Aunque los dos son dones gratuitos de Dios, todos prefieren el de la inteligencia, porque es más apreciado, respetado, da dinero, poder, fama y casi siempre es rico.
Muy pocos saben apreciar el don de la humildad porque, siempre va asociado al pobre, humilde, ignorante, en una palabra, es considerado un “Don nadie”.
Todo esto es, cara a los hombres; pero no a Dios.
¿Quién fue y es la criatura humana más grande ante Dios?
“Mi alma engrandece al Señor y exulta de júbilo mi espíritu en Dios mil Salvador porque ha mirado la HUMILDAD de su sierva; por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada”. Esto lo proclamó la Madre de Dios.
A muchos, por desgracia, el don de inteligencia les puede explotar en las manos, porque de la inteligencia mal recibida, mal interpretada, mal usada y olvidando que es un don de Dios, se puede pasar a la SOBERBIA de llegar a creerse, si no un dios, que también los ha habido y por desgracia los sigue habiendo; pero que al considerarse tan superiores a todos cuanto les rodean, terminan siendo despreciados y odiados ¿De qué le ha servido el don de inteligencia si ha perdido su alma?
El que aprecia el don de la humildad, y al ser consciente de que no es nadie y se considera ignorante de muchas cosas innecesarias, es trabajador, buena persona, ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como así mismo, a nadie desprecia ni envidia, ese tal ha conseguido el don de la SABIDURÍA.
¿Y qué es la SABIDURÍA? Sepamos cómo la define la Biblia.
“En la sabiduría hay un espíritu inteligente, santo, único y múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado, claro, inofensivo, benévolo, agudo, libre, bienhechor, amante de los hombres, seguro y tranquilo.
Es un hálito del poder DIVINO y una emanación pura de la gloria de Dios omnipotente, por lo cual nada manchado hay en ella. Dios a nadie ama sino al que mora con la sabiduría.”
La INTELIGENCIA puede ayudar a ganarse la vida, La SABIDURÍA a construirla con unos cimientos indestructibles que durarán hasta la VIDA ETERNA.
Muy pocos saben apreciar el don de la humildad porque, siempre va asociado al pobre, humilde, ignorante, en una palabra, es considerado un “Don nadie”.
Todo esto es, cara a los hombres; pero no a Dios.
¿Quién fue y es la criatura humana más grande ante Dios?
“Mi alma engrandece al Señor y exulta de júbilo mi espíritu en Dios mil Salvador porque ha mirado la HUMILDAD de su sierva; por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada”. Esto lo proclamó la Madre de Dios.
A muchos, por desgracia, el don de inteligencia les puede explotar en las manos, porque de la inteligencia mal recibida, mal interpretada, mal usada y olvidando que es un don de Dios, se puede pasar a la SOBERBIA de llegar a creerse, si no un dios, que también los ha habido y por desgracia los sigue habiendo; pero que al considerarse tan superiores a todos cuanto les rodean, terminan siendo despreciados y odiados ¿De qué le ha servido el don de inteligencia si ha perdido su alma?
El que aprecia el don de la humildad, y al ser consciente de que no es nadie y se considera ignorante de muchas cosas innecesarias, es trabajador, buena persona, ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como así mismo, a nadie desprecia ni envidia, ese tal ha conseguido el don de la SABIDURÍA.
¿Y qué es la SABIDURÍA? Sepamos cómo la define la Biblia.
“En la sabiduría hay un espíritu inteligente, santo, único y múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado, claro, inofensivo, benévolo, agudo, libre, bienhechor, amante de los hombres, seguro y tranquilo.
Es un hálito del poder DIVINO y una emanación pura de la gloria de Dios omnipotente, por lo cual nada manchado hay en ella. Dios a nadie ama sino al que mora con la sabiduría.”
La INTELIGENCIA puede ayudar a ganarse la vida, La SABIDURÍA a construirla con unos cimientos indestructibles que durarán hasta la VIDA ETERNA.
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