Fue en un condado de California, en una riña en la que los animales llevaban cuchillas en sus patas.
Pelea de gallos. Imágen ilustrativa.
El pasado 30 de enero un grupo de hombres estaba celebrando una pelea de gallos en el condado de Tulare, en California (EEUU). La policía irrumpió en el local para interrumpir la actividad clandestina, lo que provocó una turbamulta entre los asistentes. Durante la confusión uno de los espectadores del combate, José Luis Ochoa, de 35 años, resultó herido en la pierna por uno de los gallos de pelea, que suelen ir armados con unas afiladísimas navajas atadas a sus patas.
El hombre fue ingresado con un enorme tajo en la femoral en un hospital cercano, donde los médicos intentaron sin éxito detener la hemorragia y sólo pudieron certificar la muerte por desangramiento del herido. La policía confirmó que el animal llevaba sendos espolones de acero en sus patas, uno de los cuales seccionó el muslo de Ochoa. Además de Ochoa, cinco gallos murieron en las peleas, según informó la policía.
Un defensor de los derechos animales expresó su asombro de que accidentes como el de Tulare no sean más frecuentes: “No me sorprende que el hombre muriera. Lo que me sorprende es que accidentes como éste no sucedan más a menudo”, afirma John Goodwin, de la organización Humane Society. Según Goodwin, California es un destino atractivo para los organizadores de este tipo de crueles espectáculos porque la legislación es más laxa que la de los estados vecinos, Oregón, Arizona y Nuevo México.
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