domingo, 3 de octubre de 2010

¿Cómo medrar en el mundo del espectáculo desde la mediocridad?, Carles Santos sugiere 42 formas de matar a un cura

En la obra ‘Chicha Montenegro Gallery’: tirar a un sacerdote desde un campanario, llenar el corazón de un cura joven con lejía de alta graduación, meter en la boca del religioso tres escorpiones o convencerle de que se bañe con una piraña comunista y anticlerical


Tal como están las cosas, triunfar en el mundo del espectáculo no es tarea fácil y todavía resulta mucho más duro cuando no se está bien dotado para brillar con luz propia. Entonces, ¿cómo hacerse un hueco en los escenarios cuando se parte de la mediocridad? El pianista y compositor valenciano Carles Santos utiliza un recurso fácil hoy en día: ofender a la Iglesia y a los católicos.

En su montaje teatral Chica Montenegro Galley, entre otras ‘lindezas’, Santos entra en el terreno de la provocación para promocionarse y sugiere hasta 42 formas de matar a un cura, en un sketch interpretado por una mujer vestida con un traje de chaqueta y falda que emerge de una caja de madera gigante tras destrozarla con una sierra.

Poco antes, cuatro intérpretes colgados de poleas cantan a capella y dan zapatazos sobre dos planchas metálicas instaladas en el escenario del Teatro Municipal de Girona. Todo ello se lleva a cabo por primera vez en el festival Temporada Alta este viernes, 1 de octubre, y repite el sábado.

Tras su paso por Girona, Chicha Montenegro Gallery se representará durante dos semanas en el Teatre Lliure. La 19ª edición de Temporada Alta presentará, del 1 de octubre al 12 de diciembre, 76 espectáculos, 24 de los cuales son estrenos absolutos

Tirarlo desde un campanario

La mujer del traje y la falda va desgranando las diferentes maneras de matar a un cura. Entre ellas, tirar a un sacerdote desde un campanario, llenar el corazón de un cura joven con lejía de alta graduación; meter en la boca del religioso tres escorpiones o convencerle de que se bañe con una piraña comunista y anticlerical. Así, hasta completar las 42 sugerencias.

Después de descargar toda su inventiva, la mujer vomita como si fuese una fuente al mismo tiempo que otro ‘personaje-fregona’ se dedica a limpiar lo que arroja desde sus entrañas.

Con esta escena, el compositor valenciano sobrepasa los límites de lo permisible al llevar a cabo una provocación que incita a la violencia contra los sacerdotes.

Santos no se ha esforzado en explicar qué significa toda esa mezcla de poleas, cantos, líquidos y retahílas asesinas. “No hay una historia, soy músico, no teatrero”, argumenta. Junto a él, el director de Temporada Alta, Salvador Sunyer, y Àlex Rigola, responsable del Lliure, ambos coproductores de la obra.

El propio Santos ha escrito la sinopsis de su ‘obra’, que habla de cuatro personas-cantantes de ópera conocidas que se unen de nuevo para escribir un texto sobre un personaje: Chicha Montenegro.

“El sentido de esta aventura humano-literaria sería encontrar una explicación a todo un pasado compartido”, dice, y “proyectar un futuro”. El fin es que el público reciba sus propios impulsos de una música que “habla mucho, pero ninguno sabe bien, bien qué dice”, reconoce el músico.

 

Loa a la escatología

Como el mismo Santos reconoce en una entrevista, en lo que se puede considerar como una loa a la escatología, “me interesan dentro de esta obra [...] los caldos que segregamos, segregamos muchos caldos [...] que pueden ser las lágrimas, pueden ser el sudor y después pueden ser, yo que sé, pueden ser la sangre, pueden ser mil cosas”.

Y hay todo tipo de líquidos y cosas que salen del cuerpo y tienen sus razones. Estos líquidos no entran ni salen si no es por algo. Toda esta parte a mi me interesa y me entretengo con ella, después yo no sé si esto se verá o no se verá. Tiene su interés”.

“A mí particularmente me divierten más este tipo de espectáculos que no los de texto excesivo, a mi me gusta más que haya música y que haya cosas inesperadas y un poco de sorpresa, en el fondo el teatro te ofrece este tipo de juego que es absurdo no aprovecharlo”, concluye.

En cualquier caso, no es ético ni razonable que para compensar las propias carencias se tenga que recurrir a la provocación sistemática. Una provocación que sale más rentable si se pone a la Iglesia en el punto de mira. En esta ocasión, además, haciendo una apología de cómo se puede matar a un cura.

ForumLibertas.com

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