El obispo Laun describó el festival como una "invitación al pecado", pero insistió en que las muertes no debían verse como un castigo de Dios.
Según la corresponsal de la BBC en Berlín, Tristana Moore, los críticos argumentan que ni los organizadores ni la policía estaban preparados para un número tan elevado de visitantes y el lugar ?una antigua estación de tren- era demasiado pequeño e inadecuado.
Fuego cruzado
La tragedia ocurrió el 24 de julio, cuando una multitud de personas que venían llegando al festival de la ciudad de Duisburgo atestó la entrada a un túnel.
Ante las acusaciones en contra de la alcaldía de Duisburgo, ésta presentó, hace un par de días, un informe elaborado por una oficina de abogados que afirma que las autoridades edilicias no actuaron de manera negligente frente a los sucesos.
El informe deja ver que el desastre fue el producto de que terceras personas encargadas de cumplir las pautas de la alcaldía para la celebración del evento no hicieron bien su trabajo.
El ministro del Interior, Ralf Jäguer, defendió el papel de la policía, y volvió a acusar de negligencia a las autoridades municipales.
Mientras tanto, en el túnel donde murieron los 21 asistentes al festival, la gente continuó, el viernes, encendiendo velas y poniendo flores.
El obispo Laun describó el festival como una "invitación al pecado", pero insistió en que las muertes no debían verse como un castigo de Dios.
Según la corresponsal de la BBC en Berlín, Tristana Moore, los críticos argumentan que ni los organizadores ni la policía estaban preparados para un número tan elevado de visitantes y el lugar ?una antigua estación de tren- era demasiado pequeño e inadecuado.
Fuego cruzado
La tragedia ocurrió el 24 de julio, cuando una multitud de personas que venían llegando al festival de la ciudad de Duisburgo atestó la entrada a un túnel.
Ante las acusaciones en contra de la alcaldía de Duisburgo, ésta presentó, hace un par de días, un informe elaborado por una oficina de abogados que afirma que las autoridades edilicias no actuaron de manera negligente frente a los sucesos.
El informe deja ver que el desastre fue el producto de que terceras personas encargadas de cumplir las pautas de la alcaldía para la celebración del evento no hicieron bien su trabajo.
El ministro del Interior, Ralf Jäguer, defendió el papel de la policía, y volvió a acusar de negligencia a las autoridades municipales.
Mientras tanto, en el túnel donde murieron los 21 asistentes al festival, la gente continuó, el viernes, encendiendo velas y poniendo flores.
Terra/BBC Mundo
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