Monje muere de sida!
El Padre Ángel Peña, en su libro “Luces en el camino”, cuenta la historia de un joven drogadicto que, después de haber caído en la cárcel y haber sido diagnosticado de sida, es acogido por una comunidad de monjes… Padre Ángel utiliza la historia para ilustrar la búsqueda de Dios de un hombre que ni siquiera creía en Él… ¿saben un secreto?… no es el hombre quién busca, sino Dios quién busca del hombre para salvarlo – ¡a todos los hombres!… el joven de la historia, al final de su vida, acogió la salvación que Dios guardaba para él desde siempre… leamos…
Aquel joven monje había nacido en 1948; a los 20 años había abandonado su casa, viviendo a la aventura por distintos países, dándose entre otras cosas a la droga. Lo metieron en la cárcel y, al salir, recayó en la droga. En 1986, los médicos le dijeron que tenía sida en último grado. El joven, que era ateo, se desesperó, pensando en suicidarse. Entonces, Umberto Neri, un joven monje de Monteveglio, le dijo:
- “Mira, nosotros somos pobres, si quieres venir con nosotros, te daremos alojamiento.”
Y el joven se fue a vivir con ellos. En aquel convento nadie le dijo: “¿Quién eres?” “¿De dónde has venido?” “¿Por qué estás enfermo?” Quizás algunos ya sabían algo, pero él fue recibido como un amigo entre amigos.
Después de unos meses viviendo en el convento, un día les dijo a todos:
- “Ahora he comprendido que Jesús es Dios, porque sólo, si Jesús es Dios, puede explicarse vuestra vida. Vosotros sois pobres y sois felices, sois humildes y sois felices. Vosotros sois pobres y humildes y me habéis acogido con amor.”
Se convirtió y vivió durante seis años en aquella Comunidad. En el lecho de muerte quiso ser monje y hacer sus votos, y el Superior lo aceptó con el visto bueno de la Comunidad. Murió a los pocos minutos: monje por unos instantes.
El milagro de Dios estaba concluido, pero los periodistas, con poca seriedad y responsabilidad, aprovecharon para decir que era un monje pecador que moría de sida. No dijeron que se había convertido y que Dios había limpiado su alma y era ya un hombre nuevo.
* * *
El 21 de octubre de 1992, moría un joven monje en la Comunidad de Monteveglio, cerca de Bologna, en Italia. Los periódicos sacaron titulares en primera página, diciendo: “Ha muerto un monje de sida”. Pero veamos lo que realmente había ocurrido…Aquel joven monje había nacido en 1948; a los 20 años había abandonado su casa, viviendo a la aventura por distintos países, dándose entre otras cosas a la droga. Lo metieron en la cárcel y, al salir, recayó en la droga. En 1986, los médicos le dijeron que tenía sida en último grado. El joven, que era ateo, se desesperó, pensando en suicidarse. Entonces, Umberto Neri, un joven monje de Monteveglio, le dijo:
- “Mira, nosotros somos pobres, si quieres venir con nosotros, te daremos alojamiento.”
Y el joven se fue a vivir con ellos. En aquel convento nadie le dijo: “¿Quién eres?” “¿De dónde has venido?” “¿Por qué estás enfermo?” Quizás algunos ya sabían algo, pero él fue recibido como un amigo entre amigos.
Después de unos meses viviendo en el convento, un día les dijo a todos:
- “Ahora he comprendido que Jesús es Dios, porque sólo, si Jesús es Dios, puede explicarse vuestra vida. Vosotros sois pobres y sois felices, sois humildes y sois felices. Vosotros sois pobres y humildes y me habéis acogido con amor.”
Se convirtió y vivió durante seis años en aquella Comunidad. En el lecho de muerte quiso ser monje y hacer sus votos, y el Superior lo aceptó con el visto bueno de la Comunidad. Murió a los pocos minutos: monje por unos instantes.
El milagro de Dios estaba concluido, pero los periodistas, con poca seriedad y responsabilidad, aprovecharon para decir que era un monje pecador que moría de sida. No dijeron que se había convertido y que Dios había limpiado su alma y era ya un hombre nuevo.
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