Según firmes trascendidos, el día lunes 14 del corriente, en horas de la noche, hicieron bajar con urgencia al Ministerio de Seguridad, a la totalidad de los Jefes de Dependencia. Allí, mediante acta, habrían sido notificados que en adelante serían los responsables de verificar que las escopetas en servicio deberán estar todas, sin excepción, cargadas con cartuchos de munición de goma, en su totalidad.
Esa disposición finalmente fue trasmitida a la totalidad del personal en forma oral, mediante academias, lo cual provocó de las más irritadas y humanas reacciones en los camaradas, como era de esperar que ocurriese.
Todos imaginamos a que obedece esa apresurada, insólita y casi criminal resolución. Al desgraciado hecho acaecido en Baradero el día sábado 12 del corriente cuando un policía mató con su escopeta, a un joven motociclista de nombre Lucas Rotella, quien eludiera un control policial.
La muerte de este joven sin duda merece todo el reproche, que además no se agota en el uniformado que efectuó el disparo, en mi opinión la “mente brillante” que dispuso cargar las escopetas con municiones mixtas, de guerra y municiones de goma, debería estar preso junto al autor del disparo. Pero todo el caso debe tener tratamiento en la justicia y es allí donde se debe resolver quien o quienes deben pagar por ese crimen. Y no es justo poner en un inminente alto riesgo la vida de todos los policías, porque uno solo tuvo un proceder negligente, o porque un delirante ordenara mezclar cartuchos letales con cartuchos de goma.
Mientras escribo esto me vienen a la mente muchos episodios de mala práctica profesional, cometidos por personas negligentes. Por ejemplo el caso de aquella señora que murió porque los cirujanos olvidaron una tijera en su interior. Y pienso:
¿Habrán retirado todas las tijeras de los quirófanos en los hospitales? ¿Para evitar más muertes, el Ministerio de Salud les habrá provisto tijeras biodegradables? ¿Quizás notificaron a todos los directores de hospitales que verifiquen personalmente el no uso de tijeras?
Por supuesto que no. Seguramente el médico negligente se hizo cargo ante la justicia de su accionar y el resto de los médicos habrán sido exigidos por sus autoridades a poner más profesionalismo en su labor. Pero las tijeras, siguen siendo parte del instrumental.
¡Solo en la imaginación de un irresponsable cabe la idea de mandar policías a la calle a jugarse la vida con asesinos, con su arma cargada con los primeros tres cartuchos de goma!
Esta malhadada resolución habría sido una de las causas que aceleró los retiros y engrosó la lista de reemplazados en la plana mayor de la fuerza.
En lenguaje liso y llano, los policías acaban de ser abandonados a su suerte; el propio Estado los sirve en bandeja, para que los delincuentes, portadores de armamento poderoso, los masacren a mansalva, indefensos.
Jesús Evaristo Scanavino, Comisario (RA). Secretario de Organización de APROPOBA.
Esa disposición finalmente fue trasmitida a la totalidad del personal en forma oral, mediante academias, lo cual provocó de las más irritadas y humanas reacciones en los camaradas, como era de esperar que ocurriese.
Todos imaginamos a que obedece esa apresurada, insólita y casi criminal resolución. Al desgraciado hecho acaecido en Baradero el día sábado 12 del corriente cuando un policía mató con su escopeta, a un joven motociclista de nombre Lucas Rotella, quien eludiera un control policial.
La muerte de este joven sin duda merece todo el reproche, que además no se agota en el uniformado que efectuó el disparo, en mi opinión la “mente brillante” que dispuso cargar las escopetas con municiones mixtas, de guerra y municiones de goma, debería estar preso junto al autor del disparo. Pero todo el caso debe tener tratamiento en la justicia y es allí donde se debe resolver quien o quienes deben pagar por ese crimen. Y no es justo poner en un inminente alto riesgo la vida de todos los policías, porque uno solo tuvo un proceder negligente, o porque un delirante ordenara mezclar cartuchos letales con cartuchos de goma.
Mientras escribo esto me vienen a la mente muchos episodios de mala práctica profesional, cometidos por personas negligentes. Por ejemplo el caso de aquella señora que murió porque los cirujanos olvidaron una tijera en su interior. Y pienso:
¿Habrán retirado todas las tijeras de los quirófanos en los hospitales? ¿Para evitar más muertes, el Ministerio de Salud les habrá provisto tijeras biodegradables? ¿Quizás notificaron a todos los directores de hospitales que verifiquen personalmente el no uso de tijeras?
Por supuesto que no. Seguramente el médico negligente se hizo cargo ante la justicia de su accionar y el resto de los médicos habrán sido exigidos por sus autoridades a poner más profesionalismo en su labor. Pero las tijeras, siguen siendo parte del instrumental.
¡Solo en la imaginación de un irresponsable cabe la idea de mandar policías a la calle a jugarse la vida con asesinos, con su arma cargada con los primeros tres cartuchos de goma!
Esta malhadada resolución habría sido una de las causas que aceleró los retiros y engrosó la lista de reemplazados en la plana mayor de la fuerza.
En lenguaje liso y llano, los policías acaban de ser abandonados a su suerte; el propio Estado los sirve en bandeja, para que los delincuentes, portadores de armamento poderoso, los masacren a mansalva, indefensos.
Jesús Evaristo Scanavino, Comisario (RA). Secretario de Organización de APROPOBA.