En la Pastoral de las personas homosexuales
Carta a los Obispos de la Iglesia católica en la pastoral de las personas homosexuales, (también conocido por la apertura de las palabras de su problema Homosexualitatis o, despectivamente, como "Halloween Carta") es una carta a la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Romana - Iglesia Católica escrito en 1985 y entregado en Roma el 1 de octubre 1986 por el entonces cardenal Joseph Ratzinger y el arzobispo Alberto Bovone . La carta dio instrucciones acerca de cómo el clero debe tratar y responder a las personas. homosexuales y lesbianas Papa Juan Pablo II ha aprobado la carta y ordenó su publicación.
En la carta, el cardenal afirmó: "A pesar de la inclinación particular de la persona homosexual no es pecado, es la tendencia más o menos fuerte, a un mal moral intrínseco, y por lo tanto la inclinación misma debe ser vista como un desorden objetivo. "Sin embargo, también dijo que" es lamentable que las personas homosexuales hayan sido y sean objeto de malicia violenta de palabra o en acción. Tales comportamientos merecen la condena de los pastores de la iglesia donde se produzca. “ "
Enlaces externos
- Texto de la carta del Cardenal Ratzinger
Pastoral homosexuales? Sin silenciar la verdad
Marco Invernizz 04-03-2011
Corriere della Sera, de 26 de febrero anunció que la experiencia del grupo en el encinar de Mambré se ha hecho eco de la diócesis de Crema, después de la de Cremona. Este grupo se detecta experimentalmente para la diócesis de Cremona en 2007 y consta de los creyentes maricones. En cuanto a grupo de la página web del dice que esta auto-presentación : "Nuestra creencia es que incluso entre dos personas del mismo sexo es posible construir una relación basada en la donación y la reciprocidad de un gerente que puede vivir una plenamente cristiana en su afecto."
1 de octubre 1986el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmó el documento Homosexualitatis problema,en el que la Iglesia católica deploraba “que las personas homosexuales hayan sido, o sean, objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas”, y condenaba así la discriminación y el trato injusto - a menudo agresivo y peligroso para su vida- que sufren en muchos países, pero al tiempo les daba escaso margen de maniobra. Al abordar la cuestión, la Iglesia católica distingue entre “actos homosexuales” y “tendencias homosexuales”. El catecismo incluye los “actos homosexuales” (es decir, no la homosexualidad, sino su práctica) entre los pecados graves contra la castidad, que enumera en este orden: adulterio, masturbación, fornicación, pornografía, prostitución, violación y actos homosexuales, “cada uno según la naturaleza del propio objeto”. El catecismo recalca que “estos pecados son expresión del vicio de la lujuria”, y que vulneran el sexto mandamiento, aunque el enunciado sólo indique “no cometerás adulterio”. El conflicto se presenta de modo más atenuado ante las “tendencias homosexuales”, que la Iglesia católica considera “objetivamente desordenadas” pero sin calificarlas de pecaminosas. La Iglesia predica respeto y delicadeza hacia los homosexuales, pero condensa de modo rotundo la opción de vida prevista para gais y lesbianas de religión católica: castidad. En la atención pastoral a estos fieles, han destacado sobre todo sacerdotes de algunas órdenes religiosas masculinas.
El 12 y 13 de marzo la Arquidiócesis de León, a través de la ‘Pastoral para personas con atracción al mismo sexo’ y el Movimiento Católico Courage Latino llevará a cabo un retiro para homosexuales.
1 de octubre 1986el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmó el documento Homosexualitatis problema,en el que la Iglesia católica deploraba “que las personas homosexuales hayan sido, o sean, objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas”, y condenaba así la discriminación y el trato injusto - a menudo agresivo y peligroso para su vida- que sufren en muchos países, pero al tiempo les daba escaso margen de maniobra. Al abordar la cuestión, la Iglesia católica distingue entre “actos homosexuales” y “tendencias homosexuales”. El catecismo incluye los “actos homosexuales” (es decir, no la homosexualidad, sino su práctica) entre los pecados graves contra la castidad, que enumera en este orden: adulterio, masturbación, fornicación, pornografía, prostitución, violación y actos homosexuales, “cada uno según la naturaleza del propio objeto”. El catecismo recalca que “estos pecados son expresión del vicio de la lujuria”, y que vulneran el sexto mandamiento, aunque el enunciado sólo indique “no cometerás adulterio”. El conflicto se presenta de modo más atenuado ante las “tendencias homosexuales”, que la Iglesia católica considera “objetivamente desordenadas” pero sin calificarlas de pecaminosas. La Iglesia predica respeto y delicadeza hacia los homosexuales, pero condensa de modo rotundo la opción de vida prevista para gais y lesbianas de religión católica: castidad. En la atención pastoral a estos fieles, han destacado sobre todo sacerdotes de algunas órdenes religiosas masculinas.
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