Todo, aun lo más pequeño del universo, existe porque Dios lo sostiene en su ser. Él es quien cubre el cielo de nubes, el que prepara la lluvia para la tierra. Quien hace brotar hierbas de los montes para pasto de los que sirven al hombre ; quien da alimento al ganado y a los polluelos del cuervo que claman.
La creación entera es obra de Dios, que además cuida amorosamente de todas las criaturas, empezando por mantenerlas constantemente en la existencia. Este mantener es en cierto sentido , un continuo crear.
Este cuidado y providencia se extiende muy particularmente al hombre, objeto de su predilección. Jesucristo nos da a conocer constantemente que Dios es nuestro Padre, que quiere lo mejor para sus hijos.
Lo que podríamos imaginar , para nosotros mismos y para aquellos a quienes más queremos, se queda muy lejos de los planes divinos. El sabe muy bien lo que necesitamos, y su mirada alcanza esta vida y la eternidad, la nuestra es corta y muy deficiente en lo terrenal. Nuestro Señor nos hace una recomendación para que se llenen de paz nuestros días: No andéis agobiados por la vida pensando que vais a comer, ni por el cuerpo pensando que vais a vestir. ¿ No vale más la vida que el alimento y el cuerpo más que el vestido?.
Mirad como las aves del cielo no siembran, ni siegan, ni encierran en granero, y vuestro Padre celestial las alimenta. Es una invitación a vivir con alegre esperanza el que hacer diario.
Es lógico que encontremos sufrimientos, preocupaciones, trabajo, pero debemos llevarlos como hijos de Dios, sin agobios inútiles, sin la sobrecarga de la rebeldía o de la tristeza, porque sabemos que el Señor permite esos sucesos , esta enfermedad, aquello que parece un desastre para purificarnos. Los padecimientos , deben servirnos para purificarnos, para creer en las virtudes y para amar más a Dios.
Recuerda la parábola que nos dice Nuestro Señor de la Vid y los Sarmientos, consuélate: Te exige porque eres sarmiento que da fruto.....y te poda para que des más frutos.
¡Claro!: duele ese cortar , ese arrancar. Pero, luego ¡ qué lozanía en los frutos, qué madures en las obras! No nos desconcertemos con los planes divinos; Él sabe bien lo que hace o permite.
Con frecuencia los hombres no sabemos lo que es bueno para nosotros; y lo que hace aún peor la confusión es que creemos saberlo.
Nosotros tenemos nuestros propios planes para nuestra felicidad, y demasiado a menudo miramos a Dios simplemente como alguien que nos ayudará a realizarlos. El verdadero estado de las cosas es completamente al contrario. Dios tiene sus planes para nuestra felicidad, y está esperando que le ayudemos a realizarlos y quede bien claro que nosotros no podemos mejorar los planes de Dios. Estas verdades nos lleva a un abandono sereno, incluso ante la dureza de aquello que no comprendemos y que nos causa dolor y preocupación. Nada se derrumba si estamos amparados en el sentido de nuestra filiación divina.: Dios con conocimiento de causa y según su providencia, dispone las cosas que nesecitamos ; aflige a unos que quizás es bueno y deja vivir en prosperidad a otros que son malos . Nunca podemos olvidar que Dios nos quiere felices aquí. Pero nos quiere aún más felices con Él para siempre en el cielo.
Hay que abandonarse a Dios con toda confianza, Pero este abandono a de ser activo y responsable, poniendo los medios que cada situación requiera:
Piensa en nuestro Señor, dile tú eres mi Dios y en tus manos están mis días.
Dice San Pablo en una de sus cartas : Todo lo puedo en Cristo que me da fuerzas.
Si Dios está con nosotros, ¿ quien podrá contra nosotros?
Tener un ideal es bueno si es para gloria de nuestro Señor, todo ideal nesecita perseverancia e insistencia , "Dios bendice al hombre, no porque ha encontrado, sino porque ha buscado ". Para realizar un ideal hay que tener una confiada esperanza , que es lo mismo que tener fe en que lograremos lo que nos propusimos como ideal de vida . El temor al fracaso frena toda iniciativa , por eso debemos alejar de nosotros el miedo , la duda, la incertidumbre y la falta de esperanza . No entregarse nunca, no darse por vencido a pesar de tantos obstáculos y dificultades, todo ideal pide trabajo , perseverancia , renuncia y sacrificio. El triunfo tiene un precio. Dios nos creo no para el fracaso . Si dejamos que se nos acerque él caminará con nosotros y todo será más fácil.
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