Esopo habla al siglo XXI: El ciervo y el cervatillo
Cuando se tiene un ánimo temeroso, no hay razón que pueda cambiarlo
Jose Vaquero
¿Qué nos muestra Esopo con El ciervo y el cervatillo? Pues que el miedo es mal consejero y merma nuestras posibilidades de conseguir aquello por lo que luchamos. Sin embargo, la esperanza y la confianza son las mejores armas para combatirlo.
El ciervo y el cervatillo “Díjole un día un cervatillo al ciervo: -Padre: eres mayor y más veloz que los perros y tienes además unos cuernos magníficos para defenderte; ¿por qué huyes delante de ellos? El ciervo respondió riendo: -Justo es lo que me dices, hijo mío; mas no sé lo que me sucede, pero cuando oigo el ladrido de un perro, inmediatamente me doy a la fuga”. |

El miedo siempre nos atenaza, nos frena, nos limita y con frecuencia impide que hagamos aquello de que somos capaces. Pero este pánico se vence cuando hay esperanza, confianza, y si somos francos, no encontramos la base de esta confianza en el sistema, el progreso, los cálculos. Prueba de ello: la situación económica y social.
¿Por qué no regresar al fundamento fuerte de nuestra vida, a sentirnos creaturas en manos de un Padre Creador? Seguro que otro gallo cantaría, en lo humano y en lo divino
Cuando se tiene un ánimo temeroso, no hay razón que pueda cambiarlo
Jose Vaquero
¿Qué nos muestra Esopo con El ciervo y el cervatillo? Pues que el miedo es mal consejero y merma nuestras posibilidades de conseguir aquello por lo que luchamos. Sin embargo, la esperanza y la confianza son las mejores armas para combatirlo.
El ciervo y el cervatillo “Díjole un día un cervatillo al ciervo: -Padre: eres mayor y más veloz que los perros y tienes además unos cuernos magníficos para defenderte; ¿por qué huyes delante de ellos? El ciervo respondió riendo: -Justo es lo que me dices, hijo mío; mas no sé lo que me sucede, pero cuando oigo el ladrido de un perro, inmediatamente me doy a la fuga”. |

El miedo siempre nos atenaza, nos frena, nos limita y con frecuencia impide que hagamos aquello de que somos capaces. Pero este pánico se vence cuando hay esperanza, confianza, y si somos francos, no encontramos la base de esta confianza en el sistema, el progreso, los cálculos. Prueba de ello: la situación económica y social.
¿Por qué no regresar al fundamento fuerte de nuestra vida, a sentirnos creaturas en manos de un Padre Creador? Seguro que otro gallo cantaría, en lo humano y en lo divino
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