El equipo del Vaticano antes de su estreno - EFE
Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia
ROMA.- No hubo Mano de Dios... La "selección" del Vaticano, formada por una mayoría de habilidosos seminaristas africanos, perdió ayer 1-0 el partido que jugó contra un equipo de la Policía Financiera Italiana, en el Centro Logístico Villa Spada, de la Guardia di Finanza, en el norte de esta capital y a la vera del río Tíber. Sin embargo, el desafío, que había sido anunciado con bombos y platillos, terminó siendo un tanto decepcionante: hubo más periodistas y camarógrafos que público, y las verdaderas estrellas brillaron por su ausencia...
Por "motivos impostergables", de hecho, finalmente la gran atracción del acontecimiento deportivo, Giovanni Trapattoni, actual técnico de Irlanda, que iba a dirigir la virtual selección del Vaticano, pegó un faltazo. El Trap , un ferviente católico, fue reemplazado por el ex jugador y entrenador italiano Walter Novellini.
"Tuve problemas de último momento en Irlanda que me impidieron viajar, pero este partido cuenta con todo mi apoyo y simpatía por los valores éticos que representa", explicó Trapattoni, de 72 años, en una carta de excusas que fue leída en una conferencia de prensa. "Pero cuidado: que Novellino no se ilusione, sólo le cedo las llaves del vestuario de este primer partido. En el próximo, si quiere, puede ser mi segundo", agregó, provocando aplausos.
Tampoco estuvo Roberto Donadoni, otro nombre famoso del calcio , que iba a dirigir al equipo de la Policía Financiera. "No pudo porque se encuentra en una terna de posibles técnicos para equipos de británicos y alemanes", explicó un organizador. Donadoni fue reemplazado por Gianni De Biasi.
Pero hubo más ausentes. Tampoco asistió al encuentro el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede, conocido por su pasión por el fútbol e impulsor de la Clericus Cup -el campeonato de fútbol que desde hace tres años seminaristas y sacerdotes juegan en el Vaticano-. También él, que es el segundo del Papa, envió un mensaje escrito. "Exhorto a difundir los valores de la solidaridad, de la concordia y de la paz para un mundo más justo y fraterno", escribió, según la misiva, también leída por los organizadores del evento, bautizado "Un altro calcio è possibile" (Otro fútbol es posible)".
Justamente de que otro fútbol es posible y de valores éticos y deportivos, de sacrificio, de lealtad, de respeto por el adversario y respteto por las reglas, giraron los discrusos que realizaron los presentes. Todos denunciaron las "tristísimas" imágenes de violencia que se vieron recientemente en Génova durante el partido entre Italia y Serbia, que debió ser suspendido a los pocos minutos de comenzar, el martes 12 de este mes.
"Ser adversario en el campo de juego no significa ser enemigos", sentenció monseñor Claudio Paganini, considerado el "padre" de la Clericus Cup, que llamó a que haya un cambio y más responsabilidad en el fútbol actual.
Otra acción decepcionante fue que la camiseta de la selección del Vaticano -llamada Clericus Top, formada por los mejores jugadores del campeonato de sotanas- no fue amarilla y blanca (los colores del Vaticano, como se había anunciado), sino solamente blanca.
"No hubo tiempo de preparar las camisetas con esos colores debido a los logos de los distintos sponsors", explicó un organizador, en una respuesta poco convincente, ante una pregunta de LA NACION.
Formado por seminaristas de Camerún, Ghana, Lesotho, Nigeria, Senegal, Papúa Nueva Guinea, algunos norteamericanos, un par de italianos, un brasileño y un francés, el equipo del Vaticano (que parecía vestido como la selección alemana: pantaloncitos negros y camiseta blanca) luchó hasta el final. Pero no pudo con la Policía Financiera, un equipo formado por jugadores acostumbrados a jugar juntos. La derrota, sin embargo, no dejó caras largas. "Para mí fue un gran orgullo jugar este partido", dijo, sonriente, a LA NACION, Marcos Zubyk, el único jugador latinoamericano, nacido en Paraná, Brasil, hace 25 años.
Marcos, que juega de defensor, estudia para ser cura en la Universidad de San Juan de Letrán y juega en el equipo del Colegio Brasileño, que salió tercero en el torneo del Vaticano. Marcos, que en tres años será ordenado sacerdote en Brasil y es tifoso de Corinthians, reveló que su jugador preferido es Tevez. "Aunque también me gusta mucho Mascherano: admiro la garra de los argentinos".
- Valores de amistad y fraternidad
"Es una experiencia muy bonita, porque hay chicos de todo el mundo que vienen a jugar buscando los valores tradicionales del fútbol, valores de amistad y de fraternidad", explicó a la agencia EFE Auguste Mballa, seminarista camerunés que estudia Teología desde hace tres meses en el Colegio Urbano y es seguidor acérrimo de Real Madrid y de su DT, el portugués José Mourinho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario