Dejamos pasar un lapso de tiempo desde el viaje de el que el mundo dice que es papa, ( lo dudo) con su circo de gira por EEUU, para luego volver a montarlo con el tambien llamado circo Sínodo, con todos sus acontecimientos con sus mal llamados los trece conservadores que se oponen a algunas cosas propuestas en este circo Sínodo, ( mal lllamados conservadores porque ellos son tambien parte de esto), y llendo un poco más los que se dicen tradicionales que por un plato de lentejas de reconocimiento hacen cualquier cosa por tener un status dentro de esta falsa religión, y ese palo es para un gallinero en especial para la hoy seudo FSSPX, liderada por un traidor.
Ahora vamos a ver lo que dice el título
LOS FANTASMAS Y LA BIBLIA
Un
fantasma es una aparición no material, son supuestos espíritus
o almas, que generalmente posee forma de humano, aunque se dan casos
de animales y objetos, que se manifiestan entre los vivos de forma
perceptible (por ejemplo, tomando una apariencia visible, produciendo
sonidos u olores o desplazando objetos —poltergeist—).
Suele decirse que es un fantasma todo ente que se manifiesta de
alguna forma, pero lo que representa (una persona por ejemplo) ya no
existe o falleció. De la misma manera, hay hechos registrados,
en los cuales ángeles malvados (demonios) interactúan
con la gente. Y también son capaces de manipular las cosas
físicas. En Job 1:12-19, éstos manipulan a la gente
para hacer lo malo; causando que cayera fuego del cielo que consumió
al ganado y las ovejas; así como también que soplara un
fuerte viento que derribó la casa en la que estaban los hijos
de Job.
En cuanto a la forma de un
fantasma varía considerablemente; hay casos de apariciones
desde perfectamente humanas, hasta extrañas luces o nieblas.
También suelen ser detectados por sonidos que emiten, por
cambios de temperaturas en las habitaciones o por la sensación
de que alguien más hay en un lugar, etc.
Desde el punto de vista de
la mayoría de las religiones, existe un “más
allá” de esta vida y por alguna razón podemos ver
a los difuntos. Generalmente se asocia un fantasma con el alma de la
persona.
He aquí algunas
verdades bíblicas relacionadas con apariciones, fantasmas y
visitas de espíritus de gente muerta.
a) En 1 Samuel 28:7-19, el
rey Saúl buscó a una mujer con un espíritu de
adivinación (demonio) para preguntarle a Samuel acerca de lo
que debía hacer. El Primer Mandamiento prohíbe invocar
espíritus. El Rey Saúl recurrió a una mujer para
conjurar el espíritu del difunto profeta Samuel y fue
castigado por Dios (Cf. 1 Samuel 28, 8-17).Se trata del pecado de
adivinación: querer “desvelar” el porvenir
recurriendo a espíritus (que en realidad son demonios).
b) En Mateo 17:1-8, Pedro,
Jacobo y Juan vieron brevemente a Moisés y Elías con
Jesús.
c) En Lucas 16:19-31,
Jesús cuenta la historia del hombre rico y Lázaro. En
esta historia, podemos aprender que hay tres compartimentos (cielo,
infierno, purgatorio) para los muertos (cuerpo) hasta el Juicio del
Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11…) También en la
historia, el hombre rico pide que Lázaro sea enviado de
regreso para advertir a los vivos. Abraham le dice que no serviría
de nada, porque si ellos no creen en la Palabra escrita de Dios,
tampoco creerán aunque alguno se levante de entre los muertos.
De estos tres pasajes de
la Escritura, podemos concluir que por ahora, existen compartimentos
en los cuales habitan los espíritus de los muertos, y que
aunque hay pocas ocasiones en las cuales Dios permite interacción
entre los vivos y los muertos, éstas situaciones fueron muy
raras y para nada tan comunes como el contacto entre la gente y los
seres angélicos. También Lucas 16:27-31 indicaría
que no les está permitido a los espíritus humanos,
regresar a visitar a los vivos sin permiso, y si el permiso no es
otorgado aún con el propósito de prevenir a la gente de
escapar de la ira venidera, menos sería dado por razones
frívolas.
A diferencia de las dos
instancias que tratan de un contacto o comunicación verdadera
con la gente muerta, hay numerosas ocasiones que incluyen contactos
con seres angélicos, tanto ángeles buenos como ángeles
caídos (demonios). Muchas de las situaciones involucran a un
ángel bueno descrito como “el ángel del SEÑOR,”
refiriéndose a veces a la apariencia de la pre-encarnación
del Hijo de Dios (Cristofanías). Pero muchos otros se refieren
a ángeles buenos que Dios utiliza para ministrar a favor
nuestro (Hebreos 1:14). Con este fin, algunas veces ellos manipulan
las circunstancias físicas como en 1 Reyes 19:5-7 (el ángel
toca a Elías y lo provee de comida y bebida); 2 Reyes 19:35
(el ángel hirió de muerte a 185,000 asirios); Daniel
6:22 (el ángel cierra la boca de los leones), Hechos 12:23 (el
ángel hiere a Herodes por aceptar adoración como si
fuera un dios)
En los evangelios, se
registran numerosas ocasiones en las que los demonios se posesionaban
de la gente (Mateo 8:16,28 en ad.; 9:32-33; 12:24; 15:22; 17:18;
etc.) En estos incidentes, y muchos otros, la manifestación de
posesión demoníaca involucraba algunas enfermedades
físicas (mudez, epilepsia, ceguera, y algunas veces una fuerza
sobrenatural). Ellos también entraron en los cerdos antes de
que se precipitaran por un despeñadero y se ahogaran en el
mar, en Mateo 8:28 en adelante.
Hay que notar tres cosas
acerca de los demonios: (1) Los demonios no tienen poder sobre
ninguna cosa que Dios no permita; esto es, Satanás (y sus
huestes de ángeles caídos) son como perros salvajes
sujetados con correas y es Dios quien las sujeta. Ellos pueden hacer
solo lo que Él les permite (Job 1:12; Job 2:6; Mateo 8:31-32).
(2) Los casos que involucran demonios registrados en la Escritura,
son más numerosos que los pocos casos de interacción
con gente muerta. (3) Cristo le ha dado a Sus discípulos
autoridad sobre los demonios (Marcos 16:17; Lucas 9:1; 10:9).
Podrías
preguntarte, ¿porqué Dios aún permite que los
demonios traten con nosotros? Si ellos están bajo Su
autoridad, ¿por qué no les impide cualquier interacción
con los humanos? En la insondable sabiduría de Dios, Él
es capaz de usar sus malos deseos e intentos sobre nuestras vidas, y
obtener algo bueno de ellos para los cristianos. En Marcos 1:13 Dios
usa las tentaciones de Satanás para probar la ausencia de
pecado en Jesús. En el libro de Job, Dios usa a Satanás
para mostrar la integridad del carácter de Job, y más
tarde recompensar doblemente a Job por todo lo que experimentó.
En 2 Corintios 12:7, Dios usa la aflicción que Satanás
inflingió sobre Pablo para evitar que se volviera orgulloso.
En el caso de los no creyentes, Satanás y los ángeles
caídos sirven como un tipo de catarsis trabajando junto con la
influencia del mundo no redimido y los deseos de la naturaleza
pecaminosa para mostrar a los corazones de los inconversos el mal que
ya mora dentro de ellos, mostrándoles de esta manera a ellos y
a los demás, lo que es su verdadera naturaleza (naturaleza
caída) (Mateo 15:18-19; Efesios 2:1-3; Apocalipsis 20:7-9)
Hay demonios trabajando a
nuestro alrededor aún ahora. (Los hay… ¡y a veces
se manifiestan ellos mismos!) Pero ya sea que lo hagan o no, ellos no
deben ser nuestro enfoque, ¿Por qué no? Porque, una vez
más, ellos no tienen autoridad, sino la que les es dada por
Dios. ¿Quién y qué entonces debe ser nuestro
enfoque? Nuestra atención necesita estar sobre Dios y los
claros mandamientos que Él nos da en la Escritura; si Él
es nuestro centro de atención, no necesitamos temer a nada más
(Salmo 27:1).
No debemos dejarnos
fascinar por el mundo de los espiríritus, sino por Dios y Su
impresionante carácter y atributos (Salmos 27:4; Salmos
73:25). Y si en el curso de nuestro servicio a Cristo y nuestra
dependencia de Él, encontráramos manifestaciones de
posesión demoníaca o actividad demoníaca, solo
necesitamos volvernos a Él en una simple oración (como
el Rosario) llena de fe, confiando en Su Palabra y Su Espíritu
Santo para que obre de la manera que Él decida. De hecho, esta
es la manera como debemos enfrentar la vida cuando NO hay
manifestaciones evidentes de involucramiento demoníaco, porque
con frecuencia Satanás hace su trabajo más frecuente y
efectivo en secreto, jamás hace que su presencia o la de sus
demonios sea evidente (2 Corintios 11:13-15).
Si sucede que hubiera una
manifestación de su presencia de alguna forma, debemos
preguntarnos el por qué. ¿Hay algún ídolo
pagano, un fetiche usado en la adoración pagana, etc.
(Deuteronomio 32:16-17; Salmos 106:37-38; 1 Corintios 10:19-21)? O
tal vez hay algunos que han permitido ellos mismos llegar a estar
poseídos por un demonio, o hayan permitido una participación
demoníaca en sus vidas por algún pecado repetido y
serio (Efesios 4:27). La masturbación es un pecado mortal.
Creemos que este pecado – ya que es contrario a la naturaleza y
se clasifica como “afeminación” y “el vicio
contra la naturaleza” – es la causa por qué
algunas personas se entregan a las pasiones antinaturales (la
homosexualidad). Cualquier artículo de lo oculto que uno
posea, debe ser quemado, como Pablo y los otros cristianos hicieron
con los libros que fueron quemados en Hechos 19:18 y cualquier pecado
conocido debe ser confesado (1 Juan 1:9).
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