario en los hospitales como los formularios de consentimiento informado. Oregon, Washington y Montana han legalizado el suicidio médicamente asistido invocando como rodillo retórico el argumento de que se garantiza el derecho a la autonomía de una persona a ejercer la libre determinación no sólo sobre su vida, sino también sobre su muerte. Si la autonomía se extiende a estas cosas, entonces seguramente garantizará la libertad para mejorar mis capacidades.

Me temo que lo único que en la actualidad previene la afirmación a gran escala del imperativo transhumanista es un factor de “asco emocional”, que, podemos estar seguros, disminuirá gradualmente en virtud de la insistencia suave e inexorable de la opinión laica. Cuando lo haga, nuestra racionalidad, aislada por este concepto de autonomía extrema, se encontrará indefensa ante el imperativo tecnológico, que dice: si podemos diseñar nuestro hijo perfecto [5], si podemos ser más inteligentes, más fuertes y más bellos [6], si podemos prolongar indefinidamente la vida humana [7], entonces debemos hacerlo. Si los embriones son sacrificados a través del proceso de experimentación para perfeccionar esta tecnología, o si se introducen desigualdades en beneficio de algunos y en detrimento de otros, ¡estos son los costes del progreso!

La instrucción del Vaticano de 2008 sobre bioética, Dignitas Personae, hablando sobre el uso de la biotecnología para “introducir alteraciones con el supuesto objetivo supuesto de mejorar y fortalecer el patrimonio genético", advierte enérgicamente contra la "mentalidad eugenésica" que tal manipulación promueve. Semejante mentalidad estigmatizará las características hereditarias de la imperfección generando prejuicios contra las personas que las poseen y privilegiando a aquellos que poseen cualidades supuestamente deseables.

La instrucción concluye diciendo: "También hay que señalar que en el intento de crear un nuevo tipo de ser humano se puede reconocer un elemento ideológico en el que el hombre trata de ocupar el lugar de su Creador" (núm. 27).

Los esfuerzos realizados en manipular a la naturaleza humana de esta manera "pondría terminar [...] por dañar el bien común» (No. 27).

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