
Los periodistas también van al Cielo
Publicado por admin en Iglesia en Europa
Los periodistas también van al Cielo, si se empeñan y son buenos cristianos. Pueden llegar a ser santos como lo ha demostrado este fin de semana la Iglesia católica que elevó a la dignidad de beato al español Manuel Lozano Garrido, “Lolo” para sus amigos. Laico, periodista pero también joven militante de la Acción Católica, enfermo, discapacitado y hasta ciego. Nunca dejó su pluma y, sobre todo, siempre buscó la Verdad.
Figura poco conocida para el gran público, su ejemplo inspira a quienes en el trabajo diario buscamos humildemente aportar a la reflexión, al debate y a la libertad de conciencia. Escritor nato, forjó sus contribuciones desde el corazón y parió, desde su alma, el “decálogo del periodista”, la “oración del periodista” y el grupo Sinaí, una red de oración de enfermos que diariamente encomendaban en sus intenciones a un medio de comunicación.
Su espíritu genial lo llevó a superar, con mucho esfuerzo y no menos dolor, todas su silla de ruedas, su imposibilidad de escribir con sus manos y su ceguera, pese a la cual mantuvo intacta su fructífera dimensión de periodista.
Cuando fundó su “mesa redonda”, para la cual recibió permiso para tener la misa en su casa pidió emocionado a su hermana: “Tráete la máquina de escribir”. “¿Para qué ahora? ¡Estás loco!”, replicó ella. Él respondió: “¡Que sí, ea; aprisa, te la traes y la metes debajo de la mesa, para que así el tronco de la Cruz se clave en el teclado y eche allí mismo sus raíces!“. Hoy por hoy son nuestras computadoras personales, grabadoras, nuestros celulares y micrófonos los que necesitan, con urgencia, que la Cruz se clave en ellos, justo ahí, el corazón pulsante del periodismo moderno.
“Lolo” dio un paso más en su camino a los altares el sábado 12 de junio en la catedral de Linares (España) donde el enviado papal, Angelo Amato, presidió la beatificación. Casi a manera de declaración y promesa, porque nadie inventa el hilo negro o el agua tibia, aquí comparto el decálogo del periodista del primer beato de la información, mártir de la vida, Manuel Lozano Garrido:
I.- Da gracias al ángel que clavó en tu frente el lucero de la Verdad y lo bruñe a todas horas.
II.- Cada día alumbrarás tu mensaje con dolor, porque la Verdad es un ascua que se arranca del cielo y quema las entrañas para iluminar, pero tú cuida de llevarla dulcemente hasta el corazón de tus hermanos.
III.- Cuando escribas, lo has de hacer: de rodillas para amar, sentado para juzgar, erguido y poderoso, para combatir y sembrar.
IV.- Abre pasmosamente tus ojos a lo que veas y deja que se te llene de sabia y de frescura el cuenco de las manos, para que los otros puedan tocar ese milagro de la vida palpitante cuando te lean.
V.- El buen peregrino de la palabra pagará con moneda de franqueza la puerta que se le abre en la hospedería del corazón.
VI.- Trabaja el pan de la limpia información con la sal del estilo y la levadura de lo eterno y sírvela troceada por el interés, pero no le usurpes al hombre el gozo de saborear, juzgar y asimilar.
VII.- Árbol de Dios, pídele que te haga roble, duro e impenetrable al hacha de la adulación y el soborno, pero con tu frente en las ramas a la hora de la cosecha.
VIII.- Si a tu silencio se llama fracaso porque la luz falta a la cita, acepta y calla. Pobre del ídolo que tiene los pies del barro de la mentira. Pero ojo a su vez, con la vanagloria del mártir cuando las palabras no suenan por cobardía.
IX.- Siégate la mano que va a mancillar, porque las salpicaduras en los cerebros son como sus heridas, que nunca se curan.
X.- Recuerda que no has nacido para prensa de colores. No confitería, ni platos fuertes: sirve mejor el buen bocado de la vida limpia y esperanzadora, como es.
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